Visitas inesperadas y perturbadoras.

Nunca hay que infravalorar a nadie y menos por su edad

El ser soltero y tener vivienda propia, muchas veces conlleva, a una persona abierta como yo, a tener una casa que parece como dice mi familia la pensión D. Pelayo o una feria de puertas abiertas. Y es que no se decir no a familiares o amigos. Pues bien, me llamo alguien de la familia para saber si no me importaría acoger a una chica jovencita, que era casi mi prima. La verdad que no me hacía mucha gracia, porque sería una carga. Como no me vio muy convencido, me dijo que al día siguiente pasaría a verme. Cuando me dijo eso, sabía que estaba “jodido” porque me es difícil decir no a la familia y menos a quien me lo pedía. Quería que se quedase Raquel que tendrá sobre 18 años, que es hija de una hermana de Miriam que es la mujer de mi tío Paco.

Últimamente no la he visto muchas veces a Raquel, en algún encuentro esporádico de la familia. La recuerdo como una chica muy delgada, sin formas, físicamente nada llamativa y que por unas cosas o por otras, siempre me tocaba cargar con ella. Era como una prima de verdad o como una hermana, pero hacía un tiempo que no la veía, era vergonzosa y tímida. No se parecía en nada a su madre ni a su tía, que las dos eran dos mujeres exuberantes, dos maduras muy deseables. Y la hermana de mi tía Miriam, Rosalía, no le caía yo bien. Ellas tenían un poco más de 40 y Rosalía era la mayor. A mitad de la mañana me llamo mi tía, “Ya estamos aquí, vamos a aprovechar para hacer algunas compras y nos vamos a la hora de comer” me pareció normal y les dije donde comeríamos. Antes de acabar la llamada me dijo, “Solo una cosa, sé que  mi hermana algunas veces es un poco especial, pero se bueno, por mi ¿Vale?” mi respuesta fue, nos vemos a la hora de comer.

Llego a donde habíamos quedado y esperando que la comida fuera rápida. Al llegar me encuentro A mi tía, a su hermana con su hija y a Esperanza, amiga de ellas con su hija Sara, también del pueblo. Imagine que aprovecharon el viaje para dar una vuelta por Valencia. La conversación en la comida se desenvolvió hablando del pueblo, de novedades que había, pero para mí más que novedades eran cotilleos que a mí, ni me iban ni me venían. Hasta que sentí el primer puñetazo en mi estomago (forma figurada lo de puñetazo) mi tía me conto “Las niñas, tienen que pasar aquí 2 o 3 semanas, para prepararse (omitiré de que, para no dar datos comprometedores) y eso sale por un pico, por eso pensamos que las alojaras tú, ya te digo que el comer y el cenar, ellas ya se apañaran, es solo dormir” ya habíamos pasado de ser solo una a ser dos.

Iba a poner algún pero cuando Sara añadió, “Y eso si, por favor, tienes que echarlas un ojo, nada de trasnochar y nada de salir de noche” pensé encima de niñera. Iba a poner algún reparo cuando de forma sarcástica y de muy mala leche, Rosalía apostillo a lo que acababa de decir Esperanza, “Si, si, el zorro va a cuidar a las gallinas, fíate y no corras” no me gusto el tono, pero me vino estupendamente y cuando iba a decir que no, mi tía le espeto a su hermana, “Rosalía ya te vale, encima de que venimos a pedirle un favor, tienes que meter tu puyita como siempre. Haz el favor de callarte o te buscas tú la vida. Por favor, Pelayo, acompáñame a fumar un cigarro” Nos salimos y mi tía iba con cara de mala leche.

- Perdónala, ya sé que es muy borde, pero es que es mi hermana.

- No te tienes que disculpar por ella, que tú no tienes la culpa.

- Me alegro de verte y me tienes que hacer el favor ( Morritos y un par de carantoñas me hizo ) sé que es mucho, pero solo a ti se lo puedo pedir.

- Joder tía, siempre me llevas a tu terreno, pero un día me voy a cobrar todos los favores y serás tú la que tenga que cumplir.

- Sabes que lo que me pidas.

- Bueno, bueno, eso lo dices ahora, pero te tomo la palabra.

- Siempre cumplo. ( Lo decía de forma inocente, su supiera lo que pensaba, me abofetearía )

- Vale el si ya lo tienes, termina de contarme, por ejemplo 2 o 3 semanas.

- Uy, pues más bien, casi seguro, no sé, pero lo mismo un mes.

- Joder tía, que me estás haciendo el lio.

Regresamos a la mesa y querían ver la casa. Menos mal que tengo todo en perfecto orden. Fuimos a mi casa, les enseñe la habitación que ocuparían, en la que habían dos camas. A las chicas les gusto el sitio, la casa y todo lo demás. Les ofrecí un café que aceptaron y mientras lo hacía podía oír a Miriam. “No me gusta nada. Os habéis empeñado, pero tu sobrino es además de un golfo un crápula” y su hermana le decía, “Joder hermana, cállate de una puta vez que al final nos va a mandar a la mierda, ya te vale” y Rosalía que no se quedaba callada le decía, “Pero fíjate en el cartel que tiene en la entrada” y mi tía le pregunta. “¿Cuál, el que pone Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día?” y su hermana muy soberbia dijo, “Si, ese. ¿te parece normal?” mi tía no se pudo aguantar, “Jajajajaja, ese se lo regalamos Paco y yo, es de John Lennon. Lista más que lista, jajajaja”

