¡Viva la dieta!

Nunca pensé que me alegraría tanto el ponerme a dieta. Resulta que el marisco es lo mejor para bajar de peso, sobre todo las almejas.

“¡Mañana empiezo la dieta!”, esa ha sido una frase o más bien una idea que siempre ha rondado en mi cabeza sobre todo los meses de enero de cada año y sobre todo meses antes de verano que siempre se ha quedado en el intento y he terminado por convencerme a mí mismo de que la belleza está en el interior. Más que propósitos de año nuevo deberían llamarse chistes de año nuevo.

Un día de entre tantos me encontraba en mi habitación estudiando, o más bien mirando todas y cada una de las historias de Instagram, era impresionante el sentimiento de culpabilidad que me entraba si veía que dejaba historias sin ver y bloqueaba el móvil para seguir estudiando, al mismo segundo estaba desbloqueándolo para ver la historia pendiente, muchos lo llamaran obsesión; yo prefiero decirle modo de vida.

Pasando una, otra y otra, me di cuenta de que la novia de un amigo mío se había hecho nutricionista y parece ser que no solo estaba aplicando los métodos en la gente que precisaba de sus servicios sino en ella misma también. Tengo que reconocer que el cambio era bastante notorio, acostumbrado a verla con unos kilos de más por no decir bastante ahora tenía un cuerpazo que más de una envidiaría.

Me metí en su perfil, la curiosidad y su culo me pudieron; tenía más ganas de saber de ella. Después de haber visto un par de fotos decidí empezar a seguirla, no estaba muy seguro de que me devolviese el follow más de una vez habíamos tenido alguna pelea porque siempre me pillaba riéndome de ella. Por aquella época yo era muy gilipollas, no mucho más que ahora, pero ahora era un poco más maduro que antes.

Me puse un rato a jugar a la play y ha escuchar música cuando de repente me vibró el teléfono, tenía una notificación y para mi sorpresa era María, me había aceptado. No le di mucha importancia pero tiempo después me vuelve a llegar una notificación de ella, me había hablado: Hola Raúl, cuánto tiempo, cómo estás.

En ese momento no supe qué responderle así que seguí jugando hasta que a mi mente maravillosa se le ocurrió ponerle un: Hola, muy bien y tú. Transcurrieron escasos segundos para que recibiese una respuesta suya.

-Nada, aquí aburrida de estudiar.

-Si no te aburriese estudiar serías un poco rara jaja le respondí intentando hacerme el gracioso. He visto que ahora eres nutricionista ¿no?

-Ya estas metiéndote conmigo otra vez eh, como te gusta picarme jajaja. Sí, bueno, lo intento mejor dicho, estoy haciendo un curso de dietista y al mismo tiempo intento ayudar a la gente compartiendo lo que aprendo.

-Era broma mujer, ya me conoces. Pues está muy guay, a mí siempre me ha interesado el tema de la alimentación y el deporte.

-¿Ah sí?, pues si quieres te puedo dejar mis apuntes y te los lees. O si lo prefieres te puedo hacer una dieta personalizada me sugirió ella.

-Claro, me encantaría respondí ipso facto.

-Vale, necesito que me des esta información; peso, edad...

Y tras varios minutos de conversación y de intercambio de datos, la conversación tomó un rumbo equivocado.

-Ya por último necesito que me mandes alguna foto tuya, a poder ser sin ropa para ver la evolución desde el primer día de la dieta hasta el último.

Por unos segundos me quedé parado pensando un poco mal de ella pero luego llegué a la conclusión de que era la novia de mi amigo y me la pedía por una razón profesional, no por nada del otro mundo. Así que me quité la camiseta, me dejé los pantalones y las zapatillas de andar por casa y se la mandé.

-Vale genial, ¿pero te importaría pasarme ahora una sin los pantalones? O con unos más cortos. Es que las piernas entran también dentro del entrenamiento y quiero que mis seguidores vean que mi método funciona, luego recorto tu cara no te preocupes, me aseguró para intentar convencerme. Aunque si no quieres no pasa nada, lo entiendo jajaja.

Sin pensármelo mucho, me quité los pantalones y me eché la foto ahora sin ellos.

