Visitando el casco antiguo

Comienza a introducirme un segundo dedo, mientras pellizca mis pezones, siento dolor y al mismo tiempo placer, llegando a morderme el mentón superior, y deseando sobre todo en esos momentos aquello que le cuelga entre las piernas... uuummm!!.

Visitando el casco antiguo

Hoy no tenía mucho que hacer, dándome por acercarme al centro, deseando visitar museos y edificios antiguos, me arregle para un domingo conmigo mismo. Saliendo de chaqueta de sport, chaleco sin manga, camisa, pantalón chino y zapatos, bien arreglado como he mencionado, tome el metro hasta la puerta de Jerez, caminando hacia el interior del centro de Sevilla. Deambule por el casco antiguo, entre en viejos edificios, iglesias y callejee, observando un edificio donde mencionaba una exposición de cuadros, acabando por entrar.

Pero recuerdo que aquella persona de seguridad me detuvo, indicándome que para entrar debía de llevar mascarilla, y lo cierto es que se me había pasado, ya que te acostumbras a no usarla en la calle. Pero finalmente accedí tras colocármela, comenzando a deambular por el interior del edificio admirando las obras, viendo los cuadros y escultura de esos maestros. Admiré el lienzo y la paleta de colores, los bodegones y esos claroscuros, no eran... Juan de Juanes, Zurbarán, u otros maestros, pero estaban bastante bien.

Y en un momento dado, me entraron ganas de orinar, cosa normal tras al menos cuatro horas sin ir, dándome por comenzar a recorrerme los pasillos en busca de aseos, encontré uno, donde pude leer... ‘Fuera de servicio’, continuando con mi búsqueda. Tuve la sensación que me seguían, pero mire hacia atrás y no vi a nadie, continúe buscando ese deseoso servicio. Baje por unas escaleras, cuyo acceso una cadena roja y blanca prohibían su paso, pero la verdad mi estado ‘emergente’ me hizo actuar.

Llegue al piso inferior, deteniéndome cuando una voz autoritaria de tono grave llamo mi atención, dándome la vuelta y un señor trajeado se me acerco, dándome cuenta que era el segurata de antes. Preguntándome primero por saber que hacia ahí abajo, y responderle... ‘que buscaba un aseo, ya que los de arriba estaban cerrados’. Este informo que estaban cerrado por medida de seguridad por motivo de Covid, cosa que ahora veía como normal, pero aun así me estaba meando.

Pero me extrañe, cuando esta persona me pregunto por mi edad y estatus, diciéndome que, ante mi extraña en dicho sitio, debía de saberlo para poder informar. Acabando que tenía la jurisdicción como persona del cuerpo de seguridad, pues podría ser yo un vulgar ladrón, cosa que obviamente no era cierta.

Acabando por no enojarme pues tiene razón, cuando le hice saber mi nombre, estatus y edad, al ver mis cabellos sujetado en una cola, me hizo saber que se extrañaba pues dicha cola no iba con mi estatus (cosa ridícula). Pidiéndome que debía de cachearme como motivo de seguridad, negándome a tal acto, pues no era ningún delincuente. Recordándome esta persona que me había saltado un acceso restringido, pudiendo negarme, pero debido de pasar a la policía la denuncia.

Me lo pensé mejor y me retracté, viendo a este hombre acercarse, viendo cómo se quitaba el correaje de seguridad, colocando su porra en un resorte que había detrás. Volviendo a acercarse hacia mí, comenzando a cachearme, desde el pecho, debajo de las axilas, brazos, caderas, e inclinándose continuando por piernas, y ascendiendo hasta entrepiernas. Mirándome y hacerme saber que está bien, dándome cuenta para esos momentos que no tengo ganas de orinar. Y el hombre que no aparta la vista de mí, eleva su mano hasta mi entrepierna, tocando y magreándome, palpando y volver a decirme...

  • “En serio usted es un chico, no da esa sensación”.

Teniendo que apartar su mano de malas maneras, pensando que no tiene derecho a realizarme ese tipo de preguntas, pero por otro lado me estaba entrando ese morbillo. Sobre todo, al verme allí abajo solo con esta persona, hombre que volvió a colocar su mano sobre mi miembro, sintiendo como se me endurecía. Soltando...

  • “A si es verdad, ya noto su masculinidad”.

