Vivo de las mujeres decentes-libro 2 (Capítulo 13)

Penúltima semana de Rigo en Londres donde va rematando su estancia de dos meses.

Vivo de las mujeres decentes - Libro 2

Capítulo 13

A Carmen la tuve que posponer para el martes y a Darcy para el jueves, pues ambas me requerían ya para el mismo lunes y la verdad es que tenía que administrar mis relaciones sexuales con más cabeza, bueno con más cerebro, porque la otra cabeza no entendía de tareas administrativas y es que ya no recordaba cual fue el último día que me había quedado en blanco.

En el receso de 20 minutos de esa mañana vi que tenía un mensaje de Pilar pidiéndome que la llamara cuando pudiera, cosa que hice de inmediato.

-Hola cielo. Estoy en Madrid camino del Ave.

-Joder Pilar, ¿Pero qué ha pasado? -Le dije preocupado.

-Nada, que había neblina en nuestro aeropuerto y después de dar un montón de vueltas, hemos acabado aterrizando en Barajas. Lo malo es que he tenido que cancelar dos reuniones que tenía esta misma mañana. Pero ya les he avisado, así que todo bien.

La verdad es que si estaba todo bien, no sabía cuál era la razón de su llamada, incluso pensé que quizás tendría que haber llamado a Gonzalo en vez de a mí.

-Gonzalo ya lo sabe también, porque la segunda reunión era con él. -Me volvió a hablar aclarándome esa parte de mi razonamiento.

-¡Ah! Entonces todo se va a quedar en una anécdota, menos mal, me habías preocupado.

-Te lo quería decir porque como he salido de ahí esta mañana...

-Claro mujer, me puedes llamar todas las veces que quieras, por mí encantado.

-Te dejo, porque estás en tu descanso y te tendrás que tomar algo.

-Sí, Pilar, ya voy corto de tiempo. Que tengas buen viaje en el Ave.

-Gracias, cielo, hasta la próxima.

-Chao.

Hombre, estuvo bien que me avisara, pero lo podía haber hecho diez días más tarde que no pasaba nada, además que la conversación era tan absurda como un diálogo de besugos. En fin, esperaba que siguiera llamando preferentemente a su tía Cristina para sus largas charlas vespertinas.

Carmen volvió a comer conmigo como solía hacer todos los días de curso.

-Rigo, ya solo nos quedan estas dos últimas semanas y me ha pedido Daniel que a ver si las aprovechamos un poco más.

-Tengo otros compromisos que atender, entre ellos el jueves y éste fin de semana que asisto también al último evento del club swinger, que será mi despedida.

Ella se quedó pensando mordiéndose el labio inferior con ganas de hacerlo trizas.

-Lo que yo daría por ir con mi marido a ese evento, -me dijo cariacontecida-, pero vamos que ya sé que eso es imposible.

-Carmen tu marido no está preparado para ese tipo de eventos, vamos que tiene que seguir practicando para mejorar el acto sexual. Pero si quieres la semana que viene concertamos una reunión privada con dos o tres parejas swingers, si tu marido te da el debido permiso.

-¿Yo sola, sin Daniel?

-Es lo mejor, después tú ya le cuentas de qué va éso. Tampoco vamos a tener más oportunidades de hacerlo juntos.

-¿Pero yo iría como tu pareja?

-Sí, pero todos saben que yo no tengo pareja, por eso no te preocupes que no les importará ese detalle.

-No sé, lo tendría que hablar con Daniel primero.

-Eso es imprescindible, ya te digo que él te tiene que dar su permiso para que lo hagas, en realidad tendría que hablar conmigo antes de preparar la reunión con mis amigos.

-Está bien, le diré que te llame si acepta que yo acuda.

-Otra cosa, tienes que llegarte esta misma tarde a la clínica donde te harán los análisis, para que en esta misma semana te den el certificado de que no tienes ninguna enfermedad venérea, ni ningún otro impedimento que no te permita follar a pelo. Ese es un requisito imprescindible para esa reunión, porque ahí no se usa ningún preservativo. Se supone que también estarás protegiéndote de un embarazo no deseado.

-Sí, estoy tomando la píldora anticonceptiva.

