Vivo de las mujeres decentes (Capítulo 14)

Rigo y su novia pasan el primer día en la casa rural con varias parejas del club swinger

Capítulo 14

El miércoles nos teníamos que levantar temprano porque a media mañana nos llegarían a la casa todas las bebidas que habíamos encargado, así que todavía seguíamos dormidos cuando entraron Lina y María portando una bandeja cada una con nuestros desayunos. Después de depositarlas en la mesa escritorio, María fue a despertar a mi novia y Lina lo hizo conmigo. Estaba claro que lo habían hablado antes de hacerlo, porque María le susurraba algo a Pilar mientras le acariciaba las tetas y Lina me decía al oído que ya tenía el desayuno preparado al tiempo que me daba unos suaves meneos en la polla que tenía un empalme del catorce. Menudo despertar nos dieron, aunque me hizo gracia el repullo que pegó Lina cuando le atrapé la mano para que no pudiera soltarme el rabo, todavía nos estamos riendo mi novia y yo.

El jueves, sin embargo, nos despertó de una forma muy brusca el ruido del cortacésped que estaría manejando nuestro jardinero. Nada que ver con el del día anterior, pero así es la vida, qué le vamos a hacer.

León como había prometido, se había presentado dos horas antes de lo previsto para dar un último repaso al jardín y a la piscina.

Más tarde metimos todas las bebidas y la ropa en el coche y partimos para la casa rural a la que llegamos al mediodía. Allí ya nos encontramos con los tíos de mi novia y Sole, más Rita y su marido José y Julia con Rafael. Poco más tarde arribaron también Adela y Samuel y por último Isabel y su marido Andrés. En total éramos seis parejas, más los tres empleados que nos iban a atender esos tres días.

Dos personas de la propiedad se encargaron de tomarnos los datos y distribuirnos en las habitaciones, que simplemente se sortearon las que nos parecieron las mejores, dejando otras tres para el servicio y otras tantas quedaron cerradas. Cada habitación tenía cama de matrimonio y disponía de un cuarto de aseo con ducha. En la planta baja también disponíamos de una gran cocina, dos aseos y un gran salón con una chimenea y muchos sofás con mesas bajas y un pequeño bar en una de las esquinas, por último teníamos un comedor muy alargado con una mesa para treinta personas.

La propiedad se hacía cargo de los desayunos y la limpieza de habitaciones y de la casa en general entre las diez y las trece horas, luego se marcharían todos.

Una vez instalados y los vehículos descargados, nos fuimos todos a comer a un restaurante cercano donde ya habíamos reservado con antelación. Los tres empleados se quedarían en la casa y ellos mismos se harían de comer y comenzarían sus tareas para tener todo dispuesto para la velada que más tarde tendríamos nosotros.

En el almuerzo nos sentamos por una vez todos correctamente por parejas, siendo muy amena nuestras conversaciones. Ahí fue donde verdaderamente me di cuenta lo bien que se llevaban todos, aunque seguía siendo para mí un poco extraño como trataban las cuestiones de sexo, cómo se explicaban ciertos envites que habían tenido y que lo tenían que repetir porque lo disfrutaban mucho, que hacerlo con fulanito y fulanita le daba mucho morbo, que la doble penetración con tales dos fue la mejor de los últimos tiempos, también me mencionaron a mí ya que estábamos presentes y Pilar también se llevó los halagos de José por el polvo que echaron el domingo y de Samuel por el morbo que le dio que ella se tragara su única corrida.

Todo esto se decía con buen humor, que unido a la simpatía de Cristina, la voz tan dulce de Julia, el cariño que te transmitían, la amabilidad, el respeto y la educación, me parecía que era un afortunado por estar en ese lugar y en tan grata compañía.

El café lo dejamos para tomarlo en nuestra casa común de esos tres días. Era como si tuviésemos ganas de disfrutarnos con algo más de intimidad, así que un rato más tarde estábamos de regreso. Todos pasamos efímeramente a nuestras habitaciones para volver luego al salón cambiados de ropa, principalmente las mujeres, donde nuestras chicas del servicio ya se estaban encargando de servirnos los cafés o infusiones acompañados de pequeños dulces y pastas y León servía algunos licores junto a unos frutos secos, aceitunas y patatas fritas. Las chicas ya vestían sus ropas sexys y nuestro jardinero uno de los conjuntos que le compró Pilar.

