Vivo de las mujeres decentes-libro 2 (Capítulo 15)

Rigo regresa a España y Pilar le presenta a Gonzalo, su nuevo acompañante.

Vivo de las mujeres decentes - Libro 2

Capítulo 15

Tenía muy claras las cosas en mi cabeza, no quería que Rigo se fuera de mi vida, si solo lo podría tener para practicar sexo, a eso me dedicaría en un futuro, aunque tampoco iba a privarme de una relación más seria con Gonzalo. Siempre quedaba la posibilidad más remota cada día que pasaba, de que Rigo me pidiera volver con él, pero a esa posibilidad no le hacía ya ni cuenta.

Ahora no tenía la protección de seguridad que dispuso mi tío José Luis para que León no se acercara más a mí. De todos modos parecía que no hacía falta porque ya no volvió a ponerse en contacto conmigo, seguro que me habría visto en más de una ocasión con Gonzalo y daría por hecho que sus posibilidades eran nulas, muy nulas, según él por supuesto, pero yo no lo tenía tan claro. En el fondo y ante la separación de Rigo le echaba de menos, sobre todo en mis largas noches solitarias sabiendo que con una simple llamada dejarían de serlo.

Gonzalo se había convertido en mi acompañante casi oficial pero sin tener aún mi beneplácito definitivo. Él era francamente un hombre de poco sexo a pesar de su condición bisexual, o quizás era que en el fondo yo le estimulaba poco. También observaba que cuando se ponía más belicoso en la cama, era cuando le dejaba caer algún comentario sobre Rigo.

No comprendía muy bien que hubiera noches que dormíamos juntos después de una cena romántica y que solo me abrazara por detrás para dormir. Por otro lado era una persona muy cariñosa conmigo y sobre todo muy paciente con mi indecisión por formalizar nuestra relación, permitiendo que siguiera follando con Rigo y que también lo hiciera con el grupo swinger de mis tíos. No creía que ningún novio me permitiera estas alegrías sobre todo al comienzo de nuestra relación.

¿Y Rigo? En ocasiones parecía que me iba a pedir que volviéramos a estar juntos y en otras me hacía saber muy categórico que aquello no iba a ocurrir jamás. Si encima salía a colación mi ex-amante, entonces casi me mandaba a freír espárragos por no decir algo peor. Pero al final siempre terminaba follando conmigo como si le fuera más necesario que el aire que respiraba.

El curso universitario estaba próximo a comenzar y no me hacía a la idea que Rigo conviviera en ese piso pequeño con su hermana ya de dieciocho años, sin libertad para llevarse allí a todas las folla-amigas que podría tener ahora que estaba libre de compromisos. De momento me había dado una oportunidad cuando me dijo que no tenía sitio para guardar toda su ropa, entonces yo le ofrecí guardarla en el piso con el resto que él tuvo que dejar allí y al final después de pensarlo, aceptó. Él estaba indeciso por la posible reacción de Gonzalo, pero a mí me daba igual que reaccionara mal y me dejara, yo lo que quería era tener más cerca a la persona que tanto seguía amando y a la que procuraría que en el piso fuese su folla-amiga número uno.

Pero Gonzalo reaccionó bien, o demasiado bien cuando por medio estaba la persona de Rigo y eso que solo lo conocía por unas fotos. Cuando escuchara su seductora voz, observara lo atractivo y alto que era, su barbita de tres días como él decía, viera sus modales y ya ni os cuento si llegara a conocer lo que se traía en su entrepierna, estaba segura que le pediría matrimonio... a él, claro.

Tantas vueltas le di a mi relación con león que llegué a contárselo a mi psicóloga, bueno a ella se lo contaba todo, pero la puñetera solo tomaba notas y más notas, pero no me decía si aquello estaba bien o mal. Al final decidí contárselo a mi tía Cristina que ella sí que opinaba.

-Pero Pilar si fuiste tú la que no quería volver a verlo después de que causara tu ruptura con Rigo.

-Ya lo sé y por eso le odio con todas mis fuerzas, pero luego cuando me veo tan sola en la cama, te juro que lo echo de menos, más aún cuando Rigo ya me ha dejado claro que no habrá reconciliación posible. Ahora no le haría daño a nadie y no viene a cuento que ahora él lo tenga que saber, además tampoco creo que le importe.

-Eso es lo que tú crees, pero pienso que ahí te equivocas, a él sí le va a importar que estés nuevamente con ese chico.

-Y qué puedo hacer, además tampoco es que ya lo tenga decidido del todo.

-De Gonzalo no me dices nada al respecto, ¿Es que no lo vas a tener en cuenta con lo de León?

-Sí, a él se lo cuento todo y creo que no me va a poner pegas si tengo relaciones con él, siempre que sea discreta, si vieras la de cosas que últimamente le cuento en la cama para animarlo.

