Vivir 30 años despues

Una viuda, una cena, tres hermanos.

Mi nombre es Amanda. Tengo 55 años, soy viuda y y actualmente vivo en Santiago de Chile

Vengo del seno de una familia machista, donde mi padre solía golpear a mi madre por lo que fuera. Ya sea que tuvo un mal día en su trabajo, o una de sus noviecitas lo dejó, o pensaba que algun hombre miró a su esposa. Así, junto a mis otras tres hermanas, vivíamos bajo el miedo de que algun día aquella violencia fuera a desbordarse.

Pero aquello fue solo durante mi infancia. Recuerdo claramente el día en que la actitud de mi padre dejó de ser violenta y se transformó en alguien mas amable, pero aun así, se notaba como una persona dura y alejada. Muchos años más tarde (incluso, despues de que los hechos que les voy a relatar ocurrieran) supe el porqué de su cambio, y a la vez entendí un poco más mi pasado y mi vida actual.

Como les contaba, soy viuda. Hace un poco más de 30 años, tan solo 15 días despues de que naciera Italo, mi esposo sufrió un accidente automovilístico que le quitó la vida al instante.

Para mí y mis hijas fue un golpe terrible. A diferencia de mi pasado, Arturo era el hombre más maravilloso que jamás pude conocer. Inteligente, apuesto, honesto, y por sobre todo, enamorado de mí hasta la médula. Recuerdo aun cuando perdimos juntos la virginidad en la casa de sus padres. Recuerdo su suavidad al tocarme, sus labios recorriendo mi aun inexplorado cuerpo. Eramos unos infantes, menores de edad que no sabían qué era la vida.

Y así mismo, y por nuestra propia irresponsabilidad, lo primero que sucedió luego de nuestra primera relación fue que quedé embarazada a los 16. El mundo se me vino abajo. Pensé que mi padre me mataría, mi madre me odiaría y quizás Arturo me dejaría. Tiritaba como una hoja cuando le conté que iba a ser padre. Su rostro cambió cuando escuchó las palabras, y el mio tambien. Podía ver una sonrisa en su boca, esperanza en sus ojos. Me abrazó, me besó y me dijo al oído "comenzamos nuestra vida en familia".

De ahí en adelante todo fue un camino de flores. Tanto sus padres como los míos, si bien se enojaron por la irresponsabilidad de no tomar resguardos, se alegraron y nos apoyaron (algo muy raro para la epoca, pero lo aceptamos). Él terminó sus estudios en el liceo y comenzó una carrera verpertina que le permitía trabajar en las mañanas. Yo me transformé en madre tiempo completo, a la vez que mantenía el pequeño cuarto que usabamos como "hogar" (dentro de la casa de sus padres) perfecto para cuando él llegara y así poder estar juntos con nuestra nueva hija.

Tuvimos otra hija tres años despues de Francia, nuestra primogénita. La del medio, Sara. Y pasamos varios años pensando que solo tendríamos hermosas niñas, hasta que hace casi exactamente 30 años nació Italo, el último y el único varón.

Pasaron los años, mejoraron los trabajos, logramos el sueño de la casa propia, aumentó la familia. Hasta aquel fatidico descenlace inesperado. Pensé que el mundo me devoraría. Pero la verdad es que el esfuerzo que llevábamos haciendo, junto a las ganas y necesidad de ver a mi familia feliz, me hizo avocarme en sacarlos adelante.

Cuando Arturo estaba vivo pasó muchas noches en vela estudiando. Como Francia nos desvelaba, pasé muchos meses leyendo los mismos libros de cálculo financiero y otras materias conducentes al título de Administración de Empresas. Así que decidí que lo más simple y rápido sería estudiar lo mismo. Así lo hice y tres años despues estaba ya trabajando para una compañia local.

La pensión de sobrevivencia por la muerte de Arturo ayudó, junto a mi sueldo, para que mis hijos fueran a buenos colegios. Todos egresaron de la universidad y se casaron. Bueno, no todos. Sara no está "legalmente" casada puesto que su pareja es otra mujer y la ley lo prohibe.

Así la vida corría displicentemente. Francia era médico y su vida discurría entre su consulta privada y la clínica que tiene junto a su marido. Sara es fotógrafa profesional, hace eventos cuando tiene tiempo pero por lo general hace su propio arte y tiene contactos como para tener un sueldo que le costee su vida.

