Vivo de las mujeres decentes-libro 2 (Capítulo 5)
Pilar viaja a Londres para encontrarse con Rigo
Vivo de las mujeres decentes - Libro 2
Capítulo 5
Cabreado con el proceder de la persona que más daño me había hecho en mi vida, deseé poder tenerlo delante de mí para darle un escarmiento, a ver si se le quitaban las ganas de volver a asediar a Pilar.
Pero tampoco quería que ella sufriera por culpa de ese malnacido, así que dándole vueltas a la cabeza, decidí hablar con ella para procurar que relajara esos nervios.
-Hola Rigo -me respondió al instante.
-Hola Pilar, me acaba de decir tu tía que León te ha vuelto a enviar un mensaje y que te encontrabas nerviosa por eso.
-Es que no me lo esperaba, después de tantos días había supuesto que ya no volvería a contactar conmigo. Además sé que mi tío habló con él, aunque no sé que fue lo que le dijo.
-Mira Pilar, eres mayorcita para que te oculten una cosa así. José Luis le propuso si estaba dispuesto a olvidarte por una cantidad de dinero, que no sé cual fue, y él aceptó, Pilar, nadie le obligó. Ahora te vuelve a contactar para ver si tu tío le ofrece más dinero, eso es todo.
Ella tardó unos segundos en contestar.
-Últimamente solo hago darle preocupaciones a las personas que más quiero. Lo siento cielo, lo siento mucho...
Esta vez no quiso esconder sus sollozos y me causó mucha pena oírla llorar sin poder darle un abrazo para mitigar su congoja.
-Me gustaría darte un abrazo, pero estamos muy lejos, ¿Puedes tú venir aquí?
-Voy a probar por Internet a ver si encuentro un vuelo. Luego te llamo.
Cristina estaba a mi lado muy atenta a lo que hablamos, si bien solo me oía a mí.
-Dice que va a ver si encuentra un vuelo para venir. Ahora me volverá a llamar -Le aclaré ésto último.
Los dos nos volvimos a abrazar para luego sentarnos en el sofá a esperar que Pilar me volviera a llamar.
-Creo que si viene sus nervios se van a calmar en cuanto esté a tu lado. Has hecho muy bien en pedirle que viniera.
-En cuanto al mensaje de León, creo que lo mejor es que ella lo ignore y que vuelva a bloquear el nuevo número, así hasta que se aburra, o bien, decida seguir con él.
-No insistas en eso Rigo...
-Es que no tiene otra, o lo ignora o se va con él, lo que no puede ser es que pierda los nervios cada vez que él la contacte o se acerque a ella de alguna forma. Lo próximo será esperarla a la entrada del portal, al tiempo Cristina y mucho me temo que caiga otra vez en sus brazos.
-En el fondo no confías en ella Rigo, en parte te comprendo por lo que te ha hecho, pero yo soy su tía y tengo la obligación de creerla y de ayudarla.
-Pero Cristina yo soy la otra parte de la historia, la parte que no dudó en traicionar una y otra vez para estar con el hombre al que me juró que no iba a volver a ver, al que hizo el paripé de despedirlo para volverme a engañar a los cinco minutos.
-Pero sigues ayudándola cielo, si... sigues queriéndola.
-Y tardaré mucho en dejar de hacerlo, pero también seguiría prestándole mi apoyo si se tratara solo de una amiga.
En esos momentos volvió a sonar una llamada en mi teléfono. Era ella, era Pilar.
-Hola Pilar, ¿Has encontrado algún vuelo disponible para venir?
-Sí, voy camino del aeropuerto, me está llevando Francisco porque no tenía ni tiempo para que me llevara un taxi. El vuelo llega a las tres de la tarde.
-Se lo diré a Toñi para que me lleve a recogerte. ¿La conoces?
-No, nunca he estado en la casa de Samuel.
-Estoy aquí con tu tía Cristina que está muy feliz porque estés aquí con nosotros. Nos vemos luego.
-Gracias Rigo, ahora nos vemos.
Cristina se estaba apretando contra mí, con un puchero en su cara a punto de echarse a llorar otra vez. Entonces la senté en mis rodillas.
-Ahora alégrate por su llegada, así que no es momento para que llores, anda dame un beso que hoy estás guapísima.
-Mira que eres sinvergüenza, se te está poniendo la polla dura.
