Vivencia en el Metro de la Ciudad de México

Existen cosas que todos llevamos ocultas, y la mejor manera de recordarlas es confesándolas.

Existen cosas que todos llevamos ocultas, y la mejor manera de recordarlas es confesándolas.

Siempre he sido morboso con las mujeres. Me gusta observarles los senos las nalgas y cuando traen pantalón, como les aprieta por delante. Soy un fanático de viajar en el metro de la ciudad de México a cualquier hora, bueno últimamente ya no lo hago por cuestiones de trabajo, pero lo seguiré haciendo por esto que a continuación les platico.

Actualmente cuento con 33 años de edad, pero desde que iba en la secundaria aprovechaba los viajes a casa de mis tías para subirme al metro y disfrutar de ir junto alguna chica o detrás de ella, para esto yo siempre he vivido por el rumbo del rosario y mis tías por el metro portales, por lo que los viajes eran bastante largos y había que encontrarles algún interés.

En alguna ocasión viniendo de regreso de la casa de mis tías un día domingo, aborde el metro en la estación portales, debido a que éste se venia deteniendo por la lluvia, lo aborde casi lleno en los vagones de hasta delante. Afortunadamente, al subirme la gente se movió y yo quede de frente a una señorita de unos 20 años aproximadamente quien se veía un poco desesperada por la tardanza y me pude percatar que traía un vestido debajo de las rodillas. A pesar de ir en la secundaria, aprendí a que tenia que ser precavido midiendo primero la situación.

Al empezar avanzar el metro, se jaloneaba, lo que ocasionó que mi cuerpo se rozara de frente con la señorita, ella no me rechazó no me dijo nada y solo expreso su molestia nuevamente por la tardanza del transporte. Al percatarme que ella no me rechazó sentí que la sangre me hervía y de inmediato el miembro se me empezó a poner duro y me acomode de tal manera de que una de mis piernas quedara en medio de las de ella; no me rechazó, que suerte tenemos algunas ocasiones, así seguí pegado a ella y lo único que provoque fue que se excitara y que ella misma se restregara en mi pierna sintiendo esos movimientos no pensaba separarme de ella. La regla en estos casos, al menos conmigo, es no hablarles y solo disfrutar el momento, así seguimos por un par de estaciones cuando de momento siento que toma una de mis manos y la pone en su pierna.

Estaba sorprendido al percatarme que ella había subido su vestido con su otra mano para que yo metiera mi mano, cosa que o dude y empecé a manosearla toda, toda absolutamente toda. Primero su pierna o lo que podía de ella, después su vientre y por ultimo su vagina. Que sensación más exquisita, estaba mojada, su liquido estaba calientito, y yo a punto de eyacular. En uno de esos jaloneos del metro, después de estar metiendo y sacando el dedo de su vagina ella apretó sus piernas y se recargo ligeramente en mi. Lo que paso después fue ganancia a lo que yo estaba viviendo sin separarse de mi acaricio mi pene por encima del pantalón y una estación adelante no pude mas y eyacule.

Ella se quedo unos momentos recargada en mi como terminando de disfrutar lo que ambos estábamos viviendo como perfectos extraños. Al llegar a Poptla no me hablo ni me dirigió ninguna mirada, sólo se bajo el vestido y se bajo de vagón. A mi corta edad no supe que hacer si salir tras de ella y hablarle de lo ocurrido, sin embargo, con el paso del tiempo creo que el silencio en estas grandes experiencias es lo mejor.

Invito a todos los que hayan tenido alguna vivencia de este tipo en el fabuloso metro de la ciudad de México a que lo compartan en este medio.

Mi correo es vitorino_72@yahoo.com.mx