Viuda casi virgen (II)

Continuación de 1ra. Parte de Viuda casi Virgen.

¡Hola!---- Soy vuestra amiga Daniela. Estoy sorprendida por la cantidad de mensajes recibidos, voy a tratar de darles respuestas a todos, a las amigas que me ofrecen su ternura y caricias, créanlo que me muero de deseos por tenerlas y a ellos que me ofrecen las mil y una noches, asegurandome fabulos trofeos, les digo que esperen ver si en este relato soy capaz o no de resistirlo dada mi condición y confesión de " Una viuda casi virgen ".

Con la complicidad de Cibyll, mi amante vecina y madre de Ronny, ese muchachito que dicen posee una "Verga de Oro" y después de ardientes y fogosas conversaciones, nos dimos a la tarea de que yo pudiera gozar de la maravillosa herramienta que se decía poseía este jovencito de sólo diecisiete años, Cibyll estaba convencida que su niño aún no tenía ninguna experiencia con mujeres y me confesó que le gustaría que fuera yo quien lo iniciara, claro que la muy libidinosa también me pidió que le permitiera en forma oculta ver a su hijo en acción.

Yo estaba consciente que mi figura era fuertemente atractiva para el joven, puesto que en más de una oportunidad le había sorprendido observándome con vivo interés. También sospechaba que el muchacho me espiaba tras la ventana de su habitación, cada vez que subía o bajaba de mi vehículo, el que era estacionado a pocos metros de aquella ventana

Así el plan comenzó a funcionar a la perfección, con un inusitado acercamiento mío hacia Ronny, hablando con él o pidiéndole que fuera a mi casa a ayudarme a mover cualquier cosa, (No se olviden que soy una viuda de 28 años y necesito de las fuerzas de un hombre para muchas cosas) Yo no perdía la oportunidad de ser generosa en la muestra de mis atributos o simplemente mostrándoselos, eso me estaba produciendo un placer extra que tampoco ante lo había experimentado, como aquella tarde en que sabiendo que Ronny estaba en casa y atento a mi salida, quise jugarle una prueba de fuego.

Él desde su ventanal me vio caminar en dirección mi automóvil detenido muy cerca de su escondite de insipiente voyerista, yo lucía extraordinariamente sexy, con una faldita corta que dejaba ver mis hermosas piernas, calzada sobre finos zapatos de altos tacos. Portaba un paquete, el que introduje al auto abriendo la puerta del conductor, de espalda a la ventana del joven espía, hice un esfuerzo, alcé mi corta falda y deliberadamente subí de rodillas sobre el asiento inclinando el cuerpo hacia delante como tratando de darle ubicación al paquete que llevaba.

El espectáculo ofrecido a los ojos del afortunado muchacho, debió ser un verdadero regalo del cielo, ante su vista mi hermoso trasero cubierto por un diminuto calzoncito blanco casi transparente del tipo "Colaless" cubriendo apenas mi palpitante vagina y unos excitantes y rozados muslos que resaltaban con las medias negra y un portaligas del mismo color. Prolongue mi exposición en esa posición, logrando ver de reojo como la cortina se movía rítmicamente producto de la tremenda masturbación que se estaba dando a la vista de su ardiente vecina. Esa misma tarde esperó mi regreso y aunque ya la noche empezaba a caer, fue paciente, lo vi correr galante a abrir la puerta del coche, su vista quedó fija en mis abiertas piernas, movimiento que exageré al bajarme, me ayudó a entrar una caja con adornos y noté bajo su short un tremendo bulto, lo que me produjo una inquietante excitación. Ya dentro de casa, le pedí me llevara la caja hasta mi alcoba, cosa que hizo gustoso. Miró con expectación mi gran cama y con gran personalidad me dijo : --- Me dejas probarla --- Por supuesto le contesté --- Se lanzó sobre ella haciendo rebotar su atlético cuerpo, para después posar su nariz sobre su cobertor como absorbiendo algún aroma. - ¡Oh! que delicia de cama y que rico huele, ese olor me trastorna --- ¿ A que huele, se puede saber? --- le dije --- ¡Todo huele a ti! --- me respondió sonriente.

Me lancé a la cama, le abracé y besé con locura, mientras una de mis manos iban a acariciar su enorme verga. El por su parte no perdía su tiempo, sus manos me recorrían íntegramente

causándome un tremendo placer, en un momento en que la lujuria se había apoderado de mi, logré correr la cremallera de su short y ahí saltó impulsado como por un resorte su imponente miembro, fuerte, grande, rozado, hermoso, lo lamí desde los testículos hasta su cabezota, era el trofeo que quizás todo hombre quisiera poseer, me sentía maravillada por mi descubrimiento que acertaba plenamente a lo que me había contado Cibyll. Quería adorarlo, besarlo e impregnarme de él en toda mi piel, intenté tenerlo dentro de mi boca, pero por más que la abrí, no fue posible darle cabida dentro de ella, mis dientes se incrustaban en su carne, siendo retirado con prontitud por mi excitado muchachito.

Los casi once años de edad que nos separaban, ahí sobre la cama en nada se notaban, Ronny se manejaba con sorprendente maestría, su boca recorría palmo a palmo toda mi anatomía con exclamaciones de mucho placer de hacerlo, mis rozados y diminutos pezones, eran succionados con deliciosos efectos.

El sonido de un llamado telefónico nos hizo separarnos un momento, le pedí que mientras se quitara la ropa ya que yo aprovecharía de hacer lo mismo. Camine hasta el corredor y tomé el auricular, era Cibyll que preguntaba por Ronny, ya que lo había visto ingresar a mi casa--- Si no te quieres perder un lindo espectáculo, vente de inmediato, la puerta trasera está sin seguro y dejare algo abierta las cortinas de mi alcoba --- ¡Esto no me lo pierdo -Voy, si voy! – me respondió antes de cortar. Volví hasta donde Ronny, quien me esperaba sentado al borde de la cama. De mi vestimenta solo conservaba mi Colaless y mis finos zapatos de altos tacos. El esperaba impaciente, Deliberadamente demoré mi vuelta a la cama hasta que logré divisar la silueta de Cibyll tras el ventanal. Su oculta presencia reavivó con mas fuerza mi excitación, hice levantarse a Ronny y pasearse cual modelo en exposición para apreciar en toda su real dimensión ese lindo pene, hermoso galardón que arrodillada junto a él, volví a lamer con delirio frente a esa enigmática ventana.

El fino, suave y diminuto calzoncito, saltó por los aires para caer en un rincón de la alcoba. Era la última prenda que cubría mi cuerpo y su pérdida le indicaba a mi joven amante que todo estaba dado para que esa noche me hiciera su mujer con todas las ansias que golpeaban nuestras jóvenes mentes, reconociendo que pese a mis años de matrimonio y hoy haberme convertido en una apetecida viuda, recién me encontraba a las puertas de consumar un acto pleno de sexualidad que presentía sería el inicio a un cambio de conducta en mi joven vida .

Si lo quieren saber todo y mucho más, necesito sus opiniones, escriban les espero H y M. adiós.................. Daniela....." Una viuda casi Virgen"