Hice acto de presencia con la bandeja y el café. Deje la bandeja y aparecieron las dos chicas que habían estado en la terraza. Sonrisa falsa por parte de Rosalía y una vez que teníamos todos nuestros cafés le dije a Rosalía mirándola fijamente. “Mira Rosalía, no sé porque me tienes tanta manía, no sé si te he hecho algo malo, que yo sepa no. Si he aceptado a que Raquel y Sara se queden no es por ti, es por tu hermana, que es mi tía, la adoro y no se decirla que no a nada. Y como no he podido evitar no oírte, sobre el letrero, estoy de acuerdo en todo lo que dice. Llámalo hacer el amor, follar o como quieras, pero es preferible a ver la gente matándose y ya dicho todo esto, si quieres dejas a tu hija si no quieres no la dejes, pero no me toques más las narices, por no decir otra cosa y ya de paso podías ser sincera y decirme que te he hecho tan malo”

Hubo un prolongado silencio y Rosalía, bebió un poco de café, haciendo tiempo para pensar en algo, me miro con intensidad, ante la cara de preocupación de mi tía y me dijo, “Tienes razón y voy a ser sincera. Es verdad a mí no me has hecho nada. Pero estarás conmigo que eres pendenciero, bastante golfo, amén de lo mujeriego que eres. ¿Cuántas veces te has peleado? ¿Con cuantas mujeres comprometidas de laguna manera te has liado? Que se sabe todo y eso no está nada bien. Que has recibido una buena educación, has sacado todos tus estudios y oposiciones a la primera y me pregunto ¿Para qué? ¿De qué te ha servido?” no tarde en darle la réplica, “Voy a ser contigo igual de sincera que tu conmigo. A diferencia de ti, yo no me meto en la vida de nadie. No soy pendenciero, porque nunca he buscado pelea, pero tampoco rehúyo si vienen por mi o veo una injusticia. Peleas he tenido digamos que bastantes, pero siempre en defensa de mi persona o de otras. Porque como sabes las que he tenido es porque me han venido a tratar de quitar algo o en defensa de alguna mujer y lo sabes. Que como dices tú me he liado con alguna mujer comprometida, si ¿Y qué? No es tu problema ni el de nadie. Es más si yo no tengo pareja el problema no es mío. Y de que me ha servido mi educación y mis estudios, pues por ejemplo para ayudar a familia y a amigos, pero en este caso a ti, que te viene muy bien que tenga casa aquí, por ejemplo”

Se quedo toda seria sin saber que decir y termine de hablar yo, “Pero vamos, que lo tienes muy fácil, si como te he oído antes, soy un crápula, no dejes a tu hija aquí, que soy el lobo y me la comeré, tu misma y a pesar de todo, que sepas que yo no te tengo ninguna manía, ningún odio ni nada por el estilo, que sería peor para mí. Que no te tengo en mis pensamientos ni un segundo, como tampoco a personas con doble moral como tú, porque no me aportan nada”

Ella indignada me replico, “¿Doble moral yo?” y con la misma seriedad le respondí, “Si, tú y cuando quieras lo hablamos detenidamente” se quedó callada y ya no hablo más. Para finalizar la visita les pregunte que habían decidido y dijeron que si, que verían a ver que marido odia acercarlas con el coche y la hora. Les dije que no se preocuparan, que vienen en el tren, que me avisaran el día antes, para en vez de ir en moto, llevar el coche y recogerlas en la estación. Quedamos que al día siguiente por la tarde. Mi tía al irse me dio el achuchón más generoso de su vida y pego tanto su boca a mi oído para decirme que me debía un gran favor, que el rabo se me puso a cien.

Al día siguiente fui por las chicas. Como dije Raquel siempre había sido muy delgada al igual que su amiga Sara. Las dos tenían el pelo bastante largo. Raquel ahora tenía buenas formas en su cuerpo, tenía un culo acorde a el resto de su cuerpo, pequeño y respingón. Las tetas se le notaban bastante pequeñas y lo que más me llamaba la atención, era su boca carnosa y sobre todo su mirada penetrante. Eso sí, seguía con la misma timidez y vergüenza. Sara que era igual de alta que Raquel, cercanas al 1,70, estaba bastante mejor que Raquel, ni rellena ni delgada, culo más grande y lo que parecían un buen par de tetas. Las dos venían vestidas del mismo estilo que el día anterior, pantalones vaqueros, camisetas holgadas. Metimos las maletas en el coche y nos fuimos para casa.

Ya me había encargado de llenar bien la nevera y un arcón congelador que tenía. De todas maneras les dije que si se les ocurría algo que no hubiera, que lo apuntaran en una libreta que había en la cocina. Protestaron diciendo que no, que ellas tenían que comprarse su comida y cena, las corte y les dije que si seguían así, las llevaba otra vez a la estación y de forma muy seria o mejor dicho haciéndome el serio les dije, “QUE OS QUEDE CLARA UNA COSA, EN ESTA CASA MANDO YO Y SE HACE LO QUE YO DIGA, ¿OK?” y ella con cara de susto dijeron que sí. Me tuve que aguantar la risa y para seguir del mismo rollo les ordene, “Y AHORA IR A DESHACER LAS MALETAS Y PONEROS CÓMODAS” se fueron sin rechistar.

