Vivo de las mujeres decentes (Capítulo 6)

Rigo logra hacer un trío con Paula y Mavi. Paula es evaluada para poder asistir a una velada swinger.

Capítulo 6

El domingo siguiente Paula regresó antes de su pueblo, para estar más tiempo conmigo antes de irse a la residencia de estudiantes. Durante la tarde no dejó de recibir mensajes de su novio, además de varias llamadas, pero no contestó a ninguna.

-Mañana le diré que me había quedado sin batería, -me decía-, es que es muy pesado con el sexo y esta mañana me he enfadado con él.

-Mujer, si no te gusta estar con él, ¿Porqué no te buscas a otro que te caiga mejor? -le respondí-, con lo guapa que eres y el cuerpo que tienes, puedes tener al que tú quieras.

Ella me miraba como si no me entendiera mucho.

-Es que me cae muy bien, es lo mejor que tenemos en el pueblo y cada día lo nuestro va más en serio, lo que pasa es que en cuestión de sexo él es muy fogoso, pero muy mal amante, siempre se corre a destiempo y después no se termina de recuperar hasta que ya estamos en otra cosa, luego quiere repetir, en fin un desastre Rigo.

Luego siguió hablando.

-Por eso hoy me he venido antes, porque te echaba de menos, tú me sabes follar como Dios manda, además que como ahora que no estamos juntos, tendrás necesidad de desahogarte de vez en cuando conmigo, ¿No?

-Claro que sí, lo que pasa es que yo no estoy falto de sexo precisamente, más bien todo lo contrario, -le respondí para que no estuviera tan preocupada por mi abstinencia-, ayer follé con siete u ocho mujeres, la verdad es que perdí la cuenta.

Ella me miró con estupefacción, pero enseguida soltó una carcajada por la broma que le acababa de gastar.

-Anda que no eres tú bromista ni nada -me dijo soltándome una palmada en el hombro-, ¿Y qué otras fantasías tienes para follar?

-Si no te cabreas te la digo, -le contesté con una sonrisa para darle más confianza-, porque tú intervienes en esa fantasía.

-¡Ah! ¿Sí? ¿Y se puede saber de qué manera intervengo yo? -me preguntaba entre más risas.

-Pues follando conmigo, pero con otra chica en la cama que también se llevaría lo suyo -le respondí.

Otra vez sus risas se mostraron espontáneas, porque no paraba de gastarle bromas.

-Claro y la otra sería otra fantasía de las tuyas.

-Que va, -le respondí-, es real como la vida misma, tan real como que es Mavi la que nos acompañaría en la cama.

La risa se le cortó de raíz y su semblante cambió a muy seria, se estaba dando cuenta que de fantasías nada de nada, le estaba proponiendo un trío con Mavi que era de carne y hueso, todo muy bien puesto y armónico, eso desde luego. Luego se quedó muy pensativa sopesando todo lo que habíamos hablado hasta ahora.

-¿Y lo de las siete mujeres de anoche también es verdad? -me preguntó casi sin atreverse a mirarme a la cara.

-Sí, ¿Porqué te iba a mentir? Fui de invitado a un club swinger, aunque con dos de ellas ya había follado antes, de hecho, estoy invitado para los próximos eventos que tienen los sábados por la noche.

-¿Con sus parejas delante? -me inquirió ya más interesada.

-Ya te digo que son swingers y anoche creo que ninguno practicó sexo con su cónyuge. Además todos participan también con personas de su mismo sexo, sobre todo las mujeres, -le aclaré con total sinceridad-, tú te lo pasarías en grande con lo ardiente que eres.

-No digas eso ni en broma, ¡Qué vergüenza! -me dijo casi escandalizada, porque más bien parecía que aquella propuesta no le disgustaba-, ¿Cómo iba a ir yo a un sitio así?