-Ese chico es de otra pasta cariño, no es como el resto de hombres, si quieres seguir con él vas a tener que darle un espacio para lo que él necesita, a tu favor vas a tener un hombre muy cariñoso que te va a querer como nadie en este mundo. Ya sabes, unas veces será tu hombre y otras tu mejor amiga.

-Ya lo he observado y también sé que en sus desplazamientos a Madrid ve a alguien más que a sus padres. Lo único que le pido es que no me engañe nunca.

-Pues díselo advirtiéndole que tendrá tu permiso y verás como te lo cuenta todo. Pero no lo engañes tú tampoco, si te vas a acostar con otro hombre pídele permiso primero antes de hacerlo, que él lo sepa. Todo ésto te lo digo por propia experiencia como sabes muy bien.

-¿Nunca habéis sido infieles entre vosotros?

-Yo nunca y creo que él tampoco. Yo sé cuando él va a verse con sus amigos de cama y de él tengo permiso para estar con otros hombres, siempre que se lo cuente antes o después de estar con ellos, porque algunas veces cuando salgo con mis amigas no me corto y ya sabes lo que pasa, en estos casos se lo cuento a mi regreso y no pasa nada, bueno sí pasa, que le tengo que contar cómo era mi amante con todos los detalles.

Ambas soltamos una carcajada.

-No sé, ahora escuchándote hasta me parece que Gonzalo sería mi mejor opción. Ya veremos qué hago.

-Lo que sí te aconsejo es que si vuelves a tener relaciones con León, hazlo muy espaciadamente, vamos, de vez en cuando y si sigues teniendo más necesidades siempre podrás buscar otro chico o tener algunos privados con los miembros del club, incluso acudir a nuestras veladas de los sábados con tu arquitecto.

-Se lo he comentado a Gonzalo, pero dice que no le gusta eso, al menos de momento. Yo creo que debido a que sabe que después de correrse ya no se recupera al menos en dos horas y por eso no tiene confianza en sí mismo para andarse con esos juegos swingers.

-Pero si así están casi todos cielo, que lo de Rigo es algo excepcional, no creo que haya dos como él. Hazle saber que eso es lo habitual en casi todos los miembros, además si necesita dos horas como tú dices, tiene tiempo suficiente mientras se entretiene con el sexo oral y otros juegos, a tener una segunda eyaculación.

-Y queda otro hándicap y es que no sabe cuál será su nuevo destino en cuanto termine el hotel en el que está trabajando, aunque me ha dicho que ya ha terminado el proyecto de un nuevo hotel junto a otro edificio de apartamentos en la zona, y que si todo va bien, no se tendría que mover de nuestra ciudad en dos o tres años.

-Eso sí que es una desventaja para los dos. Habrá que pensar en ello cielo, porque ahí solo cabe que os veáis de vez en cuando o que te vayas a vivir con él.

-Yo de aquí no pienso moverme tía, no me llega el cariño con él para tanto. -Le respondí con una sonrisa que ella no veía.

El sábado me dirigí al aeropuerto a recoger a Rigo que por fin regresaba de Londres. Allí me encontré con Adela que también recogería a Tali, la empleada que estuvo esos dos meses ayudando a Toñi en su casa de la city.

Ella sabía que yo estaba empezando a salir con Gonzalo porque lo habíamos hablado, aunque todavía no lo conocía. Entonces le expliqué porqué estaba allí.

-Pues mira, Rigo es muy especial para los miembros del club, ya has visto el interés que todos demostramos por él, así que si el problema es el pequeño piso que tiene, hablaré con los demás a ver si alguno tiene algo mejor por el centro que podamos ofrecerle. Sobre todo Isabel que siempre ha tenido viviendas por allí.

-En mi portal todavía quedan un par de pisos libres, pero no quiero que mi abuelo se entere de que yo estoy detrás de otro.

-Pues sería ideal porque está en la misma plaza, esta noche lo hablo con los que van a ir al evento y lo dejamos solucionado.

-Si lográis alquilarlo, yo me encargo de acondicionarlo porque están en las cuatro paredes. Luego te paso el contacto de la persona que se encarga de alquilarlos.

En eso estábamos cuando vimos llegar a Rigo junto a Tali, portando cada uno una carretilla cargada de maletas y algún que otro bolso de mano. Me puse muy nerviosa viendo cómo caminaba hablando con Tali sin habernos visto ninguno de los dos, pensando que ese hombre podría ser mío para siempre y que mañana seguramente sería de otra.

Cuando por fin nos vieron en sus rostros se dibujaron una sonrisa y no sé cómo pude aguantarme las ganas de echar a correr para arrojarme en sus brazos, pero lo hice hasta que pudimos saludarnos con un fuerte abrazo. Después de despedirnos de ellas cargamos mi coche con las maletas y nos marchamos al piso de la plaza donde nos esperaba Gonzalo.