Italo, bueno, Ítalo es el tema.

Italo está casado. Es el menor, tiene 33 años. Su esposa Clara es una guapa trigueña que me recuerda lo que alguna vez fui antes de conocer a su padre.

Hace tres meses, Sara nos invitó a cenar a todos para darnos una noticia. Si bien la cita era en su departamento, nos dio a entender que era de gala, así que nos vestimos para la ocasion.

Si bien es cierto la edad ha hecho mella en mi cuerpo, debo decir que me mantengo "bien" para el nulo trabajo físico que hago. Mis tetas son 98 gordas y caídas, gracias a los tres embarazos. tengo algo de barriga y excesos de piel, pero poco. No tengo celulitis gracias a dios, pero tampoco es como que me preocupe tanto. Desde que falleció Arturo no he estado envuelta romanticamente con ningun hombre. Para qué decir que despues de él, nadie más ha estado conmigo. Soy mujer de un solo hombre. Eso creía.

La cita era a las 10PM y a esa hora llegué. Francia me había regalado un conjunto de dos piezas, con falda a la pantorrilla, mas bien ceñido, y una blusa semi trasparente. Ambas piezas en un negro opaco, y la blusa, con detalles en encaje por las zonas más "sensibles" de ser mostradas.

Obviamente, si hay algo que no le enseñé parece a mis hijos fue puntualidad. Con decir que cuando golpié, me atendió Karla, la novia de Sara. Estaba en bata, desarreglada y con cara de emoción. Su bata semi abierta dejaba ver unas braguitas de encaje celeste, pequeñas bastante sexys. Bastó dar un vistazo al departamento para darme cuenta que no estaban esperando gente tan temprano. De hecho es muy probable que hayan estado "ocupadas" cuando llegué. El sostén que hace conjunto con las bragas de Karla estaba entre los cojines de los desarreglados sillones.

Cuando se lo entregué, me miró con la cara roja. "No te preocupes Karla, Yo solía ser igual con mi marido". Era verdad. Si bien los primeros años con Arturo el sexo era por montones, despues se calmó, pero mejoró  tremendamente. Si antes bastaba la resistencia de él para que yo pudiera llegar al climax, en sus mejores años no duraba mucho, pero con lo poco que tenía, me era suficiente para relajarme al máximo. Incluso cuando teníamos que escondernos entre la casa para que las niñas no nos vieran.

Karla se unió a Sara en la ducha, tiempo que usé para ayudar a arreglar el departamento. Media hora despues, salían bellas y hermosas tomadas de la mano. Francia ya habia anunciado que llegaba tarde y Italo llegaría en unos 45 minutos.

Sara sacó unas copas y comenzamos a hacer una ronda de champán. "No aguanto las ganas de contarles!" me decía. Y así tomamos una, dos, y ya a la tercera copa sentía mi cabeza debil y algo mareada.

S: "Mamá, y ese conjunto tan lindo?"

A: "Me lo regaló tu hermana para mi cumpleaños"

K: "Amanda, dejame decirlo, te queda perfecto peeero..."

A: "Pero qué?!?"

S: "Mamá, se te nota el sostén debajo y le quita protagonismo a tu conjunto. Debiste haber venido sin sostenes o con uno negro"

Diablos, esto de no preocuparme por mi apariencia ahora es criticado por mis hijos...

A: "Ya pero esto no es una cena con gente y esas cosas, está bien así.."

K: "Amanda, ven para acá!"

Karla me tomó de la mano y me llevó al cuarto de ellas. Al entrar noté la cama deshecha y un olor que me erizó los vellos. Karla debió nortarlo porque me sonrió con malicia y apuntó a la cómoda cercana a la cama. Mi impresión debió ser mucha porque podía escuchar la risotada de Karla. En la cómoda había unos 5 dildos y vibradores de todas las formas y tamaños. "A tu chica le encantan los juguetes" Me dijo al oído y sentí un escalofrío de la punta de mis pies a la base del cuello.

K: "Amanda, ven, sácate el sosten"

A: "QUE!?!?!?!"

K: "Jajaja no te pases películas. Yo amo a tu hija, y si bien tienes una figura increíble, ella se roba todos mis besos" Dijo eso haciendo un gesto a la puerta.