Dice y no aparta la mano, sintiendo como desliza su mano por entre mis piernas, notando sus dedos por mi perineo, intentando nuevamente apartarla al tiempo que retrocedo dos pasos hacia atrás. Pasos que al segundo note algo golpear mis nalgas, presión efectuada por algo grueso y puntiagudo, objeto que debo decir que estaba a la altura de mi orificio anal. Quise mirar hacia atrás a modo de ver de qué se trataba, pero esta persona lo evito, cuando se me acerco un par de pasos más. Continuando con su magreo, al mismo tiempo que su otra mano se posó sobre mi pecho, bajando la cremallera del chaleco sin mangas, y sentir la presión de esa gran mano sobre mi pecho.

Ante este acoso, me dio por volver a retroceder, y sentir una vez más ese objeto, presionar mi orificio, intentando incluso con mi propia mano apartarlo. Tanteándolo y comprobar que se trataba de un cilindro o algo parecido, tubo o palo que no pude retirar, viendo a este hombre serio y firme acercarse. Persona que viendo que no lo evitaba, me miraba muy segura, mientras yo evitaba más por prudencia.

Aunque en verdad, me deje llevar por el morbo, circunstancias que no busque pero que deje seguir, ese tío seguía mirándome muy serio, viendo como esa mano alejarse de mi pecho y ver rodear mi nuca, pudiendo comprobar que podría sujetar mi cabeza con suma facilidad. Y mientras le dio por bajar mi cremallera, e introducir su mano por la apertura de está, sintiendo como toma y pellizca mi glande, dedos que me hace apartarme, pero cuya consecuencia nuevamente es la presión de ese vástago en mi culo.

Hombre que toma mi nuca y con agilidad acaba por soltar el lazo de mi cola, dejando mis cabellos rodear mi cabeza, mano de esta persona que toma mi cuello y descendí por mi pecho. Y cuando quise volver a hacerme la cola, esté me hizo algo que me estremeció, pues me abofeteo mis manos a modo de apartarlas. Soltándome...

  • “Estate quieto, deja así tus cabellos, me gustan que estén sueltos”.

En esos momentos me asusté, y quise marcharme, pero esta persona me hizo saber que no me podía mover de allí, pues había entrado en una zona restringida, y que hasta que el edificio no este desocupado no podría subir. Y sin dejar de mirarme, me hizo temer lo peor, más aún cuando le escuche decirme...

  • “Sabes, me gustas”.

Y sacando su mano derecha del interior de mi bragueta, dirigió esta hacia mi pecho, manos que pienso que comenzaran a desabotonarme mi camisa. Pero en vez de eso, veo con asombro y al mismo tiempo desconfianza, como esté toma ambos lados... una la ‘tapeta’ y la otra mano el pliegue, tirando de estás y rasgando mi camisa. Saltando los botones de mi camisa, dejando de esta manera mi pecho desnudo. Y soltarme...

  • “Mejor así... verdad”.

Le grite que, si estaba loco, echándole en cara lo que había echo, y diciéndole de todo, hombre que mira y sin vacilación alguna me dio una bofetada, golpe que me hizo volver la cara. Y tras volverlo a mirar con ira y deseos de golpearlo, una nueva bofetada me hizo volver la cara hacia el otro lado, cuyo oído ahora comenzó a pitarme. Y volverse a dirigir hacia mí, soltándome...

  • “Sabes, creo que eres de esos que, le gusta que le golpeen mientras lo hace”.

Y cuando le hice saber que no, al mismo tiempo que le levantaba un brazo a modo de poder defenderme, este no solo me ordeno que bajara mi brazo, sino quería recibir otra bofetada. Cosa que baje finalmente, mientras vi como dirige sus manos a su entrepierna, como se baja la cremallera y tras hurgar en su interior, ¡acabar por sacarse su miembro fuera... uuuffff!!.

Vi que aquello iba cogiendo un color muy oscuro, tanto que le pedí por favor el dejarme marchar, y este mismo hacerme saber que eso tendría un precio. Decir eso y soltar...

  • “Tú terquedad me ha puesto cachondo, no sabes tú bien como estoy ahora”.

Dice y sin dejar de mirarme, me pide...

  • “Quítate la chaqueta, el chalequillo, el cinturón y quítate los pantalones”.

Petición que me deja blanco y sin palabras, no sabiendo que hacer, aunque ese momento me tiene muy alterado, ¡sintiéndome excitado por el morbo sobre todo... uuuffff!!. Aun así y viendo que tengo todas las de perder, acabo haciéndole caso, comenzando por quitarme la chaqueta, colgándola este en el brazo de una figura, continuando por el chaleco sin manga, colocando este mi prenda en el mismo sitio, siguiendo con el cinturón, enrollándolo y ver como se lo metía en el bolsillo. Y acabar por bajarme el pantalón, viendo y sorprendiéndose al verme con mi prenda inferior, pues llevo un tanga de color azul marino, tanga de hilo para ser más preciso.