Me fui a mi habitación, me quite el traje, me duche y me puse unos pantalones cortos y una camiseta de manga corta. Luego fui al salón y empecé a ver la programación de TV. No soy de ver la TV, pero teniendo invitadas, habría que verla seguro. Pero no me gustaba nada de lo que había. Casi paso una hora hasta que las vi venir. Venían vestidas de la misma manera y solo se habían puesto unas zapatillas. Les pregunte, “¿Eso es lo que vosotras entendéis por estar cómodas? ¿Así os poneis en vuestra casa?” y las dos me contestaron que no, pero como no era su casa que les daba, no sé qué. Las mire serio de nuevo y les dije, “YA ESTÁIS VOLVIENDO A LA HABITACIÓN Y PONIÉNDOOS CÓMODAS, QUE AHORA ESTA ES VUESTRA CASA, VENGA, NO PERDÁIS EL TIEMPO” me hizo gracia ver sus caras, como Raquel me decía, “Jo, primo no te enfades, no te pongas así” y como marcharon a la habitación y reconozco que me gustaba ser así de “malo” y ellas tan obedientes.

Cuando las vi de vuelta, el rabo me dio un respingo, joder como venían las dos. Raquel venia con una camiseta de manga corta muy ajustada, se le notaban muy bien sus pequeñas tetas y como se marcaban dos buenas protuberancias que lo provocaban sus pezones, que debían de ser grandes. Un pantalón también muy ajustado y se le marcaban las bragas debajo. El culo se le notaba mucho más respingón. Su amiga Sara llevaba un pantalón del mismo estilo y talla, la diferencia que no llevaba nada debajo y se le notaba perfectamente el coño, ya que el pantalón se le metía dentro de forma exagerada, luego las nalgas casi se le salían por detrás, el culo que se le veía era también espectacular. Llevaba una camiseta holgada de tirantes y por los costados se le veían prácticamente las tetas, que eran bien grandes y hermosas. Sara se había hecho una coleta y Raquel se había recogido su melena con unos pasadores. Nada más llegar Raquel me dijo, “Primo, ¿Así estamos bien?” y yo le respondí, “Si no es si me gusta a mi o no me gusta, es si vosotras estáis cómodas o no. Pero si, estáis bien así, aunque siempre se puede mejorar” me reí y se sentaron.

Me estaban dando taquicardia las dos. No me podía levantar porque se me notaria el empalme que llevaba. Trataba de que la conversación trivial que estábamos teniendo hiciera que me relajara. Porque estaba en un buen lio. Como Raquel siempre se dirigía a mi llamándome primo y con voz tierna, me medio relajaba. La conversación se desarrolló en varios temas sin trascendencia, los estudios de ellas, los míos, el tiempo que viví en Madrid, el tiempo que llevaba viviendo en Valencia. Los planes de futuro de ellas, lo que querían hacer, etc. y cuando ya me había relajado bastante la conversación dio un giro de 180º

R AQUEL .- Primo lo que más me gusta de ti, es que no te cortas para nada. Mira con mi madre, la dejaste muerta. Jajajaja, eres el único que la logras callar, ni mi padre lo consigue.

S ARA .-     Es verdad ni te inmutaste. A mi madre le caes bien.

Y O .-         Seguro que en el viaje de vuelta y después me pondría a parir, jajajaja.

R.-     No lo sabes tú bien primo. Te puso… Jajajajaja.

Y.-     Si así es feliz, que siga.

S.-     Lo que le pasa a tu madre Raquel, es que está necesitada de un buen polvo. Jajajajaja.

R.-     Jajajajaja, no te pases, que es mi madre.

S.-     No, si a mi madre tampoco le vendría mal, que la dieran un buen meneo, ni a vuestra tía Miriam, que las tres andan muy salidas, jajajaja.

Y.-     Joder como os pasáis con vuestras madres y con Miriam. (Trataba de “escarbar” en esas afirmaciones)

S.-     Si es verdad. El padre de Raquel, el marido de Miriam y mi padre, o están trabajando todo el día como mulos o echando la partida de mus o de domino, luego llegan pasaditos y a dormir, día tras día. Pues ya me contaras, son muy buenos, pero… yo para estar así, me quedo soltera y como diría una amiga y entera.

Y.-     Ya será menos y eso de entera, no te lo crees ni tu. Jajajajaja (No sé porque dije eso, pero la pico mucho)

S.-     En el pueblo hay poco donde rascar, ya me dirás tu.

Y.-     Mujeres, según las malas lenguas, vosotras dos lleváis con novio desde hace mucho.

R.-     Bueno eso de novios, que empiezas a tontear a los 12 años, por eso de decir que tienes un chico y al final como que te acostumbras.

Y.-     Es que no os puedo creer, que yo he vivido allí y no es tan malo como lo pintáis.

R.-     Ya porque a los chicos no os controlan tanto. Y por lo que cuentan de ti y no solo mi madre, tú has sido un buen punto.

Y.-     ¿Ah, sí? ¿Y que cuentan de mí?

R.-     Además de que te has peleado bastantes veces, que eres un poco o un bastante, jajajaja, pendenciero y que te has tirado a todo lo que se meneaba, preferiblemente casadas.

S.-     ¿Y es verdad, que en algunos casos algún marido participaba?

Y.-     Mucho se dice y mucho queréis saber, pero algo de cierto hay. Pero no todo lo que se cuenta es verdad.

