Visitas a mi vecino (Un día de campo)
Y al darme la vuelta para ver lo que me rodeaba, vi que el rio todavía seguía ahí.
Loren y yo íbamos atrás. Nos entreteníamos escuchando a esos dos loros que son Mario y Chencho, a los que no les faltaba tema de conversación, y mirando por la ventanilla.
Pero, poco a poco, se me fueron los ojos tras esas piernas que marcaba Loren bajo el pantalón del chandal; y sentí ganas de meterle mano.
Casi me lanzo.
Pero me di cuenta que no procedía, así que me conformé con acercarme y apoyar mi cabeza sobre su hombro.
Enseguida me sentí en la gloria. ¡Como me gusta su olor!.
El se dio cuenta de mi estado y me acarició la cabeza, revolviéndome el pelo cariñosamente, luego me cogió de la cara, sonrió y me dio un pequeño pico en la boca.
Te quiero, chavalín
¡Mmmm!... que bien hueles
Me acurruqué a su lado; y abrazado a él, la conversación que mantenían Mario y Chencho se convirtió en un leve rumor que apenas percibía. Tal era mi estado de concentración junto a Loren y su particular olor. ¡Que rico!
Cuando llegamos al Paular, paramos y bajamos a estirar las piernas. Habíamos llegado los primeros.
Pero no tardaron mucho en llegar los demás. La bocina del coche que traían ellos empezó a sonar estrepitosamente y tuve que taparme los oídos.
- ¡Ay! podríamos hacer una paradita aquí y hacernos una fotos, dijo Mario
El tío Enrique miró a James; y James a su vez le dijo Pedro que nos dijera que era un buen momento para cambiarnos de ropa.
Justin abrió la parte trasera del coche y sacó una bolsa grande con prendas deportivas. Decidió lo que nos íbamos a poner y lo apartó metiéndolo en otra bolsa. Pero el tío Enrique dijo que conocía un lugar mucho mas apropiado para que nos cambiáramos; y continuamos un poco mas adelante.
Era un pinar que nos gustó a todos, con el suelo de arena rojiza y lleno de piñas que se habían caído de los pinos; y casi totalmente cubierto por sus típicas hojas en forma de aguja y un olor fantástico que lo impregnaba todo.
- ¡Genial!, dije. Este sitio es alucinante ¿verdad?
Justin empezó a sacar pantaloncitos de todo tipo. Todos muy cortos y con las perneras anchas; algunos abiertos a los lados casi hasta la mitad y solo dos o tres un poco mas largos.
También sacó camisetas de todo tipo y zapatillas deportivas alucinantes, algunas chanclas, speddos y ropa interior variada; alguna muy atrevida. Me sentía contento y pletórico respirando ese aire con olor a pino.
Yo, apenas había salido al campo en toda mi vida y era el más ignorante respecto a este tema. Así que, no podía decir gran cosa, a parte de lo que sentía. El tío Enrique sin embargo, parece que conocía bien la zona y, por eso, era el encargado de dirigir la expedición.
Nos pusimos lo que más nos gustó, y seguimos por un camino bastante amplio por el que podían avanzar los coches y en el que pudimos hacer todo tipo de gansadas para que nos grabaran. Las risas eran constantes y el ambiente bueno.
Pero, a la media hora, mas o menos, llegamos a un lugar paradisíaco. Un remanso de agua cristalina, bordeado de preciosas rocas blancas.
James paró su coche y salió enseguida. Le hizo una indicación a Justin, y Pedro sacó unas toallas de baño, bastante grandes y las repartió entre nosotros para que las colocáramos sobre las rocas. Quería grabar aquí y que dejaramos los coches ocultos hasta que bajáramos. Le parecía un buen sitio. Un lugar idóneo.
Aparentemente estábamos solos. Y James le dijo a Pedro lo que quería.
A Chencho y a Loren les tocó meterse en el agua desnudos; mientras el tío Enrique les grababa desde arriba, subido en una roca, y Justin se situó en el borde para grabar un tipo de planos mas comprometidos.
Los chicos empezaron a jugar salpicándose y subiéndose uno encima del otro… en fin, era el momento de lucirse; y, tal vez, por eso, Justin tuvo que desprenderse de casi toda su ropa, y quedarse en calzoncillos mientras les grababa. Le estaban poniendo chorreando.
A mi, sin embargo, me pidieron que me colocara en una de las toallas; y me tumbara boca abajo. Enseguida se me acercó James y empezó a darme un masaje con protector solar, que ¡por cierto! me relajó muchísimo. El tío Enrique bajó a grabarnos.
No imaginé que “El dire” supiera dar masajes tan placenteros.
Ya eran casi las tres y media y teníamos mucha hambre, pero todavía no podíamos dejarlo.