-Como mi pareja Paula, -le propuse-, si quieres lo hablo con ellos a ver qué me dicen, porque por ahora solo me han invitado por la información que ya tenían de mí, según les contó las dos mujeres con las que follé previamente, así que no sé si tendrías que pasar también una prueba con algunos de ellos antes de acompañarme.

A todo esto ya nos estábamos morreando los dos, al tiempo que no dejábamos de sobarnos por todo el cuerpo, mientras poco a poco nuestra ropa iba quedando por los suelos. Pronto estábamos en pelotas chupando, lamiendo y mordisqueando todo lo que teníamos por delante cada uno de nosotros, hasta que terminamos en un maravilloso sesenta y nueve, que acabó en un par de minutos con su primer orgasmo. Me estaba haciendo un experto en eso de comerme un clítoris, al tiempo que metía dos dedos ganadores de champions, pues cada vez conseguía el premio en menos tiempo, era cuestión de dar con el punto G y el trabajo estaba casi hecho.

La dejé descansar para que se relajara el tiempo que sabía que ella requería, pero no mucho más pues mi rabo necesitaba una primera eyaculación lo antes posible, así que agarré uno de mis preservativos que siempre tenía a mano en la casa, disponiéndome para la primera penetración de la tarde, cosa que hice en cuanto me coloqué sobre ella.

La tenía metida hasta el fondo moviéndome en tramos muy cortos sin salirme apenas del fondo de su coño, cuando aproveché para hablarle de los próximos proyectos.

-Tendríamos que hacerlo primero con Mavi para que tú practiques un poco antes de que te hagan una prueba, o nos permitan ir allí directamente sin hacerla. -Le dije cuando comenzaban sus primeros gemidos.

-No sé... aaahhh... seguro que te la estás follando también aaahhh... no sé... fóllame más fuerte uhmmm... no séee...

-Vale, si quieres más fuerte, te daré más duro -le dije mientras incrementaba el ritmo de mis penetraciones, ahora con más recorrido, sabiendo que eso le encantaba a ella-, ahora quiero que te corras tú primero y luego te tragues toda mi leche cuando yo me corra.

-Aaahhh... qué gustoooo... dame másss... me corroooo...  aaaggg...

Mientras ella se corría yo controlaba las ganas de hacerlo haciendo un gran esfuerzo, pero quería que ella disfrutara de mi primera corrida en su boca, tenía que ir cogiendo experiencia en lo que después sería una práctica habitual en las veladas swingers.

La dejé unos segundos para que se terminara de sosegarse del orgasmo que acababa de disfrutar, me quité el condón sin dejar de menear mi polla sabiendo que no faltaba nada para que comenzara a lanzar chorros de esperma. Ella se había sentado en el sofá con la espalda apoyada en el brazo del mismo, mientras yo con una pierna en el suelo y la otra en el sofá por encima de sus caderas, le iba acercando el glande a la boca que ella entreabría con más miedo que vergüenza, hasta que salió el primer trallazo de semen espeso y muy blanco que inundó toda su boca y parte de la cara, entonces la cerró como dando por acabada la tarea que le había pedido, pero mi falo siguió soltando chorro tras chorro, inundando su cara, los ojos que también cerró y ya que estaba, le bañé un poco las tetas con los últimos coletazos de mi corrida. Luego me dejé caer en el sofá porque de la emoción hasta me flojearon las piernas.

-¡Joder Rigo! Cómo me has puesto -me decía intentando coger a tientas un pañuelo de la caja que siempre tenía encima de la mesita.

Al ver su apuro, yo mismo le puse varios pañuelos en sus manos para que se pudiera limpiar. Enseguida se restregaba los ojos que fue lo primero que se limpió, incorporándose y caminando ya hacia el aseo para terminar de quitarse toda esa leche que tanto la agobiaba.

Dos minutos después se sentaba encima de mis rodillas, sabiendo que yo seguía más que dispuesto a follarla de nuevo y que a ella no le disgustaría repetir.