Esa tarde se hizo los análisis y al otro día me llamó Daniel durante el primer polvo con su esposa, para darme el consentimiento que le había requerido. Pocas dudas tenían los dos de lo que querían. Cuando colgó le hizo otra llamada al móvil de su esposa, solamente para que dejara el manos libre el resto de la tarde. La última corrida en su pecho la vio por una videoconferencia que yo mismo me aseguré que solo se vieran mi polla y las tetas de ella.

Desayunamos en el restaurante del hotel como siempre y nos marchamos al curso cogidos de la mano.

Pilar me volvió a llamar por la tarde.

-Hola Pilar.

-Hola cielo, estoy tomando un café con Gonzalo que te envía un saludo.

-!Ah¡ pues otro de mi parte. ¿Qué tal? Yo acabo de llegar a la casa. -Le respondí sin saber muy bien qué otra cosa decirle, pues me quedé un poco cortado.

-Cómo no paro de hablarle de ti, tiene muchas ganas de conocerte en persona.

Joder con eso de hablarle de mí a su nuevo acompañante, o como quiera que se le deba llamar a estas cortas alturas.

-Ya sabes que me queda poco para regresar, así que nos veremos pronto por ahí, si coincidimos claro.

-Seguro, si no, nos llamamos para quedar. Mañana cenamos en casa de mis tíos para presentarle a Gonzalo que todavía no lo conocen. ¿Qué te parece?

O Pilar había perdido la chaveta o poco le faltaba. Tendría que leerme algún libro sobre psicología, porque estaba muy perdido con esa conversación y a lo mejor era que tendría que interpretar lo que me quería decir y no lo que me estaba diciendo. Menudas tonterías se me estaban ocurriendo.

-Me parece muy bien, seguro que están deseando conocerlo. Bueno cariño, te tengo que dejar porque voy a salir.

-Ay, perdona igual te estoy entreteniendo y habías quedado con alguien.

-No Pilar, voy a ver si compro algunos regalos para mis padres y mi hermana. Para la vuelta, ya sabes.

-Claro, pues no te entretengo más. Un beso cielo.

-Otro para ti.

Creo que el único trasfondo de esa llamada no tenía otro motivo que no fuese el seguir manteniendo el contacto conmigo. ¿Pero porqué lo hacía teniendo delante a Gonzalo? Sería que todavía no le había dado su beneplácito para continuar esa relación, no sé, es que estaba hecho un lío.

Toñi me acompañó a un nuevo centro comercial más de personas de este mundo, donde pude comprar los regalos para la familia y otros para Pilar, Pedro y Lea, a él porque era mi mejor amigo y a ella porque era su novia y con la que seguro que algo llegaríamos a tener los dos a mi vuelta. A Toñi y Tali también les compré unos pañuelos de cuello y unos pendientes de oro, que les daría a mi partida. También a Conrad que era fumador le compré un mechero Zippo con el escudo del Manchester United, el equipo de su alma.

La verdad es que pasamos unas horas muy divertidas porque Toñi era una chica muy zalamera, cariñosa y de la que emanaba siempre una positividad contagiosa. A la vuelta no supe negarme a satisfacer a las dos chicas que tanto se desvivían por atenderme. Eso supuso otro día sin descanso sexual.

El jueves como habíamos quedado me recogió Darcy para irnos directamente a su casa que era todo un lujo, muy similar también a la de Malory y en su mismo entorno. Tenía también una chica para todo y otro jardinero... encargado del mantenimiento de la casa. Era una mansión demasiado grande para una mujer viuda y sin hijos. Pues nada me casaba también con ella y la llenábamos de niños. Joder que mal me funcionaba la cabeza últimamente.

Ella sabía que ya me quedaba poco tiempo para marcharme y multiplicó sus muestras de cariño hacia mí.

-Te voy a echar mucho de menos cuando te marches, -me decía-, sabes que puedes seguir viniendo por aquí, por los gastos no te preocupes que cuando llegues yo te lo pago todo. Solo tenemos que ponernos de acuerdo en los días que vas a venir.

