Visitando a la familia en vacaciones (2)
Claudia tenía una deliciosa fantasía, hacerlo con su perro Max, su fiel pastor alemán a quien adoraba mucho y había que hacer algo....
Visitando a la familia en vacaciones (parte 2)
Estábamos de visita en el campo, en casa de mis tíos Manuel y Rocío, llevábamos casi dos semanas y la pasábamos bien. En casa estábamos mi hermano Carlos, mi tía Rocío y un dulce perro pastor alemán de año y medio al que llamaban Max. Mi tío Manuel con mi prima Claudia habían salido y estaban pronto a regresar.
Así, después de dos semanas, regresaron mi tío Manuel y mi prima Claudia, llegaban con cara de felicidad pues el negocio de venta de ganado ovino había sido favorable y habían realizado algunas compras para la casa, aprovechando el viaje. Tan pronto como estaban en casa, de inmediato mi primita fue hacia su engreído Max, eran dos semanas lejos, él le meneó la cola al verla, ella debía quererlo mucho sin duda.
Se imponía un buen almuerzo en casa, en familia, dentro de un clima cordial, entre coloquios sin trascendencia.
A la mañana siguiente mi tío se dio a la tarea de reunir el ganado para la venta previamente acordada, era el trabajo más pesado y para no ser menos pues también ayudamos nosotros, mi hermano y yo; pues tenía que hacer la entrega en siete días, 40 hermosos animales. Estuvimos así todo el día y parte de la tarde. Al término de la jornada, cada una fue a descansar, yo estaba en la habitación con mi prima Claudia y además estaba Max, el fiel perro pastor alemán de mi prima, ella lo rodeaba con sus brazos por el cuello y le acariciaba su pelaje en muestra de afecto mientras Max para corresponder a los cariños le lamía el cuello a Claudia, mi primita de 19 añitos. Miraba esa escena de afecto con detenimiento y como soy una niña traviesa más de un pensamiento pecaminoso cruzó mi mente.
Así que me di a la tarea de saber más:
- Qué pasa Claudita, mucho amor con el can, pareciera que te lo quieres coger nena.
Me miró con cara de expresión triste y me sonrió de manera casi forzada, pero no soltó una palabra. Estando después a solas las dos, sin el perro Max y nadie más, me decidí a relatarle mis encuentros con algunos enamoraditos que cogí, con muchos detalles para calentarla de a poco y al final terminé por contarle el encuentro que tuve con una nena, mi Rosita, compañera de la Universidad donde asistía yo. Mi prima estaba muy absorta escuchando mis relatos, se estaba poniendo caliente, justo como yo la quería y mientras más le contaba más iba acercándome a ella. Me puse tan cerca que mi mano izquierda estaba detrás de su espalda y con la otra acaricié su vientre pro encima de su polo que llevaba puesto, se limitó a mirarme y antes que pudiera decir algo o rehuir le di un gran beso en los labios hasta el punto que casi le comí la boca y, pues Claudia me correspondió.
Así con nuestras ropas puestas nos echamos en la cama y seguimos dándonos besos apasionados pero esta vez nos acariciábamos nuestros cuerpos, le acariciaba el culo, la espalda, parte el cuello y metí mis manos para coger sus tetas. Mi prima Claudia era una nena de piel blanca, de cabellos ondulados, de ojos grandes y hermosos, una boquita pequeña muy provocativa y unas piernas blancas sin mancha, suaves al tacto que me resbalaban hasta su culo cuando las acariciaba. Estábamos hechas un mar de deseo y me decidí a dejarla sin ropas sin su calzoncito, sin su brasier, sin nada y yo me quedé también desnuda para ella, tenía un coño algo pequeño un poco peludito, como el mío y le di unos lengüetazos de abajo hacia arriba provocando su placer, empecé a meterle un dedito al coño, quería metérselo hasta el fondo para sentirla bien pero cuando estaba a la mitad la nena me cogió de la mano y me la detuvo porque no soportaba el dolor, la prima era virgen del coñito y del culito. Así que le di buenas lamidas y mordiditas de su coño a su pecho pero ella si me dio con todo porque le enseñé bien y porque me gustaba así, me tocaba el clítoris con un dedo, me lo sobaba masajeándolo y metiendo sus dedos a mi coño hasta que nos corrimos dentro de las limitaciones de su sexo. Debía ir despacio con ella para no asustarla.