S.-     Bueno solo respóndeme a una cosa ya que no quieres soltar prenda, ¿Es cierto eso que se cuenta de que te trajinabas a una casada y el marido y dos amigos te esperaron para darte una paliza y los pusiste finos filipinos a los tres?

Y.-     Ves como todo lo que se cuenta no es del todo cierto. Solo fue a dos, porque el tercero cuando empezó la pelea desapareció. Ya está bien de hablar de mí, hablemos de vosotras, “las enteras”, jajajaja.

S.-     Tu ríete, pero casi, casi. Yo lo he hecho un par de veces como quien dice y mal no, lo siguiente. Un fiasco total y tu primita, más adelantada pero inacabada, Jajajajaja. (Esto último no lo entendí)

R.-     Sara ya te vale tía, córtate.

S.-     Jajajaja, “Sara ya te vale tía, córtate” mucho hablar de tu madre, pero…

R.-     ¡QUE YA VALE TÍA! ¡¡QUE PARES!!

Y.-     Venga, tranquilas que no es para tanto. Que preferís para cenar Burger, pizzas, chino, turco…

Fue mi manera de zanjar el conflicto que se podía avecinar. Pedimos varias cosas para cenar y mientras las traían, quisimos comer en el suelo, quitamos la mesa pequeña del salón y preparamos todo ahí, nos sentaríamos en circulo. Me parecía una tontería teniendo una hermosa mesa, pero, que más daba. Una tuvimos la cena nos sentamos y casi me atraganto. A Raquel como llevaba ropa interior, cuando cruzo las piernas en el suelo, se le veía la tela de las bragas y bueno, ya estaba. Sin embargo a Sara, se le veían parte de los labios de su coño, estaba depilada por completo. Encima cada vez que hacía algo, estaban a punto de salirse alguna de sus tetas por el costado. En cualquier momento me atragantaría. Mi empalme era considerable y al estar como estábamos muy notorio.

Como lo que había en TV no era para fuegos artificiales, todos dijimos de hacer algo, las ideas que íbamos diciendo, a alguno nos parecía siempre mal. Hasta que dije yo, “Podíamos jugar a algo más atrevido” , no me preguntaron a que me refería, se miraron las dos, se les puso una sonrisa nerviosa y dijeron “¿Cómo de atrevido?” mi respuesta fue rápida, “Tan atrevido como vosotras os atreváis” y las dos muy chulas me respondieron a la vez, “Nosotras nos atrevemos a todo, que te has creído” , luego propusieron varios juegos, pero los que ellas proponían se hacían muy largos, así que fui por una baraja y dije que a la carta más alta. El que sacara la carta más alta ganaba y mandaba, quien sacar la más baja obedecía. Mas claro y sencillo imposible, lo que si dije, que en el momento que alguien no cumpliera, daba el juego por finalizado, por lo menos por mi parte. Recogimos todo y nos dispusimos a jugar. Lo que si quedamos, que en un principio serian por las prendas de vestir y Raquel un poco seria dijo, “En principio vale, pero ir más allá, no me comprometo” y quise comprobar una cosa que percibí al principio, por eso le respondí, “Tu harás lo que digamos, sin rechistar y si no, pues no juegues. ¿Me has entendido? ¿Vas a jugar?” su respuesta fue una mirada intensa y un leve movimiento de cabeza afirmando que se quedaba.

Ante esa actitud hice varios comentarios entre ellos, que se la veía muy caprichosa, que siempre había sido muy caprichosa y que eso era porque no le dieron unos azotes a tiempo. La verdad que el comentario fue de lo más sano, como una crítica y sin una doble intención. Pero me sorprendieron dos cosas, como se puso de colorada y el comentario con una gran sonrisa que hizo Sara, “Eso es lo que ella busca y no encuentra, alguien que le de lo que no le dieron, Jajajajaja, ¿Verdad amiga?” Raquel se quedó más roja y en silencio.

Empezamos el juego y la primera en perder fue Sara, la que gano Raquel y le mando quitarse la camiseta. Sara lo hizo sin poner ninguna pega, quedando al aire dos tetas bastantes grandes, que el peso de la gravedad tiraban hacia abajo, pero su juventud las hacia estar firmes. Tenía una aureola grande y unos pezones puntiagudos, de un tamaño normal. Que por cierto se notaban que estaban erectos. Perdí yo y me toco quitarme la camiseta. Sara comento que le encantaba mi torso y yo le dije que a mi sus tetas y nos reímos. Gano Sara y perdió Raquel. Le hizo quitarse la parte de arriba, se quedó en un mini sujetador. Yo había pensado que no llevaba y sara dijo, que de eso nada, que no jugara con ventaja, que se quitara todo. Raquel protesto y Sara se levantó y se puso detrás de ella a quitarle el sujetador. Raquel quiso protestar y no dejarla, pero Sara le dio una buena palmada en su culo diciéndola que se estuviera quieta, Raquel ni se movió. Sara me miro y me dijo, “¿Has visto?”

