Vivencia en el Metro de la Ciudad de México 2

Un par de situaciones que me permitieron el placer de tocar a una chica.

Existen cosas que todos llevamos ocultas, y la mejor manera de recordarlas es confesándolas.

Voy a compartir con ustedes una serie de situaciones y vivencias que me han pasado estos últimos días.

Empecemos con la primera de ellas.

Sinceramente sigo sin entender porque hay quien insiste en pensar que situaciones como la que les voy a comentar sucedan, porque el hecho es que suceden y lo que es más excitante es que son permitidas por las protagonistas de situaciones como la que adelante platico, ya que sin ese requisito indispensable, esto de verdad que no seria posible.

Por razones que no vienen al caso, tuve la necesidad de cambiar de trabajo, y ahora lo hago por plaza universidad en la ciudad de México. El pasado 5 de junio, al salir del trabajo, me fui hacia la estación del metro zapata, para los que no saben como este transporte por acá, déjenme decirles que hay horas que es terrible por la cantidad de gente que lo usa, pero no modo hay que usarlo para llegar a nuestro destino.

Ese día estaba un poco distraído por algunas cuestiones personales que me tenían triste, y así me acerque a la división que seguridad hace para hombres y mujeres. Sin darle importancia había junto a mi dos parejas, una se abrazaba y besaba y la otra muy indiferente entre ambos, al llegar el metro estaba repleto, afortunadamente bajaron personas y pudimos subir, los primeros en hacerlo fueron los que se besaban y se acomodaron a la mitad del vagón, la otra pareja y yo quedamos en la entrada.

En ese momentote percate que la chica, como de 1.60, llenita, con un busto pequeño pero bonito, porque se le veían sus senos redonditos y parados. Lo demás no lo podía ver porque quede justo detrás de su pareja, o el tipo con el que iba. En la siguiente estación bajo una persona y eso me permitió quedar de frente con la chica que por su plática me enteré que se llamaba Griselda. Ahí empezó todo.

Al estar de frente y con el vagón lleno, una persona para acomodarse me empujo involuntariamente y me pegue de frente con ella. No hizo el mayor signo de molestia por esta situación, no obstante sentí en mi pecho sus senos firmes y duros. Esta situación empezó a excitarme, pero me contuve al principio porque a un lado estaba el tipo con el que ella iba. Ella no se acomodó ni se movió, olvidaba comentar que en la mano derecho traía una bolsa agarrada y apoyada en su pierna, y con esa mano, en otro movimiento del metro y de la gente que se acomodaba le apoye mi pene no erecto pero ya excitado, al ver que no decía nada, decidí arriesgarme.

Comencé con toda la intención a recargarme de frente en ella y su respuesta fue sensacional, bajaba y subía su mano discretamente, sobando ya mi erecto pene sobre el pantalón, el tipo con el que iba solo observaba un poco y se volteaba para dejarla actuar. Afortunadamente el metro se fue parando y el tiempo que duraron estas caricias fue eterno, después se acomodo de tal forma la bolsa para tocarme mejor y seguir sintiendo su mano en mi verga.

Como pude me hice un espacio para agarrarme de otra forma y no caerme en el vagón, con la intención de poner mi mano derecha a la altura del pecho, esto con la intención de que al recargarme en ella de frente poder tocarle su seno derecho. Y así lo hice, con mis dedos sin despegar tantota mano de mi pecho acaricie por mucho tiempo sus ricas bubis, hasta que su pezoncito se asomo discretamente sobre su blusa, enfocando todas mis caricias solo a él, todo con el consentimiento de Griselda; mientras tanto ella seguía con su labor abajo en mi pene, y que en mi ropa interior ya sentía las consecuencias de la excitación. Estaba sumamente mojado, afortunadamente uso bóxer y la tela no permitió que se notara en el pantalón.

Finalmente, y por el ascenso y descenso de la gente me ubique detrás de ella, y ambos nos dimos nuestros arrimones durante la última estación. Para bajar en la estación Hidalgo, pude colocarme a un costado de ella, pero ella de frente a mi, baje mi mano y me incline hacia ella, cual fue mi sorpresa que al sentir ella mi mano en la suya, en vez de quitarla, la dirigió hacia su entre pierna, por lo que antes de llegar a mi destino pude sobarle su vagina con tres dedos de mi mano sobre su pantalón.

Hubiera querido continuar con esta complicidad tan rica pero, las cosas así se dan y así hay que dejarlas.

Espero sus comentarios, y que compartan sus vivencias de este tipo, claro si las han tenido..