-Tienes que practicar más lo que acabamos de hacer -le dije-, verás que tragando mientras me corro, no te mancharé tanto la cara, en todo caso abres un poco la boca y dejas caer en tus tetas la parte que no te de tiempo a tragar.

-Pero es que tú echas mucha leche, mi novio no suelta ni la cuarta parte, -me dijo preocupada por los problemas sexuales de su novio.

-Bueno, también es verdad que pocos te van a echar tanta leche durante esa velada, pero tenemos que seguir practicando para que te sepas manejar cuando otros tíos te lo hagan -le respondí, izándola para que mi cipote la volviera a penetrar en la posición que teníamos.

-¿Me vas a decir si de verdad te estás follando a Mavi? -me preguntó en su primer jadeo.

-Claro, casi desde el principio de curso, aunque ella no sabe lo del trío que te he propuesto, pero yo creo que a eso no le va a hacer ascos, solo hay que procurar que no salga espantada antes de empezar, -le decía mientras comenzábamos a fornicar poniendo ambos más voluntad en ello-, tendremos que preparar previamente el terreno para que todo salga bien.

En la segunda corrida, le dejé la cara algo menos embarrada que la primera vez, en la tercera se tragó más de la mitad de la leche y en la cuarta ya no tuvo que ir al aseo para limpiarse. Era una alumna de lo más aventajada.

Dos días más tarde estaba con Mavi en la casa dispuesto a echarle los cuatro polvos de rigor, cuando tocaron a la puerta. Ella quería ponerse nuevamente la camiseta y los pantalones, pero le dije que no pasaba nada, que sería algún vecino y que no iba a dejarle pasar. Entonces abrí fui a abrir la puerta para dar paso a Paula, que entró directamente al salón delante de mí, encontrándose por sorpresa a Mavi en ropa interior con una sonrisa congelada en su cara.

-Vaya lo que me acabo de encontrar en la casa de mi casi novio, -le dijo con una sonrisa pícara-, ¿Habéis acabado o estabais empezando?

Mavi que estaba intentando cubrirse las tetas a pesar de tener puesto el sujetador, dejó de hacerlo para poner su espalda lo más recta posible, desafiando a la que pretendía seguir siendo mi novia de la universidad.

-Tú ya no eres la novia de Rigo, -le respondió-, así que si no te importa, lo mejor que puedes hacer es volverte a ir por donde has venido.

-Yo no me pienso ir, he venido a tener sexo con Rigo y no me voy a ir sin hacerlo, -le respondió-, así que si te quieres marchar tú, pues te vas y si no, te quedas a ver cómo me folla.

Entonces no tuve más remedio que intervenir, sentándome en medio de las dos para apaciguar los ánimos.

-No enfadaros, por favor. Ambas sabéis que no tengo ningún compromiso formal actualmente y que si a vosotras os gusta el sexo, a mí más, como ya conocéis las dos, -le dije pasando mis brazos por encima de los hombros de ambas-, dejad de pelearos y me dais un besito cada una, para que sepa que ya no estáis enfadadas.

Mavi se encontró de sopetón en medio de aquella pantomima que habíamos montado Paula y yo, sin terminar de creerse todo lo que ocurría allí, así que el primer beso se lo di yo para que se relajara. Un beso muy largo, apretándola fuertemente contra mi pecho. Luego la dejé respirar para darle otro más breve a Paula que ya se había quedado en tanga como su amiga y se estaba quitando la camisa. Luego yo mismo les abrí el cierre del sujetador para que se quitaran ese obstáculo en mis pretensiones inmediatas y ambas se los terminaron de sacar para mostrarme esas lindas tetas naturales, que tan hermosas lucían en su desnudez. Tenía ganas de comerme las de Mavi, poniéndome a ello con unos grandes chupetones que la hacían derretirse de gusto, como yo sabía por experiencia. Noté como la otra me estaba quitando las zapatillas de deportes que calzaba e inmediatamente ya me abría la correa del pantalón americano para poder bajar la cremallera y tirar hacia abajo de los pantalones, yo solo tuve que levantar un poco el trasero para facilitarle la labor. La camisa me la quitó Mavi en un resquicio que le dí a la comida de tetas. Ya estábamos los tres prácticamente desnudos a falta de la parte que tapaba nuestras intimidades.