-Ya veremos Darcy, ahora me tengo que centrar en mis estudios, pero que sepas que el deseo es mutuo por lo que te llamaré cuando encuentre un hueco. De todas formas espero verte otra vez al menos antes de irme.

El viernes llegaron Samuel y Adela, él por motivos de trabajo pues tenía bastantes negocios en la city y ella para aprovechar el fin de semana en su casa haciéndome compañía. Cuando Toñi me llevó de vuelta a la casa Adela me dio un fuerte abrazo.

-Qué ganas tenía de volver a verte Rigo.

-¿Donde está Samuel, no venía contigo?

-Él ha viajado Birmingham por asuntos de negocios y volverá mañana para comer con nosotros.

-¿Y tenemos permiso para desmadrarnos? -Le pregunté con una sonrisa.

-Sí, pero como no le gusta que lo haga sola con nadie, llamaremos a Thomas y Daisy para que nos acompañen, ¿Te Parece bien?

-Fenomenal, y diles que se vengan pronto porque te tengo muchas ganas.

Ellos llegaron para cenar con nosotros y quedarse hasta por la mañana en el desayuno, porque el sábado tenían un compromiso para almorzar. En cuanto me vieron me dieron la noticia.

-Al final mi ex ha aceptado que nos veamos el martes de la semana próxima. -Me dijo Daisy contenta por darme la primicia.

-Le ha costado trabajo aceptarlo. -Le respondí.

-Mucho, al final le hemos convencido porque te queda solo unos días para marcharte de Londres y eso ha sido definitivo junto al interés de su esposa después de lo que le hemos contado de ti.

-Espero no defraudarla. -le respondí con otra sonrisa, respondiendo ellos con las suyas, sabiendo que eso estaba descartado.

Daisy que era un elemento de cuidado se quitó el abrigo, se quedó con esas escasas ropas, se sentó junto a mí en la mesa para cenar y entró en el juego de la seducción para darme la cena, vaya si lo hizo. Cada vez que llevaba el tenedor a su boca se acercaba más a la mesa, procurando de camino que casi se le saliera una teta que enseguida se tapaba después de mostrarnos a todos el pezón. Cuando se dirigía a mí para hablar, su mano quedaba justo en el lateral de mi polla morcillona, pero sin llegar a agarrarla, solo tocarla de refilón. Al final me tuvo empalmado toda la cena la muy zorra, que no dejaba de advertirle a los otros cómo andaba yo por allí debajo, con lo que tuve que aguantar todas sus risas. Pero lo importante es que cené opíparamente porque esa noche tendría que darle su merecido a los tres simpaticones.

Y vaya si se lo di, primero con Daisy a la que le quité el cachondeito que se traía conmigo con dos orgasmos consecutivos, luego me comí el coño de Adela mientras Thomas no dejaba de chuparme la polla, a partir de ahí ya perdí la cuenta después de mi primera corrida con Adela ya todo fue un desmadre, pues a las dos las gocé por sus tres agujeros y él se quedó jodido, nunca mejor dicho, porque solo se pudo meter medio glande de mi pollón.

Por la mañana me desperté primero y me llevé a Daisy al baño para ducharme con ella, pero ya no quiso que la follara más porque estaba reventada de la noche anterior.

Después del desayuno nos despedimos hasta el martes, si no nos encontrábamos esa noche en la velada del grupo swinger.

Adela estuvo hablando con las dos empleadas sobre los asuntos propios de la casa y del viaje de retorno de Tali, que volvería en el mismo vuelo que yo para lo cual hizo las reservas de los billetes, después de quedar todos en que lo haríamos el sábado siguiente por la mañana.

Más tarde llegó Samuel, que como siempre me dio un fuerte abrazo, mientras se interesaba por mi estancia en su casa y por la marcha de mi curso.

Después durante la comida estuvimos comentándole todo lo que hicimos la noche pasada.

-Espero que te quede cuerda para esta noche, pues hemos quedado con el grupo de Thomas y Daisy.

Yo me eché a reír.

-Yo estoy ya preparado por si queréis que empecemos ahora mismo, sabes que para mí eso no es ningún problema. Ah, y ese grupo me gusta porque los conozco a todos.