-Es por ti guarrilla, que con este cuerpecito me estás poniendo muy burro, muévete un poco, -le pedí mientras la empujaba desde abajo-, me están entrando ganas de follarte ahora mismo.
-Tengo permiso permanente para estar contigo todas las veces que quieras.
-Ve subiendo que voy a ver si Toñi me puede llevar al aeropuerto. Ahora subo yo, dile a José Luis que quiero que esté con nosotros.
Con Toñi nunca había problemas y esperé unos minutos para darle tiempo a que Cristina le explicara a su marido lo que había ocurrido antes de entrar a la habitación de ellos.
-Gracias otra vez Rigo. -Me dijo José Luis sin decidirse a darme otro abrazo.
-Si me quieres abrazar, ya estás tardando en hacerlo, -le respondí con una sonrisa mientras me abría de brazos.
Pero el abrazo fue de tres y por un buen rato.
-¿Prefieres que os deje solos? -me dijo cuando nos separamos.
-No, quédate que Cristina necesita mucho cariño esta mañana.
Tal como estábamos de pie abrazados, comencé a besarla muy suave, no quería que aquello se convirtiera en una carrera de cien metros lisos, prefería los tres mil obstáculos. José Luis ya se estaba desnudando y luego desnudó a su mujer, terminando por hacerlo conmigo, mientras nos miraba a los dos con una gran sonrisa. Cuando terminó de hacerlo, se quedó sentado en el borde de la cama que era un buen sitio para comerme la polla que pasó de morcillona a tiesa en un pispás, mientras nosotros volvíamos a besarnos al igual que antes, hasta que deslicé mis manos a su trasero para deleitarme con esas nalgas tan divinas.
Después me tendí en el centro de la cama llevándome a ella conmigo, de forma que quedara encima de mí para seguir besándonos, mientras José Luis colocaba mi miembro en la entrada del coño de su esposa. Luego se dedicó a acariciarnos a los dos mientras follábamos y nos besábamos muy sosegados. En esos momentos la polla de él no dejaba de darme en mi costado donde se restregaba como si estuviese follando nuestros cuerpos. No contento con eso noté como sus rodillas se iban desplazando poco a poco, hasta que su polla nos daba en los hombros, en el cuello y en las mejillas. Entonces dejamos de besarnos haciendo el hueco suficiente para que su polla quedara entre nuestros labios, de forma que unas veces se la chupaba ella, otras yo y también otras los dos a la vez. Luego le indiqué que se pusiera detrás para que la pudiéramos follar los dos al mismo tiempo, de modo que en esa misma postura pero con un ritmo más salvaje, en unos minutos nos estábamos corriendo los tres al unísono.
-No sé qué me pasa, pero llevo unos días que no paro en esto del sexo. Espero que lo hayáis disfrutado. -Les dije con una sonrisa.
-Ha sido fabuloso Rigo, -me dijo José Luis-, aunque claro está, sabes que en eso no puedo seguir tu ritmo, pero contigo merece la pena todos mis esfuerzos.
-¿Y tú princesa, no dices nada?
-Sí, que si quieres me quedo contigo los dos meses, mi marido me daría permiso y prórrogas.
Los tres soltamos unas carcajadas.
A las tres estaba en el aeropuerto esperando a Pilar, que llegó a la hora fijada. Cuando me divisó en la puerta de salida apretó el paso tirando de su maleta, para luego dejarla a unos diez metros y pegar una carrera hasta arrojarse a mis brazos. Procuré que no hubiera besos aunque ella insistió tanto que no quise que se quedara con las ganas, tampoco a mí me disgustaba besarla, pero después tuve que pararla porque ella no tenía ninguna intención de hacerlo.
-Venga coge la maleta que se la van a llevar por abandono, -le dije con una sonrisa- y vámonos que Toñi nos espera en la puerta.
En el trayecto hacia la casa le expliqué cómo se desarrollaba el curso, pero también mi actividad sexual con los miembros swinger de allí y de aquí, sin excluir a sus tíos.
-¿Y tú que tal? No me digas que solo te has ocupado de tu trabajo, algo habrás hecho en cuanto al sexo.
-Nada de nada, hasta parece que todos los socios me están dando de lado, lo contrario que a ti que por lo que veo se están volcando contigo.
-Debes acudir con tus tíos a alguna de sus reuniones de los sábados, te vendrá bien desfogar tus instintos sexuales de vez en cuando. A mí me está sentando estupendamente.