Entonces cogí una mano de Mavi para colocarla encima del paquete que marcaba mi bóxer, conteniendo a duras penas mi cipote atravesado en él casi de forma horizontal. Paula se había arrodillado entre las piernas de su amiga, amasando sus tetas con las dos manos y yo no dejaba de besar a las dos de forma alternativa, deseando estar de una vez dentro de ellas. La mano de Mavi se había colado por la cinturilla del bóxer para agarrar mi polla de la que ya se veía más de la mitad por encima de ella. Paula por su parte no dejaba de trabajar y ya había apartado el triángulo del tanga que tapaba el coño de la amiga, dándole una buena refriega en su clítoris con la mano izquierda, mientras que los dedos índice y medio de la derecha entraban y salían de de su vagina. Entre los dos la teníamos al borde del orgasmo, cosa que ocurrió treinta segundos más tarde, retorciéndose de gusto y dejándose caer en el sofá con la cabeza apoyada en el brazo del mismo. A su lado se desplazó Paula para acariciar su cabello mientras su amiga se recuperaba.

Después Mavi se puso de costado dejándole sitio a Paula para que se acostase a su lado comenzando una sarta de piquitos entre las dos, que pasaron a ser verdaderos morreos en pocos segundos. Yo desde más abajo les quité el tanga, terminando de dejarlas en pelotas. Enseguida me dediqué a chupar el coño de Paula con la intención de procurarle un buen orgasmo. Estaría muy caliente porque no tardé nada en culminarlo.

Entonces me puse un condón, coloqué a Mavi a cuatro patas justo encima del cuerpo de su amiga que se estaba recuperando de su corrida, para comenzar a penetrarla sin dilación, yo necesitaba correrme más pronto que tarde, era mucho el morbo de tener por fin a aquellas dos beldades a mi disposición, qué gozada poder follarlas alternativamente como tanto había deseado hacerlo en mis fantasías.

En cuanto incrementé mis embestidas tuvieron que dejar de besarse porque no atinaban a unir sus labios. Entonces Paula se bajó del sofá para quedar de rodillas delante de los dos, una vez bien posicionada alargó su mano derecha para darle al clítoris de su amiga que ya estaba casi a punto, no tardando en volver a correrse, pero yo también quería hacerlo, así que continué con el mete y saca a un ritmo más adecuado a los estremecimientos que iba marcando Mavi, después me salí, me quité el preservativo para ofrecerle toda la leche a Paula que quería seguir con su aprendizaje de tragona.

Mavi entre grandes resoplidos no se perdía nada de lo que su amiga estaba haciendo, sin dar crédito a que fuese capaz de tragarse toda la lefa que le solté, con el glande introducido en su boca y los labios apretados a su alrededor para no dejar escapar ni una gota.

Cuando terminamos de follar, Paula se marchó a su residencia de estudiantes y Mavi se quedó para pasar la noche conmigo. A ella le convenía más quedarse en mi casa, porque cuando acababan nuestras batallas sexuales, nos dedicábamos a estudiar sin que nadie nos importunara hasta la hora que a cada uno le venía bien, cosa que al parecer no tenía tan fácil en la casa que compartía con otras dos chicas.

-¿Has visto a Pedro estos días? -Me interesé por si había realizado algún avance en lo que le pedí.

Me miró con cara de disgusto primero y una leve sonrisa después.

-Ayer le hice una pajilla, -me respondió-, desde luego que lo que tú no consigas de mí...

-Pues no está mal para empezar, -le dije soltando una carcajada-, pero te lo tienes que tirar, ya sabes.

-Ya veremos, -me respondió como si no lo tuviera muy claro.

