Viva el fútbol
La aficion por el futbol de su marido per permitio gozar de una sesion de sexo oral con su mujer. Infidelidad, confesiones, sexo oral.
Viva el futbol
Ya ha pasado un tiempo desde que sucedió esta aventura pero es ahora cuando me atrevo a contarla. Los nombres son ficticios por si las moscas alguien liga cabos.
Hace unos veranos, cuando el mundial de fútbol (creo que fue Corea) juntó a los aficionados a este deporte delante de las pantallas. Vinieron a visitarme a mi casa un par de amigos con sus respectivas parejas. Vivo en la Costa Brava y tengo un duplex con una terraza fantástica. Mis dos amigos de la adolescencia hacia tiempo que no los veía. Juan y Jorge, dos viejos amigos que no veía desde que me fui de Barcelona. Juan era vendedor de seguros, un poco fanfarrón pero buen tipo cuando lo conocías, y su mujer Laura me dejo pasmado cuando la vi por que era una preciosidad morena de ojos negros. Jorge era encargado de fabrica, un poco cortito pero un tipo divertido, su mujer Natalia una pelirroja con morbo y con un trasero que quitaba el hipo.
Salíamos los cinco de juerga cada noche y se me notaba que lo les quitaba el ojo a las mujeres, yo pasaba mas hambre que un maestro de escuela, pero intentaba aliviarme por la noche a base de pajas pensando en esas dos mujeres que corrían por mi casa.
Laura era mas calladita y mas modosita, por lo que empecé a fantasear con follarme a Natalia que tenia mas cara de viciosa, pero a medida que las conocía me daba cuenta que la pelirroja era un incordio y una estrecha, una calienta braguetas en definitiva, incluso Jorge, su marido parecía hastiado de tanto culo y tan mala leche.
La mañana de autos había un partido entre España y algún otro país ( a mi el fútbol nunca me ha gustado), por lo que estaba leyendo un libro en la terraza y los dos hombres se colocaron delante de la tele. Ellas vinieron de comprarse ropa y se estiraron al lado a tomar el sol. Cuando levante la vista casi me da un mareo. Tenia dos culos perfectos a la vista a menos de 1 metro. Perdí por completo el hilo del libro y empecé a buscar un rincón para descargarme con una buena paja. Pero me fue imposible por los gritos de esos dos tarugos ( y lo digo así por que en aquel momento tuve ganas de que se fueran todos, por que no podía follarmelas ni estar tranquilo en casa)
El partido seguía y ellas me pidieron que las pusiese crema en la espalda. La pelirroja, como era un poco maniática, dijo que no quería por que se estaba haciendo un tratamiento de no se qué y que se iba a duchar. Así que me quede solo en la terraza con Laura a la que empecé a embadurnar de crema la espalda, intentando pensar en el ministro de Hacienda para evitar una erección. Su tanga pedía a gritos un poco de crema pero a mi de daba vergüenza tocarle el culo sin avisar, pero fue ella quien me dijo que solo en la espalda no podía tomar el sol. Yo, que quería fundirme pase a los pies y las piernas pero ella insistió que no tuviese vergüenza, así que abrí las dos manos y gocé el tacto de esa maravilla de la naturaleza.
Mi fisiología me traicionó y sufrí una erección que no podía ocultar con las bermudas veraniegas, por lo que me puse hacia el lado contrario de donde ella miraba para que acercarle el cipote a la cara con tanto descaro, puesto que su marido estaba en el piso de abajo y podría subir en cualquier momento, pero intentaba controlar los "¡UYYYYY!" de los maridos y el sonido del calentador de agua de Natalia que se estaba duchando.
Tan concentrado estaba que no noté que Laura había girado la cara y tenia los ojazos abiertos mirando aquel bulto. No hubo palabras, ni miradas. Acercó sus dedos al tronco del pene y presionó ligeramente, a mi me vino un espasmo que perdí el ritmo del masaje que le estaba dando y paré. Le acaricié la cabeza y ese precioso pelo negro azabache. Los maridos gritaban "¡Penaltyyyy!!!" Bajo la goma de las bermudas y con la polla delante de su cara dijo: "¡Maldito Fútbol!!" Y se la metió dentro.
¡Que suavidad, que delicia de boca! La mamada de Laura me traslado a otro planeta. Sus labios recorrían mi verga y parecía que iba a marearme. "¡Viva el Fútbol!" Pensaba yo, que intentaba cambiar de postura sin sacarle el rabo de la boca. Pensaba en el cornudo de Juan y lo veía aun mas fanfarrón, por que mientras su mujer me la chupaba de maravilla, el estaba atontado delante de la tele. Recordaba la noche anterior cuando dijo que a Laura le faltaba apetito sexual. "Será para ti, cornudo cabrón, por lo menos mi polla le gusta"
"¡GOOOOOOOOOOL!" Mientras yo vertía el semen en los labios de Laura me imaginaba a su marido cabrón saltando con su barriga cervecera y su camiseta sudada. ¡Que guapa que estaba con los labios untados de mi esperma! Me miraba y sonreía mostrando aun mas sus dientes blancos perfectos de los cuales colgaban hilos de semen. Me la metió en las bermudas, se limpió los labios con un pañuelo de papel y se levantó.
Estuve todo el día sin limpiármela, me acariciaba el pene que me había quedado muy suave por la saliva de ella. Cuando salimos a comer al restaurante vi como guardaba el pañuelo de papel. Tenia restos de semen en la boca cuando le dio un beso a su marido, y utilizó el pañuelo de papel para pasárselo por los labios mientras comíamos todos juntos. Os juro que cada vez que se pasaba ese pañuelo por la boca delante de todos se me volvían los ojos blanco.
Ahora creo que se han separado, pero a Laura no la he vuelto a ver.