-Joder cariño, -le comentó a su esposa-, a Rigo lo dejamos un mes más aquí y se lo quedan para siempre.

Los tres soltamos unas carcajadas.

-Si os parece llamo a Darcy para que me acompañe como pareja esta noche.

-Claro, muy guapa la chica por cierto. Dile que me haga un hueco durante la velada.

En el evento estaban todos los que ya conocía de otras veces, por lo que no llegaron a presentarme a nadie más. Evelyn y Charlize junto a sus maridos enseguida vinieron a saludarme muy cariñosos los cuatro. Malory y Colin casi no se despegaron de nosotros, al igual que Thomas y Daisy con los que volvimos a coincidir.

-¿Cómo estás de ahí abajo? -Le pregunté, ahora sí era yo el de la sorna burlona.

-Como nueva, tengo una crema mágica en mi casa que es una maravilla. -Me respondió mientras se apretaba a mi brazo machacándose la teta que esta vez se le salió entera de su escotazo, dedicándome un abrir y cerrar de ojos que ya quisiera la Marilyn en sus mejores tiempos, encima sin terminar de ponerla en su sitio.

-En cuanto dio comienzo el evento nos desnudamos como siempre, perdiendo de vista a todos mis acompañantes, porque esta vez del grupito de señoras mayores, se aproximaron dos de ellas que no permitieron que nadie se les adelantara en esta ocasión.

Las dos habrían pasado casi seguro los cincuenta, pero en eso de follar parecían dos chicas de veinte, tanto es así que cada una me sacó una corrida antes de que acabara el primer asalto. Cada día se aprende algo nuevo.

En el segundo Darcy se hizo la dueña de la situación conmigo, después de haber dejado en el dique seco a Samuel durante el primer tramo de la velada. Al momento se nos unió Colin que se había reservado para esta segunda parte, logrando un buen trío hasta que se corrió, dedicándose a partir de ese momento a darnos un mejor sexo oral a ambos. Mi última corrida se la repartieron entre los dos, demostrando él su experiencia en este tipo de eventos.

Al final Darcy se vino a dormir conmigo esa noche a la casa de Samuel, verdaderamente estaba muy cariñosa y parecía que no se conformaba con mi próxima partida.

El domingo nos quedamos en la casa, más bien estuvimos casi todo el día en la piscina, terminando con un buen polvo en el dormitorio principal los cuatro juntos. Por supuesto que Adela volvió a emplear sus dotes de seducción para que termináramos chupándole la verga a Samuel, que no dudó en correrse en esos momentos. La cara de Adela me daba miedo porque por su expresión de zorra redomada, sabía que no tardaría en darle la noticia a su hermana, ésta a Rafael y éste que no querría quedarse atrás con lo que le acababa de hacer a su cuñado. En fin, mejor no pensar en esas cosas.

Darcy se tuvo que ir antes de la cena dándome un fuerte abrazo y haciéndole prometer que la llamaría para quedar un último día antes de marcharme de Londres.

Después de cenar nos dedicamos a comentar cómo nos había ido la última noche en la velada swinger. Fue curioso que Adela hizo dos tríos con hombres, las dos veces. Desde luego se llevó la palma y unos buenos orgasmos. Esa noche me hicieron dormir con ellos en su enorme cama y fue a media noche cuando Adela me echó un polvo cabalgándome ruidosamente, hasta que logró despertar a su marido, de esta manera terminamos haciéndole una doble penetración.

Por la mañana como era ya una costumbre me desperté solo en la cama. Ellos estarían camino del aeropuerto, así que me levanté para irme a mi dormitorio a darme una ducha. Cuando salí Tali me estaba dejando el desayuno en la mesa escritorio. Una gran sonrisa se dibujó en su rostro al verme salir desnudo del cuarto de baño y yo le iba a dar un piquito de agradecimiento, pero al final se lo agradecí bastante más.

Esa tarde pensé en Pilar y me sentí raro porque no lo había hecho desde que me llamó el otro día. Tenía curiosidad por saber cómo le iba con su nuevo acompañante y si le habría dado su conformidad para que subiera un peldaño más en esa relación. Así que agarré el móvil y la llamé.