Vivo de las mujeres decentes (Capítulo 12)

Rigo y Pilar se apuntan para ir a una casa rural con algunos miembros del club swinger

Capítulo 12

Más tarde nos fuimos a su casa para pasar el resto del fin de semana, porque sus padres acudirían a comer con nosotros el domingo.

Al llegar pudimos observar cómo el jardinero estaba terminando de limpiar la piscina que ya no utilizaríamos hasta el verano siguiente. El chaval estaba un poco lento según pude comprobar desde la terraza de nuestro dormitorio, sin dejar de mirar hacia la entrada lateral de la casa. No había que ser un lince para darse cuenta que se estaba haciendo el remolón, porque su objetivo era follarse a María, que efectivamente le llamó según pude oír ya que desde allí no la podía ver. León terminó de guardar los avíos para la limpieza de la piscina y se dirigió con paso rápido hacia el lateral de la casa. Tampoco era yo quien para poner orden en la casa de Pilar, así que me di la vuelta para volver a entrar en el dormitorio porque el día no estaba bueno y refrescaba bastante en la terraza.

Pilar salía del baño en esos momentos, mirándome un poco extrañada al ver la medio sonrisa sarcástica que vio en mi cara.

-¿Qué te pasa que pones esa cara? -me preguntó.

-Nada, solo que creo que el León que tenemos en el jardín se está follando a María en estos momentos.

-¡Ah! Eso, bueno pues no la molestaremos hasta que se deje ver de nuevo.

A pesar de la tranquilidad con la que me respondía, noté una leve expresión de contrariedad en su cara. Igual estaba pensando que se tendría que ir buscando otro jardinero, cosa que siempre supone una contrariedad.

-Por cierto me acaba de llamar mi tía Cristina para darnos las gracias por lo de anoche, -me dijo con una sonrisa en sus labios.

-Pues nada, dile que por nuestra parte cuando quiera repetimos, -ahora era yo el de las risas.

Ella se tiró a mis espaldas abrazándome por el cuello y con las piernas alrededor de mi cintura.

-¡Mira que listo! Tú follando como un descosido y yo mirando lo bien que te lo pasas.

-Pero ¿Qué podemos hacer? Si quieres llamamos a Julia y Rafael para que participen junto a ellos y te puedas desfogar tú también.

Ella reía mientras me daba bocaditos en el lóbulo de mi oreja derecha.

-O mejor vamos esta noche a la casa de mis tíos.

-No sería mala idea, pero antes de eso tienes que practicar algo más, estás muy verde para esos avatares -le dije soltándole un cachetazo en su nalga.

-¿Que yo estoy verde y tengo que practicar más? -me respondió dándome un pellizco en un pezón-, ¿Y qué tengo que aprender que ya no sepa?

Yo me tronchaba con ella aplicándome castigos desde su posición dominante. Entonces me tiré de costado en la cama y me volví para quedar de frente a ella, haciendo que perdiera en un segundo sus dominios sobre mí.

-Tendrás que aprender a tragarte todo el semen que salga de mi rabo, porque allí es lo habitual, tanto en las mujeres como en los hombres, ya viste la corrida que se tragó tu tío anoche.

-¿Tú también has practicado alguna felación a un tío? -me preguntó.

-No, de momento no lo he hecho, entre otras cosas porque nunca he sido uno de ellos.

-¿Y solo con saber tragarme una corrida tuya me darían el aprobado? -me lo preguntaba al tiempo que me daba un bocado en el labio inferior. De seguir con tantos bocaditos le tendría que poner un bozal, no fuera a ser que me lo pegara en el sitio más querido por mí y por muchas otras.

-No, cielo, además tienes que practicar más el anal, que solo lo hemos hecho una vez y todas las swingers disfrutan mucho sus dobles penetraciones.

-Eso es fácil, después de lo que me metiste, no creo que tengamos problemas con eso. -me respondió con otra carcajada y un beso solo en el labio inferior que tenía dañado.

-Sí, pero hay algo más, -le dije desquitándome con un mordisco en su nariz-, también tendrías que pasar una prueba con alguna de las parejas para lograr el visto bueno del grupo.

-¡Ay! Que me ha dolido bruto, -me dijo restregándose la nariz-, pues entonces no va a poder ser para esta noche, con la ilusión que yo tenía... -ahora se lanzaba a por mi pezón izquierdo al que logró morder de refilón.

-Serás cabrona, por poco me arrancas el pezón, así que prepárate porque la prueba te la voy a hacer yo ahora mismo.

Ahora se dio la vuelta intentando huir pero logré agarrarla a tiempo.

