Visitando al abuelo, yo Ivonne. 1
Estar a cargo de cuidar a mis abuelos puede no ser tan aburrido...
Visitando al abuelo, yo Ivonne. 1
Cuando mi madre me pidió que si podía quedarme una semana con los abuelos para que ella pudiera irse de vacaciones con mi padre, ni lo consideré; no había ni que pensarlo, no rotundo. Cuidar ancianos no es algo que me entusiasme mucho, pero no había mucha opción. Si, soy Ivonne, por si estaban con la duda, a quien más esperaban?
Ahí llegue después de pedir unos días en el trabajo. Estaba ayudando de manera temporal como agente inmobiliario para un amigo de mi padre; si, de esos amigos del club que les he contado antes, jiji.
El abuelo estaba estupendo pero no la abuela. Necesitaba ayuda para casi todo. Solo tenía que pasar algo de tiempo con ellos y de paso que mis padres salieran unos días de descanso.
Los primeros dos días fueron muy bien. Por la mañana después del desayuno y un rato de pendientes en casa salíamos a hacer las compras y a dar una vuelta. Luego de regreso a casa para comer y tras una siesta, la abuela y yo íbamos a tomar un té y pasábamos a recoger al abuelo de su partida de dominó.
Al tercer día tenía que enseñar una residencia no muy lejos de allí. Deje a la abuela en donde el abuelo jugaba dominó con un café con leche; y salí disparada a mi cita.
Regrese dos horas después y me los encontré tal y como los había dejado, menos al abuelo. Me acerque a preguntar y uno de sus amigos me dijo: Ivonne, tengo una casa en las afueras y que quiero venderla.
Pues si te decides déjame darle un vistazo y sacarle unas fotos y te ayudo a colocarla.
Vale guapa… de dijo.
Su mirada recorrió mi cuerpo de arriba abajo, me desnudaba con la mirada poniendo especial interés en mis nalgas y mi escote. Me hizo gracia la mirada de ese señor mayor.
Y mi abuelo?
Está en el baño… me dijo.
Regrese a donde estaba la abuela pasando antes al baño. Llamó mi atención que al pasar por una de las puertas del pasillo oí ruido y voces, me detuve un segundo.
Entonces se cancela lo del viernes?... claramente era la voz de una mujer, de una de las meseras de la cafetería.
Sí, y ya deja de calentarme el pito que no poder salir de aquí y después de cancelar la cita se van a enojar.
Era la voz de mi abuelo! Me asome un poco y me quede helada al ver la escena. La chica tenia agarrada la pija del abuelo, mientras este le sobaba las tetas. Me impresionó ver el miembro erecto del abuelo, era de bastante buen tamaño y ancho.
- Venga mujer suéltame la pija ya! Cogeremos todos la semana que viene.
No podía creer que ese grupo de viejillos se pusieran de acuerdo para hacer sus reuniones sexuales con la mesera, o al menos así parecía.
- Pero mira como estas, deja que la disfrute un ratito papito! Tu pija es la que más me gusta de los cuatro… decía claramente con voz cachonda excitada la mujer.
Esa chica se daba a todo el grupito, que tal!!!
- Tu ganas mi niña, ahora vas a ver; quieres que te coja? Pues vas a tener la pija que quieres.
Oír a mi abuelo decir esas cosas, era raro: pero contra todo lo que hubiera yo pensado; me excitaron, estaba calentándome! Veía como esa chica de unos treinta y tantos se arrodillaba y sacando la lengua; empezó a lamer la pija de mi abuelo, mientras este le sobaba las tetas y pellizcaba sus pezones.
- Si, dame una buena mamada, seguro aun tienes la concha mojada de la dedeada que te he dado.
Si no hubiera estado en el pasillo de la cafetería me habría comenzado a tocar, pero no podía. Me estaba poniendo cada momento más cachonda. No lo podía creer, mi abuelo jadeaba mientras ella mamaba sin parar. Se separó un poco y agarrándose la verga, se la jaló un par de veces, haciendo que le saliera un chorrito de leche que fue a parar sobre las tetas de la mujer.
- Toma mujer, al final te has salido con la tuya!
Regrese rápidamente a la mesa, asombrada y caliente. Mi cabeza estaba en otro mundo, tanto que me di cuenta que ni siquiera había ido al baño y ahora evidentemente no podía ir. Cuando pase por la mesa de los amigos del abuelo, note sus miradas de nuevo. Aunque fueran viejos y no me gustaran para nada; me gustó que se fijaran en mí y que me vieran de pies a cabeza.
No podía quitarme de la cabeza la escena del abuelo. Cada vez que me veía alguno de sus amigos me exhibía un poco y recordaba las palabras de ellos en el café; hablando de cómo me veía y lo “buena” que les parecía. Siempre me ha gustado que los hombres me vieran; me pone muy cachonda, pero no pensé que tan mayores también.
Al día siguiente comencé a dejar un par de botones desabrochados. A llevar faldas bien cortas y así mostrar mis piernas ante ellos. Todos babeaban cuando dejaba mis piernas ligeramente separadas o las cruzaba lentamente. Desde la mesa donde jugaban veían el triangulito de mi tanga tapando mi conchita. Sabía que los excitaba y me gustaba mucho. Al regresar a casa me metía en el baño y allí me masturbaba delicioso pensando en lo que había logrado en esos “pájaros muertos”.
No quería nada con ellos pero desde que vi esa escena; en mi mente se repetía y no dejaba de pasar. Me gustaba jugar y ponerlos cachondos, sabía muy bien como hacerlo para tenerlos a mis pies. Me gustaba que me miraran y fantaseaba imaginándolos jalándosela pensando en mí.
Continuará...
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Besitos
Dra Tentación