Visitas a mi vecino (El trabajo)

¡Pasad!... que, se escapa el gato...

Cogí el móvil y contacté con ellos por WhatsApp.

Con Chencho…

- Hola, ¿que haces?

- Estaba viendo una peli.

- ¿Que te parece si quedo con Loren y pasamos la noche aquí, en mi casa?...

decimos, que tenemos que terminar un trabajo, para el cole... ¿ok?

- Hombre, no sé, pero..., ¿que vamos a hacer?

- No hagas preguntas tontas, Chencho… que tu, ya sabes, lo que yo quiero hacer… ¿o, no?

- ¿si?... ¿eso?

- Pues claro ¡Joder!… y nunca mejor dicho.

- Hecho... ¿A que hora me paso?

- Vente cuando quieras…

¡Ah!, y cenamos aquí ¡eh!

- Vale… ¡Nos vemos!

Con Loren…

- ¡Que pasa, chavalote! ¿que haces? ¿te pillo bien?

- ¡Si!. Acabo de llegar, de correr, y voy a darme una ducha... ¿por?

- Pues, es que, he quedado con Chencho, para que se venga a dormir conmigo esta noche; y me he acordado de ti. Como me dijiste que contara contigo.

- ¡Ah, vale!. A ver, que se me ocurre. No suelo pasar la noche fuera de casa.

- Diles, que tenemos un trabajo pendiente para el cole; y, que tenemos que terminarlo, si, ó, si, para mañana. Chencho dirá lo mismo en su casa.

- ¡De puta madre!... eso, me parece perfecto...

¿A que hora quedamos?

- Sin hora. Te vienes cuando quieras. Ya sabes donde vivo ¿no?. Chencho, seguro que no tarda mucho…

¡ah!, y cenamos aquí ¡eh!

- ¡Vale!, me preparo y voy para allá… ¡nos vemos!

¡Bueno!... ya lo tenía todo organizado…

Me bajé, con la intención de salir a tomar el aire en la terraza, pero me crucé con mi abuelo en el pasillo…

  • ¡Hey!, “abu”, ¿que tal la siesta?

  • ¡Bien, hijo!… la verdad, es que me ha descansado mucho la cabeza, y parece que estoy mucho mejor que esta mañana

  • ¡Vaya!, me alegro…

que, me ha dicho Tomás, que te has dejado el Omeprazol en la farmacia esta mañana.

  • ¿Si?...¡vaya!, que fastidio. Tendré que ir mañana otra vez; porque, ya solo me queda uno.

  • No hace falta “abu”. Yo puedo traértelo por la tarde. Cuando salga del cole.

-¡Ah!, vaya… ¡gracias, hijo!… ¡se agradece!…

... entonces... ¿me quedo tranquilo?… ¿tu, lo traes?

  • ¡Claro, “abu”!. Yo te lo traigo.

Como eran, casi, las seis y media; y, todavía, quedaba algo de sol, me tumbé en una hamaca, muy cómoda, que tenemos en la terraza… y, me quedé dormido.

De repente oí el timbre de mi casa.

  • ¡Ostias!, Chencho (pensé); y salí a abrirle rápidamente

  • ¡Joder tío!, creí que no había nadie. Has tardado un huevo en abrir

  • No puede ser, está mi abuelo en casa. Es que, me he quedado dormido en la terraza.

¡ABUUUUUUU!

Mi abuelo estaba en el servicio y no pudo salir cuando oyó el timbre; además, supongo que pensaría que lo haría yo.

  • ¡Perdona, Chencho!, ya ves como ha sido la cosa.

  • ¡Joder, que casualidad!… bueno, venga... ¿que hacemos? ¿subimos a tu cuarto?

  • ¡Si!… será, mejor, que subamos

  • ¿y Loren?, me preguntó en voz baja

  • No sé, pero me ha dicho que viene…

Ya en mi cuarto

  • ¡Que bien te veo hoy!... ¿que has hecho?

  • Si, te lo cuento, te caes de culo, chaval, contesté...

  • ¡Oh! vaya...¿y, eso?

  • Ya te contaré. Ahora, no es el momento... pero, he pasado una tarde bestial, tío.

Volvió a sonar el timbre

Era Loren (fijo)…

... pero, se nos adelantó mi abuelo.

  • ¿Esta Diego?