-No sé, no me convence ir sin ti a esos eventos.
-Pues ve con tus tíos a alguna reunión más privada con algunos de sus conocidos, pero no te quedes sin hacer nada, eso no te va a ayudar a recuperarte.
-Yo lo que quiero es hacerlo contigo, eso sí que me ayudaría, pero sin compromiso, solo sexo. -Me dijo con una sonrisa pícara.
-Eso cuando quieras, ya te lo dije el otro día, nada de pareja, follar sin exclusividad, siempre.
No me agradaba expresarme en esos términos con ella, pero no quería que se hiciera las más mínimas ilusiones a estas alturas conmigo, ya no. Le había dado una oportunidad que no se merecía y la tiró por la borda ese mismo día.
Cuando llegamos a la casa sus tíos la recibieron con abrazos y mucha preocupación escondida en sonrisas impuestas. Luego ella misma fue la que entró en materia.
-No le tenías que haber dado nada a León, ya os dije que no iba a volver a verlo. Si me lo llegas a decir antes no te hubiera dejado hacerlo, porque él no tiene escrúpulos para volver a reincidir como al final ha hecho.
-Entonces ¿Qué hacemos? -le respondió.
-Nada, ya te lo he dicho, bloquearle todos los teléfonos con los que me contacte, ya se aburrirá. De momento éste también lo he bloqueado.
-Pilar, si de verdad haces eso, -le dije, porque no me fiaba de ella-, algún día te lo vas a encontrar en la puerta de su casa o de tu trabajo, ¿O lo ha hecho ya? -Le pregunté al ver que escondió su mirada.
-Ya lo he pensado, pero de momento no lo ha hecho.
-Sabes que los dos estáis bajo una cierta vigilancia, -le dijo su tío-, pero eso no lo podemos parar, a no ser que lo haga siendo observado por el de seguridad.
-La verdad es que no sé que voy a hacer. -dijo Pilar.
-Se me ocurre que te adelantes tú a los acontecimientos, a ver, tendrías que desbloquear ese último teléfono y responderle que si te vuelve a acosar, lo vas a denunciar por violencia de género. Luego que se hagan cargo tus abogados de ese mensaje por si tuviesen que actuar posteriormente. Es una idea, lo mejor será que lo trates mañana mismo con ellos antes de hacer nada.
-No está mal pensado, -dijo José Luis-, podía ser una buena idea. Mañana mismo en cuanto llegue citaré a mi abogado, a ver qué le parece.
Luego acompañé a Pilar a la habitación que le había preparado Tali para su estancia en la casa.
-¿Te puedo hacer una pregunta un tanto embarazosa? -Le dije-, es sobre tus relaciones con León.
Ella se quedó mirándome muy preocupada, para luego asentir con la cabeza.
-En realidad la pregunta me la he hecho yo varias veces, pero la respuesta es solo tuya.
-Vale, dime de qué se trata.
-¿Porqué has dejado de ver a León precisamente ahora, cuando yo he dejado de ser un obstáculo en vuestras relaciones? ¿Qué te impide seguir con él después de dos años, o veinte meses como tú dices de relaciones con él?
-Porque yo a quien quiero es a ti Rigo, a él nunca le he querido, solo fue sexo.
-Creo lo que dices, pero no veo el motivo para que dejes de seguir teniendo sexo con él, como tú dices es solo sexo y por cierto, a ti te gustaba mucho hacerlo con él.
-Puede que lleves razón, quizás sea porque le hecho la culpa de nuestra separación, espero que me aclare mejor durante las sesiones con mi psicóloga.
-Está bien, vamos a dejarlo, tampoco te quiero preocupar más de lo que ya estás.
-¿Pero es que tú crees que debo seguir con él? Ya te dije que él no me quiere, que estaba conmigo solo por dinero, además que él tenía una medio novia con quien también se acostaba.
-Eso es cosa tuya Pilar, solo te lo he planteado porque no comprendo los motivos por los que lo has dejado. Ya me lo dirás cuando lo tengas claro, como me dijiste el día que me lo confesaste todo.
Después me arrepentí por haber sido tan duro con ella, pero tenía que hacerle ver que nada de lo que me contara iba a tener fiabilidad ante mí. Eso se había acabado después de lo que hizo, ahora bien, si le aliviaba tener sexo conmigo, se lo daría a raudales, tampoco pensaba rechazar ese manjar.