- ¡SOLO MEDIA HORA MAS!, dijo Pedro…
Chencho salió del agua y empezó a trepar por una de las rocas. Enseguida, Justin se colocó detras de él y empezó a grabarle en su avance, y lo hizo una y otra vez; con Justin acercando la cámara cada vez mas; la imágenes debían de ser grandiosas, con la preciosidad de culo que se gasta, el cabrón.
Mario, sin embargo se metió en el agua con la otra cámara y unas gafas de inmersión; para poder sumergirse y grabar a Loren bajo el agua.
Por fin, James nos dio permiso para comer.
Había de todo. Hamburguesas, patatas fritas, varios tipos de pizza, pollo frito, tortilla de patatas, pimientos fritos, ensaladas varias, patés, queso, jamón de york… etc., etc.
Y ¡claro!, nos pusimos como el Quico... hasta arriba.
Luego, una marcha tranquila para subir, teníamos que ir subiendo, porque teníamos que montar las tiendas antes de las ocho y media. Según el tío Enrique mas o menos a esa hora empezaría a ponerse el sol.
A nosotros nos tocó llevar una mochila y ellos llevaron las tiendas, que eran más pesadas. El sitio lo había escogido el tío Enrique; y ya quedaba poco para llegar. Solo un esfuercito mas...
Cuando llegamos, aluciné con las vistas.
¿Os gusta?, preguntó el tío Enrique
¡Tremendo!, contesté...
…
y al darme la vuelta para ver lo que me rodeaba, vi que el rio todavía seguía ahí. Solo había que bajar una cuesta llena de hierbajos, de unos treinta o cuarenta metros. ¡Alucinante! ¡Que flipe!
Estábamos encantados y contentos
- ¡GUAU!, dijo Chencho. Esto es el paraiso... ¡me encanta!
El tío Enrique miraba al horizonte e inflaba los pulmones, mientras sonreía con cara de satisfacción
- Hace mucho tiempo que estuve aquí y me quedé prendado de este lugar, por eso os he traído; para que lo disfrutéis como yo lo hice entonces… ¡o, más!
Pedro abrazaba a Loren, mientras le decía algo que no pude oír, pero que le hizo reír
¡Ajaja! y le dio un beso en la cara.
¡Cabrón!. Me voy a chivar, le dijo
Ya eran casi la seis y media. Había que empezar a montar las tiendas.
¡Joder! estos se han pasado, dijo Chencho. ¿has visto que cacho tiendas han traído?. Ni que hubiéramos venido al polo norte.
Es que luego, por la noche, refresca bastante, dijo el tío Enrique
Montamos unas tiendas formidables, aunque no muy grandes y al terminar colocaron unos edredones de invierno encima de la espuma que cubría el suelo. Hicieron una fogata en medio de la tres tiendas; y nos sentamos su alrededor.
Mario sacó una botella de Ballantines y Loren una de VAT69. Justin una de Balbenie Doublewood . Y el tío Enrique nos miró, como diciendo...¡vaya una panda de borrachuzos!
Voy a hacer café. ¿Cuantos queréis?.
Yo, dijo Loren
Luego miró a James y a Justin y se lo preguntó en ingles
Would you like some coffee?
yeah, we’d like. Thank you!
¿Y tu, Pedro?
Bueno, venga. Me tomaré uno.
Preparó una cafetera para doce y la puso sobre unas piedras que había colocado en un lado de la hoguera; y mientras charlábamos de todo un poco, sonó el típico silbido que indicaba que el café ya estaba listo.
La verdad es que nos vino muy bien…
Yo, aunque no lo había pedido, decidí a tomarme uno y me sentó estupendamente. Me reanimó mucho; y me ayudo con el frio que empezaba a sentir y el cansancio acumulado durante el día.
- Está empezando a sentirse el frio ¿verdad?, dijo Mario.
Y sin que nadie dijera nada, nos repartimos en las tiendas a nuestro antojo.
Ni que decir, que me pegué a Pedro y a Chencho, y nos metimos en una. Mario se fue con Justin, a otra. Y James y el tío Enrique se metieron con Loren en la mas grande.
Cuando entramos en la tienda, me di cuenta de que dentro no hacia frio. Así que abrí mi saco de dormir y me tumbé encima. Chencho hizo lo mismo y Pedro también.
intenté relajarme, pero me puse de lado para observar a Pedro. Sentí curiosidad por ver que hacía.
Con la barba que le había crecido durante el día y esa cara de machote que tenía no pude contenerme. Le desabroché un par de botones de la puta camisa y le metí la mano para sentir su calorcito
- ¡Ay!... que gustito… dijo.