  • ¿Que Diego?, dijo mi abuelo

  • Diego Villarubia

  • ¡Ah! si, ¡claro!… es mi nieto

  • ¡Encantado!, señor. Yo soy un compañero de clase. Me llamo Lorenzo Salinas.

  • ¡Pase, pase!… ¡DIEGOOOOO!

En, ese momento, llegué yo…

  • ¡Pasa, Loren!…

Es un compañero de clase, “abu”, que ha venido a casa, porque tenemos que terminar un trabajo, para el cole. Tenemos que entregarlo mañana…

  • Pero, y, ¿el otro muchacho?

  • También “abu”. Somos un equipo de tres

  • ¡Ah!... ¡bueno, bueno!, hijo… vosotros sabréis. Yo me voy a lo mio…

pero, ¡no me habías dicho nada! ¡eh!…

  • Seguramente, nos quedemos toda la noche “abu”. Lo llevamos muy atrasado. Y, nos jugamos el curso.

  • ¡Vale, hijo!… pues os quedáis... y ya. ¡A terminarlo!.

  • ¿Tienes cena para los tres?

  • Voy a ver... pero, creo que si, ¡eh!…

A las nueve, nos llamó para cenar en el salón... y, nos encontramos con una fuente de carne de pollo a la plancha y una gran ensalada, con uvas. Y, un flan, que había hecho... para los golosos, como yo.

  • ¡Bueno! ¿queréis que os haga café, para esta noche?, dijo mi abuelo

  • Si, prepara café “abu”. Seguro que nos viene bien.

Y se metió en la cocina

  • ¡TE DEJAMOS LA MESA!.… ¿VALE, ABU?

  • ¡SI, HIJO!... YO LA RECOJO...¡NO OS PREOCUPÉIS!

Nada mas entrar en mi habitación, cogí a Loren y le eché mano al paquete

  • ¡Que bueno estás, tronco!… y tienes un rabo que me encanta. ¿lo has probado Chencho?

  • ¿Que dices, Diegui?. ¿tu, si?

  • Ayer se vino conmigo a casa de Mario; y, no veas, que bien lo pasamos

  • ¿si?... a ti también te va la marcha, ¿no?, dijo mirando a Loren

  • ¡Me encanta!, dijo Loren; echándole mano al culo, mientras sacaba la lengua y se la mordía, en un gesto muy característico suyo

¡Que cabrón! (pensé) y le desabroché los vaqueros para que se los quitara

  • ¡Toma!... ¿estarás mas cómodo con esto? ¿no?; y, le alargué un pantalón de chándal, de algodón muy fino, que todavía no había estrenado.

El cabrón no llevaba calzoncillos

  • ¡Joder, como vamos, eh!

  • ¿Qué?… yo nunca llevo… me molestan ¡joder!

Lo coloqué frente a Checho y se los bajé de sopentón

  • Comete ese rabo Chencho, ¡ya veras que rico!

-¡Ay!...¡cabrón!

Pero, Chencho se tiró a por ella y empezó a comérsela rápidamente

  • ¡Mmmmmmmmmmmmm! ¡que rica!…

Yo por mi parte me situé detrás y le separé las nalgas (esponjosas y redonditas)... y, metí mi lengua hasta sentir la suave tersura del ojete… ¡que rico! Joder...

  • Y hueles a limpio ¡coño!…. ¿como lo haces, Loren?

  • ¿El, qué?

  • Que te huela tan bien el culo ¡coño!

  • ¿Siii? !jejeje!… ¡lo siento!…. Pero, eso es la genética que uno tiene, chaval…

  • ¡Venga, ya!

El gallo de mi Huawei, empezó a sonar, indicando que estaba entrando un wassap…

Cogí mi móvil y vi que era Mario.

¿Que querrá este, ahora? (pensé)

Si puedes. Pásate por casa, ahora... o, llámame.

  • Es Mario, les dije

  • Y ¿que quiere?, dijo Chencho

  • Dice, que me pase ahora, o, que le llame.

  • ¡A ver, Mario! ¿que pasa?. Son las diez y viente y, estoy con unos amigos en casa, para hacer un trabajo.

  • De, ¡eso!, precisamente, se trata, mi niño. Tienes una oportunidad tremenda. Vente a casa , ahora… y, si estas con amigos. Diles, que lo sientes… Esto, te interesa, ¡cielo!...

  • Después, de la que he montado, para que Chencho Y Loren vengan a casa esta noche, Mario. No puedo decirles, que tengo que salir... y, que lo siento. Además, mi abuelo sabe que han venido a hacer un trabajo conmigo... ¿que le cuento, yo, ahora?

