Vivencias del pasado

¡ambos me son infieles! pero que Cinica soy... ¡YO TAMBIEN LES SOY INFIEL!

DIEZ MESES ATRÁS

-          Oye, Sandra te vas con los muchachos a un congreso que se hará en Valencia, irán muchos músicos y cantantes. Es a nivel nacional, y hemos sido invitados. Acá esta la invitación junto con afiche.

-          Chévere… pero no voy – digo con la mirada perdida en la pantalla de mi teléfono

-          ¿Cómo que no vas?, ¡sabes que vas a ir! Es como si fueses a trabajar, tendrás todos los gastos pagos, corre por cuenta del estudio. Eres buena observando y necesito que descubras algún talento San…

-          Ósea, tengo dos opciones si o si, ¿cierto?- observo a Marcos, con  bastante molestia

-          No me mires con esa cara, ve a tu casa y prepara tu equipaje que mañana sales con los chicos. 8am aquí en el estudio Sandra.

Ese es el problema de estar bajo el mando de los demás, siempre tienes que estar presto a sus órdenes, no aceptan un “No” por respuesta.

Me dirijo a donde se encuentran los demás chicos para informarles del evento, con cara de pocos amigos, me asomo a la habitación de control.

-chicos ya sabéis mañana 8am en el estudio nos vamos a Valencia, un congreso nos espera.

Este día es de esos en los que provoca no salir de la cama, siquiera poner el pie en el suelo, (los ánimos y el genio hacen el día) y definitivamente este era uno de ellos. Tome mi auto y me dirijo a mi casa, coloco el reproductor a todo volumen para des estresarme un poco, y olvidar el pésimo día.  Con la canción de unas de las voces más poderosas del género pop (Christina Aguilera) llego a mi casa. No pensé que lo diría pero ¿qué hace ella aquí?, lo que me faltaba.

Soy realista, lo que ocasiones hace que me vean cruel, me mata la sinceridad y en el momento que le dije Mariana que ya lo nuestro no iba mas, ¡fue el acabose del mundo! “¿pretendes votar, dos meses de relación a la basura?” fueron sus palabras textuales, y yo con mi  total sinceridad dije “Si”, pero ella es más fuerte que el odio, es la tercera vez que me acosa para que hablemos, según para hacerme caer en razón.

-¿De verdad no te voy hacer entender cierto?- dije saliendo del auto, golpeando la puerta, dándole una mirada de rabia a la chica de rasgos chinos que tenía en frente de mi.

-Sandra escúchame, yo te a…

-cuidado, con lo que dices Chan! Entiendo que lo nuestro fue bonito, hasta que se fue la magia, y discúlpame pero no estoy obligada a estar contigo.- dije, mirándola a los ojos orientales que la distinguen, a pesar de la mezcla latina que corría por sus venas- parece cruel de veras, lo siento pero… es lo mejor.

-eres una maldita desgraciada, te odioooo!! Vete al mismísimo…- dijo con un tono elevado.

-¡suficiente! Espero no volverte a ver, me hubiese gustado decir fue un placer… hasta nunca Chan.

Escucho sonido fuerte que retumba en mis oídos y con él un ardor tremendo en  mi mejilla, no soy de las que hace escándalos, di media vuelta y me regrese a mi auto, ardida en ira. ¡¿Pero qué carajos?! Entiendo que nosotras las chicas sufrimos de impulsos, pero no pensé que se viera a nivel ejecutivo. Estaba siega de la ira, tanto que casi choco por andar en esas. Llegue a la residencia de mi amigo Anthony, dándole a la bocina como una demente.

-Anthooon!!, Anthooooooon!!- repetí por varias veces, hasta que lo veo asomarse

-¡¡¡¿qué pasa mujer?!!! Deja de sonar ese pito de una puta vez!!

-¡sube al carro!-Anthon sube al auto, con algo de preocupación pues pocas veces me ve así de alterada. Y como entre, así salí, como alma que se lleva el mismísimo.

-San detente que nos vas a matar- sigo corriendo a la misma velocidad- ¡detente Sandra! -Freno de una, y suenan los neumáticos.

  • aaaaaahhh!!!- pego un grito golpeando el volante

-vale… yo conduzco.- y se baja del auto para dirigirse a la puerta del piloto, yo me ruedo hasta llegar al otro asiento. – estás loca, de pana! ¿Qué coño te paso?

-Chan me golpeo, y me duela la mejilla.

  • a ver déjame ver- me toma del mentón para ver mi mejilla golpeada- jajaja tendrá peso lastima, pero tiene manos de acero. Tienes la mejilla roja  y con los deditos marcados.

  • ¡es uno hija de su grandísima P*** madre!- dije mirándome al espejo- … llévame a casa-Anthony arranco rumbo a casa, mientras le contaba lo sucedido.

Llegamos a casa. Anthony buscaba algo de hielo para mi mejilla. Tomé un cigarrillo, dispuesta a fumarme la caja entera, sentada en el mesón de la cocina sintiendo como el humo se prepara para salir de mis pulmones.

