Vivo de las mujeres decentes-libro 2 (Capítulo 6)
Rigo disfruta de un privado en casa de Malory.
Vivo de las mujeres decentes - Libro 2
Capítulo 6
Esta vez la casa era una mansión no muy lejos del centro de la urbe, en una calle con otras mansiones similares a ésta. Aquello sí que exhalaba poderío económico por los cuatro costados.
El vehículo entró en un aparcamiento lateral que comunicaba con el interior de la casa por una puerta que daba a un corto pasillo hasta otra que llevaba directamente al salón principal de la casa, pero antes de entrar ella me paró para terminar de darle una última revisión a mi aspecto, ajustándome mejor la corbata azul en este caso y pasar sus manos abiertas por las hombreras de la chaqueta, como si eliminara unas motas de polvo, aprovechando para acercar sus labios a los míos posando ahora sus manos en mi nuca y así entregarnos a un buen morreo que duró todo lo que ella quiso. Luego nos adentramos en el salón donde nos esperaban las cuatro personas que ella me mencionó.
Enseguida se incorporaron de los asientos del gran sofá en forma de ele donde se encontraban y se dispusieron para ser presentados.
-Este es Rigo, al que conocí el sábado en nuestra última velada, -les dijo dirigiéndose a los tres que no me conocían.
Luego me presentó a su hijastra, a su marido y a su amiga. Colin me estrechó la mano con mucha vehemencia y unas palabras de cortesía, habida cuenta que ya nos conocíamos del sábado pasado.
Ginger tendría unos 28 años, muy guapa, pechos abundantes aunque bastante tapados por un jersey de cuello alto, un poco más alta que Malory, delgada y un culito muy bien puesto, cubierto por unos pantalones de media caña, en definitiva un manjar de lo más comestible, que en un rato tendría el placer de follarla como era debido.
Darcy me sorprendió porque la esperaba mayor por su condición de viuda, pero no superaría los 35 años, delgada también, pecho mediano, sobre 1,65 de altura, culo tapado por la camisa que llevaba por fuera de sus pantalones y una cara de preocupación muy acentuada, yo diría que no estaba muy convencida de compartir sexo esa tarde con los demás.
A petición de Malory, todos nos desplazamos hacia una mesa ya servida con comida y bebidas, que nosotros rodeamos para servirnos primero alguna bebida que acompañaríamos a las exquisiteces, que íbamos a comer. La verdad es que ya tenía un poco de hambre, que no dudé en saciar junto con una cerveza un poco subida de grados.
Desde luego que compartir esos momentos con ellos, me sirvió para coger confianza con el joven matrimonio y la viuda, ayudados cómo no, por la simpatía de los anfitriones. Veinte minutos después ya nadie comía nada, solo hablábamos de banalidades hasta que fue Darcy la que inesperadamente nos hizo entrar en materia.
-¿Fue mucha gente el sábado? -le preguntó a Malory, haciendo mención al evento al que asistí.
-Igual que cuando tú asistías, faltaron unos pocos, pero también hubo cinco matrimonios invitados, además de Rigo, -respondió Malory que se agarró a mi cintura para darme un apretón y dedicarme una gran sonrisa-, de él ya os he comentado todo lo que fue capaz de hacerme esa noche, Colin puede dar fe de ello.
Todos sonreíamos casi educadamente, pareciéndome a mí que no se estaban dando las condiciones para comenzar nuestra fiesta particular. Pero ahora quien habló fue Ginger.
-Será mejor que nos vayamos a la sala roja ya, -comentó con otra sonrisa más traviesa que la anterior-, es que no tenemos mucho tiempo. -Nos dijo ahora justificando sus prisas, produciendo algunas risas de todos nosotros.
Ella se encontraba ahora a mi lado aprovechando para cogerse a mi brazo, de manera que encabezamos la comitiva hacia la sala roja que se encontraba en la primera planta, al fondo del pasillo. Posiblemente estaba en el sitio más discreto de la casa y al pasar la puerta que estaba abierta pude observar que tenía un cierre blindado.