Al día siguiente llamé a Julia para comentarle que tenía dispuesta a mi ex novia para acudir a una de las reuniones de su club, como mi pareja, pero que dependía de la conformidad de los socios.

-La tendríamos que conocer antes de ir a la primera velada con el resto. Deja que hable con ellos para que me den permiso y te llamo.

Me llamó esa misma noche para decirme que nos veríamos la siguiente semana el martes que estaría su marido, que bastaba con ella pero que Rita también se apuntaba en solitario, porque José, su esposo no podría acudir.

Ese fin de semana viajé a mi casa, porque no podía dar más excusas a mis padres, así que no pude asistir a otra de las veladas.

El martes nos recogieron las dos amigas a Paula y a mí, para llevarnos nuevamente a la casa de Julia.

Cuando llegaron bajaron un momento del vehículo para que les pudiera presentar a mi pareja circunstancial. Estaba claro que no se esperaban al bellezón de Paula, que estaba para comérsela con ese pantalón americano claro tan pegado a su cuerpo, marcando su extraordinaria figura. La camiseta presentaba un pliegue que hacía un escote muy generoso, pues al menor movimiento se podían apreciar sus tetas divinas y parte del mínimo sujetador, todo escondido en parte con una cazadora que estaba más abierta que cerrada. Ellas no le iban a la zaga en atractivo y sobre todo en su saber estar en todo momento. De pensar que en un rato me las iba a follar a las tres, me estaba poniendo el rabo más que morcillón, era todo un privilegiado.

En su casa nos esperaban el matrimonio formado por Juan y Lola, lo que me sorprendió un poco, además que sin que me la hubieran presentado, pude comprobar que ella era la que me abrió la puerta el día que acudí a la casa de Cristina y José Luis. Lo que no sabía es que además iban a participar en aquel encuentro que nos habían preparado.

Naturalmente que me alegré porque Juan nos acompañara aquella tarde, pues Rafael se retrasó más de lo previsto por él mismo y todo el trabajo con aquellas cuatro beldades nos lo tuvimos que repartir entre los dos. Con la que menos follé fue con Paula, que estuvo casi todo el tiempo con Juan y al final con el propio Rafael, normal porque era a ella a la que querían evaluar para sus noches de sexo desenfrenado. Por supuesto estuvo muy participativa también con las otras chicas. Para mí fue una gozada follarme al pibón de Lola delante de su marido que no nos quitaba ojo, pensando yo que estaría un poco celoso, pero lo que le ocurría era que estaba loco por hacerme una mamada y manosear mi rabo hasta hacerme eyacular en su boca. También me dio mucho morbo verle follarse a la dueña de la casa donde trabajaba.

Ambos tuvimos que sacar muy buena nota porque al sábado siguiente fuimos invitados a nuestra primera velada juntos. En ella me follé otra vez a Lola con el permiso de Julia, que aprovechó para follarse a Juan, al que tuvo que suplir en el bar su marido Rafael, durante la media hora que duró el polvo que echaron junto a nosotros dos. A Paula creo que se la follaron todos los maridos, menos Rafael que ya conocía sus adentros y sus afueras. Cuando nos devolvieron a las inmediaciones de mi calle, ambos teníamos un sobre con la misma cantidad dentro.

Pedro por fin mojó su churro esa misma noche, según me contaba el lunes siguiente.

-Rigo, ha sido maravilloso y creo que lo nuestro va para largo, porque no sabes lo contenta que la dejé, -me contaba mi amigo con una expresión algo bobalicona-, aunque en un principio me ha dicho que ahora no se puede centrar en nadie, por los estudios, ya sabes tú.

-Claro Pedro, ahora no conviene que la agobies, déjala que vaya cayendo en tus garras poco a poco, lo importante es que ya tienes experiencia para poder estar con otras tías, sobre todo sabiendo lo satisfecha que has dejado a Mavi.

Dos días más tarde salimos la pandilla y no conseguí que ella me dirigiera la palabra en ningún momento.