-nada me sale bien, ¿te cuento lo que paso?- dije observando como el fuego iba consumiendo el cigarrillo lentamente.

Anthony  me pasa un poco de hielo envuelto, voltea una de las sillas del comedor, sentándose al revés de la misma.

-cuéntame que fue lo que te paso- mientras se dirige al refri para tomar una cerveza. Y vuelve y se sienta el rubio, de brazos fuertes que en el momento están desnudos, mostrando los tatuajes que resaltan de ellos. Empinándose de manera brusca un trago de cerveza.

-esto sucedió hace unos tres meses atrás….

Acabamos de salir de un concierto, que había estado bastante decepcionante, para mí y para los chicos quienes pensábamos que podíamos llevarnos el mundo por delante esa noche, con nuestra buena música, pero tristemente habían asistido al evento unas ciento cincuentas personas, que estaba previsto para unas setecientas para equiparar los gastos.

El número de entradas vendidas no eran suficientes siquiera para pagarnos a nosotros la banda. Así que el coordinador de eventos nos dijo que no podíamos tocar por qué no tenía el dinero suficiente para pagarnos, que era una pena pero no lograba sufragar los gastos.

-¿qué dicen chicos? ¿Cantamos?-dije animando al pequeño grupo-al menos con esto nos promocionamos…

-la verdad es que la parte más difícil ya la hemos hecho… ya estamos aquí, no le veo problema tocar.- dice Franklin, el baterista de la banda. Mientras que los demás chicos asienten, dándole la razón al chico de cabello largo y desordenado.

-¡bien! No se diga mas, cantaremos así sea para las paredes jajajaja- dije chocando las manos con Anthony, el bajista de la banda.

Y así tocamos, esa noche salimos con esa sensación agridulce, habíamos hecho los que nos gusta y lo hicimos bien, pero la poca asistencia nos dio un poco de congoja, por tanto decidimos ir a hogar nuestras penas en una tasca, el coordinador de eventos nos acompaño, y tal parece que estaba más necesitado de enfermar el hígado que cualquiera de nosotros.

Entramos a las tasca había un alto número de personas. Juntamos un par de mesas, puesto que no cabíamos, éramos alrededor de diez personas, franklin se ofrece para traernos algo de tomar, unos piden cerveza otros una botella de cacique, y yo pido un Smirnoff.

-esa es una lista larga, ¿alguien me quiere acompañar?

-jajaja yoo te acompaño para que luego no digas…!-digo levantándome de un tirón de la silla, tomándole del brazo.

Llegamos a la barra y Marcos se dirige al barman, pero se queda sorprendido pues una chica y aun más pues sus rasgos chinos llamaban la atención. Ella termina de atender otros pedidos y con una sonrisa se dirige a nosotros, nos pregunta que deseamos, y mi amigo le da la lista de los encargos. Ella se da media vuelta y Franklin me comenta que la chica esta atractiva a la vista, pero que es una pena, seguramente jugaba para mi equipo. Y pues no se equivoco, la chica al entregar los pedidos se dirige hacia mí de forma muy coqueta.

-supongo que este es para ti, aunque un poco fuerte para ti no- dice la chica oriental- Chan… me llamo Chan

-Hola Chan, todo es cuestión de costumbre, es un poco fuerte pero no es algo que mi hígado no soporte-reímos-mi nombre es Sandra, estamos al lado izquierdo con un par de mesas unidas, por si quieres acercarte, hay espacio para una persona más.

-dentro de un rato es mi descanso, voy para allá luego.

Anthony se levanta por otra cerveza, y me da una. Yo aun con el hielo en la mejilla, aunque ya el ardor se había pasado, pues el hielo había hecho ya su efecto.

-esa parte de la historia ya me la sé, yo estuve allí esa noche. Si mal no recuerdo te perdiste. Regresamos pero sin ti, esa noche San.-vuelve y se sienta, pero esta vez con la silla con la dirección correcta de la misma, montando sus piernas en la mesa.

-bien has dicho querido amigo, esa es una parte de la historia, porque seguido, sucedieron otros eventos que desconoces, y que son la causa del porque termine con Chan.

Sentada en mi computador, editando una maqueta, no logro concentrarme. Pues hace algunos días, me había enterado que Chan me estaba montando los cuernos, ¿pero con quien? No lo sé. Y el no saber me tenía mal. ¡Pero qué cínica soy! ¡Yo también le estoy siendo infiel!

Semanas antes de conocer  a Chan, estaba saliendo con un chico. Adrian sabía de mis preferencias, pues en ningún momento le había mentido. Me convenció de querer intentarlo. Decía que mi situación era solo un pensamiento arraigado en mi mente y que de él me había hecho una convicción. Estuvimos saliendo juntos, e incluso fuimos a la cama en varias ocasiones.

El sexo obviamente era totalmente diferente, le encantaba dominar la situación, era torpe, pero él se sentía un semental, el mejor de la clase. Por no herir su orgullo de hombre lo deje hacer.