Las mire a las dos y las pregunte, “Por curiosidad, ¿Vosotras tenéis algo o lo habéis tenido?” Raquel con cara de susto y tal vez escandalizada soltó, “¡NO! No como puedes preguntar eso” y Sara dijo, “Pues no, pero tampoco me hubiera importado. Soy bi y no me escondo. Que eso no quiere decir que me vayan todas las tías, pero Raquel tiene su morbo por muchas cosas, pero es muy estrecha, de momento inaccesible, fíjate si es virgen todavía” , como vi la cara de vergüenza que tenía Raquel, quise echarle una mano y dije, “No te preocupes mujer, que ya encontraras con quien, no hay que tener prisa, seguro que con tu chico acabareis tarde o temprano haciéndolo” se le relajo un poco la expresión de vergüenza, pero solo hasta que sara dijo, “Con ese imposible, es demasiado blandito, sensible y muy formal, a tu prima le hace falta alguien que la arrime bien la candela y que la flagele bien flageada”

Quise seguir jugando porque al final Raquel se moriría de vergüenza. Perdí yo y me toco quitarme los pantalones. Me quede en bóxer, raro en mi porque suelo llevar slip. Mi rabo estaba loco por salirse y el bulto que marcaba era muy visible. Las dos se quedaron mirando. Luego perdió Sara y se quitó sus pantalones, quedándose desnuda completamente, el coño lo tenía totalmente depilado. Se le veía precioso. Al sentarse y cruzar las piernas, se le veía  brillante, estaba bastante mojada, se dio cuenta de que lo miraba y me lanzo una sonrisa muy caliente. La siguiente en perder fue Raquel y como gane yo, ella fue a quitarse rápida sus pantalones, pero la hice pararse y dije que se lo tenía que quitar Sara. Esta se acercó y le bajo las bragas con el pantalón. Estaba depilada y tenía un pequeño montículo de pelo en el pubis, muy arreglado. Sara sin cortarse, le paso un par de dedos por su raja. Raquel se echó para atrás quitándose y Sara dijo, “Si la mosquita muerta está completamente mojada”

Ahora perdí yo que era el único con una prenda y gano Sara. Le ordeno a mi prima que me quitara ella la prenda pero muy lentamente. Mi rabo salió como un muelle y quedo pegado a la cara de Raquel, que no sabía qué hacer. Mientras Sara decía, “Vaya tela. Mi chico me ha desvirgado a medias y con algo mucho más pequeño, con eso me destrozaría, que barbaridad” , se acercó más y cuando estaba levantando una pierna para que me pudiera quitar el bóxer, sara no se cortó y agarro mi rabo. Cuando sentí su mano, sabía que no había marcha atrás. Raquel miraba ahora a su amiga, que meneaba mi rabo con mucha suavidad, mirándolo como si estuviera hipnotizada, de pronto se me quedo mirando, estire mi mano, acaricie su cabeza y la lleve hacia mi rabo, no se hizo de rogar, empezó a comerme el rabo y sabía hacerlo bastante bien. Hasta que Raquel dijo, “Esto no es jugar, vamos a seguir jugando” , dije que tenía razón y sara se quedó con cara de cabreo. Su mirada hacia Raquel era de, te vas a enterar por cortarme el rollo.

Gano ella y perdió Raquel. La sonrisa maliciosa que se le puso en la cara a sara daba hasta miedo y antes de que sara dijera nada, Raquel dijo, “Aviso, con mi primo no hago nada de sexo, te recuerdo que somos familia” Sara ni se inmuto, solo le dijo, “Tranquila, no será nada de sexo, si con eso que tiene tampoco permitiría yo que me hiciera nada (Pero a diferencia de Raquel, su mirada era totalmente indecente)” y a continuación, haciéndose la pensativa dijo, “Te pondrás de rodillas en el sillón y tu primo te azotara el culo hasta que yo diga” la reacción de Raquel fue ponerse rápidamente como le había dicho. Parecía un cuerpo delicado, con un culo muy bueno y unos pezones enormes y llamativos, aunque sus tetas fueran muy pequeñas, pero las hacia terriblemente apetitosas.

Le acaricié un par de veces el culo y solté un azote inesperado para ella, que lanzo un grito tímido de sorpresa. Le di azotes sueltos, distanciados unos de otros y al ver que ella no se quejaba nada y no daba indicios de rechazo, me fui animando y cuando le oí los primeros gemidos, muy tímidos, más me envalentone y le di una buena tanda de ellos, hasta que Sara dijo “STOP” y se acercó a su amiga. Acaricio tiernamente su culo, se lo beso con mucha suavidad y luego acariciando sus nalgas le dijo. “¿A que este no es tu Richi? ( Supongo que sería su novio )” ella solo agito su cabeza diciendo que no. Mientras iba hablando, su mano fue por detrás a su entrepierna y mirándome con una sonrisa perversa me soltó, “Como esta la zorrita, hasta los muslos los tiene mojados” y luego se llevó dos dedos a su boca y ante la mirada atenta de Raquel y la mía, se los llevó a la boca chupándoselos y dejándonos ver como jugaba con su lengua mientras hacía ruidos como “Aummmmm” y añadió, “Con lo cachonda que te pones, no sé cómo puedes seguir siendo virgen”

El cuerpo de Raquel “temblaba” de excitación. Me acerque la acaricie el culo de nuevo y ella apoyo su cabeza en sus manos, estaba esperando de nuevo recibir otros azotes. Así lo hice y oía esta vez que sus gemidos eran más nítidos. Aproveche para tocarla entre azote y azote, estaba super mojada. Lubrique bien uno de mis dedos y jugué con su culo, entrando mi dedo sin ninguna oposición. Le indique con gestos a Sara que abriera una caja de madera y cuando lo hizo entendió perfectamente lo que quería. Cogió un preservativo, uno texturizado y mientras estaba dándole placer a Raquel, ella sin que su amiga lo viera se puso a colocármelo. En el momento que termino de colocármelo, se puso delante de su amiga, acariciaba su cabeza, porque la cara la tenía tapada con sus manos, Sara esta vez le hablaba con mucha ternura, aunque sus palabras no decían lo mismo que su cara y sobre todo lo que decía su mirada.