Ahora más en confianza nos relatamos nuestras fantasías más eróticas, pues mi fantasía era hacer una orgía entre diez personas, cuatro chicos, cinco chicas y conmigo seis, todos contra todos unos sobre de otros y terminar cogiendo con todos los miembros de la orgía, le conté también que tenía videos de zoofilia riquísimos y que sería excitante hacerlo con Max. Esta insinuación le dio pie a mi prima Claudia a revelarme su más latente fantasía, hacerlo con su perro Max, su joven pastor alemán de año y medio, que cuando se quedaba a solas se la tocaba y algunas veces cuando su fiel amigo dormía en su cuarto ella, se desnudaba delante de él y le ponía el coño en la boca para que se lo lama, después ella se agachaba hasta la altura de su verga y se la mamaba al perro, su único macho. Me contó que estas cositas las llevaba haciendo ya meses y quería que fuera el can que la hiciera perder su virginidad porque lo amaba mucho.
Esta confesión me cogió de sorpresa pero, no soy ninguna mojigata, así que tracé un plan para que se sienta más segura pues si tanto lo deseaba no iba a ser precisamente yo quien la detuviera.
La hermosa Claudia me miraba con sus hermosos ojos grandes y marrones. Acordamos que Max sería su segundo macho pero que antes lo hiciera con un hombre y no con cualquiera, debía ser un hombre con experiencia, de preferencia mayor, si fuera alguien de la familia mejor porque la trataría con más cariño. Los únicos hombres de la familia eran mi tío Manuel, su padre y mi hermano Carlos, su primo.
Claudia, me contó que había un profesor de la escuela, cuando ella estaba en el colegio que la trataba con cariño y que le tenía ganas. Así que decidimos hacerle una visita social. Las distancias entre vecinos allí en el campo eran de casi más de 60 metros y la casa del profesor quedaba un poco lejos. Nos vestimos para la ocasión ropa apretadita, para Claudita pantalón ajustado para que se le marcara bien el culo, blusa pequeña con gran escote para mostrar ligeramente los pechos y mostrarlos más cuando se inclinara, un peinado con el cabello tirado a los costados para mostrar bien su rostro.
Partimos hacia la visita social, caminamos un buen trecho y al llegar el profesor de Claudia la recibió con una inesperada alegría. El profesor vivía solo, la visita le hizo recordar los tiempos de escuela de Claudia y con la coquetería de Claudia que se inclinaba más de lo debido para mostrar más sus pechos inquietaba a su profesor, calculo que tendría alrededor de 41 años a menos. Al tiempo Claudia observó en una mesa pequeña un libro de historia o algo parecido, después de todo el libro era lo de menos, y Claudia se levantó con la intención de tomarlo y como la mesita tenía una altura de 50 centímetros se inclinó más de lo acostumbrado tratando de mantener el culo bien levantado casi sin doblar las rodillas quedando su culo ante la atenta mirada del profesor, estaba casi listo.
Claudia muy cortés y coquetamente pidió algo de beber a su profesor a lo que yo también asentí. Cuando el profesor se adentraba a la cocina por unos refrescos ella lo siguió, mi prima muy hacendosa. Lejos de mi presencia, se dieron a la tarea de los refrescos de tal manera que Claudia estaba delante del profesor quien no perdía detalle de observar su hermoso culo y casi descuidadamente y algo casual mi prima retrocedió más de la cuenta quedando su culo pegado en la verga de su profesor y se la sintió dura, síntoma de su excitación y de deseo, se miraron y se sonrieron pero ninguno se disculpó, faltaba el tiro de gracia. Claudia quiso beber del refresco antes que los demás porque su sed era grande y en su torpeza ella derramó parte del refresco en su blusa con lo cual el profesor le alcanzó unas servilletitas para que pueda secarse de la humedad.