Allí nos esperaban el chófer y la chica que se mantuvo a una corta distancia de nosotros cuando estuvimos alrededor de la mesa, atenta a cualquier petición que alguno le pudiera hacer. Ambos estaban muy ligeros de ropa, mostrando que tenían unos buenos cuerpos.
La sala era espectacular con una iluminación tipo led de una tonalidad turquesa atenuada, con dos camas enormes separadas por una especie de biombo de un metro de altura, que no llegaba a cubrir la longitud de las mismas, por lo que la separación era más un concepto que una realidad. Ginger me llevó de la mano a la que estaba a la izquierda y de pie en un lateral de esa cama se giró para quedar frente a mí, echándome entonces los brazos al cuello para darme un primer piquito, que se convirtió en un morreo a los dos segundos. Mis manos quisieron tantear si sus pechos eran tan buenos como prometían y sí que lo eran. Su culo también era perfecto y mi polla quiso hacer acto de presencia dándole unos puntazos a la altura de su vientre.
No sabía que hacían los demás porque estaba de espalda a ellos enfrascado en esos besos con Ginger, pero me imaginaban que estarían también a lo suyo. Cuando nos separamos me dedicó una gran sonrisa mientras subía sus brazos para que el chófer le sacara de inmediato el jersey por la cabeza, entonces me volví sacándome la chaqueta y el resto de la ropa yo solo, no fuera que el chófer también se encargara de desnudarme a mí. De esta manera pude observar que al otro lado de la cama se encontraba Darcy que se estaba descalzando, con solo el sujetador en la parte de arriba, aunque de espaldas a nosotros.
En la otra cama se encontraban haciendo lo mismo los otros tres, en su caso con la ayuda de la empleada del hogar, que estaba para mojar pan, por cierto, con su tanga que no tapaba la línea de pelos que salían de su coño y un sujetador que hacía eso, sujetar sus tetas, pero dejándolas totalmente al aire.
En menos de un minuto todos estábamos en pelotas y los empleados guardaban toda la ropa en el vestidor que estaba detrás de una pequeña puerta. Sí que noté el interés que todos tenían por ver mi tranca enhiesta. En esos momentos la luz de la habitación cambió a un tono rojo y más atenuado si cabe.
Malory abandonó su puesto para venirse a mi lado y cogiéndome la polla se dirigió a su hijastra y a la viuda.
-¿Qué os parece? Ya os lo dije que era tremenda, -les decía a las dos mientras subía y bajaba todos mis genitales con la palma de su mano abierta-, ya veréis cuando os la meta.
Ginger se sentó en el borde de la cama subiendo su mano para agarrármela por el tallo.
-Qué barbaridad, Darcy ven a cogerlo tú también.
Pero Darcy parecía que a veces era muy decidida y otras muy prudente, siendo éste el caso ahora mismo. Entonces Colin se acercó a ella y la incorporó para darle un empujón en su desnudo culo que sí que era respingón y muy apetecible, en dirección a nosotros, luego terminó con un cachete muy sonoro. Ginger le dio unos golpecitos al colchón para que se sentara a su lado, obedeciendo ésta y ahora con más determinación Darcy llevó su mano a mi rabo, para ponerla junto a la de Ginger. Era raro sentir esas manos que me apretaban descompensadamente el pene, al tiempo que Malory me sobaba el culo y besaba mi espalda en la que refregaba sus pezones. Estaba tan abstraído observando los hermosos cuerpos de las dos chicas que estaban delante de mí, que no me di cuenta que Phillip estaba de pie a mi lado, hasta que vi como su mano se acercaba también a sostener mi rabo, para lo cual su esposa le cedió el sitio.
-Menuda polla tienes Rigo, era verdad lo que decía mi suegra. ¿Me das permiso para chuparla? -me preguntó mientras ponía una rodilla en la alfombra.