-¿Adonde vas? Lo tuyo ya no tiene solución. -Le decía mientras la apretaba contra mi pecho y le daba un chupetón en la nuca.

-Ahí no, que no me puedo defender, -me decía pegándome varios azotes en el culo echando su mano atrás, por lo que me llegaban sin fuerza-, sabes que ese es mi punto flaco.

-¿Ah, sí? Pues no haberme provocado con tantos bocaditos tan sexuales.

-Pero si no eran sexuales, eran para comerte poco a poco.

-Pues ahora te vas a comer mi rabo con tu chochito que se lo va a tragar todo entero.

-Noooo... que lo tengo maltrecho de esta noche, -me decía mientras se pegaba más a mí al intensificar el chupeteo en su nuca.

-Vale, voy a ser magnánimo con el enemigo. Te conmuto la pena si me la chupas hasta tragarte toda mi corrida, aunque te atragantes, so guarra.

-Una vez nada más, -sentenciaba-, que después a ti no hay quien te pare. Si me gusta lo podríamos negociar.

-En pelotas los dos -alguna condición tenía que poner yo.

Al final se tragó un poco de la primera corrida y un mucho de la segunda. Yo no pude comerle nada porque tenía todo el chocho lleno de la crema que le dio María. Tampoco quiso que le diera por el culo.

-El anal lo haremos la semana que viene cuando yo esté bien por todos mis sitios íntimos. -Me decía entre grandes carcajadas por la cara de decepción que yo ponía.

La semana siguiente entró para atender el piso, Lina, que era la hija de una conocida de María . Una chica que tendría que andar por la misma edad que mi novia, bajita, pechos pequeños al igual que su culo, pero muy agradable a la vista, eso sí, muy seria en sus quehaceres.

La verdad es que seguíamos fantaseando con hacer muchas cosas, pero no hacíamos ninguna. Pronto animé a Pilar para que montara su negocio de diseño de interior y eso la catapultó a una actividad febril, ella no era de medias tintas, así que en cuanto se propuso acometerlo, se dedicó en cuerpo y alma a llevarlo a cabo.

Enseguida se hizo con una buena cartera de pedidos, en principio teniendo como principales clientes a las propias empresas del grupo familiar, pero no tardó en ampliar su cartera con otros clientes de la provincia y de las provincias limítrofes. Sus oficinas comenzaron dedicándose en exclusiva a las actividades propias del diseño, muchos de ellos de oficinas de empresas, hoteles, comercios y también de particulares, aunque en menor medida, luego se asoció con Raúl para crear una nueva empresa con más medios que las que él tenía,  que se encargaba de realizar todos los trabajos correspondientes a los diseños.

La cuestión era que cada día nos veíamos menos e incluso había muchos días que ni nos veíamos, debido a que ella tenía que pernoctar lejos de la ciudad, de forma que por esa regla de tres yo cada día pasaba más tiempo solo, o mejor dicho, sin ella, porque aprovechaba para salir los días que no tenía gimnasio con mis amigos, entre ellos estaban Paula y Mavi, junto a Pedro y otros más. Paula tenía un rollete con un chico del tercer curso, con el que todos sabíamos que no iba para nada en serio. Mavi sin embargo se mantenía libre de compromisos desde que empezó el curso y como en el curso anterior, los dos compartíamos en muchas ocasiones las últimas paradas del metro.

Nuestro trato era muy cordial, sin traspasar por supuesto ninguna línea roja. Mi novia estaba al tanto de todas esas salidas mías con la pandilla, porque cuando nos veíamos luego, normalmente durante la cena, yo mismo se lo contaba. Tampoco me podía recriminar nada pues comprendía que me tenía bastante abandonado.

En cuanto a nuestras relaciones sexuales, decayeron bruscamente por el poco tiempo que pasábamos juntos en casa, además de que regresaba muy cansada y se levantaba temprano para ir a trabajar.

Lo fines de semana y los días festivos eran sagrados para nosotros. Esos días no nos separábamos en ningún momento, nos quedásemos en su casa, fuésemos a visitar algún familiar o nos visitasen a nosotros. María se esmeraba como intentando compensarnos por lo poco que íbamos por la casa, sobre todo yo, porque Pilar se iba algunos días entre semana a comer allí, aunque también lo hacía en el piso donde era Lina la que le preparaba la comida, pero había muchos días que almorzaba en restaurantes por motivos de trabajo.

