Visou - Anal first (con dibu)

El esfínter interno no hay manera de relajarlo, porque es un músculo que no responde a órdenes de la voluntad, sino a requerimientos del cuerpo, y no para permitir ingresar. Ese segundo esfínter no se rendiría, y, sí o sí, debería ser forzado. Violado. Y yo estaba consciente de que así sería.

Su polla se posicionó en la entrada de mi ano y me miró fijamente a los ojos.

Su mirada me intimidaba, aparté mis ojos ...

– Miráme… – Susurró, mientras movía levemente su polla contra mi agujero.  Volví a mirar sus ojos.

-Quiero que me veas… y quiero verte… cuando te culee... como a las putas!-

Empujó su polla contra mi agujero.

– Aaah… – Gemí con suavidad girando mi cara a un lado sobre la almohada.

– Quiero que me mires mientras te la meto. – Dijo agarrándome fuerte de la cara, haciendo que le mirará. Asentí de forma leve, mi pelo estaba empapado en sudor y notaba como gotas caían por mis sienes.

Volvió a empujar contra mí, metiéndome la cabeza de su polla en mi culo.

– Ahhhh… Ahhhh… – No me salía la voz, la anchura de su polla me reventaba.

Él continuó metiéndola sin detenerse.

Yo notaba como mi agujero se abría, se dilataba. Estaba llena, parecía que me iba a desgarrar. Su cara era de absoluto placer, pero yo sentía  que me estaba rompiendo, que ese falo acabaría partiéndome.

No me ayudaba haber estado leyendo, días atrás, sobre la penetración anal. Me había interesado, ya que sabía que se aproximaba el momento en que sería tomada analmente… y me había enterado de cosas, que ahora me preocupaban.

Por ejemplo, la existencia de 2 esfínteres, y no solo de uno. El esfínter externo es el que una puede relajar, si se concentra. El otro esfínter, el interno, no hay manera de relajarlo, porque es un músculo que no responde a órdenes de la voluntad, sino a requerimientos del cuerpo, y no para permitir ingresar. Ese segundo esfínter no se rendiría, y, sí o sí, debereía ser forzado. Violado.  Y yo estaba consciente de que así sería.

– D… Do… Don… – Mis voz apenas sonó, no me salían las palabras.

– Ya entra, relájate putita... y será mucho mejor. ¡Ummmm…! – Sonrió sádico.

– Me… va… a … partir Don. – Dije a medias palabras. Me tapó la boca y me sujetó fuertemente contra la cama. Y comenzó a empujar de forma contínua. Empecé a moverme sobre la cama, movía mis piernas pues no iba a soportar aquello, su barra de carne me continuaba abriendo sin parar,  de forma continua. Chillé, mí gritó salió ahogado debido que me tenía la boca tapada y bien sujeta contra la cama para poder él meterla hasta el final sin que me escapara.

– Ssshhhh… – Dijo pegando su frente a la mía, mientras me tapaba la boca, su polla estaba por completo dentro de mi culo. Quitó su mano de mi boca y se quedó quieto en mi interior.

– ¡Me encanta tu culo cerrado! ¡Qué apretadita estás!-

– No puedo m-más... es muy grande, no puedo.-

– Si, si podés y te va a gustar. – Sacó su polla hasta la mitad y la volvió a meter de forma continua varias veces de esa manera.

– Aah! … Ah… ah… ah… Duele… – Siguió metiéndola y sacándola, pero cuando mi recién desvirgado culo ya se lo permitió comenzó hacerlo de forma seguida y rápida. Entraba y salía de mi agujero con rapidez, su pelvis no paraba de moverse y él me agarraba con fuerza a cada embestida, estuvo así un buen rato, yo sentía todo mi cuerpo abatido, la sensación era entre placer y dolor, no podía parar de gemir. Agarró mi pierna izquierda y la pegó a su torso, quedando mi pie al lado de su cabeza.

Penetraba de forma seguida, se escuchaba el ruido de nuestros fluidos cada vez que la metía por completo dentro de mi.

– ¡Ah! ¡Ah!¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! – No podía parar de gemir y eso hacía que él embistiera con más fuerza.

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– Te dije que te iba a gustar. – Dijo sin parar de metérmela, sus huevos se presionaban contra mi culo, haciendo que todo mi cuerpo se alterara. Comenzó a pellizcar mis pezones, los puso como piedras sin parar de follarme con brutalidad, la sacó de golpe y me puso sobre la cama a 4 patas, de una sola estocada me la metió de golpe.

– ¡Aaaaaah! ¡Nnnnooooo! – No paraba de meterla, sacarla y volver a meterla con mucha rapidez, mientras con sus manos me agarraba los pezones desde atrás, yo no paraba de gemir y no pude evitar volver a correrme…

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  • Aaaah… aaaaarg! – Me agarré a los barrotes de la cama, las piernas me temblaban, pudo continuar follándome porque cuando me agarré al cabezal de la cama, él me agarró la cadera y me sujetaba, yo no tenía ya fuerzas pero su polla seguía tiesa entrando y saliendo de mi interior, sentía como llegaba a mis entrañas.

Me agarró de nuevo y se sentó en la cama, conmigo encima de espaldas a él, aunque yo estaba arriba, Don pasó sus manos por debajo de mis muslos y era él quien me subía y bajaba por su pollón, ahora si que yo era un trapo en sus brazos, la sacaba y me dejaba caer de golpe sobre su falo, la metía hasta el fondo y apretujaba sus huevos contra mi agujero, mi espalda estaba pegada a su pecho, eché mi cabeza hacía atrás y mordió mi oreja. Seguía follandome subiendo y bajándome por su rabo, su ritmo aumentó el doble que hasta ahora había llevado.

– Voy hacerlo dentro de ti. – Me dijo al oído. Yo me encontraba extasiada… humillada y extasiada… era como si supiera donde tocar para que yo me corriera, él me violaba… me sodomizaba.. sin embargo yo en esos momentos no me hubiera resistido a nada que me hubiera hecho, era su juguete de desahogo.

Me agarró del cuello… me apretó… me dio de cachetazos…

Me ahogó, obligándome a abrir la boca, en una esforzada respiración….

Y se clavó en mi culo. Profundo. Todo su pene dentro de mi.

Comenzó a eyacular. Sentí sus chorros de semen, caliente… me estaba llenando el culo.

Él me abría las piernas mientras se corría en mi interior y sus gemidos eran graves, como un rugido…

Acercó su cara a la mía. Sonreía. Me susurró, intensamente:

-¡Te “culié”… como a una puta cualquiera.. ¡puta!-

Y me escupió en la boca… una vez…

Lo miré sorprendida… dos veces… tres… varias veces…

Cuando terminó de echar hasta la última gota de su semen en mi interior, sacó y pude ver su polla manchada de semen y sangre.

Se echó sobre la cama con su polla aun erecta, respirando profundo...

– Estas sangrando. – Dijo tocando mi culo con sus dedos.

– S-sí,-musité -... Ud…. la tiene muy grande. – Le dije. No hablamos más.

Él se quedó dormido… yo… me acurruqué a su lado, sollozando.

No paraba de pensar en todo lo ocurrido… era consciente de mi ano dolorido, dilatado, palpitando, intentando infructuosamente volver a su normalidad.

Sabía que solo era el principio.