Me giré y Sara estaba ahí, sonriendo. Se acercó y tomó la cara de Karla, la giró, la besó. Karla le respondía con mucha efervescencia y lascivia. Podía ver sus lenguas asomarse y como sus manos jugueteaban entre sus caderas, sus contornos...Sentía mis pezones erizarse y apreté mis muslos. Estaba excitándome. Hace muchos años que no me excitaba. Miré la cómoda y ví tantos falos y máquinas de placer. Llevaba más de treinta años sin placer, sin un pene en mí, sin un orgasmo....Volví a mirar a la pareja y Karla había abierto los ojos y besaba a Sara mientras me miraba. Sobaba las nalgas de mi hija mientras me miraba fijamente a los ojos.

Karla se separó de Sara y me repitió. "Tus sostenes!" Así lo hice. Me desabotoné la blusa y la tiré a la cama. Estaba ahí, frente a dos lesbianas con mis sostenes al aire, mis pezones erizados, mi vulva temblando y ellas dos completamente excitadas. Metí mis manos en el broche y los dejé caer.

K: "Guau Amanda, tienes unas tetas preciosas"

S: "Sí mami, no las recordaba, pero son preciosas".

Me giré hacia el espejo y pude notarlas. Eran voluminosas pero caídas. Areolas rosadas y pezones café. Ahora, duros y apuntando hacia arriba. Karla se acercó por detrás, puso su boca en mi oido y me lanzó "Si te veo antes que a Sara, te tiro contra una muralla y te follo" Y me pasó mi blusa.

Sonó el timbre y ambas salieron a recibir, cerrando la puerta de su dormitorio. Estaba acalorada, excitada, nerviosa, semi desnuda y la pareja de mi hija me hace avances con ella en el área. ¡Qué Cena es esta!.

Así que me puse la blusa, la abotoné ya sin sostenes y me miré al espejo. El encaje tapaba las zonas pudorosas y me mostraba mucho más simple, pero a la vez mucho más sensual. Me encantaba.

Salí al comedor para encontrarme con el resto de la familia. Estaba Francia y su esposo Andrés, las dueñas de Casa Sara y Karla, y mi pequeño Italo junto a Clara. Tan solo mirarlo me hizo sentir un apretón en el estómago. Su mirada estaba rara, se veía triste, enojado, desesperanzado...me hizo recordar cuando era un pequeño de 7 años y entró en razón acerca de su padre. Sabía que nunca lo iba a conocer y eso lo desmoronó. Lo encontré llorando bajo su cama y cuando lo miré me miró a los ojos, con estos mismos ojos y me dijo "Lo Perdí".

Ahora, Dos décadas y media despues veía esa misma mirada. Por más que le pregunté me dijo que estaba bien, que estaba viendo cosas donde no las hay. Una madre sabe que aquello no es así, pero no quise importunarlo.

La cena estuvo exquisita, gracias a la cocina de Karla, una excelente chef. Llegó la hora del postre y la sobremesa. Karla estaba a mi izquierda y Francia a mi derecha. AL lado de Karla estaba Sara y al lado de Sara, clara. Al lado de Francia estaba su esposo Andres, y al lado de andrés, Italo. El círculo de la mesa discutía y reía cada grupillo en su tema.

En un momento, Sara levanta la copa.

S: "Familia, los hemos invitado a nuestra casa para contarles que desde el próximo mes dejará de ser una casa y será un Hogar....Junto con Karla, vamos a adoptar!"

Aplausos, abrazos, sonrisas. Se agrandaba la familia. En un momento, Clara le dijo a Sara

C: "Estoy tan feliz por ustedes! Un hijo es la definición de Familia Feliz"

Apenas dijo eso, los ojos de Italo se hincharon hasta donde pensé podía hacerle daño, y de golpe agarró un tomate relleno que había quedado rezagado y se lo comió sin chistar. Italo jamás le gustó el tomate, no por su gusto, sinó por su color. Me decía "Si me enseñan que el verde es seguir, avanzar, y el rojo es detenerme, para, ¿por qué me hacen comer alimentos rojos?" Y jamás los comió. Hasta ahora. En toda mi vida intenté lo imposible para que se comiera UN trozo de tomate y ahora se comía uno de golpe. Había algo muy raro en él y estaba decidida a sacárselo.