Ella sabía que mi situación económica era la típica de un estudiante que dependía de la paga que me pasaba mi padre todos los meses. Por eso me obligó como aquel que dice a utilizar una tarjeta de crédito para cubrir todos mis gastos. Al principio casi no la usaba o lo hacía para pagar en la hamburguesería, el chino o la pizzería y algún libro que se me antojase, pero luego cuando íbamos de compras algún que otro fin de semana, ella me elegía un montón de ropa carísima que me hacía pagar con la tarjeta. También estuvo un tiempo dándome la tabarra para que me comprase un coche, pero yo prefería el metro como siempre, total si cuando íbamos a casa de mis padres lo hacíamos en su Audi.

Un día la utilicé para comprarme uno de los mejores móviles del momento, después yo era el que siempre pagaba con mi tarjeta cuando acudíamos a cualquier restaurante o compraba las localidades para un concierto, en fin que aquella tarjeta no tenía límite para todo lo que se me antojara.

Todo nos iba muy bien, pero francamente me sentía un poco frustrado en cuanto al sexo, mis necesidades no estaban cubiertas con lo que ella me daba y no sabía como resolverlo, porque por otra parte no quería volver a retomar las refriegas con las que me aliviaba antes de conocer a Lili.

Dos semanas antes de la semana santa fuimos invitados a comer a la casa de sus tíos. Después del agasajo que nos dimos con tan exquisita comida, nos pasamos al salón a tomar café.

-Hemos vuelto a alquilar la casa rural a la que solemos ir con otras parejas, durante tres días de la semana santa, porque José Luis no puede hacerlo en otras fechas debido a su trabajo, -nos decía Cristina-, esta vez vamos tres matrimonios del club.

¡Joder! Aquello sí que sería una buena ocasión para rebajar la tensión que me rondaba en la entrepierna.

-¿Vais en plan swinger? -Le preguntó inocentemente mi novia.

-Claro, -respondió José Luis-, cuando vamos nosotros, nos la preparan para que podamos dar rienda suelta a nuestros juegos sin problemas. Sole nos acompañará, pero Juan y Lola no van a poder venir porque tienen un compromiso familiar, así que tendremos que buscar una solución.

Al nombrar a los empleados de Julia y Rafael, supuse que ellos serían una de las parejas que irían al evento, lo que hizo que mi polla pegara un respingo que seguro me pondría en un apuro.

-Si queréis podéis disponer de María, nosotros nos apañaremos con Lina esos días, -les ofreció Pilar.

-Pero ella no sabe nada de lo nuestro, -le respondió Cristina.

-Claro que lo sabe, se lo conté yo un día, además ella no se incomodará por estar allí, eso te lo aseguro, -dijo mi novia con unas risas.

-Si es así, ya nos habéis solucionado el problema, -volvió a intervenir su tío-, gracias guapísima.

-¿Quienes son las otras parejas? -curioseó Pilar.

-Pues mira al final vendrán dos buenos amigos de Rigo, como son Rafael y José con sus esposas Rita y Julia, -le respondió ahora Cristina.

¡Me cachiiiisss! Joder, ahora sí que lo de mi empalme no tenía remedio. Tampoco traté de ocultarlo porque era una tarea imposible, así que dejé que mi pene se mostrara como le diera la gana.

-Pues sí, ya sabéis que con ellos hice las pruebas para que me valoraran en el grupo, -les recordé a todos.

Ellos se miraron asintiendo con una sonrisa, mientras mi novia se quedaba un poco cortada aunque terminando por mostrar también la suya.

-¿Porqué no os lo pensáis vosotros y nos acompañáis? -Nos propuso José Luis-, todos estaríamos encantados con vuestra presencia.

-Además seríamos pocos y esta vez tú podrías participar con ellos -le dijo Cristina a mi novia-, A Rigo parece que no le disgustaría acudir.

Esto último lo dijo mirando el bulto que tenía en el pantalón, pero no conforme con eso, alargó su mano y me dio un apretón en semejante sitio.

-¿Puedo? -le pedía permiso a mi novia, cuando ya me esta tocando todo el paquete.

-Lo hablamos entre nosotros y os lo decimos en unos días, -comentó Pilar poniéndose en pie, con intención de dar por finalizada la visita.

Nos despedimos y nos marchamos sin yo conocer si es que ella se había mosqueado por el atrevimiento de la tía, o es que tenía un calentón del catorce y quería que echáramos un polvo. Cuando entramos en el coche me acerqué para darle un pico en los labios, respondiendo ella con un repaso de su lengua por encima de los míos. Ahora me decidía más que su urgencia era por lo del calentón.