  • ¡Ah! ¿son Chencho y Loren?. Entonces, venid los tres; que seguro que os interesa…

¿te tengo en ascuas, verdad?...

Es que, ha venido mio tío, con un amigo, americano, que es director de cine. Y, está buscando chicos jóvenes para rodar una peli, que le ha encargado la productora. Pero, está empeñado en que, tienen que ser españoles; porque, dice, que somos mas guapos.

Quiere conocerte. Mi tío le ha hablado de ti.

  • ¡Ostias!… pero, ¿tu crees que hay posibilidades?

  • ¡Bueno!, eso es difícil de saber, porque esta gente nunca sabes que va a decidir; pero, quiere conocerte….

Por, probar, no perdemos nada ¿no?

  • ¡Vale!, voy a ver que invento. Pero tardaremos un ratito ¡eh!

  • ¡Vale!… os espero.

Les conté el rollo a estos dos; y, les pareció bien…

Así que…

... ahora, el rollo es, a ver, que inventamos, para escaparnos... y. pasarnos por casa de Mario esta noche.

  • Tendremos que estar pendientes de mi abuelo, no cabe otra.

  • Pues, ¡ya está!, dijo Loren…

Bajé, a echar una visual; y, la mesa del salón ya estaba recogida.

Mi abuelo estaba en su sillón viendo un debate de esos que hay ahora; de política.

Subí y les dí el parte

  • Tenemos que hacer tiempo para que mi abuelo se vaya a la cama. Está viendo un debate de esos; y, eso acaba a las doce, o así...

  • ¡No creas!, dijo Chencho. A veces, están hasta la una, o, así, ¡eh!

  • ¡A ver, si tenemos suerte!

Cogí el móvil y llamé a Mario

  • ¡Oye!, que no vamos a poder estar antes de las doce ¿vale?

  • ¡No te preocupes, nene!... que están muy enrollados hablando de negocios. Podéis tardar un poco, ¡no pasa nada!. No creo que quieran irse sin conocerte; además, yo, ya les he comentado el problema que hay… o sea, que... ¡tranquis!

  • Entonces… ¡nos vemos!… ¡hasta ahora!

-¡Hasta ahora, cielo!

Y colgué...

  • ¡Oye!, ¿sabéis lo que vamos a hacer mientras se acuesta mi abuelo?.

  • ¿Que?, dijeron al unísono

  • Loren, se va a encargar de que estemos bien aseados ¿verdad que si, Loren?

  • ¡Jejeje!… bueno , venga, vale; dijo, con cierta sorna…

Nos metimos en el baño y nos despelotamos.

Con un embudo que había subido de la cocina, conseguimos meternos una mezcla de agua templada y aceite, que preparamos en un jarrón; para ayudarnos a evacuar más fácilmente y vaciarnos...

Luego, Loren, le quitó la alcachofa a la ducha y nos mandó que nos metiéramos, el tubo flexible, por el que llega el agua, en el culo. Para, así, limpiar bien nuestro interior... y, después expulsarla. Esto, lo repetimos tres o cuatro veces, y cuando comprobamos que ya salia, siempre, limpia, nos puso, de gel, hasta el cogote y nos restregó a fondo; y sin cortarse ¡eh!…

  • Así, estaremos preparados para lo que haga falta ¿no?

  • ¡Si, Loren! (al unísono)

Luego nos aclaró con agua templada

  • ¿Con agua templada?

  • ¡Vale! (al unísono)

Pasamos un ratito de cachondeo mientras nos poníamos guapos… y nos mirábamos con cara de tener ganas de pasarlo bien. Pero, no podíamos desmadrarnos. Era necesario reservarse. Porque, nos olíamos la tostá.

A las doce y diez, volví a bajar al salón.

  • ¡Qué!, ¿ya nos vamos a la cama? , le dije a mi abuelo, que estaba entrando en su habitación.

  • ¡Si, hijo!. Hoy, la tele está muy aburrida y, ya me he cansado. Así que, me acuesto…

y, vosotros ¿qué?, ¿como lo lleváis?

  • Necesitamos hacer un pequeño descanso. ¡Igual, salimos a tomar el aire!... Un paseo, al aire libre, nos vendría bien antes de que sea más tarde; y, para luego, tenemos el café…

... ¡bueno, “abu”!, ¡que descanses!.

