Vivo de las mujeres decentes-libro 2 (Capítulo 14)

Última semana de Rigo en Londres, por fin consigue participar en el intercambio de Daisy con el celoso de su ex y el estreno de Carmen en el mundo swinger.

Vivo de las mujeres decentes - Libro 2

Capítulo 14

-Hola Rigo.

-Hola Pilar ¿Cómo estás? -Pero continué sin dejar que contestara-, te llamo para saber un poco de ti, ¿Cómo te van las cosas por ahí?

-Hombre Rigo, ¿Tú interesándote por cómo me va? Supongo que solo es una charla de amigos.

-Claro Pilar, soy tu amigo y quiero saber de ti, anda dime como te va con la psicóloga.

-Sigo con las dos sesiones por semana, aunque a partir de la próxima semana será solo una. Dice que estoy reaccionando bien y que solo me va a tratar un mes más si sigo en ese camino.

Luego seguimos hablando de su trabajo y otras naderías, hasta que llegamos al meollo de la cuestión.

-Me imagino que todo sigue bien con Gonzalo.

-Sí... bueno ya sabes, él tiene mucho interés en que formalicemos nuestra relación.

-¿No te has decidido todavía?

-No es que se lo haya dicho expresamente, pero también es verdad que cada día estamos más comprometidos, ya se lo presenté a mis tíos hace unos días y mis padres van a hacer una barbacoa el próximo fin de semana y vamos a acudir también los dos.

-Entonces ¿Porqué no lo aceptas ya y se lo dices? Parece que todo va bien encaminado entre vosotros.

-Ya... de todos modos quiero ir despacio, esto es muy distinto a cuando empezamos nosotros dos, que de ti me enamoré desde el primer día y a Gonzalo le estoy cogiendo cariño poco a poco, aunque no puedo estar enamorada de dos hombres a la vez, eso es imposible Rigo.

-Está bien Pilar, solo quería saber cómo iba todo y darte ánimos. No me olvido que ahora somos amigos y debemos ponernos al día de vez en cuando para que los dos sepamos del otro.

-¿Ah Sí? Pues venga, cuéntame todo lo que has hecho esta semana.

Le conté todo lo ocurrido esa semana y lo que tenía previsto para éstos últimos días.

-Vaya, vaya, así que mañana estarás con Thomas y Daisy compartiendo con su ex y su esposa.

-Sí, ya te lo he dicho. Creo que va a ser muy morboso porque ella no ha estado con nadie más que yo sepa y el marido es un celoso de cojones, veremos si no me echa de la casa cuando me la esté follando.

Los dos reímos a carcajadas.

-Y a Carmen también la vas a estrenar en el mundillo del intercambio.

-Eso será el jueves en casa de Malory, con la hijastra y Darcy que tampoco se quiere perder el evento. Ella está entusiasmada por disfrutarlo y el marido está con más ganas aún.

-La que estás liando ahí en Londres desde que llegaste. Eres incansable y las tienes a todas a tus pies.

-Oye, lo que no sé es que voy a hacer con toda la ropa y la cantidad de zapatos que me han comprado todas las chicas, parecía que ese era su deporte favorito, aparte que me da pena dejarlos aquí porque son de una calidad extraordinaria.

-Los metes en maletas y lo facturas todo en el aeropuerto y ya está.

-Pero si es que no tengo sitio donde meterlo Pilar, en fin tendré que dejarlo aquí.

-Mira si quieres me acerco al aeropuerto y lo llevo todo al piso de la plaza junto a la ropa que dejaste allí.

-Es que eso no sé si estaría bien cielo... perdona, Pilar, -joder, me había salido ese cielo espontáneamente-, seguro que a Gonzalo tampoco le va a gustar.

-Por ese lado no vamos a tener ningún problema, ya sabes que él tiene muchas ganas de conocerte y allí estaremos muy a mano para vernos, seguro que os hacéis amigos a la primera.