Esa tarde pusimos en práctica esta terapia y estuvimos follando hasta la hora de la cena. Por primera vez en mi vida, tuve que ser yo el que sacara bandera blanca. Pero es que no había parado en las últimas 24 horas.
Su habitación solo sirvió para colocar su ropa, porque esa noche durmió en mi cama. Por la mañana cuando me levanté ellos ya se habían marchado al aeropuerto, aunque Pilar me dijo que quería pasar conmigo el siguiente fin de semana. Yo pensé que mejor con ella que con el zorrón de Angie, que ya me dijo que quería repetir.
Esa tarde llamé a Malory para cuadrar nuestra cita con sus amigos, lo que no sabía era que tenía tanta urgencia, porque quedamos para el día siguiente.
Por la tarde de ese mismo lunes pude observar que Toñi había ido a recogerme con la falda más corta que tendría en su vestuario y de la camisa se le había soltado el botón que delimitaba la línea roja de su escote, dejando ver casi media teta y parte del sujetador transparente que se había puesto. Estaba claro lo que quería de mí pues a pesar que sus piernas no tenían mucho movimiento al ser el cambio automático, se las ingeniaba para que la falda se subiera hasta dejarme ver un pelín de su tanga blanco. Ante esas perspectivas mi polla reaccionó como era de esperar dejando una evidencia que se podía palpar fácilmente.
La muy bandida, miraba mi polla y luego me miraba a mí con una sonrisita que era toda una provocación. Pero en eso sí que tenía experiencia a pesar de mi corta edad, por lo que devolviéndole la sonrisa, coloqué sin querer mi mano encima de su exceso de muslo y ella ya soltando unas risas colocó su mano encima de mi cipote.
-Ahora cuando lleguemos a la casa, si quieres te deshago la cama para dormir. -Me propuso la muy pillina.
-No sabes lo que te lo agradecería, porque en esos menesteres soy una nulidad.
A partir de ahí todo eran sonrisas, pero ya no hablamos más y cuando quitó la colcha de la cama, nos desnudamos los dos para echar un primer polvo que duró hasta la hora de la cena, luego bajamos con nuestras batas para cenar, aunque yo lo hice solo en el salón donde Tali con mucho cachondeo en su cara, me atendía como todas las noches, para luego continuar follando hasta las diez de la noche que ella se marchó, muy bien despachada de orgasmos por cierto.
Francamente no sabía cómo parar la vorágine de sexo que llevaba últimamente, menos mal que las horas del curso me servían para descansar. Todo el sexo que me arrebató el cabrón de León con Pilar, lo iba a recuperar con creces durante mi estancia en Londres.
Al día siguiente Toñi me llevó al curso procurando pillar todos los semáforos en rojo, donde aprovechaba para darme un beso hasta que se ponía en verde, o algún impaciente nos daba una pitada.
-Estuvo bien lo de anoche, Rigo. Nunca me han follado como lo hiciste tú, que lo sepas precioso, cuando quieras repetimos. Tali no se quiere quedar con las ganas tampoco.
-A ver si un día de éstos puedo teneros a las dos en la cama, si no hay otros compromisos, ya sabes.
Pensando en que las refriegas de ahora ya no las tenía que hacerlas manualmente, me dejaba el traje en la parte de atrás del coche y tuvo que dármelo Toñi en una carrera para alcanzarme antes de entrar a la sede donde se impartía el curso.
A la salida me esperaba el coche de Malory con su chófer al volante y ella detrás en un habitáculo muy espacioso, lo que me vino muy bien para cambiarme mientras íbamos camino a no sé donde. Ella reía viendo mis apuros, luego sacó un peine de un pequeño cajón acabando por mejorar mi aspecto definitivo.
Me había puesto el segundo traje que me compraron las dos hermanas el otro día, que como el anterior me quedaba como un guante.
-Estás muy guapo Rigo, -me dijo Malory, que este día tenía un aire aristocrático-, ahora vamos a una reunión casi familiar donde podrás conocer a mi hijastra Ginger, hija de mi primer marido del que enviudé hace doce años, también a su marido Phillip. Ellos forman parte del mundo swinger, pero son socios de otro club, claro. También estará nuestra amiga Darcy que la pobre enviudó hace un año y todavía se siente desconsolada por la falta de su marido.
-¿Es con ellos con quien voy a tener relaciones?
-Sí, pero también con Colin y conmigo.