Me alegré que fuésemos seis parejas al final, porque nuestras emociones estarían como más repartidas, o lo que es lo mismo, menos centradas en una persona determinada. El buen ambiente hacía que me sintiera contento por estar allí rodeado de esas estupendas personas. En contra de lo que yo pensaba, seguimos charlando como si siguiéramos en el restaurante. Mi novia que se había puesto un vestido de una pieza con un gran escote, la espalda al aire y tan corto como se correspondía con las circunstancias, estaba bellísima, acaparando la atención de casi todos, unos relatando lo bien que lo pasaron con ella el domingo y otros agasajándola por lo guapa y atractiva que se veía. Desde luego todos los que la tenían de frente estarían disfrutando de buenas vistas, porque sus piernas estaban al aire y seguro que también su escueto tanga. De todos modos Julia ganaba a todas en osadía, porque su falda era una estrecha franja de tela por delante y otra igual por detrás, su tanga azul -que enseñaba sin ningún pudor-, no tapaba nada de su culo y muy poco de su pubis, pues del triángulo de seda salía incluso toda la fina raya del pelo púbico que adornaba su coño.

No detecté ningún sujetador entre la vestimenta de las mujeres, como si esa fuese una prenda innecesaria entre ellas. Eso unido a que los escotes eran de lo más atrevido, se podría decir que no había que ser un lince para detectar lo que allí se desarrollaría esa tarde-noche.

Andrés e Isabel estaban sentados al otro lado de  Pilar y nos estaban resumiendo cómo se habían conocido, los seis años que llevaban casados y que pertenecían a este mundillo liberal desde que comenzaron a ir por el club de intercambio hacía unos ocho años. Isabel le decía que si uno de los dos no podía acudir a las veladas del grupo swinger, el otro tenía toda la autorización para hacerlo y que de hecho el día que me conoció me tomó como pareja, porque esa noche Andrés estaba de viaje y no pudo asistir, luego le tuvo que contar con pelos y señales a su marido lo bien que la follé y lo mucho que disfrutó aquella noche conmigo. Luego nos felicitó  por nuestro compromiso, porque hacíamos una pareja envidiable, deseándonos todo tipo de suertes para el un futuro. Andrés asentía a lo que su mujer nos iba diciendo, luego intervino para contarle entre risas a Pilar que cuando me conoció, esa noche llegaron tarde y ya estábamos todos enfrascados dándonos placer unos a otros, entonces Isabel lo llevó a la cama donde me encontraba con otra chica y nos presentó, haciendo que me cogiera la polla para que pudiera comprobar que todo lo que le había contado de mí era cierto y que más tarde le hicimos a ella una doble penetración entre los dos. Pilar se lo tomó también con muy buen humor, participando todos en esas risas de Andrés y su forma de contarlo.

Una de las veces que me levanté para pedirle una copa a León, me quedé charlando de pie con Julia y Adela, además de José Luis que se interesaba por cómo había conseguido ésta última convencer a Samuel para poder acudir al evento, pero ella adujo entre carcajadas que si no hubiera cambiado su decisión le habría pedido el divorcio, luego me cogió de la cintura dándome tan buen achuchón, que hasta casi se le sale una teta.

-¿Cómo me iba a perder yo estar tres días con este adonis? -Les decía a los dos-, y soportar luego a mi hermana contándome las veces que se lo había follado. -Ahora se lo decía a Julia con otra carcajada-, me moriría de envidia, aparte que Pilar también me atrae un montón desde que estuvimos juntos el domingo pasado.

José Luis se acercó a pedirle otra bebida a León y Julia aprovechó para ponerse a mi otro lado poniendo su mano en mi nalga para darme un buen apretón, así que ni corto ni perezoso eché mano de sus culos al tiempo que besaba a Julia primero y a Adela después.