-Vale, me lo pienso y te lo digo en los próximos días.

Luego seguimos hablando más de una hora antes de despedirnos. Me contó que Gonzalo vivía en un hotel de la misma compañía que el que estaba construyendo y que cuando terminara tendría que viajar seguramente. Ese era un asunto que tendrían que abordarlo antes de que su compromiso fuese a mayores. También me dijo que en toda la semana pasada solo habían follado una sola vez y que el fin de semana él viajó a Madrid para estar con sus padres y ella acudió a la velada swinger con sus tíos por primera vez desde nuestra ruptura y se estrenó con Andrés a petición de ella misma, porque tenía que eliminar cualquier agravio por el día que se marchó de casa de Julia. También me dijo que con Gonzalo no iba a tener problemas de infidelidades, porque ella aceptaría que él estuviera con otros hombres y a ella eso le valdría para tener también sus desahogos con otros amantes, que él conocía lo que había hecho con León y que incluso le dio permiso para que siguiera con él, aunque claro está no lo iba a hacer después de lo que pasó. La única condición que se pusieron ambos era la discreción.

La conclusión que saqué al final era que con Pilar no iba a perder el contacto, eso desde luego, aunque esperaba que siguiéramos ya solo en el aspecto de una buena amistad, sin sexo de por medio, pero que si se terciaba...

Esa noche cené y me entretuve luego en unos ejercicios que nos habían puesto en el curso y que los tenía que llevar resueltos para el día siguiente. La verdad es que estaba seguro que apenas habría ingleses que manejaran esas palabrejas tan raras, pero se trataba de perfeccionar el idioma y a fe que lo estaba logrando.

Al día siguiente me volví a cambiar en el vestuario de la sede donde se celebraba el curso, antes de que me recogiera el matrimonio amigo para encaminarnos a su casa donde un poco más tarde llegaron el ex de Daisy y su esposa. Thomas fue quien nos presentó, él era Christian y ella keira, una chica pelirroja y llena de pecas muy risueña, buen cuerpo, de 1,60 de estatura y unos 30 años de edad. Él debería andar por los 37 años de 1,75 aproximadamente y de pelo escaso. Los dos venían bien vestidos aunque un poco clásicos.

Sobre la mesa más cercana a la zona de bar del salón, se encontraban unas cuantas bandejas con todo tipo de exquisiteces, bebidas, cubiteras con hielo y algunas frutas. No había nadie del personal doméstico, condición que al parecer también exigía Christian para mantener esos encuentros. Allí nos acercamos los cinco donde me serví un refresco y me puse ciego de aquellos manjares, porque a la hora que era ya tenía bastante hambre.

Keira me dedicaba muchas sonrisas, pero solo hablaba con los otros tres, principalmente con su marido y éste salvo el saludo no me había dicho ni media palabra más, incluso se le notaba algo tenso por mi presencia, por no decir celoso perdido. Daisy me dejó comer tranquilamente, pero luego procuró involucrarme en la charla con ellos dos, primero desarrollando mi Wikipedia para que me conocieran mejor y luego para acercarnos un poco más me hacía preguntas muy interesantes sobre cómo era el tiempo en mi ciudad, si tenía playa cercana, cuánto duraba el vuelo, en definitiva una charla insulsa pero que hizo que se rompiera el hielo inicial. También fue ella la que comenzó la función, primero agarrando por la cintura a su ex, haciendo que Thomas quedara a su otro lado, por lo que Keira no tuvo más remedio que colocarse junto a mí.

Ahora nuestra conversación tomó otros derroteros, pues ya con una sonrisa le dije que me parecía una chica preciosa y que estaba deseando besarla desde que la vi. Que aunque no las podía ver, sus tetas se notaban deliciosas. Ella tampoco se cortaba y me decía que estaba impaciente por estar conmigo al tiempo que me sobaba una nalga. Cuando me giré hacia la mesa para soltar mi refresco, pude observar que Daisy se estaba morreando con su ex y Thomas le sobaba el paquete. La fiesta había empezado.