Pasaron un par de horas, Francia se excusó junto a Andrés asegurando que tenían "trabajo", lo dudo, puesto que cuando mi hija se emborracha le gusta follar y su esposo lo sabe. Karla y Sara estaban tan felices y algo tomadas que no mostraron pudor ante nosotros y se besaban y tocaban por doquier.

Clara: "Italo, me quiero ir"

I: "Pues anda, yo estoy compartiendo con mi familia".

Clara cambió el rostro, tomó sus cosas y se fue. La parejita nos saludó y partieron a su habitación, dejando unpar de ropas por el camino.

Tan solo quedabamos Italo y yo. Y yo tenía una misión. El tomó una botella y salió al balcón. Encendió un cigarrillo y se puso a beber. Desde dentro no lo podía oir, pero sabía que estaba llorando. Me levanté y fui deonde él.

A. "Italo, amor, que te pasa?"

I: "Nada mamá, nada"

A: "Italo, sé que algo te ocurre. Llegaste con ojos irreconocibles, te comiste un tomate y ahora mandaste sola a tu esposa. Hay algo que no me estas diciendo"

I: "Exacto madre, este es el show de no decir las cosas"

A: "Italo, estas borracho"

I: "No mamá, no lo estoy. Estoy decepcionado, estoy triste. Estoy abandonado"

Se bebió lo que quedaba y entró.

Lo seguí y sentada tras de él lo abracé. Puse mi cabeza en su espalda. Podía sentir su corazón y su respiración

I: "¿Alguna vez fuiste miserable mama?

a: "La única vez que me sentí algo cercana a eso fue cuando tu padre murió"

I: "Bueno, yo estoy así ahora. Supe algo, terrible, doloroso, y estoy aquí, flotando sin saber qué hacer".

A: "¿Que pasó hijito?"

I: "Mamá, no lo entenderías..."

A: "Pruebame"

Se hizo un silencio que hizo que mis ultimas palabras retumbaran en mis oídos. ¿Lo dije bien? Sonó mal, sonó a lo que mi imaginación quería decir en el cuarto de las chicas hace un rato...

I: "Mamá, hace una semana descubrí que Clara me engaña. Hace ya un tiempo, casi un año que venía con sospechas. Que los viajes de trabajo, que las reuniones...sí, todo calzaba, pero lo que no me decía era que siempre, siempre, SIEMPRE era el mismo colega con el que viajaba, siempre el mismo con el que se quedaba hasta tarde...Hace una semana hice como que me iba temprano a la oficina y no salí de la casa. Me quedé oculto esperando sus movimientos. Al medio día llamó a su amante para que viniera. Cuando llegó...cuando llegó!..."

Lágrimas corrían por sus ojos, pero no era tristeza, estaba enojado. Sus puños apretados hasta que el color de piel se vuelve blanco...

I: "Apenas llegó ese hombre, ella lo recibió como la gran puta que es. Cerró la puerta y arrodillandose frente a el..."

Tan solo me miró, pero comprendí qué era lo que sucedía. Esta vez se había guardado el improperio de decir "se lo chupó", pero despues no se guardaría nada

I: "Y despues, en mi cama, en NUESTRA cama, no solo hace todas las posiciones que a mi siempre me rechaza, no solo le entrega el culo que a mi tanto me rechaza...la muy perra espera a que el le acabe en la cara y le dice 'Mi amor estoy embarazada'"

A esa altura mi sorpresa era extrema

I: "Pero a la puta no le salió como quería, porque el tipo la miró y la abandonó ahí mismo, con la cara llena de semen. Pero la muy perra se duchó, y cuando me vio llegar me dijo 'Mi amor, estoy embarazada'"

Pobre Italo, su esposa lo engaña con quien sabe quien, se embaraza y más encima, se lo quiere hacer pasar como su hijo. Pobrecito. Ahora entendía todo. Su mirada, sus gestos, su enojo.

Italo se puso a llorar sobre mi pecho. El pobre tiritaba como cuando era pequeño, como cuando supo que su padre nunca aparecería. Recuerdo que esa noche llegó a mi cama. Se acostó a mi lado y comenzó a llorar. Lo abracé y tal como ahora, su cara quedó en mi pecho.

Ahora podía sentír sus lágrimas que traspasaban el encaje y tocaban mi piel. Podía sentir su respiración sobre mis desnudos pezones. Ya no lloraba, pero se mantenía ahí, tal como cuando era niño.