-Hoy quiero follaros a las dos a la vez, pues hasta ahora lo habíamos hecho sin conocer que erais hermanas, -les dije con otro nuevo beso a cada una de ellas y otro apretón a sus nalgas, en el caso de Julia sin ninguna dificultad y en el de Adela subiendo un poco su vestido por detrás.

Poco después se fueron uniendo a nosotros el resto de participantes en el evento, pidiendo más consumisiones a León que llegó a estar un poco desbordado, hasta el punto que Pilar se metió detrás de la barra para ayudarle a servirlas. Cuando la cosa se tranquilizó y ella se disponía a marcharse de allí, él le dijo algo al oído y ella con una sonrisa asintió con la cabeza al tiempo que él le daba una nalgada antes de terminar de irse, mientras desde atrás le echaba una mirada llena de lujuria. Eso lo vi como un flash, porque lo cierto es que fue muy rápido y creo que pensaron que nadie se había apercibido. Tampoco era algo que tuvieran que esconder, cosas más significativas estábamos haciendo los demás, pero estaba claro que entre ellos se notaba la familiaridad de haber estado un año follando y yo diría que mucho más, cada vez estaba más seguro, ese no era el comportamiento respetuoso de un empleado hacia su patrona, ni mucho menos.

Más tarde a una indicación de José Luis, que ejercía la autoridad que le concedía ser el mayor de todos y el acatamiento del resto de los miembros del club swinger, sin siquiera haberlo dispuesto entre ellos, las luces se atenuaron y una música de fondo comenzó a sonar muy bajito, para no interferir en lo que normalmente en voz baja hablábamos nosotros. Los tres empleados desplegaron la cama de dos sofás que tampoco es que fueran muy grandes. Luego se retiraron unos minutos del salón, mientras nosotros ya nos acariciábamos con los que teníamos más cerca. En este caso mi novia que estaba a mi lado, parecía que no quería dejarme a solas con las demás chicas por el morreo que me daba. Pensé que me transmitiría lo que León le había dicho o pedido, pero no me dijo nada. Al momento Andrés se acercó a nosotros abrazando a mi novia desde atrás haciéndose con sus tetas, mientras Isabel hacía lo propio conmigo. Había comenzado la fiesta.

Al momento aparecieron nuevamente los tres empleados comandados por Sole que era la que tenía la experiencia, ellas con el tanga rojo y él con su taparrabos, recogiendo la ropa de la que nos íbamos desprendiendo, llevándolas a unas estanterías pequeñas con ruedas que estaban dispuestas en un rincón del salón.

También retiraron las copas de todas las mesitas para colocar una bandeja en cada una de ellas con toallitas húmedas y secas, así como tubos de lubricantes. Luego él se quedó de nuevo tras la barra del bar y ellas delante del mostrador por si alguien las requería para pedirles cualquier cosa.

Todos estábamos ocupados con las personas que nos había tocado en suerte, ninguno aún en alguna de las dos camas, si no que seguíamos ocupando los sofás más o menos viendo lo que hacían todos los demás, ya en esos momentos totalmente desnudos. Todavía seguíamos manteniendo charlas entre nosotros sin profundizar mucho en las relaciones propiamente sexuales, solo se apreciaban muchas risas mientras cada uno tocaba ligeramente a la persona que tenía a su lado, eso no quitaba a que casi todos los hombres mantenían, si no una erección evidente como era mi caso, sí al menos una polla morcillona que ellas o ellos comenzaban a acariciar.

Andrés se había llevado a mi novia al sofá que teníamos enfrente, Rita estaba al otro lado de él que les tenía pasados los brazos por los hombros, mientras las dos le acariciaban el torso y de vez en cuando la verga.