Me acerqué mas a él y bajé con la mano hasta sentir la cinturilla del pantalón. Me encantaba ese bello negro y tan bien repartido que llegaba hasta su ombligo y, bordeándolo, descendía hasta llegar a la base de esa polla tan rica y tan hermosa. Me entretuve un ratito y decidí seguir bajando para poder agarrársela, pero al ver la facilidad con mi mano atravesaba la cinturilla, levanté la mirada; y vi que Chencho estaba muy atareado bajándole la cremallera de la bragueta. Acababa de desabrochar el botón de la cinturilla y estaba abriendo esa bragueta para empezar a darse un festín.
Con un macho así no era posible controlarse.
Empezó a chupar del biberón... y yo me lancé a disfrutar de esa boca jugosa y con sabor a menta. Mis manos jugaban con sus tetillas, pellizcándolas... y de vez en cuando me separaba de él para mirarle a los ojos; no sé si era guapo o no, pero a mi me encantaba verle ahí, tumbado, tranquilo, esperando mi lengua, que sin duda volvería a la carga. Me excitaba mucho ese machote que se dejaba hacer de todo. Y yo estaba empezando a ponerme muy burro.
Le quité la camisa y ayudé a que Chencho le sacara los vaqueros, no llevaba nada debajo. Le chupamos el zupo con mucho gusto y nos lo repartimos durante un buen rato, mientras acariciábamos ese ojete tan ansiado que luego saborearíamos a tope, turnándonos como buenos amigos.
Después levantamos sus piernas y lo colocamos para que Chencho pudiera disfrutarlo metiéndole el rabo hasta el fondo. Estaba impaciente por metérsela. Y yo me puse a cuatro sobre él y le dí la polla para que me la chupara mientras yo se la chupaba a él.
¡Aghhh!… ¡Aghhh!
¡Mmmm!… ¡que rico estás cabrón!
Me la comía como el que no quiere que se le acabe el caramelo. Y eso, me cabreaba.
- ¡Joder!, ¡cometela entera, coño!... que voy a coger frio.
Chencho le daba duro. Y estuvo follándoselo hasta que no pudo mas y se corrió dentro de él. Luego, se dejó caer, se limpió el cipote con la camiseta y se metió en el saco.
Por mi parte, conseguí ponerlo boca abajo y sentir ese culo en mi vientre durante un buen rato. ¡Que culo mas potente!. No pensaba dejarle dormir.
Inicié un mete saca, a piñón fijo, y me relajé en ese vaivén, sin tiempo. Hasta que sentí que mis párpados me pedían descanso. Entonces, me despegué y me limpié, como Chencho. Y me metí en el saco de dormir. Estaba empezando a sentir frio.
Algo me despertó a las cuatro y diez de la madrugada. Y enseguida noté la ausencia de Pedro.
Imaginé que habría salido a mear. Y quizás, por eso, sentí ganas de mear yo también. Me puse la sudadera y los pantalones del chándal que tenía en la bolsa y le cogí la chaqueta a Chencho, para salir.
¡joder! que frio…
A la derecha vi dos siluetas, quietas, de espaldas a mi y mirando al horizonte. Y gracias a que la luna estaba llena pude verlos con claridad. Eran Justin y Pedro, que efectivamente estaban a lo suyo.
Me acerqué a ellos y también me puse a lo mío. Pero, cuando terminamos, Pedro se metió en la tienda en la que estaba el tío Enrique, y James salió para meterse en la que estaba Justin, que se vino conmigo.
No le dije nada. Ya sabéis que mi inglés es muy deficiente. No me atreví a decirle nada; solo le deje entrar conmigo en la tienda.
El negrazo no se lo pensó mucho. Me cogió por los hombros y antes de que me diera tiempo a reaccionar me estaba comiendo los morros a sus anchas. ¡Que lengua, madre!... como se apoderó de mi, el cabrón.
Me echó mano al culo y me quitó los pantalones, después de un tremendo magreo
- ¡Ahy!
Me chupaba el cuello con esa lengua, mientras me metía el dedo en el culo…
…
me dió la vuelta y me la enchufó sin mas. Hasta el fondo, no... lo siguiente.
¡Wow!… que buen zupo se gasta este cabrón...
... y dejé mi culo en sus manos.
Me dio rabo a tope. Hasta que caí boca abajo sobre el edredón…
Sin poder evitarlo, desperté a Chencho. Y justin aprovechó el momento para colocarse entre los dos; con la polla fuera y bien erguida. Y Chencho, cuando vio ese pollón presuntuoso, se lanzó sobre el y empezó a devorarlo. Casi se atraganta.
Me eché hacia atrás, perplejo, mirando a Chencho, que medio dormido, le estaba comiendo la polla a Justin como si le fuera la vida en ello.
¡Que glotón!. Que atracón de rabo se estaba pegando. Seguro que luego seguiría durmiendo como un angelito, pero ahora se lo estaba comiendo, bien comido…
Y yo volví a dormirme viendo el espectáculo.