Recuerdo que esa noche el pequeño Ítalo se acurrucó tanto que su cara quedó pegada sobre mi teta izquierda. A mitad de la noche me desperté conmocionada y acelerada. A mi lado, mi Italo estaba mamando mi teta como cuando era pequeño. Estaba con los ojos cerrados, acurrucado, mamando mis pezón. No lo quise despertar y me concentré en las sensaciones. Y así me dormí.

Ahora, mi adulto hijo estaba derrumbado. Lo separé de mí, le limpié sus ojos y le pregunté.

a: "Amor, ¿qué quieres hacer?"

Se quedó en silencio y me miró a los ojos. Su mirada había cambiado. Y a no era oscura, ni vacía. Era viva, era brillante, era inquietantemente atractiva. Me quedé mirandolo, anonadada, pegada a sus ojos. Él los bajó y con su dedo rozó uno de mis pezones.

A: "Italo...¿qué..."

No alcancé a decir más. Por sobre la tela mi hijo me comenzó a mamar la teta izquierda, tal como hace años.

Solo que esta vez no era como un bebé, y no era una reacción. Podía sentir su lengua jugando con el encaje y mi piel.

Sonó la puerta del cuarto de las nenas y salio Karla desnuda tal cual llegó al mundo. Sus tetas paradas y firmes rebotaban con sus pasos. Su pubis estaba depilado al cero. Italo estaba mirando hacia el lado contrario por lo que no pudo ver cuando ella llegó al refrigerador, giró un tanto su cabeza - como tratando de mirarme - y lo abrió agachandose, mostrandome su vulva y su ano antes de volver a su cuarto con una botella de agua. Justo antes de cerrar la puerta, se giró, me miró y me guiñó un ojo. COn su dedo, hizo el gesto de guardar silencio.

Las nenas prendieron la radio supongo para que no las escucharamos follar. Como sea, yo ya estaba medio acostada medio sentada en el sofá. Italo estaba sentado a mi lado y ahora me mamaba la teta derecha sobre la blusa. Lo separé, me acomodé y me levanté. Italo se levantó puso sus manos en mi cintura.

I: "Mamá, no te vayas...por favor, no te vayas"

Sus ojos eran un poema. Podía ver amor, pena, alegría, rabia, lujuria...la reciente visión de Karla, la lengua de Italo, los recuerdos de su niñez, las frases de Karla hicieron lo suficiente como para notar que mi vulva se excitaba...

A: "Italo, mi amor, yo no me voy...."

Se pegó a mi espalda. Era imposible no sentir su hombría en mi trasero. Sus manos recorrieron mi contorno, para cruzarse sobre mi pecho. Cada una de sus manos tomó una teta del lado contrario.

I: "Mamita, mamiiita.....mamiiiita"

Mientras decía esto, sus manos comenzaron a desabotonar mi blusa. Yo no sabía qué hacer...Ahí estaba, con mi hijo menor ya sin blusa y su boca recorriendo mis tetas. Mi mundo giraba. Caímos al sofá, y fue como si cambiaran la marcha. Sus labios dieron paso a sus dientes en mis pezones. Mi temperatura subía, Mis pezones dolían de lo duros que estaban, mi respiracion era entrecortada. Veía imágenes de los dildos de las chicas, veía las imágenes del cuerpo de Karla, me imaginaba siendo follada por ella, sus manos en mis partes, su lengua en mi...Abrí los ojos y Italo me miraba sonriendo...

I: "Mamá, me encantan tus tetas"

A: "Lo sé, cuando chico te quedaste dormido mamandolas"

I: "Ehmm...mamá..tengo que contarte algo...."

Dijo sentandose.

I: "Ehmm...esa noche, yo no estaba dormido...."

Si antes mi mundo giraba, ahora estaba patas arriba. Siempre pensé que aquella noche él había caído a un recuerdo de infancia y había pasado la noche siendo un bebé...la verdad era que quería chupar mis tetas y así lo hizo.

I: "Esa noche estaba muy triste...cuando llegué a tu cama no podía dormir...te giraste y tu camisón abierto me dejó ver uno de tus pechos. Como no te despertabas, aproveché de chuparla...."

En cualquier otra oportunidad habría regañado al malcriado, pero hoy no era cualquier día. Hoy había coqueteado con la novia de mi hija, mi hijo menor me había mamado eróticamente y en ambas ocaciones me había excitado como una yegua.