Y con prisas decirle, que esa prenda es unisex, que no es de chica sino de chico, respondiéndome está persona muy sería, diciendo...

  • “No te preocupes, me gusta cómo te sienta, además prendas peores he visto que otros llevan, antes de ayer mismo, vi a uno que llevaba unas braguitas y en otra ocasión, a otro iba con un suspensorio”.

Acercándose y sabiendo bien que no podría retroceder yo, cogiendo y echando la tela que cubre mi verga de mi tanga aun lado, tomando mi morcillón miembro. Y hacerme saber...

  • “El miedo nos hace actuar de diferentes maneras, pues en ocasiones se te empalma a no poder, y en otras como que piensas para qué coño tengo esta mierda”.

Dice y veo cómo se inclina, tomando mi verga y siento como se lo mete en la boca, ¡comenzando a chupármela y mascullándola... ooohhh!!. Sacándola para lamer mi glande, chupar y echar hacia atrás el prepucio, ¡lamiendo y hacerme estremecer... aaahhh!!, sintiendo como mi miembro va creciendo. Y en esos momentos siento como dedea mi orificio, palpando mis nalgas mientras su boca succiona mi polla. Y soltarme...

  • “Vez y parecía una mierda de polla, pero ahora tus cinco o seis centímetros han tomado cuerpo, teniendo ahora una verga de dieciséis, ¡vaya cambio... eeehhh!!”.

Sacándola de su boca y ver y escuchar como escupe en una de sus manos, volviéndosela a introducir en la boca, mientras siento esa mano magrear mis glúteos. Mano cuya saliva le da por impregnar mi orificio, metiéndome uno de sus dedos, quejándome por el dolor, pues para nada esta dilatado mi orificio. Este vuelve a su tarea, sintiendo como ese dedo presiona y entra, saca y vuelve a entrar, ¡entrándome una falange y en minutos van dos... ooohhh!!. Notando esté mi perdida de erección por este motivo, chupando con más ahínco, ¡pero esa tercera falange me hace perder toda erección... uuummm!!.

Comenzando ahora a introducirme un segundo dedo, mostrando cierta molestia y dolor, y sacándolo, volviendo a chupármela, alzando su brazo izquierdo hasta sentir las yemas de sus dedos, ¡pellizcar uno de mis pezones... aaahhh!!. Me muerdo el mentón superior por el mismo placer, ¡deseando para esos momentos el disfrutar de aquello que le cuelga entre las piernas... uuummm!!. Momento en que este me empuja hacia atrás, llevándome el golpe de ese objeto en mi orificio, ¡persona que me oprime al mismo tiempo que siento ese objeto introducírmelo... ooohhh!!. Dejándome con eso introducido, mientras siendo como me descalza, sacando mis pantalones por cada pie, y colgarlo en esa figura. Diciéndome...

  • “Para que no se ensucie”

Y siento como al menos me ha entrado tres o cuatro centímetros de ese objeto, dándome por mirar hacia esa persona, ¡hombre que se levanta y acaba por comenzar a chuparme los pezones... uuuffff!!. Y me da por preguntarle...

  • “Que... ¿porque?”.

Y escucharle decirme...

  • “Coño si te he reconocido, yo soy uno de tantos que leo tus relatos, uno que te pide fotos tuyas y que tú me las mandas, pidiéndote una cita para poderte conocer y que tú me la deniegas. Y mira por donde el destino te ha llevado hasta mí, por lo que vamos a aprovechar”.

Y un nuevo empuje hacia atrás, me hace introducirme ese objeto al menos doce centímetros en mi interior, mientras a este le da por tirar de mi camisa hacia atrás, ¡dejándomela en mis muñecas y anudar las mangas... ooohhh!!. Y un nuevo empuje, siento como se me entra entre catorce y dieciséis centímetros, objeto que entre dolor y placer me inclino. Observando como este acerca su polla a mi rostro, diciéndome...

  • “Pues ya que estas así, aprovecha”.

Y me introduce su polla en mi boca, comenzando a chupársela mientras me mueve a modo de que ese vástago entre y salga de mi orificio, acabando por hacerme saber. Diciéndome...

  • “No has caído aun que te está follando, pues ahora te salgo de las dudas, te digo que lo que te está penetrando, ¡no es otra cosa que mi porra de seguridad... uuummm!!”.