Me coloque detrás de ella con mi rabo erguido como nunca, apuntaba a su culo o a su coño. Se veía un culo delicado y un coño virginal. Puse mi rabo en la entrada de su coño, no dijo nada ni se movió. No lo dude, seguí adelante y quien se llevó la sorpresa fui yo, aunque su amiga se llevó una más grande. Porque la animaba a recibir mi rabo, la decía que le dolería un poco, un pequeño quemazón, seguía acariciándola y mi rabo penetraba ese coñito prieto, sin ningún obstáculo. No tenía nada de virgen. Me costó meter mi rabo porque estaba bastante apretada, pero entro todo a la perfección. Sara se dio cuenta de lo que pasaba y me miraba con intriga, entonces la atice con más fuerza mientras me la follaba y le dije, “Menudo putón que estas echa, que mentirosa que eres, así que nadie te había follado” y ella con la voz entrecortada y entre gemidos decía, “No miento, nadie me había follado”

Sara con cara furiosa, se fue al sillón, se sentó y luego se recostó, abrió sus piernas y dijo, “Vamos a castigar a esta zorra mentirosa y me comerá mi chochito” y luego mirándome me dijo , “Si, tu prima es muy especial. Le gusta cuando está muy caliente que la zurren y para estar tan caliente, necesita que la zurren y su chico la dice que está enferma y lo único que le pasa es necesita que la dobleguen” . Como ella no quería comerle el coño, se resistía a ello, Sara se incorporó un poco, lo suficiente para agarrarla de su melena, que lo hizo con tan fuerza que saltaron sus broches. Luego siguio tirando de ella, hasta tener su cabeza entre sus piernas, una vez que la tuvo de esa manera, se volvió más dócil y le decía muy suavemente, “No te preocupes, es solo empezar, luego ya verás cómo te gusta“ y así fue, empezó y luego era una fiera comiéndose el coño de sara, que se corrió la primera vez muy rápido y cuando estaba por correrse por segunda vez, Raquel la acompaño de una manera bestial.

Luego sara la levanto y se morrearon de una forma muy caliente, mientras yo no paraba de empotrarla bien hasta que me corrí como un salvaje. Nos quedamos relajados y fui a por bebida fresca, pudiendo oír como sara se interesaba por lo que había sentido con algo tan grande y Raquel le decía que había sido embriagador, que la había encendido y Sara le respondió, “Vamos que te ha puesto como una perra. Pues no seas tan fina” y las oí reírse. Luego Sara le dijo algo más seria, “Parece mentira que me hayas mentido diciéndome que no te habías tirado a nadie, que yo te lo he contado todo siempre” y Raquel compungida le decía que no la había mentido. Fue cuando entre yo y le dije.

Y O .- Entonces ya nos dirás, porque virgen no eras.

S ARA .- Pues es buen momento para que nos lo aclares.

R AQUEL .- Tu ya lo sabes, fue con algunos de los “juguetes” de mi madre.

S.-  Ah, es verdad. Que no veas el arsenal que tiene la beata de su madre. Espera que te lo enseño. ( Se fue por su móvil )

R.-  SARA, eso no se enseña, te lo pase a ti en confianza, por ser mi mejor amiga.

S.-  Mujer no dirás que él no es de confianza, que te acaba de follar. ( Sara me enseño las fotos de su WhatsApp ) Mira que consoladores casi como tu polla y fíjate que bien echo están. Mira también tiene pinzas y que te cuente todo lo que sabe Raquel.

Y.-  Pues sí que esta tú madre bien surtida. ¿Así que entiendo que tu sola te has desvirgado?

R.-  ( Se puso muy roja ) Si, después de varias veces un día casi sin darme cuenta.

Y.-  ¿Tu padre que dice de todo eso que tiene tu madre?

R.-  Discuten cuando le llega algo nuevo. Pero por el temor de que alguien se entere. Aunque los paquetes viene sin saber que hay dentro.

Y.-  Vamos que tu madre mucho te vigila, mucha historia, pero bien cachonda que es.

S.-  Es de dar mucho la chapa, que si no nos tenemos que ir con el primero que pasa, que nos tenemos que hacer valer, que al fin y al cabo el sexo no es tan importante.

Y.-  Joder con Rosalía, menuda “pajarita” que es. Y el caso que está muy buena.

R.-  Si yo siempre lo he dicho, porque vivimos en un pueblo, que si llegamos a vivir aquí en Valencia, mi padre tenía más cuernos que un ciervo.

Y.-  Pues no me importaría follármela y darle una buena lección como a su hija. Quien sería más puta tu o ella.