Yo asentí y el procedió a metérsela en la boca en cuanto Darcy la soltó. No estuvo mucho tiempo dejándola libre por unos momentos.
-Colin, pruébala tú ahora que el otro día te quedaste con las ganas.
Éste se acercó ocupando el lugar de su yerno y me dio otra mamada de cuidado, pero también bastante corta. Darcy tomó el relevo y la cosa ya fue más seria y más duradera, entonces me desentendí de ella y agarré a Malory para que se pusiera a mi lado, comenzando a darle un morreo, mientras con una mano le agarraba su suave culo y con la otra le amasaba las tetas. Ya conocía que era de orgasmo fácil, así que le puse un par de dedos en el coño y arrecié muy fuerte en su clítoris. Tal como había previsto su orgasmo no tardó en llegarle, teniendo que cogerla su hijastra para que quedara tendida en la cama donde finalizaron sus últimos espasmos. Enseguida la sustituyó poniéndose de pie junto a mí buscando que le diera ese mismo tratamiento.
Pero a ésta lo que quería desde que la vi era echarle diez polvos seguidos, porque desnuda estaba más que buenísima, así que la tendí en la cama y Darcy sabiendo lo que íbamos a hacer me liberó la polla y se fue a la otra cama con los dos varones. Nosotros seguíamos besándonos y acariciándonos ahora más tranquilos. Luego fui bajando para comerme esas preciosas tetas, al tiempo que le sobaba una nalga, después bajé a su coño para chuparle el clítoris y meterle dos dedos en la vagina. Quería saber si era tan rápida como la madrastra que le estaba acariciando el pelo y la mejilla, pareciendo que sí, porque no tardó en obtener su primer orgasmo en menos de dos minutos, acompañado por unos sonoros jadeos que por supuesto no escandalizaron a nadie.
Luego me puse a su altura y se la clavé hasta los huevos cuando estaba recuperándose, por lo que apenas dejó de gemir, haciéndolo ahora en cada una de las arremetidas que le iba dando. Llevaba unos minutos follándola cuando intuí que se volvía a correr y lo hizo chillando más que antes.
Su madrastra volvió a acariciarle el pelo y la cara, pero me daba mucho morbo tenerla ahí al lado de la hijastra, así que me cambié de entrepierna y le dejé ir toda la polla en su interior.
-Dame más, un poco más... aaaggg... qué gusto... aaahhh...
También gemía lo suyo mientras se cimbreaba con su nuevo orgasmo y su hijastra se abrazaba a ella para calmarla. Me estaban matando de morbo las muy cabronas y ya me tocaba correrme porque en mis huevos bullía el esperma con muchas ganas de saltar al exterior.
Entonces me volví a cambiar a Ginger para buscar mi liberación, pero lo hice en su segundo orgasmo, llenando a rebosar toda su vagina entre fuertes resoplidos por el placer que sentía.
Su marido que no dejaba de observar lo que hacíamos, vino presto a comerle el coño a su esposa y tragarse de camino toda la lefa que pudo pillar en ese acto.
-Joder lo que te ha echado Rigo...
Luego se besó un buen rato con su mujer, mientras Malory lo hacía conmigo.
Me levanté para hacer un pis y la empleada me acompaño a un baño que había en el pasillo, cuando regresé vi a Darcy que estaba de costado haciéndole una medio paja a Colin mientras se ponían de acuerdo para asistir al próximo evento. Quise saber como se me daba con ella, por lo que me eché a su espalda para hacerme cargo de su culo donde encajé mi pollón y de sus tetas que aunque medianas, estaban muy duras y era un placer acariciarlas y apretarlas. Colin se retrepó sobre el cabecero de la cama dejándonos libertad de movimientos a nosotros dos, entonces dirigí mi polla a su raja para restregarla unas cuantas veces, hasta que la centré en la entrada de su vagina donde le introduje solo el glande para volverme a salir, eso se lo hice un montón de veces notando su impaciencia porque se la clavara entera de una vez, pero yo la quería mantener en ese estado de calentura.