Yo tenía a Isabel a mi lado izquierdo y a José Luis en el derecho, que fue el primero que me tocó la polla esa noche mientras me decía que el sábado llegarían dos nuevas parejas para pasar el último día con nosotros y que por la noche llegaría una tercera. Al final estarían casi todos los miembros del club. Nadie se quería perder estar junto a los demás aunque solo fuera una sesión en esa casa rural. Isabel y yo mismo nos interesábamos por quiénes eran esas parejas, mientras le acariciaba sus tetas con mi brazo echado por encima de sus hombros y comenzaba a darle unos leves piquitos en la boca. Ella estaba vuelta hacia mí con su pierna echada encima de mi rodilla, mientra me acariciaba el torso, mi polla y la de José Luis, que cada vez se pegaba más a mí. Luego acercó su mano a la nuca de él y le dio un pequeño morreo a cinco centímetros de mi boca, pero cuando terminó el beso no le soltó de la nuca, lo que hizo fue empujarlo hacia mi falo que estaba en pie de guerra para que lo pudiera mamar a discreción y a fe que lo hacía estupendamente bien. Ahora el morreo con Isabel era más largo, así como el sobeo a sus tetas con mi otra mano acariciando su coño en toda su extensión, incluidos dos dedos en su interior que comenzaron a coger algo de ritmo.

Mi novia estaba comiéndole el rabo a nuestro amigo Andrés junto a Cristina, terminando las dos besándose cuando el pene se acababa y sus labios se juntaban. Un poco más allá estaba Julia enfrascada con Samuel, dándome un morbo enorme que se estuviesen besando como si no hubiese un mañana, porque una cosa era que follaran sin más, pero el beso que se daban denotaba que entre ellos también había una nota de cariño, pues cuando se separaban se sonreían sin dejar de mirarse a los ojos. Pero es que Adela estaba en las mismas con el amigo Rafael, en el sofá que había frente a ellos. Viendo todo eso, más el sobeo que me estaba dando con Isabel y la mamada que me hacía José Luis, si no paraba aquello, iba a terminar corriéndome como un principiante, así que le paré a él avisándole con una nalgada.

-Para tío, que no voy a poder aguantar y me quiero follar a Isabel ya.

Él se incorporó y me dio un beso en la mejilla.

-Gracias Rigo por dejarme chuparte el pollón que tienes, pero me debes una corrida en mi boca, que lo sepas granuja.

-Eso está hecho, -le dije al tío de mi novia-, en cuanto le provoque un par de orgasmos a Isabel. Espera -le volví a pedir cuando él se iba a marchar-, Isabel ponte a cuatro y cómele el rabo mientras yo te follo.

Ella toda presta se colocó en la posición que le pedí, comenzando a chupar la polla de él, mientras yo me colocaba detrás de ella con un pie en el suelo y otro en el sofá al otro lado del cuerpo de ella. No tuve ningún problema en clavársela hasta el fondo, encima la cabrona me pedía más, cosa de todo punto imposible, pero con lo que tenía dentro y unas duras embestidas no tardé en sacarle el primer orgasmo. Luego la puse en misionero algo erguido para dejarle sitio a José Luis para que le pudiera comer el coño mientras yo me la follaba, consiguiéndole en poco tiempo su segundo orgasmo y mi posterior eyaculación en la boca de él, que no tuvo ni que moverse de la posición en la que se encontraba.

Luego me giré para sentarme a descansar en el propio sofá, mientras José Luis me limpiaba con una toallita húmeda, primero a mí y luego a ella. Mi novia estaba sentada frente a mí, limpiándose la boca con una toallita seca, que luego dejó en el cubito que para ese menester estaba al lado de las toallas. Luego cogió otra y se limpió también el coño que al parecer también había sido follado por Andrés. Cristina estaba ahora sentada al lado de José Luis que le estaba morreando y seguramente haciéndole degustar el sabor de mi semen.

Entonces me levanté para sentarme junto a Pilar.

-¿Qué tal? -le pregunté a ella pero mirando también a Andrés que estaba atento a nosotros.

-Ha sido bestial, -se adelantó él con su encendida opinión-, hacía tiempo que no sentía tanto placer en mi polla, gracias guapísima, os dejo -nos dijo, mientras se iba al bar a pedir alguna bebida.

-¿Y tú qué tal? -le volví a preguntar.

-Pues mira, por supuesto que no es como cuando tú me follas, pero ha hecho que me corra dos veces, aunque también ha sido con la ayuda de Cristina, uff, me tengo que tomar un descanso.