Todos nos dirigimos a la planta de arriba donde se encontraba la habitación que también llamaban la sala roja. Allí había dos camas de grandes dimensiones con unas mesitas que ya estaban preparadas con toallitas, pañuelos de papel, geles y algunos juguetes sexuales. La luz ya estaba directamente en un rojo atenuado. Pegados a la pared había dos percheros con ruedas donde fuimos dejando toda la ropa que nos íbamos quitando hasta quedar los cinco totalmente desnudos. Christian se gastaba un buen rabo ya totalmente erecto, seguro que era la razón principal por la que Daisy no quería desprenderse de él. Keira me confirmó que debajo de esas ropas poco sexys se encontraba un buen cuerpo de mujer, con un hermoso culo que esperaba follarme en un rato y una confirmación total de unas tetas preciosas y llenas de pecas que me iba a comer una a una. Su coño estaba recortado, pero no rasurado del todo y esa fue otra cosa que me dio morbo, porque ya no se veían coños así.

Antes de empezar a liarnos se alejó de mí para irse en busca de su marido al que le dio un pico susurrándole algo al oído, luego se separaron con una gran sonrisa volviendo ella conmigo y él con Daisy, sin dejar esta vez de ver cómo su esposa caminaba hacia mí y de camino también se fijó en mi polla, quedándose algo preocupado con lo que su esposa iba a tener que lidiar en unos minutos.

Así de pie nos enzarzamos directamente en un morreo, mientras ambos nos acariciábamos todo el cuerpo, principalmente los glúteos que al menos los suyos me parecieron deliciosos por su textura. Con el rabillo del ojo vi que los otros nos sacaban mucha ventaja tendidos en la cama de al lado, pero nuestro ritmo no estaba mal, me encantaba pasar la palma de mi mano por ese felpudo de pelos rojizos, al tiempo que le restregaba la polla llena de preseminales por su abdomen y seguía con los besos en la boca y los chupetones en las tetas propiciando sus primeros gemidos.

Christian le pedía a Thomas que parara porque lo tenía a punto de correrse, cosa que éste obedeció pasando a comerle el coño a su esposa. Entonces eché en la cama a Keira cerca del borde para tener un mejor acceso a sus intimidades y agachándome le chupé y mordisqueé su clítoris al tiempo que mojaba mis dedos con saliva para meter dos de ellos en su vagina que ya comenzaba a lubricarse con sus jugos. En cuanto arrecié con ellos y le incrementé los chupetones en el clítoris, sus gemidos se convirtieron en verdaderos gritos hasta que en unos treinta segundos se retorció de gusto alcanzando su primer orgasmo. No miré hacia la otra cama a pesar de que se produjo un corto silencio, seguido de unos susurros y nuevos gemidos.

Keira terminaba con los espasmos que la sacudían desde la cintura hasta los hombros, con la cabeza unas veces echada muy atrás y otras con la barbilla encima de su pecho. Yo le estaba acariciando los muslos hasta que terminó por quedarse muy quieta mirándome fijamente a los ojos.

-Ven échate que quiero chupártela. -Me pidió y yo obediente me tendí en la cama a su otro lado quedando boca arriba.

Ella se demoró primero besando y lamiendo mi cuello, las tetillas, el vientre y por fin llegó a mi polla demostrando ahí su buen hacer a pesar de que era incapaz de tragarse algo más que el glande. Sin embargo su lengua repiqueteaba en la punta de mi falo con una velocidad endiablada, nunca me habían hecho nada igual y hasta tuve que pararla porque en unos segundos me puso al borde del orgasmo. Su cuerpo se deslizó entonces sobre el mío hasta que su cara quedó frente a la mía, luego me ofreció una gran sonrisa y sacando su lengua la hizo vibrar frente a mis narices, haciéndome saber que ella también poseía armas tan destructivas como las mías para provocar una corrida de récord.