-Muchas gracias me respondió. Y ahora ya sí por último una como estás ahora pero de perfil ¿vale? Y ya terminamos.

-Como sigas así vas a terminar por pedirme una desnudo jajaja contesté de broma.

-Si te apetece...me envió un segundo después.

Ganas no me faltaban la verdad, me imaginaba a María tocarse con mi foto en calzoncillos y eso hacía que se me fuese empalmando por momentos. Así que me bajé los calzoncillos y tapándome el pene con la mano se la envié.

...

...

...

Por qué te tapas con la mano, como ya te he dicho antes, es mejor si se ve todo me escribió seguida de una carita con un guiño.

-Yo ya te he enviado unas cuantas, podrías enviarme tú alguna dije tirando la piedra al lago a ver si conseguía algún resultado.

-No sé, puede que Antonio nos pille y se cabree.

-Puedes enviármelas y luego yo las borro, te lo prometo insistí.

-Qué mentiroso eres, seguro que te las guardas para luego enseñárselas a tus amigos o eso que hacéis los chicos...

-Para enseñárselas a mis amigos no creo, pero para hacerme una paja sí porque me la estoy haciendo ahora mismo mientras hablo contigo.

Pasaron unos minutos durante los cuales no obtuve respuesta. Me iba poniendo nervioso por segundos, sería todo una broma de estos y ahora me iban a pegar una paliza por haber tonteado con la novia de un amigo, o peor aún, sería una venganza de María por todas las veces que me reí de ella en el colegio, soy un imbécil pensé, no debería de haberle enviado nada. En ese momento sonó mi móvil, era un mensaje de María; cógemelo.

El teléfono empezó a sonar, me estaba llamando por vídeo llamada. Le colgué enseguida, ahora sí que estaba seguro de que era una encerrona para reírse de mí. El teléfono volvía a sonar una, otra y otra vez hasta que lo descolgué para salir de dudas.

-¿Eres imbécil o qué coño te pasa? dijo María en cuanto entablamos contacto visual a través de las pantallas. Si te llamo quiere que me lo cojas en seguida decía con tono entrecortado.

No me lo podía creer, se estaba masturbando y me lo estaba enseñando por el móvil, esta tía estaba realmente loca y sobre todo salida.

-Es que nunca has visto masturbarse a una chica dijo con una sonrisa en la cara y un tono de vacile que me puso muy cachondo.

-Claro que las he visto, pero...(el sentimiento de culpa por mi amigo iba en aumento) me gusta masturbarlas yo mismo. (La situación me había sobre pasado y ya no sabía ni qué respondía, actué sobre la marcha).

-Y a mí me encantaría que estuvieras aquí conmigo, pero no puede ser. Así que por qué no te enfocas y me enseñas como te masturbas penando en mí...

Sin pensármelo dos veces y echando por tierra mi amistad con Antonio, puse el móvil sobre la pared y echando la silla hacia atrás me empecé a masturbar enfrente de ella. Nos contemplábamos el uno al otro mientras ejercíamos estimulación y placer sobre nuestros sexos, cada uno a su ritmo y gusto. De vez en cuando le pedía a María que pegase el móvil a su coño para que pudiese escuchar el sonido que producían sus dedos al rozar entre sus labios calientes y húmedos. Si me concentraba podía imaginarme hasta cómo olían y el latir de su placer.

La pantalla del teléfono se empañó con el calor de su vagina haciendo que tuviese que parar para limpiarla, pero en ese instante le dije que se acercase el móvil a la cara y abriese la boca, sabía que iba a correrme y me apetecía echárselo todo en la boca aunque fuese a través del móvil. Mientras con una mano sujetaba el móvil y se tocaba, yo hacía lo mismo; una conversación sobre nutrición se había acabado convirtiendo en una carrera por ver quién disfrutaba más y se corría antes.

María acabó vociferando un grito en forma de gemido en señal de que se había corrido, sonido el cual también provocó que yo me corriese al mismo tiempo. Ambos reímos mientras seguíamos sin apartar la mirada el uno del otro hasta que ella sin mediar palabra pulsó el botón de finalizar llamada y como mensaje de buenas noches me puso: Creo que mañana voy a necesitar fotos nuevas, no sé qué tipo de dieta hacerte.