- Ay profe, ayúdeme, mire como quedé.
El profesor tomó las servilletas con la intención de reducir la humedad de sus ropas y estando cerca de sus pechos ella le cogió la mano se la puso en una de sus tetas y la apretó junto con sus tetas, las sonrisas cómplices eran evidentes y ya con este acercamiento pues el profesor se deleitó con sus ricas tetas sobándolas a placer y empezar a meterle mano para sentir la suavidad de sus ricas tetas, luego apretó su culo por encima de sus ropas, ella se la cogió y pudo sentir la dureza de una verga. Para entonces el profesor tomó en cuenta de mi, mal tercio pensó él, Claudia lo calmó le dijo que su prima Angie era su confidente, que siempre guardaban sus secretos. Eso lo calmó porque además yo no quería irme de allí y perder detalle.
Salieron de la cocina con dirección a la salita donde estaba yo, leyendo un libro para mi gusto. Entonces intercambiamos miradas con Claudia y me la soltó a una voz:
- Prima voy a conversar un rato con el profe, me esperas verdad, para irnos juntas, lee un poco, sé que te gusta mucho.
Fueron con dirección a la habitación del profesor y al entrar cerraron la puerta y como no quería perder detalla de la acción decidí espiarlos para darme gusto. Ya en el cuarto el profesor quitaba las ropas a mi prima delicadamente, tomándose su tiempo, para después quitársela él. Se echaron en la cama, el profesor empezó a mamarle las tetas a Claudia al tiempo que recorría con sus manos todo su cuerpo, de las piernas hasta sus tetas, deteniéndose en el coño frotándoselo con toda la palma de la mano, ella le cogía la verga y se la acariciaba suavemente como en una lenta masturbada, tomando su tronco y jalando de abajo hacia arriba. Luego se separaron, y él se bajó un poco para comerle el coño, lamerlo y morderlo con avidez.
Yo estaba detrás de la puerta que me metía mano pues el mirarlos me calentaba y me tocaba, metiéndome dos dedos al coño. Mientras tanto el profesor seguía en la afanosa tarea de comerle el coño a Claudia y empezó a meter uno de sus dedos en su coñito, le metió la mitad y ella dio un suspiro largo, le seguía metiendo el dedo y ella entonces cerró los ojos en expresión de dolor sosteniéndose en la cabecera de la cama con sus manos, con las piernas abiertas. Así siguió taladrándola con su dedo una y más veces hasta que provocó la rotura de su himen para darle una masturbada de las buenas, ella sólo se dejaba hacer entre nerviosa y adolorida, segregando líquidos como consecuencia de la excitación mezclada con líquido rojo resultado de la desvirgación y para no demorar en la tarea se subió encima de ella y la penetró dulce y suavemente de a poco, segundo a segundo iba penetrándola con su verga hasta quedar totalmente dentro de ella. Claudia liberó sus manos de la cama a la que se aferraba y empezó a acariciarle la espalda y aprisionarlo con sus dos manos fuertemente mientras era penetrada sin pausa pero sin prisas. Yo estaba con mis pantaloncitos abajo con mi calzoncito debajo de mis rodillas que me metía los dedos al coño a una velocidad interminable apoyándome en la pared con mi mano izquierda. Así los tres terminamos casi al mismo tiempo dejando manchado mi calzón por la corrida y como pude me repuse para esperarlos a que salieran de la habitación.
Minutos después, salieron de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja entre los dos. Pobre mi primita, la vi como que cojeaba un poco y nos despedimos prontamente prometiéndole más visitas futuras. Las sucesivas visitas se dieron sin mucho preámbulo y con mi complicidad notoria de tales encuentros.
Transcurrieron cinco días, mi tío estaba listo para culminar su negocio de venta de ganado, pero esta vez mi prima estaba decidida a no acompañarlo. Después de las despedidas de rigor, nos quedamos en casa con mi tía Rocío, mi prima Claudia y yo, Angie.