Y no logre entender como coño este había logrado fijar eso y encima a esa altura, objeto que no solo era para su defensa sino ahora para su disfrute, y claro esta para el mío. Hombre que, sacando su polla de mi boca, me hace levantar, ¡volviendo a chupar y morder mis pezones... aaahhh! Acabando por sacar de sus bolsillos unos alfileres de madera, y acabar por colocármelos en los pezones, ¡volviéndome a inclinar y ‘obligarme’ a disfrutar de su polla... uuuffff!

Y en un tiempo que no os sabría precisar, acabar por correrse y acabar por obligarme a tragármela en su totalidad, sacándomela de la boca y tras sacar ese objeto de mi dolorido orificio, obligarme a arrodillarme. Viendo cómo se coloca detrás de mí, y por el sonido de rasgar algo plástico y poco después caer el envoltorio, pude ver que se había colocado un condón. Sintiendo su glande en mi dolorido orificio, notar sus manos en mis caderas, y de una fuerte embestida introducirme al menos la mitad… aaahhh!!. Y tras detenerse unos segundos, una nueva estocada me la introduce hasta los mismos huevos, cosa no muy difícil después de imaginad el objeto antes introducido.

Luego fue un mete saca incesante, donde acaba por correrse, acaba por sacarla de mi orificio y tras levantarse, coge y coloca su zapato sobre mi entrepierna, y le da por pisar mi flácido miembro. Todo esto mientras presionar y le suplico, no haciendo caso antes mis gestos de dolor y ruegos. Mientras me decía...

  • “No te quejes maricona, si se perfectamente que esto te gusta”.

Y cuando acabo, me ayuda a levantarme, dándome mis ropas y acompañarme a los vestuarios del personal, dependencias que se encontraba hay abajo.

Mientras me llevaba a dichos vestuarios, comenzó a contarme que llevaba meses planeando lo ocurrido, sabiendo de sobra que no pasaría o que nunca llegaría a pasar, pero aun así le servía como motivación. Diciéndome...

  • “Nunca pensé que acabaría por suceder, ha sido como un milagro”.

Continuando por detallarme, cada paso, explicándome que lo de la porra había sido pura suerte, pues esa parte no lo había imaginado, continuando sobre la marcha. Contándome que el cinturón sobre un soporte, dejando la porra como eje sobre este, quedando fija, siguiendo que llevaba todo preparado, no encima, pero si en un lugar de fácil coger. Pues me explico que, aunque me hizo creer lo de la saliva, no utilizo esta para dilatar mi orificio, sino vaselina que llevaba preparada para ello.

Confesando que se pasó no solo en rasgar mi camisa, sino en las bofetadas que me dio, eso como el pisar mi verga, diciéndome... ‘lo siento, me deje llevar por la tensión y el morbo del momento’. Pero el engranaje de todo esto, comenzó en el momento en que entraste, al principio dude, pero mire las fotos que tengo tuyas en el móvil, esas que me mandaste y supe que eras tú. Y tras ayudarme a limpiarme, acabé por entrar en los servicios, donde pude orinar por fin, acompañándome finalmente hacia la salida.

Y antes de despedirnos, me pidió si era posible, que relatara lo sucedido pero que por favor emitiera el edificio, la empresa a la que trabaja, u quitando cualquier otra cosa que pueda dar con él. Dejando la puerta abierta a una segunda parte, siempre que acuda ciertos días, pudiendo ampliar esta con algunos amigos. Y bueno, aquí la dejo, sabiendo esta persona que he cumplido con él, y sabiendo perfectamente que aun debo cumplir con otros.

Y antes de dejaros, debo decir hacia aquellos lectores que comparte conmigo sus criticas que, acepto todas ya que me enseñan a ver mis defectos, y sabiendo de sobra que peco sobre todo del gerundio. Pero no es mi intención entrar en un intercambio dialéctico al respecto, tampoco pido que nadie se crea mis vivencias, solo las comparto, porque son tan reales como la vida misma.

No me tengo que excusar porque un día me dio por ahí, y desde entonces vivo y disfruto mi vida con pasión, y de una forma de libertinaje, dándome por compartirlo con vosotros como manera de desahogo. Así que, aquellos que me leáis esto y no me crees, pienso que es tu problema, pero pienso que la vida hay que disfrutarla y vivirla, como uno sepa mejor porque pasa muy rápido. Y lo dicho, agradecer a todos aquellos que me seguís y me leéis, deseando que os haya gustado. Si queréis saber más de mí, me lo hacéis saber a mi email es: jhosua 1974 @ gmail . com (obviamente todo junto).