  • Venga, que se os dé bien y lo terminéis. ¡Hasta mañana!

  • ¡Hasta mañana, “abu”!

Volví a subir a mi cuarto

  • A ver...

Tu, vas con el pantalón del chandal y tu camiseta, que te queda genial, le dije a Loren…

Tu, dirigiéndome a Chencho, con tus pantalones cortos y la camiseta del equipo de fútbol.

... y, yo, me voy a poner el pantalón del Madrid, que a Mario le pone cantidad, y una camiseta de talla grande, que tengo, que me queda muy bien.

Todos, llevamos nuestras Adidas ¿no?… ¡perfecto! - Pues... ¡Ala, que nos vamos!

  • Pero, tío ¿y tu abuelo?. Que nos va a oír ¡joder!… ¿o, crees que, ya, se habrá dormido?

  • Está todo controlado, Chencho; le he dicho que íbamos a salir a tomar el aire, para descansar un poco.

  • ¡Ah!… vale

  • Entonces... ¿nos vamos ya?, dijo Loren

  • ¡Si, venga!. ¡Vámonos!

Salimos de casa, con mucho cuidado, y avanzamos, los pocos metros que había, hasta llegar al timbre de la casa de Mario.

  • ¡Hombre!. Ya estáis aquí…

... estábamos esperándoos.

¡Pasad!... que, se escapa el gato…¡jaja!

¡Que graciosillo! (pensé)

  • ¡Buenas noches!

  • ¡Buenas noches!

En, ese momento, apareció Mario

  • Hola, chicos. Perdonad, por no haber podido salir a recibiros...

¡por cierto!, ¿tenéis el pasaporte preparado?... por, si hay que ir a New York

  • ¡Calla!, ¡loca!... que les vas a confundir. Pasad al salón chicos.

Al entrar, vimos a un señor gordo con barba de tres o cuatro días, sentado en un sillón, que nos miraba como si estuviera en el zoo.

  • Os voy a presentar a mi amigo, James, dijo el tío Enrique.

Lo conocí en Nueva York, el año pasado; y ha sido todo un descubrimiento para mi.

  • James, este es Dieguito, el chico al que esperábamos

Y otro señor, un poco mas joven (que luego supimos que era el guía e interprete, que le había puesto la productora, en Madrid), le tradujo, al ingles, las palabras del tío Enrique

  • ¡Ah! ¡Hola!, encantaro…

y me tendió la mano.

  • ¡Hola!

  • Lo sientou, perro no hablo spañolo.

No pude evitar sonreír (me hizo gracia el americano) y parece que le caí bien. La verdad, me pareció muy simpático cuando le vi sonreír (le cambió la cara totalmente).

Le presenté a mis amigos

  • ¿Mr?…

  • Owen... James Owen

  • Nice to meet you!. Mr. Owen

  • Nice to meet you!…

Luego me volví hacia los chicos y volví a mirarle...

  • Those are my friends Chencho and Loren and they’re very happy to meet you too.

  • Oh! Thank you so much guys!…

Mi inglés es desastroso, pero creo que esto lo he dicho bien ¿no?… no sé.

Bueno, ¡por lo menos, él, me entendió!…

Nos presentó a su ayudante Justin Ivory (un negrazo, tremendo y un poco mas joven que él), que nos dijo que, se dedicaban a rodar películas pornográficas de orientación homosexual.

Así que… resulta, que…

... el americano, que estaba en Madrid, buscando actores jóvenes para su próxima peli, era un director de cine porno.

Lo cuál, no nos llamó demasiado la atención... ¡en absoluto, vamos!.

No sé porqué, pero nos esperábamos algo así…

Ya he dicho, antes, que nos olíamos la tostá.

Así que, no se nos cambió el gesto de la cara, ni nada de eso. Si no, que, nos lo tomamos con mucha naturalidad; y, a él, eso, le gustó; y, nos habló claro.

¡Bueno!... Pedro, que es como se llama el guía; y, que es el que se encarga de traducir todo…

Por supuesto, deberían de grabar algo, para que lo vieran los productores y, por supuesto, que, antes, debería dar, él, su aprobación…

Mario y su tío Enrique estaban de espectadores; y, con cara de tener ganas de que empezara la función.

Pedro, tomo la palabra y nos miró a la cara...

  • James, quiere que primero os hagamos un pequeño reportaje, vestidos, así, como estáis. Pero, luego, según vaya avanzando el reportaje, os iremos dando prendas de vestir, para que os las vayáis probando.