Mi prima Claudia estaba aún resuelta a sentirse penetrada por su macho Max por lo que planeé librarme de mi tía Rocío y de mi hermano de un tris, le dije a mi hermano que quería tener un encuentro con Claudita y que se encargara de contentar a la tía. Todo marchaba según lo planeado, mi hermano se encaminó hasta donde estaba nuestra tía, desde atrás le rodeó la cintura y le dio una mordidita a su cuello apretando su verga contra las nalgas de la tía Rocío, se encaminaron hacia la habitación de mi tía Rocío para no despertar miradas inquisidoras de Claudia, pues era su primo Carlos el que se iba a coger a su madre.
Libre de ellos, quedábamos Claudia, Max y yo. Resolvimos llevar al cariñoso can a la habitación donde descansábamos Claudia y yo, estaba un poco lejos de la alcoba principal y no nos molestarían un buen rato. Ya en la habitación pues Claudita se deshizo de sus ropas tan prontamente como entró, la nena estaba caliente, me le quería tirar encima y cogérmela pero sólo le di un golpe en el culo para que subiera a la cama donde Max también subió. Tan pronto como estaban los dos allí, Claudia se dedicó a cogérsela Max, tratando de estimularlo para que su pene rojizo empezara a crecer y pueda darle una buena chupada y lo chupaba con muchas ganas mucho más que con el profesor. Con su mano le cogía parte de su tronco y le chupaba la punta de su rojizo pene. Estaba que me metía mano a mi coño pues la escena me había calentado.
Luego, bajamos al can, Claudia se puso al filo de la cama y tomé al perro de sus patas delanteras y las puse en la cama para que mi prima las sujete mientras sus patas traseras permanecían en el piso quedando su pene a la altura del coño de Claudia, donde el perro siguió con un mete y saca muy rápido que llevaba a mi prima hasta su máximo placer, estaba haciendo realidad su sueño tantas veces postergado. Luego de un muy breve tiempo le quité a Max de encima y mi prima se puso en cuatro cubriendo una parte de su espalda casi debajo de sus hombros para que Max apoye allí sus patas y pueda penetrarla así, doblándose mi prima lo más que pudo hasta quedar con el culo cerca del pene de su can y pueda realizar una penetración en el coño de Claudita, vaya que el perro la cogía con ganas, ya hubiese querido yo que un hombre me coja así. Interrumpí tal acto para evitar en todo momento que hubiesen podido quedar pegados ella y el perro y variamos hacia la posición inicial y así lo hicimos o al menos lo hizo ella por media hora con las interrupciones del caso. Después de aquella relación zoofílica, mi prima quiso darse un refrescante baño, tratando de quitarse los pelos de Max del cuerpo y algunos olorcillos también. Allí nos dimos un reparador baño y minutos más tarde, salíamos de el, completamente desnudas, hacia nuestra habitación.
Estaba que ardía por dentro, la habitación donde se hallaban mi hermano y mi tía, estaba a varios metros de nosotros. Así que fui hacia ellos, encontré a mi tía que cabalgaba a mi hermano desenfrenadamente, de inmediato me trepé en la cama, me puse de pie allí, le puse mi coño en la boca a mi tía para que me lo comiera como a mi me gustaba, no resistí tanto y me regué en su cara. Sentí una tranquilidad que me eché a descansar al lado de ellos mientras ellos cogían como locos. Al reponerme abandoné la habitación fui en busca de mi prima y la encontré descansando completamente desnuda en la cama, la escena me erotizó un poco, me pegué junto a ella, juntando nuestros cuerpos, tocándose nuestras tetas, apretándola junto a mi con mis brazos, rodeando su espalda dándole un sonoro beso en su pequeña boca y así nos quedamos descansando, evocando en sueños a Rosita, la nena de mis correrías, mi nena, estaba a casi un mes lejos de la ciudad y sentía que la extrañaba, que quería tenerla conmigo.