Luego la hice girar para que quedara boca arriba de forma que yo encima en la posición del misionero, le comía la boca y la volvía a puntear con mi glande sin llegar a profundizar. Ella intentaba desde abajo que aquello fuera a más, pero no dejé que lo consiguiera optando por chuparle los pezones que estaban como rocas de duros, después sustituí mi glande por dos dedos que sí que profundizaron mucho más, hasta que oí cómo comenzaba a gemir. Entonces me bajé a chuparle el clítoris y sus gemidos pasaron a ser verdaderos gritos de placer que acabaron en un orgasmo en menos de dos minutos, aunque el récord seguía en posesión de Malory, por supuesto.
Después sí que se la metí entera, aunque respetando su recuperación lo hice muy suave, para luego ir incrementando el ritmo hasta que al hacerlo infernal volvió a correrse con más espasmos que la vez anterior.
-Estás buenísima Darcy, ¿Me aguantas otro para correrme contigo?
Ella terminaba de resoplar cuando con una gran sonrisa se dio la vuelta para quedar a cuatro patas delante de mí, que solo tuve que clavársela otra vez hasta los testículos. Entonces me fijé que su ojete no era lo que se suele decir virgen del todo, así que me ensalivé mi dedo medio y se lo metí hasta los nudillos sin ninguna dificultad, sin que ella dijera ni hiciera ningún gesto.
-¿Probamos Darcy?
-No sé, hace mucho tiempo que no me lo hacen por ahí y con lo que tú tienes... no sé...
-Bueno lo intentamos y si no puede ser, lo dejamos para otro día, ¿Sí? -le dije, mientras le indicaba al chófer que me alargara el gel que tenía a su lado, viendo que en la otra cama Phillip estaba haciendo lo propio con Malory, joder con los swingers éstos. Colin al dirigir su mirada allí al ver mi estupor, se marchó con ellos prefiriendo el otro espectáculo al nuestro. Pero yo tampoco me lo quería perder.
-Vámonos a la otra cama con ellos, que la cosa se ha puesto muy interesante, -le dije yéndonos los dos a terminar de poblar la cama de al lado.
Allí estaban la suegra y el yerno enfrascados en una enculada de lo más morboso, mientras Ginger se besaba con su marido y Colin ponía su polla a tiro de la boca de su esposa, pero ella estaba más por su propio placer y no dejaba de jalarse el clítoris para culminar en un orgasmo, que en ella sería el que hacía cincuenta, entonces desesperado se puso al lado de Ginger que sin mirarlo, le agarró la pija y le hizo una paja a toda pastilla haciéndole culminar en una corrida con muy poca lefa, pues solo echó unas gotas que se deslizaron por los nudillos de ella.
Hombre, no es que fueran su padre y su madre, pero se aproximaban bastante.
No sabía yo si iba a durar mucho mi enculada a Darcy, pero había que intentarlo y con más maña que fuerza conseguí metérsela, con la ayuda de sus dedos machacando su clítoris llegamos ambos a un orgasmo del que me acordaré toda mi vida.
Luego todos hicimos un descanso para asearnos y tomar algún refresco y como siempre solíamos hacer, charlar sobre lo que acababa de acontecer.
-Vosotros estáis en otro club de swinger. -le afirmé a la joven pareja.
-Sí porque aunque Ginger no tiene lazos consanguíneos con Malory y Colin, no todos lo saben y preferimos no provocar a los miembros de ningún club, lo hacemos en privado entre nosotros y con otras personas que nos conocen y no pasa nada.
-Es así y os juro que tiene su morbo, más aún si el que os ve no os conoce.
-Pues eso, nosotros no le damos más importancia Rigo, lo disfrutamos porque nos gusta y no le hacemos daño a nadie. Tampoco es que estemos liado todos los días, pero cuando encarta no nos cortamos.