Casi todas, son prendas deportivas, de uno de nuestros “sponsores”... y, también, ropa interior. Esto, es obligatorio, si queréis que os hagamos el reportaje... y, luego pasaremos a la acción, para ver si les gustáis a los productores. Lo sabremos mañana mismo, por la tarde. ¿Os parece bien?

Nos miramos interrogantes,,, y, yo moví la cabeza afirmativamente, para que supieran que me parecía bien. Los tres contestamos afirmativamente.

  • ¡Bueno!, entonces podemos empezar.

James, parece que lo había entendido todo y le indicó a Justin, que sacara los bártulos y lo preparara todo.

El tío Enrique, por su parte, nos pidió ayuda para separar los sillones y colocar la mesa pequeña, del salón, pegada a la pared, en el “hall” de entrada. Así, el salón quedó despejado, lo suficiente, para que empezáramos a grabar.

Justin y Pedro, siguiendo las indicaciones de James, habían situado el trípode, algunos focos y un paraguas... y, sacado, tres cámaras de video y dos fotográficas, que dejaron sobre la mesita del rincón y en el suelo, junto al sofá, en una bolsa grande.

Y, sobre la mesa grande, que se quedó en su sitio, Mario y el tío Enrique pusieron un par de mantas, bien dobladas y un pequeño cojín.

Todo, parecía preparado, para que empezase la función; y, James, le dijo a Pedro, que nos dijera, que íbamos a empezar.

La una y veintidós de la madrugada.

Primero, fue Loren, siguiendo las indicaciones de James, el que, se colocó en el centro del salón.

Justin , se encargaba de una de las cámaras de video. Otra, grababa, a piñón fijo, desde el trípode; y, la otra, estaba a cargo del tío Enrique, que por lo visto entendía de esto, también.

De pie y quieto, fue grabado y fotografiado durante unos minutos… y, luego se sentó en un sillón, para cederle el turno a Chencho. Yo estaba sentado en el sofá junto a Pedro, que en ese momento; y, aludiendo al calor que daban los focos, se quitó la chaqueta y la camisa, dejando ver unos pectorales soberbios. Nadie lo habría dicho (pensé), pero este tío está mortal. ¡Que rico!.

Me acerqué a él y le eché mano a uno de los pezones

  • ¿Te gustan?, me preguntó

  • ¡Me encantan!, le dije. Nunca había estado tan cerca de alguien con unos así…

  • Así, ¿como?

  • Es que, esos pelillos tan suaves y casi negros que te cubren el pecho, hacen que resalten... y, se ven muy provocativos

  • ¡jajaja!… tócalos si quieres, me gusta la suavidad de tus dedos

Y, eso, me dio ánimos para seguir tocándole. Lo hacía descaradamente. Me encantaba sentir su calor y también percibir ese olor que despedía. Pero, el cansancio de todo el día estaba haciendo mella en mi; y, le pedí permiso para recostarme y apoyar mi cabeza sobre sus piernas.

  • ¡Están un poco duras ¡eh!... espera, que me coloque bien; y se retrepó, un poco…

Coloqué mi cabeza sobre su paquete y...

  • ¿Mejor así?

  • Mucho mejor, si… y, me puse de lado, para poder oler su entrepierna…

pero, sin darme cuenta... me estaba quedando dormido.

A las tres menos diez, me despertó Mario

  • Venga, Dieguito, despierta que ahora te toca a ti

Y me di cuenta de que estaba con el culo al aire y descalzo; tendido en el sofá

  • Venga, Dieguito… ¡vamos, que te toca!

  • ¡Bueno!, parece que James, quiere que hagamos un pequeño “break”, dijo el tío Enrique

Y, se sentaron a tomarse un café, de los que había dejado Mario, en una bandeja, sobre le mesita del rincón.

Me incorporé... y, ademas, de la bandeja con los cafés, pude ver, en la mesa, un bote de plástico y un par de bolsas de aseo...

  • ¿Has descansado?, me preguntó Pedro

  • Si, un poco. A ver si me despierto del todo; pero, ¿que ha pasado?... estoy, casi desnudo...

  • ¡No te preocupes!, Diego, que nos ha venido bien que te quedaras dormido, dijo el tío Enrique; así, ha habido una pequeña variante en vuestra presentación, que, además, según Justin, ha quedado muy bien.