Me despertó la voz de Mario, como si fuera una turuta del ejercito tocando diana. ¡Que desagradable, coño! Y mire mi reloj.
¡Joder!... las nueve. Con el sueño que tengo…
Luego cogió una cacerola, que yo no sé de donde coño sacaría y se puso a pegarle golpes con un cazo como si estuviera loco.
VENGA CHICOS, QUE HAY CURRO QUE HACER… ¡LEVANTAOS PEREZOSOS!
Y empezó a zarandear las tiendas insistentemente.
¡QUE HAY QUE TRABAJAR!
No podía más y salí…
- ¡Bueno, vale!... Ya está, ¿no?… ¡joder que bronca!
Fuimos saliendo todos poco a poco: y todos le miraban con cara de pocos amigos.
El tío Enrique ya tenía preparado el café y había tostado el pan de molde, no sé como, pero estaba recién tostado.
¡Mmmm! que lujo, pensé
- ¡Como molas, tío!, le dijo Loren.
Y empezamos a desayunar sentados en las piedras que rodeaban la fogata que hicieron la noche anterior.
Pedro, mientras tanto nos comentó cuales eran las intenciones de James. O sea, lo que íbamos hacer, hasta que llegara la hora de regresar a Madrid.
El día, tenía toda la pinta de ser un día espléndido.
Dejamos las tiendas y nos acercamos al rio. Justin, Pedro y el tío Enrique trasladaron todos los bártulos para rodar cerca de la orilla, y yo me tumbé a tomar el sol sobre esa hierba, que todavía estaba un poco húmeda. Mario, Chencho y Loren se despelotaron y entraron en el agua, y James se sentó a mi lado.
Me acarició la cabeza y me sonrió paternalmente...
Good morning!
Good morning, mr. Owen!
Justin se acercó a la orilla, metió los pies en el agua, a la altura de los chicos, que no dejaban de hacer gansadas y empezó a filmar. Pero le pidió a Mario que saliera del agua y que cogiera la otra cámara.
- DICE QUE COJAS OTRA CÁMARA Y FILMES A CHENCHO TUMBADO EN LA HIERBA, le gritó Pedro.
Los dos salieron del agua y dejaron solo a Loren.
En ese momento me dí cuenta.
Sin lugar a dudas, era el que mas les gustaba.
Entoces Justin, salió del agua, y colocó el trípode, con una cámara un poco mas grande en la orilla; y después se adentro un poco mas en el agua, hasta la cintura, con otra cámara en la mano.
El tío Enrique, completamente desnudo, entró en el agua y se acercó a Loren. Se sumergió a su lado... y enseguida se le escapó una risita histérica, que indicaba que le estaba tocando. Pero no le disgustaba, eso también quedaba claro. Solo se movía inquieto. Hasta que el tío Enrique sacó la cabeza justo frente a su ombligo y le miró con cara de satisfacción. ¿Se la habría estado chupando?, pensé.
En ese momento James se levantó y se desnudo delante de mí. Que espectáculo. Que cosa mas gorda...
…
y también se metió en el agua…
Yo me incorporé y me coloqué en la toalla que había dejado libre. Me apoyé sobre los codos y me dispuse a ver lo que ocurría.
Cuando James estuvo junto a ellos, entre el tío Enrique y él, consiguieron hacerle perder el equilibrio; y cayó hacia atrás, quedando boca arriba, semiflotante; situación que aprovecharon para cogerle entre sus brazos e hincarle el diente, o sea, comerle el rabo y tocarle todo lo que quisieron. Se las apañaron para abrirle bien de piernas y que la cámara de Justin pudiera grabar la hermosa hendidura que allí se ocultaba. También grabó durante un par de segundos su maravilloso culo que sobresaliendo de la superficie quería escapar. La cámara de Justin estaba prácticamente encima. Se habían apoderado de él; y disfrutaron de sus bajos durante un buen rato. Todo quedó grabado.
Al rato, volvieron a colocar el plató en la tienda mas grande y abrieron la puerta de par en par, para que entrara la luz de ese maravilloso día. La dejaron totalmente abierta. Quería seguir grabando con Loren. Y Justin y el tío Enrique se lo follaban una y otra vez, a tope, mientras James se movía con una cámara a su alrededor.
Chencho y yo, ya solo eramos espectadores; así que nos acoplamos con Pedro, hasta que llegó la hora de volver a Madrid.
Conseguí que me diera su número de móvil. Y quedamos en que nos veríamos para follar de vez en cuando. También le pedí que, si podía, claro está, nos consiguiera una copia de los videos grabados con nosotros.
Me hacía ilusión verme follando en un video grabado por el equipo de James Owen; aunque solo fuera una prueba.