S.-  Ya te lo digo yo, seguro que la mamá es mucho más puta, ¿Verdad que si amiga? ( Raquel afirmo con la cabeza )

Mientras hablábamos una de mis manos estaba acariciándolas nalgas de Raquel y de vez en cuando mis dedos jugaban con su ano. Estaba convencido que ella ya había jugado con él, con alguno de los objetos que vi en el móvil de Sara. Se dejaba hacer, estaba totalmente entregada y con cara de felicidad. La que se reboto un poco fue Sara, que cuando se dio cuenta de mis toqueteos dijo, “Que yo también estoy aquí, que pasa, ¿Me vais a ignorar?” , con buenas palabras le replique, “Tenemos mucho tiempo y quedan muchos días, ahora toca follarme este culito tan delicado y tú me vas a preparar el rabo, para follármelo como se merece, vamos a mi habitación” no rechisto y nos fuimos los tres. Le dije a Sara que preparara el culo de su amiga, mientras iba por una cosa. Fui a por lubricante, que lo tenía en una bolsa y que no había colocado en su sitio.

Desde donde estaba podía oír los azotes que Sara le propinaba a Raquel y cuando regresaba a la habitación, podía oír los improperios, los “insultos”, las obscenidades y todo lo que se le ocurría, con la única respuesta de Raquel, pidiéndole más y diciéndole que era una perra. Vaya dos “pajaritas” que parecían muy modositas, si las vieran las madres. Sara me vio untándome el lubricante en mi empalmado rabo y mirándome con sorpresa me decía, “Eso no va a entrar por aquí” metiéndole un dedo en el culo a Raquel, que daba un leve gemido. Me sonreí me acerque, acaricie sus nalgas, un pequeño azote y ante la mirada asustada de Sara, coloque el capullo en la entrada del culo, me resbalo una vez el rabo. Lo agarre bien y esta vez sí entro la cabeza del rabo, Raquel dio un profundo respiro, pero sin quejarse. Metí un poco más y estaba tan estrecha, que el rabo se me hinchaba, las venas se notaban como si fueran a explotar.

Me gustaba como aguantaba, respiración profunda, Sara acariciándola y preguntándole de manera insistente, “¿No te duele? ¿Vas a poder?” eso una y otra vez, hasta que Raquel levanta su cabeza la mira y le dice con voz tomada, “Cállate de una vez joder” y ahora sí, me agarre bien a sus caderas y fui terminado de meterle mi rabo sin parar, estaba claro que por ahí ya había probado algún “juguetito” de su madre. Nuestros cuerpos ya se habían tocado. Mi rabo estaba dentro de su culo al completo. Fui aumentando mis embestidas y a ella ya solo se le oía gemir, su tono iban como mis embestidas de menos a más. Mientras me follaba su culo ella se pajeaba. Sara nos miraba y se tocaba ella sola, se apretaba una de sus tetas y nos miraba con deseo, con pasión.

Sin sacar mi rabo, di la vuelta y me quede tumbado, quedando ella ensartada sobre mí y con sus piernas abiertas, mire a Sara y le dije, “Esto ya lo habrás visto y probado, así que a que esperas” se le puso cara tímida y nos dijo, “Nunca he hecho un trio, o he estado con un chico o con una chica” y ahora con un tono firme le respondí “Pues empieza, que ya sabes el camino” . Se lanzo a moverse el coño de su amiga, logrando sacarle unos gemidos bestiales, estaba fuera de sí. Aproveche para “castigarle” esos grandes y duros pezones. No paraba de gemir, chillar, gritar y de pedirnos más, que no paráramos, era algo fuera de serie. Tuvo tres corridas seguidas, hasta que se quedó ensartada y espatarrada, inerte. La quite de encima y se quedó medio dormida, agarrada a la almohada, con la respiración alterada y volviendo a su normalidad.

Estaba un poco sudado y me fui a dar una ducha. Estando duchándome, apareció Sara y su cara lo decía todo. Nos sonreímos y se metió conmigo en la ducha. El agua caía sobre nuestros cuerpos y sus pezones se habían puesto duros como mi rabo. Me puse jabón en una mano y empecé a acariciar sus piernas y su culo mientras nos besábamos. Jugaba con su ano, lo lubrique bien y ella mirándome seria me decía, “Olvídate de eso” pero yo iba a lo mío. Cuando se colocó mi rabo entre sus piernas nos pusimos demasiado cachondos los dos y ella solo quería que la follara. La hice girarse de golpe y ella se apoyó sobre la pared. Le metí mi rabo de golpe y la verdad que costo bastante, cuando lo tuve todo dentro ella exclamo, “Me acabas de desvirgar por segunda vez, que animal” me decía animal pero no paraba de mover su cuerpo.

Su respiración empezó a ser agitada, en un principio quise dejarla a medias, pero no, deje que se corriera, no cuando ella quiso, si no cuando yo quise, por eso cuando notaba que se iba a correr paraba para su desesperación. Se corrió de tal forma que me pidió que no parara que había logrado ponerla al borde de otro orgasmo y aquí si cambie. Me embadurne el rabo bien de jabón y se lo enfile hacia el culo, ella quería quitarse, me decía que por ahí iba a ser imposible. Le decía que si Raquel con ese culo tan pequeño se lo había tragado todo, ella también, que su culazo lo tragaría mejor. Entre protesta y protesta le metí la punta, grito un poco y me pidió que parara, no me dijo nada de que me quitara.