En ese momento, me percaté de que Loren, solo llevaba puesta la camiseta. Por, lo que, también, podíamos disfrutar de la vista que ofrecía su precioso culo… y, al girar la cabeza, pude ver a Chencho completamente desnudo... y, sentado, sobre las piernas de James.

  • Este café nos vendrá bien, pero, no podemos perder mucho tiempo, por que, ya son, casi, las tres de la mañana.

Pedro, nos tradujo, lo que acababa de decir Justin... y, me miró, diciéndome en voz baja:

Ya, te han hecho el primer reportaje. Estabas dormido sobre mis piernas; y, te han grabado, mientras dormías. Solo te han movido para cambiarte de postura, un par de veces, nada mas... y, te han quitado los pantalones para que se te viera el culo... y, porque les ha parecido gracioso. Pero, no te la han chupado, ni nada ¡eh!… bueno, te han levantado las pierna para grabar tu agujerito… y, como les ha dado morbo, te han movido, un poco, para que se viera bien. Pero han terminado enseguida... y, han seguido con la prueba de ropa deportiva.

  • ¡Ah, Sii!... y, le miré, todavía medio dormido

  • ¡Anda, toma un trago! y bebe... y, me acercó la taza del café a los labios…

  • ¡Venga, que hay que despertarse, Dieguito!, dijo Mario

  • Le miré y le mandé a la mierda (mentalmente)

Bueno, como ya hemos acabado con la primera fase, dijo el tío Enrique. Si queréis podemos ir a la habitación de Mario a ver como han quedado los videos ¿OK?

Y todos, bien pegaditos mirábamos la pantalla del ordenador; mientras, James, nos los iba mostrando.

  • Cool!… dijo James. Que viene a significar: “de puta madre”

Y le dijo a, Justin, que los enviara a la productora….

Eso, si que lo entendí.

¡Ahhhy!…. ¡que gusto!

Sentí el calor de unos labios sobre mi cuello y volví la cabeza intentando ver a mi atacante.

Era, Pedro, que se me había acercado y me estaba hincando el diente disimuladamente. Eché mi mano hacia atrás y le agarré el paquete… ¡Wow! Que buen rabo!

Me cogió por la cintura y fuimos saliendo de la habitación discretamente.

  • Me gustas mucho, Dieguito, me dijo cuando me llevaba bien agarradito por el pasillo, de vuelta al salón.

No, no… al salón, no. Vámonos al office, le dije

Me subió en la mesa y me besó en la boca, inspeccionándola a fondo…

Luego, me empujó hacía atrás, para tumbarme y empezó a comerme el culo, con esa lengua tan deseosa de ojete… y, le pegó a fondo. Lo abría, como si quisiera follármelo con la lengua... hasta que, por fin, sentí que me despertaba.

¡Que rico estaba, el cabrón!…

Cuando lo vi desnudo, me invadió un deseo desbordado. Estaba loco por sentir esa verga en mi culo; y, se la agarré…

Que gorda y, que suave, la tenía.

¡Que buen rabo!

  • ¡Fóllame!, ¡fóllame, por favor! ¡fóllame!

Me la puso en el ojete y me le metió de una. Me llegaba hasta el fondo, me llenaba por completo… ¡que placer!…

Empezó a bombear muy lentamente…

La metía, muy poco a poco; sintiendo cada centímetro... y, con rebote… hasta llegar al fondo.

¡Ffffffffffffff! ¡que bien folla, el cabrón este!...(pensaba)... ¡me muero, de gusto!

Una, y otra vez, volvía a hacer el mismo recorrido... tranquilamente, sin prisa… pero, eso si, hasta el fondo

  • ¡Cabrón, me vas a matar de gusto!…

Pero, en esto, que entra en el office, Mario y nos vé follando.

  • ¡Pero, bueno!... como os lo montáis aquí. Todo el mundo esta en el salón, grabando a Loren…

Pero, se quedó en la puerta, mirándonos…

y, no lo pudo evitar. El desnudo de Pedro era irresistible... y, se lanzó sobre el

  • ¡Pero que rico estás, cabrón!, le decía; mientras le agarraba las tetas y le mordía en el cuello.

Yo, no le veía bien. Porque, estaba tumbado en la mesa; siendo, maravillosamente, follado. Pero, estaba seguro, de que le había puesto la cebolleta entre las nalgas… y, poco a poco, fue arrodillándose para morderle el culo, o, darle lengua en el ojete…o...

