Víspera de nochebuena

En la Víspera de Nochebuena salí si rumbo, finalmente entré a un boliche donde conocí a Ernestito, no quiso sacarse su jockstrap mientras lo penetraba, al final accedió y me dejó anonadado con lo que escondía entres sus piernas.

VÍSPERA DE NOCHEBUENA

Hoy trataré de relatar lo que me pasó el 23 de Diciembre del año pasado ya que esa noche me sucedió algo inesperado pero no por eso dejó de ser muy placentero.

Estuve solo todo el día porque mis amigos estaban de reuniones y mis familiares andaban en lo mismo despidiendo amigos, yo podía haber hecho lo mismo pero quise descasar porque las fiestas en la casa de mi hermano Leo son maratónicas no solamente por la cantidad de comida, y bebida que allí se sirve sino por lo ruidosas que son porque mis sobrinos ponen los parlantes a toda máquina.

Como no soportaba más el encierro salí como a las nueve de la noche a dar una vuelta y vagando sin una meta determinada finalicé mi caminata en un boliche que se encontraba en penumbras, por suerte la música allí era suave.

Me senté en un rincón desde donde podía divisar todo el panorama de ese lugar, cuando se acercó el mozo le pedí una cerveza y mientras contemplaba a los parroquianos me di cuenta de que no había mujeres ya que las pocas que se vestían con ropas femeninas me daba la pauta de que era travestís.

Luego que la cerveza desapareció dentro de mí estómago llamé al mozo para pedir otra y luego de hacerlo le dije que tenía curiosidad por saber porque no había mujeres en ese sitio, muy ordinariamente me contestó:

-Se nota que es la primera vez que venís por acá. Mirá, por acá muy raramente vienen mujeres, los que más frecuentan este boliche son gays, travestís y alguna vez viene alguna torta acompañada por su machorra.

-Ahh! Ya veo...

Me trajo la cerveza y luego me dijo:

-Aquel travestí que está allá se llama Miguela, te manda a decir que si querés te la chupa por cien pesos...

Miré para el lado que señalaba el mozo y allí vi a una travestí muy despampanante con las tetas casi afuera de su vestimenta, y luego le dije al mozo.

-Decile que me gustan sus tetas, dale las gracias pero ando buscando otra cosa...

-Ahhh! Bueno, si querés un hombre te consigo uno...

-No gracias!

Cuando estaba por terminar la cerveza apareció un muchacho muy blanco de unos 25 a 28 años y se sentó en una mesa contigua a la mía, el mozo se apresuró en atenderlo y por la forma en que se saludaron me di cuenta que era asiduo concurrente del lugar.

Como yo lo miraba por lo bien vestido que estaba el tipo al notar mi mirada me dijo:

-A vos también te aburren las reuniones de despedida?

Casi no le contesto porque pensé que podía ser un ladrón de guante blanco pero como era conocido allí me animé y le respondí.

-Estás en lo cierto.

Se puso a beber su whisky mientras yo observaba lo bien vestido que estaba, con ropas bastante nuevas y bien limpias las cuales armonizaban con su nívea tez.

Me iba a ir luego de la segunda cerveza pero esa presencia impactante me lo impidió por eso pedí otra para quedarme un poco más con la esperanza de que sucediese algo que nos acercase.

El desconocido pidió otro whisky y como nuestras miradas se cruzaron me invitó a tomar uno en su mesa.

Le agradecí y mostrándole la jarra le cerveza le dije que esa noche no tomaba whisky pero si él quería me pasaba a su mesa con la jarra de cerveza.

Como hizo una seña con su mano ofreciéndome el asiento que estaba al lado del suyo, me fui con la jarra para allí mientras el discjockey había subido unos decibles la música porque iba a pasar una canción de Charles Aznavour.

Al rato de haber entablado una conversación sobre cosas estúpidas le pregunté si su novia había tenido que trabajar y por eso él estaba solo allí.

Muy calmadamente me dijo:

-Nunca te había visto por acá por eso tal vez no sabés que todo los que venimos a este boliche somos trolos, no tengo novia ni mujer, mi pareja era Marcelo y desde que me dejó vengo a matar las penas...

-Al verte tan masculino y vestido así jamás hubiese creído que eras adicto del Dios de la Verga...