A continuación agarró mi falo y colocándolo en la posición correcta se lo clavó de un empellón todo entero. Otra vez mandaba ella cabalgándome ahora con distintos ritmos haciéndome ver todas las estrellas del firmamento. Pero no me doblegué a sus instintos perversos y le aguanté todos ellos, hasta que no pudo más y se volvió a correr por segunda vez esa noche cayendo desmadejada sobre mí, después de otra serie de convulsiones y temblores de piernas.

Luego la puse a cuatro patas y comencé a bombearla desde atrás con fuertes pollazos, buscando correrme con ella porque mis huevos pedían a gritos una descarga inmediata. Ahora éramos los dos los que emitíamos quejidos, gemidos y bufidos hasta terminar en ese orgasmo liberalizador que tanto necesitábamos.

-Eres increíble, -me dijo-, nuestros amigos se han quedado cortos al hablarnos de tus cualidades. Nunca me habían sacado tres orgasmos tan rápidos y encima eso no se te baja.

Los dos no tuvimos más remedio que soltar unas risas, mientras nos disponíamos volver a la tarea. La velada fue muy completa, sobre todo cuando Christian se corrió la primera vez, entonces prefirió sentarse a mirarnos como Thomas y yo nos follábamos a las dos chicas alternativamente, sacándoles un orgasmo detrás de otro hasta dejarlas rendidas en nuestra última eyaculación. Desde luego que Thomas también sabía lo que se hacía en este arte de follar y Christian parecía que no se tomaba demasiado bien las folladas que le metí a su esposa y sobre todo cómo al final le puse de leche las tetas, el cuello, la cara y hasta algo del pelo. Si no me pegó un puñetazo en aquel momento, poco le faltó.

Poco después nos vestimos, me despedí de Keira con un pico y un nalgueo, pero su marido se quedó muy interesado revisando su móvil y no consintió despedirse de mí dándome la mano. Thomas me llevó él solo a la casa, pues Daisy terminó muy cansada y prefirió quedarse para darse una ducha y acostarse a dormir.

El miércoles, por fin pasé ese día en blanco pues no me acosté con nadie, a pesar de que Darcy me llamó para quedar en su casa, pero le di una excusa haciéndole saber que al día siguiente nos veríamos en casa de su amiga Malory.

El jueves a la salida del curso nos fuimos al hotel de Carmen para cambiarnos de ropa y veinte minutos después llegó Malory para recogernos y llevarnos a su casa.

Carmen se quedó alucinada con la mansión que se gastaba esa familia. Yo la había advertido que Ginger era solo una ahijada de nombre, no de hecho, por lo que no se debía incomodar por las relaciones que tuvieran entre ellos. Todos celebraron la presencia de Carmen. Darcy me llegó a pegar un pellizco en el trasero.

-Vaya si es guapa tu amiga Carmen, -me dijo en un aparte-, con razón estabas tan ocupado con ella.

-¡Ay! Cabrona que me ha dolido. -Le regañé con una sonrisa que no pude evitar.

Ella estuvo un poco cortada al principio de nuestra reunión, hasta que poco a poco se fue soltando amenizando a los demás con su conversación favorita, o sea, que les contó a todos lo enamorada que estaba de su esposo, que llevaba un año casada, mientras nos mostraba el anillo de bodas y todo eso que los partícipes del curso conocíamos del día a día, pero había que reconocer que lo contaba con un derroche de simpatía que hacía que no importara que se repitiese cien veces.

Al principio de la fiesta a ella parecía que le daba reparo mantener relaciones con Colin, seguro que porque lo consideraba demasiado mayor para interactuar con él, pero eso le duró hasta que el experimentado maduro, que ya se había percatado de sus inquietudes, aprovechó que se estaba morreando con Phillip para comerle el coño y ahí se acabaron todos sus problemas, terminando por follárselo hasta sacarle el único polvo que el bueno de Colin nos podía ofrecer esa tarde, además de hacerlo con los tres que quedábamos para satisfacerla.