Les hice las debidas presentaciones y ambos se estudiaron algo violentos por la situación, teniendo en cuenta que la que los presentaba se estaba acostando con cada uno de ellos, uno despidiéndose de mí y el otro empezando a formar parte de mi vida. Eran dos machos retándose para ver quién era el que ejercía el mando en la manada que en este caso la formábamos los tres. Fue Rigo el que rompió esa tensión a pesar de ser el más joven.

-En realidad ya te conocía por unos selfies que me mostró pilar, pero me alegro por fin de poder saludarte en persona.

Gonzalo se quedó cortado al oír esa voz que a todos sorprendía por su calidez, pero reaccionó pronto aceptando la sonrisa de Rigo con la suya propia y dándose un apretón de manos entre los dos que me pareció bastante sincero.

-A mí me pasa igual, pero también te digo que en persona impresionas mucho más que en esas imágenes que vi el otro día. Tienes una gran presencia.

Pues ¡Hala!, ya se le había declarado, ahora solo faltaba decidir la fecha de la boda, menudo novio me iba a echar yo, es que ha sido verlo y quedarse en shock, todo en una, vamos.

-Eso dicen algunas chicas, las que son amigas, claro. -Le respondió con una gran sonrisa que lo dejó turulato, pero que si iba con segundas ni se enteró.

Yo me fui a la cocina donde estaba Marta para entregarle las llaves del coche y que terminara de subir las tres maletas que se quedaron allí. Enseguida volví al salón donde Rigo le contaba a Gonzalo detalles sobre el curso que había hecho en Londres. Entonces intervine para decirle a Rigo lo que el club swinger iba a hacer para ayudarle con un nuevo alojamiento para el próximo curso.

-Rigo, ahora en el aeropuerto le he comentado a Adela lo de las maletas, que las tendrías que dejar en mi piso porque en el tuyo de estudiante no cabía toda esa ropa, además de que durante este curso lo tendrás que compartir con tu hermana y me ha dicho que el club te proporcionará una vivienda más propia de ti, que esta noche lo hablará con los demás y que todo quedará solucionado. No te vayas a enfadar que te conozco, -seguí con mi intervención al ver que aquello no le sentaba muy bien por la expresión de su cara-, si ellos lo quieren hacer es porque te consideran uno más y eso lo harían por cualquier miembro del grupo si lo necesitara. No es la primera vez ni la última que se echan una mano entre ellos.

Al menos con ésto último que le dije su expresión se suavizó bastante. Gonzalo alucinaba en colores también.

-Pero Pilar, cómo voy a permitir que mi hermana se quede a vivir sola en el piso sin mi protección.

-Luisa estará mejor con una amiga que contigo, eso también lo sabes tú de sobra, ella no está acostumbrada a vivir contigo y más que una protección vas a ser su incordio. De todas maneras eso no quita para que la acompañes los primeros días, hasta que te eche de allí porque ya no te aguante más. -Le dije con unas risas, viendo su cara de preocupación.

-¿Pero donde me van a buscar una vivienda que esté mejor situada que la mía? -Me respondió como dando por hecho que aquello sería imposible.

-Aquí mismo quedan dos pisos libres todavía, así que luego le pasaré los datos a Adela para que haga las gestiones.

-¿Los del tercero?

-Sí, los mismos. Pero yo no voy a intervenir porque no quiero que mi abuelo me llame al despacho para que le de explicaciones, ya sabes cómo es. Si lo consigue Adela, yo me encargaría de acondicionarlo de acuerdo con tus preferencias. Tendríamos tiempo suficiente para hacerlo antes de que empiece el nuevo curso.

-Estoy que flipo, si eso llegara a producirse sabes que los dos vamos a perder mucho de nuestra privacidad, pues nos vamos a cruzar en el portal con otros acompañantes y eso es lo menos que se me ocurre ahora mismo. No estoy muy convencido Pilar, si fuese en otro sitio creo que sería mucho mejor para todos, además Gonzalo tú también tendrás algo que decir sobre lo que prefieres, ¿No?

-Hombre a mí lo que me ha impactado más que nada es que te ofrezcan esa ayuda altruistamente. Ese grupo de personas te tienen en muy buena estima para ofrecerte todo eso y por supuesto que te habrás hecho merecedor de ella. En cuanto a mis preferencias, no tengo nada en contra de que vivas en este portal, si Pilar lo ve bien, yo también.

-Venga Rigo, deja que entre todos nos encarguemos de resolver ese problemilla. Tú dedícate a estudiar y sacar tu carrera lo mejor posible.