Se puso a reír ante mi ocurrencia y luego me preguntó si yo también era devoto de ese Dios, como asentí me dijo que si no quería ir a su depto. para hablar de su doctrina.

Dudé un poco pero como me dijo que vivía a tres cuadras de allí, acepté la invitación y luego llamamos al mozo para pagar cada uno lo suyo.

El mozo por detrás de él me comentó al oído:

-No quisiste al travestí pero te conseguí algo mejor, espero que te guste Ernestito.

Caí en la trampa que había urdido el mozo pero igualmente saqué un billete de mi bolsillo y se lo di dándole las gracias por su intromisión.

Al entrar en le ascensor le tanteé la bragueta pero no pude notar un bulto muy grande y al sentir mi mano sobre su parte sagrada mi anfitrión me dijo.

-Esperá a que entremos, acá es muy peligroso hay muchas viejas chismosas que andan indagando mis preferencias sexuales para darle a la lengua...

Luego que traspasamos el umbral de un depto. exquisitamente decorado se acercó a mí besándome con una desesperación tal que me mordió el labio haciéndome sangrar por lo que tuvo que traerme whisky para cauterizar la herida.

Mientras el ardor del alcohol hacía su cura en la parte lacerada Ernestito me dijo que yo le había gustado a pesar de duplicarle su edad porque le parecí tierno y con mucho cariño para dar por eso me había elegido para que le diese el placer que no experimentaba desde que su media naranja lo había abandonado por una mujer.

Todo ese diálogo lo mantuvimos sentados en un sofá muy amplio de terciopelo bordeaux y cuando cesó de hablar lo atraje hacia mí tratando de desbrocharle el pantalón para ver que ocultaba debajo de esa bragueta tan disimulada.

Ernestito puso su mano sobre la mía impidiendo que llegase a mí objetivo y después de besarme nuevamente me dijo:

-Déjame que hoy yo soy tu mujer.

A continuación muy lentamente me fue desvistiendo con lamidas y besos en las partes expuestas a su caliente lengua, cuando quedé totalmente desnudo me puso un condón antes de comenzar a hacerme una chupada que me dejó sin aliento por la forma exquisita en que la estuvo efectuando por unos quince minutos sin lograr hacerme acabar dentro del condón que cubría mi enhiesta herramienta.

Todo ese tiempo pasó agachado entre mis piernas succionando sin dejar de apretarme los mamillos mientras yo le acariciaba la cabeza que era lo que tenía más cerca de mis manos.

Estaba disfrutando muchísimo pero no sé por que ignota razón mi verga no desparramaba en semen que pugnaba por salir a través de su uretra, tal vez fuese el condón que me apretaba bastante o la curiosidad por ver con que arma contaba Ernestito que me impedía lograr mi gozo total.

Comenzó a gemir dándome a entender con esos sonidos que estaba gozando pero en ningún momento se había tocado la verga por encima del pantalón porque sus manos no abandonaron en ningún momento mis mamillos y mis bolas ya que constantemente jugueteaba con ellas mientras su lengua degustaba mi glande.

Súbitamente cesó toda actividad dejando mi verga afuera de su boca, por lo que pude ver que el condón estaba muy rugoso y a punto de desintegrarse debido a las succiones y al calor que esa ávida boca le había prodigado.

Después de tomar aire me dijo:

-Si no te molesta, quiero me cojas... no aguanto más y quiero sentir tu pija dentro de mi culo.

-Será un placer...

Fue lo único que le contesté porque yo estaba deseando finalizar lo que habíamos ido a hacer a su casa y al mismo tiempo deseba ver lo que me había ocultado durante toda esa interminable chupada que me había efectuado.

Se puso de pie de espaldas a mí y después comenzó a desvestirse muy lentamente hasta que quedó solamente con un jockstrap muy minúsculo que se le metía entre sus dos hermosos cachetes rosados.

Cuando se dio vuelta pude observar que la tela que le cubría el arma que tanto deseaba ver apenas levantaba una montaña donde debería haber una pronunciada erección, porque con todo el rato que había estado gozando con mi verga dentro de su boca se me hacía imposible no creer que hubiese despertado a ese órgano, porque tenía que estar más frío que un iceberg para no levantarse con lo excitado que estaba Ernestito.

Le dije que se sacara esa prenda que en algunos países llaman jockstrap y me contestó que después lo haría.