Tampoco reaccionó muy bien cuando Ginger y Malory se la llevaron a la otra cama, mientras yo me follaba a Daisy y Thomas, Colin y Phillip discutían de fútbol. Tampoco tardó mucho en cambiar de opinión dejándose hacer al principio para acabar sacándole un orgasmo a cada una. Desde luego que Daniel no tenía ni puta idea del potencial sexual que tenía en casa.

Esa noche nos cambiamos todos para dormir y Malory como era la anfitriona me llevó a su dormitorio principal, dejando a Colin con Daisy, a Phillip con Carmen y a Ginger con Thomas. No sé qué hicieron los demás, pero Malory no se quedó sin su premio de madrugada.

Por la mañana desayunamos todos juntos, hasta que el chófer nos llevó al hotel a Carmen y a mí, teniendo los dos el tiempo justo para cambiarnos y marcharnos al último día de curso.

Tanto a media mañana como a la hora del almuerzo, Carmen no dejó de hablar por teléfono con su marido. El curso se clausuró al mediodía y el almuerzo fue la ocasión para despedirnos todos los participantes y en mi caso llevándome en mi agenda los teléfonos de los que más traté en esos dos meses.

Después acompañé a Carmen a su hotel porque Toñi me iba a recoger a la misma hora de siempre, así que tuvimos más de tres horas para estar juntos antes de despedirnos. En cuanto llegamos nos dimos una ducha y nos fuimos a la cama en pelota picada.

-Le he estado comentando a Daniel lo que hicimos en casa de tu amiga Malory. No sabes lo impaciente que está porque le cuente todo con detalle. Mañana le voy a perdonar que no dure nada, pero ya le he dicho que tiene que aprender a follar mejor si quiere participar en algún evento con otras parejas o con otro hombre, porque es que hay que comprender que tal como lo hace ahora solo daríamos la nota.

-Pero Carmen es que lo que habéis hecho en las últimas semanas no va a ser lo normal en vuestro día a día cuando volváis a estar juntos en Madrid.

-Escúchame, lleva todo el día pidiéndome que no pierda el contacto contigo, que nosotros iríamos a verte los fines de semana que tú puedas recibirnos o que tú vengas para estar con nosotros en Madrid.

-Mujer eso no va a ser así, ahora cuando regrese todo va a cambiar, tengo que seguir con mis estudios en la universidad y vivir mi vida con mis amigos como hacemos la gente joven. No voy a comprometerme en en ese tipo de encuentros Carmen, lo siento de verdad. Si alguna vez vengo por Madrid os llamaría para tomar algo con vosotros porque os considero dos buenos amigos, pero lo que hemos estado haciendo aquí en Londres, aquí se queda y aquí se termina.

-¿Tú tienes amigos en Madrid como los de aquí?

-No, no conozco a nadie en Madrid preciosa y hacedme caso, tendríais que centraros primero en vuestra propia relación que sé que es muy buena, mejorar el acto sexual se puede conseguir, nadie nace sabiendo, pero eso no debería ser lo principal en una pareja. Luego si surgen oportunidades y las queréis aprovechar, adelante.

-Me lo dices así y con esa voz que me hace temblar de emoción cuando te oigo hablar... es que no sabes como te voy a echar de menos Rigo, por favor deja que nos veamos aunque sea de vez en cuando.

-No sé Carmen, tenemos los teléfonos y siempre podemos hablar, pero de lo otro no te puedo prometer nada y ahora llama a Daniel que se nos pasa el tiempo y le he dicho a Toñi que me recoja a las seis aquí en el hotel.