En cuanto llegamos a la casa nos encerramos en el dormitorio para echar un primer polvo de urgencia, seguido de una enculada que ya practicábamos más asiduamente, un tercero más cariñoso y una mamada de la que no dejó escapar ni una gota tragándoselo todo. En total más de dos horas de ajetreo donde ella tuvo incontables orgasmos que unidos a mis cuatro eyaculaciones, hicieron que nos quedáramos sumidos en un amodorramiento ganado a pulso.

-¿Qué te parece la propuesta de mis tíos? -me preguntó ella suponiendo que ahora no pensaría con la polla. Pero a mi edad qué quería, pues eso.

-Mujer para mí va a ser un mal trago verte follar con José y Rafael, -le dije dándolo ya por supuesto-, pero vamos que creo que lo pasaríamos bien los dos, se trata solo de sexo cariño, lo nuestro es otra cosa.

Ella apoyó la cabeza en mi pecho echando su brazo derecho por mi cintura, dándome cientos de besos en mi tetilla izquierda y alrededores. Mientras lo dejara ahí y no me diera uno de sus famosos mordisquitos, todo lo daba por bueno.

-La llamo el martes y le digo que nos apuntamos, a ver por donde sale la aventura, -me dijo-, porque si la llamo ahora son capaces de venirse para acá.

Al momento se presentó María que nos traía una merienda en la bandeja, pillándonos en pelotas y con toda la habitación oliendo a sexo que tiraba para atrás. Iba a retirarse después de dejar la bandeja sobre la mesita escritorio, cuando Pilar la hizo detenerse.

-María en la semana santa iremos tres días a una casa rural con mis tíos y otras dos parejas y necesitamos que tú y Sole os ocupéis de los asuntos domésticos, -le pidió-, porque Lola y su marido no van a poder ir.

-Por supuesto señora Pilar, -asintió al momento como si la hubiese pedido una aspirina.

Cuando Pilar le dijo a sus tíos que les íbamos a acompañar, casi no se lo podían creer y esa misma noche me llamó Julia para decirnos que todos estaban muy contentos porque nosotros les acompañáramos, que incluso había dos parejas más que en cuanto se enteraron que asistiríamos Pilar y yo, estaban intentando cambiar sus reservas para poder estar con nosotros esos días y que era una pena que no pudiesen ir sus empleados Juan y Lola, que ya conocían la casa de otras ocasiones.

Todo eso lo escuchó mi novia al ponerle yo el manos libres para que se enterara de todo lo que ella me decía.

-¿Quieres que le pida a León que nos acompañe él también? -me preguntó, una vez terminada la conversación con Julia.

-Pero Pilar, que en las veladas del grupo, Juan si es requerido folla con quien se lo pida, al igual que Lola y me parece muy fuerte que León que no conoce ese mundillo, se presente allí para ver todo lo que hacen estas parejas, ahora incluida la nuestra, más aún si alguna de las mujeres le pide que le eche un polvo, que seguro que lo van a hacer si estamos allí tres días completos.

-Bueno, pero ya te dije que el chico no lo hace mal y en cuanto nos vea media hora, ya no se va a asustar por nada.

Al parecer no le di buenas razones para que desistiera de su presencia en el evento.

-Puede que también quiera follarte a ti una vez en el lío. ¿Lo rechazarías?

-No sé Rigo, pero si estamos todos enfrascados creo que no estaría bien que rechazara a nadie, excepto a mi tío, claro.

-Pues no se hable más, díselo a él a ver si le parece bien el trabajo extra de esos días.

-¿Cómo se visten los empleados durante la velada? -me preguntó.

-Según lo que yo he visto, al principio con ropa muy sexy, luego cuando empieza el evento las chicas van todas con un tanga rojo y Juan siempre con un taparrabo.

-¿Juan follaba alguna vez con Julia? -no sé si me estaba preguntando eso para justificar lo que pensaba hacer ella con León.

-Claro, incluso era ella la que iba en su busca teniendo que suplirlo Rafael en el bar mientras duraba el polvo.

-Pues vaya, -me respondió quedándose pensativa.

-¿Porqué me lo has preguntado?

-No, por nada, no sé, simple curiosidad.

-¿Simple curiosidad? -Repetí mientras le daba una nalgada-, ¿o es que estás pensando en hacer tú lo mismo?

-Oye, que tú también vas a repetir con todas las que has estado antes, si lo hago yo con León no veo que tenga nada de malo.

-Vale, vale, no he dicho nada, -le dije con una carcajada, mientras me la llevaba en brazos al dormitorio sin parar de darle piquitos previos a lo que vendría a continuación.

Por supuesto que León aceptó el trabajo y el taparrabos que le había comprado Pilar.