... lo que fuera, que hiciera, ahí debajo...

Seguro, que estaba disfrutando de ese cuerpo… de una, u, otra manera… estoy seguro.

Luego, se levantó, y por su culpa, Pedro tuvo que sacármela del culo.

El cabrón, se la agarró para metérsela en la boca, como si estuviera poseído…

pero, yo no pensaba perder el tiempo, ahí tumbado con las piernas arriba, a ver si venía alguien y me la enchufaba.

Me bajé de la mesa y me enganché a darle lengua en el orto. ¡Menudo culo!… ¡que rico!

Entre, Mario, y yo, le estábamos dando lo suyo al guía... y, se me antojó enchufársela.

Le empuje un poco, para que se inclinara hacia delante; y, se la cole de una, como él, a mi.

Y, aunque yo no sabía hacerlo tan bien como él, empecé a hacerlo a mi manera.

Me gustaba ese culo... aun más, que el de Loren... y, le dí fuertemente durante un buen rato…

Mientras, Mario, le comía el rabo, sin descanso (mira, que era mamón).

Sentía, que Pedro estaba encantado de que me lo estuviera follando y eso me daba fuerzas, para embestir, cada vez, con más ganas…

Y, ¡por fin!, le oí dar señales de vida

¡AGHHHH! Diego, ¡más fuerte!… y, Mario, levantó la mano para taparle la boca y le miró con un dedo sobre sus labios… ¡Chsss!

¡Joder que polvo le estaba echando! Y, eso, que era, la primera vez, que hacía de activo...

...¡de repente!, empecé a correrme…

... pero, estaba, tan a gusto, que decidí hacerlo dentro de él. Y, tuve mucha suerte, por que, le encantó. Lo vi en sus ojos cuando volvió su cabeza para mirarme.

  • ¡Ah

hh

!... ¡que a gusto!…

Cogí un par de servilletas y le dí un azote en el culo. Y, me deslicé por el pasillo, limpiándome, rumbo al salón. Mario seguía comiéndole la polla.

Me dirigí, al sofá, que estaba libre… Y vi al tío Enrique grabando a Loren; mientras, se lo trajinaban, el director y su ayudante.

James, le comía la polla, con verdadera devoción, mientras Justin le tocaba por todos lados; como, si quisiera retener en su memoria táctil, todos los rincones de ese cuerpo…

... ó, simplemente, apreciar esos músculos, que había conseguido durante tres años; yendo, dos días en semana al gimnasio y corriendo tres días a la semana, durante un par de horas.

La verdad , es que, Loren tenía un cuerpo, que llamaba la atención. Y, todos los tíos que le habían visto desnudo, que yo conocía, querían follárselo..

Al girar, un poco, la cabeza, vi a Chencho, que venía hacía mi cubierto con una toalla, como si acabara de salir de la ducha; y, se sentó a mi lado.

  • ¡Mmmm!, que bien hueles. ¿te has duchado?

  • Si, necesitaba despabilarme; por que, si no, me voy a quedar dormido mientras me follan

  • ¿que te has echado, que hueles tan bien?

  • Agua de Espliego, que hay en el armario del cuarto de baño

  • ¡Ah!... pues, huele muy bien ¡eh!

Volví a mirar el espectáculo y, me di cuenta de que, Justin tiraba de Loren hacia atrás, como si quisiera que se dejara caer en sus brazos. Pero, no lo conseguía. Porque, James, le tenía cogido por los huevos y le chupaba el rabo como si fuera una golosina.

El tío Enrique, percatándose de las intenciones del negrazo, fue al office; para, que Mario, se hiciera cargo de la cámara, y extendió una de las mantas en el suelo, por si conseguía tumbarlo…

¡Por fin!, el director, se dio cuenta de la jugada de su ayudante... y, permitió que el chico cayera al suelo.

Se le iluminaron los ojos… y, mientras, Justin se quitaba los pantalones, para dejar su culo a la vista de todos, se acercó a la mesita del rincón y cogió el bote de plástico y una de las bolsas de aseo (la más grande).

Me llamó la atención el hecho de que Justin se arrodillara sobre la cara de Loren, en lugar de ir a darle caña por el culo, pero enseguida lo entendí. De alguna manera, sabía lo que su jefe quería… y, el tío Enrique también.