Fui un poco cortante, pero es que no iba a irme a mi casa y llevarme una maleta llena de compromisos para estar con Carmen, Malory, Daisy... eso tenía que pararlo. Otra cosa era mi relación con Darcy, porque con ella llegué a tener un grado de intimidad que no se había producido con ninguna más y desde luego que la iba a echar de menos, sabiendo que a ella le pasaba lo mismo. En su caso y como una clara excepción deseaba seguir en contacto y viéndonos en los momentos que fuesen más propicios.

Al momento Carmen estaba hablando con su marido para advertirle de que íbamos a empezar nuestra función. Él le pidió una videoconferencia, pero me negué en redondo a que se nos viera a los dos en la pantalla. El audio sin problemas y eso fue lo que puso al final, como otras veces.

Fueron dos horas de sexo intenso pues los dos sacamos nuestra mayor fogosidad, al final yo mismo volví a coger el móvil para ponerlo en videoconferencia, dejándole ver los últimos momentos de nuestra follada y cuando ella se corrió, saqué mi polla y me corrí copiosamente en todo el torso de Carmen.

Cuando ya me marchaba ella me quiso dar un último sobre con más dinero, pero esta vez no lo acepté, le dí un beso y un fuerte abrazo y bajé en busca de Toñi. Atrás dejaba otra etapa más de mi vida.

Cuando llegamos a la casa lo primero que hicimos fue preparar las cinco maletas para el vuelo de regreso. Tres facturaría yo y otras tantas Tali, en total cinco maletas mías y una de ella.

Más tarde llamé a Pilar para decirle la hora de llegada del vuelo y avisarla de la cantidad de equipaje que llevaba. También llamé a mis padres para que no fuesen al aeropuerto, porque me recogía Pilar.

Después nos relajamos en un último polvo de despedida los tres. Toñi quedó muy seria cuando todo acabó.

-Qué aburrido se va a quedar ésto sin vuestra presencia, -nos decía ella-, estos dos meses no se me van a olvidar en la vida y todo gracias a ti Rigo.

-Pues imaginaros lo que yo me pensaba encontrar en Londres viviendo en vete a saber donde y lo que me he encontrado desde que llegué. No tengo palabras para agradeceros todo lo que habéis hecho por mí.

Entonces me levanté y les di los regalos que les había comprado para que se acordaran de mí por algún tiempo al menos.

-No nos tenía que haber regalado nada Rigo, el mejor regalo son los dos meses que hemos estado contigo, -me dijo Tali, mientras Toñi afirmaba con una triste sonrisa.

A la mañana siguiente, muy temprano partíamos para el aeropuerto, Toñi nos llevaba a Tali y a mí y Conrad muy contento con el Zippo que le regalé conducía su furgón llevando nuestro equipaje.

Cuando llegamos al destino Pilar y Adela nos estaban esperando mirándonos fijamente según las podía ver en la distancia, hasta que se acercaron para darnos un abrazo. Después de los consabidos saludos iniciales nos dirigimos al parking donde se encontraban los vehículos de ellas.

-Adela no sé cómo puedo agradeceros a Samuel y a ti que me hayáis proporcionado el mejor alojamiento que nunca hubiera podido imaginar y lo bien que me han tratado Toñi y Tali y hasta el propio Conrad, que solo tengo palabras de elogio para ellos.

-Con tu amistad y tu cariño Rigo, así nos gustaría que nos lo agradecieras siempre, no pretendemos nada más cielo.

Luego les di un abrazo a las dos antes que se introdujeran en su vehículo para marcharse. Pilar y yo seguimos avanzando con las carretillas de equipaje hasta alcanzar su coche.

-Parece mentira que ya esté aquí de vuelta Pilar, menudos dos meses que he pasado en Londres, casi da para escribir un libro.

-No sería para todos los públicos, eso seguro. -Me dijo con unas risas a las que me uní, llevaba toda la razón.

Cuando llegamos al piso de la plaza con una maleta cada uno, allí se encontraba Marta sosteniendo la puerta para que entrásemos y desde el salón se nos acercaba Gonzalo.