-Está bien, pero no le diré nada a mis padres y a mi hermana hasta más adelante, cuando todo esté decidido.

-Y yo me voy ya, -nos dijo Gonzalo mientras se iba incorporando- que tengo una comida de trabajo con el director de mi empresa y la propiedad del hotel, ¿Porqué no te quedas y vemos luego el partido de pretemporada del Atleti? Yo regresaré un poco antes casi seguro, aunque con esta gente aquí cualquiera sabe.

-No soy muy aficionado al fútbol, pero está bien, te espero para verlo con vosotros.

Enseguida se marchó dejándome sola con Rigo sin importarle qué es lo que podríamos hacer nosotros en su ausencia. Marta fue la que intervino a continuación.

-Señora Pilar, ¿Deshago las maletas del señor Rigo?

-Sí, espera que Rigo te diga cual es la que se lleva a su casa mañana. -Al decir ésto, él se dio cuenta que yo quería que pasara la noche allí, pero era lo que yo estaba dispuesta a conseguir ese día.

Los tres nos fuimos a la habitación principal donde se encontraba el vestidor que aún seguía dividido con la parte de él y la mía. Allí pudo ver la ropa que dejó cuando nos separamos y que ahora se iba a completar con la que traía de Londres. A Marta le indicó cuáles eran las maletas y nos marchamos los dos al salón nuevamente.

-¿Te vas a quedar a comer aquí conmigo entonces?

-Claro, está bien.

-¿Cuando te vas para tu casa? -le pregunté.

-Mañana vienen mis padres con mi hermana que quiere ver de nuevo el piso para irse haciendo una idea de cómo nos lo vamos a repartir. Por eso te decía que de momento no les voy a decir nada de lo del nuevo piso, porque como lo insinúe siquiera, Luisa se apodera del piso por entero a la primera desterrándome a mí al sofá como única posesión legal.

Los dos nos echamos a reír.

Luego se levantó y fue al dormitorio para coger de su bolso de mano un regalo para mí. Se trataba de un pañuelo de cuello y unos pendientes de oro muy bonitos.

-Gracias cielo, no tenías que traerme nada, pero te agradezco mucho que te hayas acordado de mí.

Entonces me acerqué a él y le dí un beso en la mejilla, pero con muchas ganas de dárselo en la boca.

-Claro mujer, cómo no me iba a acordar de ti.

Después sentí mucha curiosidad por conocer qué le había parecido mi nuevo acompañante, que por supuesto aún no tenía la categoría de novio.

-Me parece un buen hombre, muy inteligente y culto, también sabe mantener una conversación, en fin, que está bien.

-Pues parece la definición resumida del concejal de un ayuntamiento.

-Tú has sido la que me ha preguntado. -Me respondió con unas risas.

-Pero lo que quiero saber es cómo lo ves para que sea mi próximo novio.

-Es que tú me dijiste que era muy cariñoso contigo, pero si te digo la verdad no le he visto en ningún momento ni siquiera la más mínima muestra de ese cariño, pero supongo que en la intimidad sí que lo será.

-Es que tú lo has dejado cortado, aunque últimamente está un poco más despegado o más pendiente de sus cosas y su trabajo, no sé, ya veremos qué pasa, porque de verdad que no lo tengo nada claro.

-Por lo menos tendrás a una persona fija con la que pasarlo bien en la cama.

-Es que ese es otro problema cielo, porque después de los primeros días dejó de esmerarse en el sexo y no será porque no le pongo interés, pero está muy apático y ahora prácticamente duerme todas las noches en su hotel.

-Bueno, pues ya me irás diciendo como va el asunto. No dejes de llamarme aunque sea solo por charlar un rato.

-Nos tendremos que ver para los arreglos del piso. Estaremos en contacto durante el próximo mes.

Después de comer le pedí a Marta que nos preparara el jacuzzi, mirando de reojo a Rigo por si me ponía alguna pega, pero no lo hizo. Entonces me excusé para ir al servicio llevándome mi móvil. En cuanto entré le envié un mensaje a Gonzalo.

“No vengas esta noche a casa, estaré con Rigo.”

“Te espero mañana para ir a la barbacoa con mis padres.”

“Un beso”

No estaba dispuesta a que Gonzalo me fastidiara esa tarde con el amor de mi vida. Además de que Rigo no era del Atleti.

Cuando volví al salón lo cogí de la mano y me lo llevé al dormitorio principal. Allí muy despacio y sin dejar de besar, lamer y mordisquear todo lo que iba quedando al aire, le fui desnudando poco a poco intentando que sus brazos colgaran flácidos a sus costados, pero no tardó en desobedecerme porque él no era precisamente un sumiso, él era el mejor macho alfa del universo y parte del firmamento y me lo iba a demostrar esa tarde y bien entrada la madrugada.