Luego seguimos charlando de temas parecidos a éste, como el asunto de Darcy que no sabía si asistir al evento de Malory o al de Ginger, donde todos eran más jóvenes.
Luego reanudamos la marcha con la segunda sesión de sexo. Pero Colin estaba fuera de combate y Phillip no terminaba de empalmarse correctamente, así que Malory y Ginger después de intentarlo varias veces con los dos, terminaron por follarse al chófer que al parecer estaba también habituado a estas tramas familiares.
Estaba en las últimas arremetidas a la buena de Malory, cuando Colin me pidió que le dejase al final, porque él me haría llegar al orgasmo, así que en cuanto ella se corrió en su orgasmo número doscientos, me salí para que Colin procediera a disfrutar de mi falo y de mi leche que al final repartió con Ginger, que ya había dejado al chófer para el arrastre. La única que no folló esa tarde fue la empleada, una pena, porque la chica era una preciosidad.
Luego Darcy y yo compartimos una habitación para ducharnos y arreglarnos de nuevo con nuestras ropas, mientras los anfitriones y su hijastra con su marido, hacían lo propio en las suyas. Una hora más tarde todos arreglados disfrutamos de una cena estupenda servida por otra empleada algo mayor que la anterior.
Malory y Colin querían que acudiese nuevamente el sábado a otro de sus eventos.
-No puedo, seguro que viene Pilar mi ex-novia para pasar el fin de semana.
-¿De veras? ¿Te importa que llame a Cristina para ver si repetimos lo de hoy todos juntos? Seguro que ella convence a su sobrina para que participe también.
-No sé Malory, -le dije pensando a toda marcha qué responderle, pero no daba con la tecla-, deja que lo piense, mañana te llamo.
-Solo es sexo Rigo, ese es nuestro lema, si disfrutamos con él, lo hacemos y mañana será otro día.
-Está bien, no tengo nada que pensar, llámala y si hay pegas que las pongan ellos, por mí no hay problemas.
Cuando habíamos terminado de cenar y sin habernos levantado de la mesa, Malory que era la que partía allí el bacalao, le hizo una seña a la empleada que le acercó un sobre algo abultado.
-Rigo esto es para ti, no te lo tomes a mal, solo es una muestra de agradecimiento de todos nosotros por habernos regalado esta tarde, sabemos que eres un estudiante, así que por favor no nos digas nada y quédatelo.
-Gracias, lo tomo como un regalo que me queréis hacer, yo también lo he pasado genial esta tarde y con eso me bastaba, nunca os pediría nada por pasarlo de fábula con vosotros.
-Rigo si quieres nos vemos el jueves en mi casa, -me propuso Darcy-, así te puedes recuperar de lo de hoy y estar preparado para lo del sábado.
La propuesta me dejó confuso, al parecer le había gustado su vuelta al mundo sexual.
-Darcy cielo, yo no necesito descansar un día o dos para estar a tope, puedo repetir lo de hoy todos los días del año, sin problemas claro. Por otra parte me encantaría pasar la tarde del jueves contigo, así podré cumplir mañana con un compromiso que tengo pendiente con dos chicas.
-Yo también me apunto, si Phillip me lo permite. -dijo Ginger.
-El jueves estoy de viaje, por supuesto que tienes mi permiso.
La cosa se estaba liando, pero mejor dos que una y si el jueves aparecía también Malory, mejor que mejor.
Solté una carcajada cuando Ginger que estaba a mi lado miró la tienda de campaña que se mostraba en mi pantalón, quedándose asombrada.
-Qué bárbaro, ya está otra vez empalmado. -Le dijo a todos pero mirando a su marido que sonreía con cara de bobo.
Entre risas y buen humor me despedí de todos para irme a la casa de Samuel, que ya me estaba haciendo falta un descanso de sueño reparador. En mi bolsillo llevaba un sobre con mil libras.