Chencho y yo, mirábamos la escena, atentamente. Y Mario grababa, como un verdadero profesional, ¡digo yo!…

Después, de meter la mano, en el bote de plástico, James, cogió un buen pegote de lubricante, para engrasar el culo de Loren, a tope... y, con la ayuda del tío Enrique, que también había cogido otro buen pegote, embadurnaron su cuerpo de arriba a abajo.

Por cierto, soltaba un olor muy agradable.

El director, sacó un par de dildos, de caucho de la bolsa, y los dejo en el suelo. Luego cogió el mas delgado y empezó a engrasarlo, para darle caña por el culo. Mientras, el tío Enrique se la chupaba fervientemente.

Lleno de curiosidad, me acerqué a, ver, que cara ponía Lorenzo, mientras, le trabajaban; porque, no se le oía...

Debía estar en la gloria… pasándoselo de puta madre. Pero, apenas se oían sus sentidos gemidos…

¿Como podía controlarlo tan bien?, el cabrón…

Eran, prácticamente, inaudibles. ¡Que tío!

Sentí sobre mis hombros unas manos, que al mirar, comprobé que eran de Pedro... y, tuve la impresión de que quería que siguiéramos con lo de antes. Pero, yo acababa de vaciarme…

... y, me lo lleve al sofá, con Chencho; que me miraba, como diciendo, ¿este es el guía? ¡joder!, ¡menudo tronco!.

Tímidamente, Chencho, acercó sus manos a esas piernas… y, Pedro, le miró con picardía, y le dijo...

  • Puedes tocarme ¡eh!… me gusta que me toquen.

Chencho, no necesitaba nada más…

Se inclinó sobre el, y le empezó a morder la polla, por encima de los calzoncillos; mientras, le metía la mano entre las piernas; buscando su hendidura…

Y, el, se retrepó.. y, colocó sus piernas sobre el sofá, para que lo tuviera mucho más fácil.

Volví a sentir, ese cansancio que me tumbaba. Pero, lo que estaba viendo, me ponía palote… y, me entraron unas ganas locas de engancharme con ellos.

Tenía que reaccionar, porque quería follarme ese culo otra vez.

Aprovechando, que Chencho, había pasado a mayores y se había engolfado con esa raja, chupándola como si le fuera la vida en ello, me arrodillé en el sofá y empecé a comerle la boca... y, a decirle cosas, que nacían de ese deseo que el provocaba en mi.

Me encantaban sus labios... y, esa lengua, con sabor a menta, que entraba en mi boca, registrándolo todo.

  • Me encantas, ¡cabrón!… ¿de donde has salido, tu?. No vas a librarte de mi, hasta que caiga derrotado… ¡precioso!

Bajé mi cabeza y me comí la polla… ¡que buen rabo!

Chencho, y yo, nos mirábamos, como si acabáramos de descubrir algo muy importante; y, seguimos disfrutando de ese macho, que era nuestro.

Luego, le pedí que me dejara a mi; y, cargué sus piernas sobre mis hombros y volví a sentir el calor de ese culo en mi polla, que iba a reventarme. Y, Chencho engulló su apéndice para que no perdiera la compostura.

¡Que momento!…

Estoy seguro de que, esto, se grabaría en mi memoria, a fuego lento. Me sentía feliz... cansado, pero feliz…

Al cabo del rato, los dejé, para tumbarme en la manta en la que se estaban follando a Loren, porque no podía más y necesitaba dormir; y, alguien me puso un frasquito en la nariz, para que respirara profundamente. Luego sentí como me daban lubricante en el culo... y, un buen rabo, entró en mi, apoderándose de mis entrañas. Deseaba que fuera el de Justin.

Me sobresalté y miré la hora, en el reloj de pared que había en el salón.

Las siete y media, pasadas,

Hice en gran esfuerzo, pero me dirigí al cuarto de baño y me di una ducha de agua fría, necesitaba despabilarme como fuera.

Luego. Volví al salón, me vestí y sali de allí.

Dejándome a Loren, tirado en el suelo... y, a cargo de James y del tío Enrique

A, Justin, dándole a Mario, para que estuviera bien servido durante un mes... y, a Chencho, disfrutando de ese precioso macho, llamado Pedro. ¡Que lindo!

Entré, con mucho cuidado, y miré, si mi abuelo todavía dormía. Sabía, que algunos días, se despertaba a orinar de madrugada. Pero, tuve suerte; estaba en la cama, durmiendo, como un angelito.

Subí a mi cuarto y me metí en la cama...

y, antes de dormirme, me acordé, de que, mañana no había cole.