Eso era bueno. Mientras la hablaba, diciéndole auténticas cochinadas, además de ponerse más cachonda, la distraía de estar pensando en el dolor y aprovechaba para ir metiendo mi rabo poco a poco. Ella me provocaba, me decía con voz excitada, “Eres un pervertido, jodiendo a dos muchachas inocentes. Te tendría que dar vergüenza. Eres un poco blandito” decía esto y ahora ella era la que pegaba el culo, que aunque se le escapaba algún quejido, se había envalentonado. Empecé a hacerle penetraciones profundas, le sacaba casi todo el rabo y luego se lo metía lentamente sin parar, hasta que nuestro cuerpos se tocaban. Le sacaba buenos gemidos. Una vez que vi que se acostumbraba, a pesar de que parecía que su culo estrangulaba mi rabo, de lo cerrada que estaba. Empecé a follarla con más velocidad.

No protestaba, muchos gemidos, algún quejido y empecé a hacer las penetraciones, más rápidas. La empotraba contra los azulejos de la ducha, sus tetas se pegaban prácticamente cuando la follaba, en algunos momentos era tan fuerte, que prácticamente la levantaba del suelo. A cada embestida una provocación por su parte, joven pero muy ardiente, nos corrimos bajo el agua los dos a la vez, por mi parte fue una corrida “rabiosa” con mucho placer. Nos quedamos quietos, dejando caer el agua sobre nuestro cuerpos, no tuvimos prisa en desacoplarnos. Ella se puso un albornoz y salió del baño, yo termine de ducharme y una vez me había secado salí del baño. Me sorprendió verlas completamente dormidas en mi cama. Me fui a dormir a otra habitación.

Al levantarme por la mañana, fui a mi habitación por mi ropa, ellas seguían durmiendo a pierna suelta. Llegaba tarde a trabajar. La mañana fue ajetreada pero mis pensamientos estaban con Raquel y Sara. Seguro que ahora estarían comentando lo que sucedió. Cerca de la 1 me mandaron un wasap pidiéndome que las avisara cuando saliera, que me habían preparado una comida especial. Lo primero que se me vino al leer el wasap, que sería comida precocinada, porque según las madres no sabían hacer nada, salvo calentar algo en el horno o en el microondas.

Al llegar a mi casa era todo silencio. Fui a dejar todo a mi habitación. Estaba todo recogido. Por lo menos no habían dejado todo desordenado. Iba sin prisas porque sabía que estarían escondidas preparándome alguna sorpresa. Fui a la cocina, no había nadie, seguía todo en silencio y mientras abría una cerveza fresquita, vi que la cocina nadie la había tocado, empezaba a pensar en una pequeña tomadura de pelo. De pronto me parece oír algo en el salón. Voy tranquilamente para allá y abro la puerta. Al abrirla se me pone una sonrisa de lo más perversa. Esta la mesa de comer completamente abierta. Las dos tumbadas completamente desnudas, en dirección contraria, pero sus cabezas juntas, se han colocado trozos de fruta, algo de chocolate y nata.

Dejo la cerveza que llevo en la mano. Como un trozo de fruta y lamo parte del chocolate y luego la nata, que está justo en su clítoris de Raquel. Cuando la he logrado sacar varios gemidos, me voy hacia donde esta Sara, hago lo mismo, pero cuando me pongo a lamer la nata, sigo y le ha una comida de coño en condiciones. La escandalera que monta hace que Raquel se gire y nos mire. Se pone a besar a su amiga. Como me pone verlas así. Dejo de comerla el coño, me pongo de pie, me coloco en medio de sus piernas y le meto mi rabo, los besos entre ellas ahora son mas ardientes, mas morbosos. Raquel se pone sobre su cara y mientras me la follo a Raquel le come el coño, besándonos ahora los dos.

Solo se oyen los besos, los gemidos entrecortados de Sara. La respiración acelerada de Raquel y los bufidos que doy yo. La primera en correrse es Raquel y luego lo hicimos a la vez, sara y yo. Al bajarse de golpe de la mesa, Raquel se hace daño en el tobillo y tuvimos que parar. Puso el pie en agua caliente y mientras estaba haciéndolo, Sara me dijo. “Ya sabemos cómo hacer para que te lo montes con Rosalía, pero eso sí, por lo menos yo quiero verlo y si se tercia algo mas pues mejor. ¿Te apetece desenmascarar a la mojigata?” me sorprendió, me quede mirando a Raquel, que ponía cara de niña buena y por eso lo primero que hice fue preguntarle a ella si estaba de acuerdo, no conseguir una respuesta clara, solo una mueca con su boca y un encogimiento de hombros, aceptando. Las mire seriamente a las dos y les dije, “Antes quisiera saber lo que tenéis pensado, porque Rosalía será lo que sea, pero de tonta no tiene nada y vosotras no sois tan listas”

Esperaba que la respuesta viniera de Sara que era la que parecía mandar y no, fue Raquel, que le seno mal lo de que no eran listas y me respondió, “Tu no sabrás, pero a mi madre quien mejor la conoce soy yo. Que se muchos de sus secretos y lo mejor que ella no sabe que los sé. ¿Verdad amiga?” y Sara sonriendo la apoyo diciendo, “Verdad. Que son tan inteligentes nuestras madres y compañía, que se creen que nosotras somos lerdas” no sabían a que se referían ni lo que habían hablado entre ellas, pero se las veía muy seguras. Les deje claro que como no me querían decir nada de lo que tenían planeado, que cuando les saliera mal, a mi no me metieran en medio del follón.