-Pues creo que te lo has ganado para siempre, seguro que más pronto que tarde querrá repetir contigo.

-Por mí, sin problemas -me respondió-, para eso estamos aquí, ¿No?

-Claro, cielo, pero supongo que tendrás ganas de estar con más gente, aunque si quieres follarte a León te vas a tener que dar prisa porque ya hay dos leonas dispuestas a quitártelo. -Le dije mientras le hacía un gesto con la cabeza para que mirase hacia la barra, donde Rita y la propia Isabel estaban charlando con él muy risueñas.

Ella miró hacia aquel lugar quedándose un momento insegura sobre qué opción tomar. Luego inesperadamente se colgó de mi cuello para darme un morreo con sabor al semen de Andrés, pero no me quejé y colaboré en tan lujurioso beso.

-De momento hay mucho jaleo en la barra después de éste primer asalto y no se va a poder mover de allí -me respondió con una sonrisa-, más tarde iré a por él si no te importa.

-No mujer, qué me va a importar, es más, tu tío me ha comentado que ahora se van a abrir las habitaciones no ocupadas porque esas dos camas no dan para más, -le dije señalando con mi mirada los dos sofás camas-, mejor te lo llevas a una de ellas.

-¿Síii? -Me respondió con algo de asombro-, ¿Sabes que él me lo ha pedido en la barra? Ahora van a preparar esas habitaciones entre los tres, según me dijo allí.

-Vale, pues vamos a tomar nosotros también algo -le dije al tiempo que nos dirigimos a la barra cogidos de la mano.

Pero mi novia no iba a estar tan suelta como ella pretendía y fueron Rafael y Samuel los que se acercaron a ella para que después de que lograra su bebida, se fuera con ellos a una de las camas del salón. Enseguida me acerqué a las dos hermanas para llevarlas a la otra cama también con nuestras bebidas, siendo inevitable que cada trío viera lo que hacía el otro en la otra cama, el caso fue que mi novia fue penetrada por los dos, se mamaron la polla colaborando con ella y terminaron haciéndole una doble penetración que la hizo chillar como una loca con un sinfín de orgasmos, terminando los dos en el interior de ella.

Por mi parte disfruté como un cosaco divirtiéndome con estas dos beldades, a las que follé alternativamente, quedándome a cuadros cuando tampoco tuvieron ningún reparo en ayudarse entre ellas a disfrutar de más orgasmos, empleando tanto sus manos como sus bocas. A las dos les di por todos los agujeros y por último les regué con mi semen después de estar esperándome con la boca abierta y la lengua sacada todo lo afuera que podían. Tanto a ellos como a nosotros, enseguida se acercaron María y Sole para asearnos con las toallitas.

El resto de los hombres estaban ya dando por finalizada su intervención de ese segundo asalto, por lo que en pocos momentos volvieron los tres empleados con todo tipo de viandas para reponer fuerzas, ya que esa iba a ser nuestra cena y León se paseaba por entre nosotros con una bandeja repleta de cervezas, copas de vino y refrescos.

Aquello era un descanso en nuestras batallas sexuales y nuevamente Pilar se vino a mi lado para comentarnos los entresijos de las que acabábamos de librar ambos.

-A ver si ahora me dejan llevarme a León a una habitación, pero ¿Sabes qué? -Me preguntó para responderse ella misma de nuevo- que me gustaría que follásemos los tres, -luego me miró con un puchero en su cara-, por favor Rigo, es mi ilusión de esta noche.

-Pero terminarás con la vagina que no vas a poder follar en dos semanas, porque tu amigo tampoco está manco de la polla, -le dije sorprendido por su petición-, además de lo que te han follado Andrés y sobre todo esos dos cuñados.

-No creas, porque sabiendo lo que quiero esta noche he abusado un poco de los lubricantes. Por eso no te preocupes, con vosotros también los usaré.

-Está bien, ahora cuando terminen de preparar las habitaciones nos echamos el tercer asalto con él.

Pero el tercer asalto lo echamos en nuestra habitación. Eso lo contará ella.