Al mismo tiempo estaba saliendo con Chan. La diferencia era total, tanto en la cama como en la convivencia. Me encantaba ella por su delicadeza de mujer. Su piel blanca como la leche, su cabello largo negro y liso, intenso y brillante me tenían fascinada. Adrian me atraía, por el hecho de que teníamos cosas en común, el es compositor y toca el piano, también compartía cosas con él; pero me sentía extraña siempre le decía “siempre seré lesbiana”, el se reía e insistía de que solo era un pensamiento nada más. Adrian físicamente no estaba mal proporcionando, el prototipo para cualquier mujer.

También es cierto que estar en dos relaciones disparejas me tenía agotada, no daba para responder con ambos a la misma vez. Sinceramente no sé cómo hacen aquellos (en especial hombres), para estar en tantas relaciones a la vez.

Me cuesta confesarme, no tengo un diario, y mis amigas de íntima confianza no están cerca para darme consejo o algo por el estilo, al menos que me cayeran a mentira, en el momento me ayudaría. Solo estaba mi conciencia y yo.

Un día cualquiera decido ir a la casa de Chan, habían pasado casi dos meses desde aquella vez en el bar. Decidí hablar con ella y de alguna forma decirle la verdad. Caminando por la acera, preparaba mi discurso y mis más sinceras disculpas. Hasta me estaba haciendo la película de todo en mi pequeña mente de cómo serian las cosas. De momento veo a lo lejos, Adrian está en el frente de la casa de Chan tocando el timbre. Ella salió, podía distinguir por los gestos y movimientos de ambos, que discutían. Él trato de besarla a la fuerza pero ella no correspondía, resignado Adrian le hacía suplicas con sus manos, mas ella no le dio importancia, dio media vuelta y lo dejo allí hablando solo. Sin más el camina en dirección a su auto, arranco sin dejar rastro de sus huellas.

Salgo del lugar de donde me oculte, para no ser descubierta y camino hasta pasar por frente de la casa de Chan, muy decepcionada, mi cara tenía un gesto un gran signo de interrogación (WTF?). Sabía perfectamente que era lo que cavaban  de presenciar mis ojos, pero aun no daba crédito.

El mundo da  muchas vueltas, y definitivamente es un pañuelo. Jamás pensé que esto podría sucederme. Ellos también me estaban siendo infieles. Me aleje por completo de ambos en los siguientes días, el teléfono no para de sonar, notas de voz y mensajes a montones, por un momento pensé que colapsaría mi pobre telefonito. Mi genio había cambiando y todo lo que me rodeaba era obstinación total.

Pasado unos días, los chicos arman un fiesta en casa de un conocido, yo me niego rotundamente, pero no puedo ellos me llevan a rastras a la fiesta, que presencio con total aburrimiento. Alguien me entrega una cerveza, mientras estoy afuera de la casa fumándome un cigarro. Volteo y es Chan, niego con la cabeza, no sé que hace en esa fiesta, alguien le habrá dicho seguramente que yo estaría allí.

-¿qué haces aquí?-digo con la vista perdida

-uno de los chicos me dijo que vendrías, y como tienes días que no me das la cara. Decidí venir, enfrentarte y saber qué demonios te pasa.

No la puedo culpar, es mas ni sé que fue lo que paso, solo sé que no quiero verla más al igual que Adrian.

-esto se termino, Chan no te preocupes por buscarme.-Me dirijo hasta el interior de la casa. Ella se vienes detrás de mí me toma de un brazo.

-¡exijo una explicación!-dice alterada

-¿qué tienes que explicarle?-sale Adrian entre la multitud- a ver!

Ok. Esto se lo llevo quien lo trajo. Quede suspendida en el tiempo, todo lo veía con milésimas de segundos, no tenía la menor idea que Adrian estuviera allí. Bueno si, era más probable que él estuviera en la fiesta ya que es conocido por todos los chicos. Quería que la tierra me tragara, pero no sucedió. Tartamudeando respondo…

-Ah… ambos… les debo una explicación-dije mirándolos- es una pena que esto allá sucedido así, pretendía que termináramos en buenos términos… lo siento, no tenía la lucidez de lo que hacía.

Salí de la casa hecha un mar de lágrimas.

-desde entonces Chan no ha parado de acosarme, pero ya no se de que manera darle a entender que no quiero volver a ese laberinto, del que no tengo la menor idea de cómo fue que Salí viva. Quizás es verdad que ella me ama, no sé, pero igual no quiero volver con ella.

Anthony ríe a carcajadas, no podía creer lo que sus oídos escuchaban.

-¡esto parece de película! ¡Valla líos en los que te metes san!- sigue riendo-ahora entiendo… no quiero estar en tus zapatos.

-sip… intente hacerlo bien pero… ya vez!

Anthony termina el último sorbo de cerveza. Lo despido, pues no hemos hecho equipaje y al día siguiente tendríamos que viajar y ya eran altas las horas de la noche.

Continuara…

Hago lo que me gusta... y tengo el placer de compartirlo con ¡ustedes!

¡gracias por leer, comentar y valorar! -