Quedé bastante contrariado, mientras él desaparecía por una puerta para luego volver con un gel lubricante y otra caja de condones.

Me dio lo que había traído y luego se ubicó sobre el sillón con la cabeza sobre el respaldo y las piernas flexionadas con las rodillas sobre sus hombros ofreciéndome un maravilloso espectáculo de su agujerito rosadito completamente libre de vellos.

Ese espectáculo disipó mi rabia porque no me había mostrado su parte delantera, pero como quedé extasiado con tan bello panorama procedí a lubricarlo con el gel metiéndole mi dedo índice por su hoyito...

A pesar de haber tenido pareja por mucho tiempo, el hoyito de Ernestito estaba muy apretado ya que me mordía el dedo cada vez que hacía movimientos para distender su esfínter.

De rodillas sobre la moquete que cubría el living procedí a acercar mi pija al lugar donde sería recibida con mucho placer.

La calcé en ese apetecible agujero, luego hice algo de presión hasta que mi verga fue literalmente tragada por ese ávido conducto a la vez que Ernestito apoyaba sus rodillas a los lados de mi cabeza dejándome algo de lugar para que comenzase el clásico mete y saca.

Mientras lo penetraba intenté agarrarle la verga pero no me dejó ya que cubría su misterioso paquete con su mano y con la otra corría la mía sin dejarme ni siquiera tantear lo que tanto deseaba disfrutar.

Finalmente desistí de gozar pajeándolo y me dediqué a disfrutar solamente con las estocadas de mi verga dejando que se pajease a su gusto.

Con un beso interminable le saqué el típico ronroneo de que estaba gozando intensamente por eso le di una arremetida final a sus entrañas dejándole mi verga clavada en lo más profundo de su ser mientras él metía su mano dentro del jockstrap para darse placer en su oculta herramienta.

Al tenerla tan tensa en sus profundidades mi "espada" le envió a mi cerebro señales de cosquilleo, avisándole que la explosión de semen iba comenzar súbitamente sin darme tiempo a dar un alarido ya que mi boca aun seguía jugando con la de Ernestito.

Aguantó pacientemente los movimientos que mi eyaculacción le produjeron en sus paredes rectales sin demostrar que ya había cesado su placer y estaba desfalleciente por el esfuerzo realizado.

Sin moverme dejé mi pija un rato en ese hospitalario lugar hasta que finalmente mi perdió su erección y las contracciones que hizo el cuerpo de Ernestito el cual no soportaba más al trozo de carne invasora, la despidieron violentamente hacia el exterior.

Me separé del cuerpo que me había dado tanto placer y al contemplarlo vi una minúscula mancha de semen en el jockstrap.

-Gozaste muy poco, porque veo una pequeña mancha en tu jockstrap!

-NO! Gocé mucho pero yo eyaculo así...

Pensé que tendría alguna deficiencia o quien sabe por que razón no acababa en grandes o normales cantidades como casi todo los tipos que había conocido y ante mi indagatoria me respondió:

-No te quise mostrar mi verga para no tener que andar con aclaraciones, no por vergüenza porque nací así y estoy acostumbrado...

-Pero que te sucede?

Se puso de pie y bajándose el jockstrap muy lentamente me mostró algo que yo jamás había visto antes y con lo que vi le di la razón de por qué lo ocultaba como si fuese un tesoro privado.

Pensaba ver una gran verga pero entre sus piernas entre un escaso matorral de pendejos se encontraba un maní sobre dos cosas más pequeñas que las bolitas de naftalina.

Estaría acostumbrado a ver las caras de desconcierto de sus amantes porque ni se inmutó al ver la cara de asombro que habré puesto en ese momento porque sin comentar nada sobre mi aspecto me dijo:

-Esto se llama hipogonadismo es una deficiencia que no deja crecer las gónadas, por ese tamaño tan reducido producen poco esperma pero se puede disfrutar en la medida que se acostumbre al cuerpo a esa carencia.

Nos abrazazo y nos besamos un rato más pero el maní no quiso más guerra por lo que lo dejamos para otra oportunidad.

Desde ese día no tuvimos otro encuentro porque él no tiene mi teléfono y yo aunque disfruté de ese orto apretadito no fue suficiente estímulo como para ir nuevamente hasta su casa para penetrarlo otra vez.

OMAR

Como siempre espero comentarios en: omarkiwi@yahoo.com