Visitada por el viejo macho con largo rabo
Mi boca dio cuenta rápidamente testando la suavidad de esa rosada y suave cabeza mientras mis manos apretaban y sobaban las jugosas pelotas de aquel viejo macho,
Después de la partida de póker con los cuatro y ricos abuelos le quiero dar un día o dos de descanso a mi conejito pues este andaba algo irritado tras las acometidas de aquellos miembros tan bien proporcionados que hicieron supurara jugos hasta la extenuación quedando algo delicada esta mañana al asearlo y notar andaba algo enrojecido.
Sobre las doce la mañana me dispongo a tomarme un café estando desnuda en casa que es como más cómoda me encuentro, cuando suena el portero y una voz conocida me dice que abra en tono sigiloso.
Tras subir y abrir la puerta tras ponerme un pareo, veo sorprendida al abuelo del miembro largo y cabezón que tanto gustirrini me había dado en faena de la partida de póker… me dice en tono bajo que viene a escondidas pues su mujer la había dejado de compras y después de peluquería y había pensado en pasar a tomar un café y hacerme compañía pero no quería alertar a su amigo mi vecino viudo pues no quería usurpar su lugar y pensara este, era un aprovechado por la amistad.
Le digo anda pasa picaron que se a lo que vienes y tu mujer no te lo da y veo no te saciaste ayer conmigo aunque me dejaron el agujerito bien irritado y más con ese cabezón que tienes que tanto me gusto.
Uffff Rosa me pones loco con lo directa que eres y como dices las cosas, me respondió mientras alargue la mano agarrando su paquete que venía a medio empalmar tras testarlo bien con mi mano…. no tengas problema que tu amigo el viudo no se va a enfadar pues no tenemos ningún pacto y yo estoy con quien quiero y me gusta y esto que estoy tocando me encanta como trabaja.
Deje caer el pareo al suelo y pego un respingo al verme desnuda tirándose como un poseso a sobar mis pechos mientras su mano iba con descaro hacia mis conejito que rápidamente acaricio.
Le calme y le dije se quitara la camisa mientras le soltaba el pantalón bajándoselo junto a sus calzoncillos dejando caer el péndulo cabezón que aún me pareció más largo que el día anterior.
No he parado de tocármelo en todo el día pensando en ti y a punto he estado de hacerme una paja para calmarme, pues mi mujer me ha esquivado cuando la invite a meterse en la ducha conmigo, llamándome viejo salido y no es que tú estés en la recamara pero lo de ayer, me dejo que no he pegado ojo solo pensando en ti y en el espectacular encuentro, me dijo.
Mira como me dejasteis el chochito le dije abriendo los labios y mostrándole la rojez del mismo…… eso lo calmo yo rápidamente, respondio agachándose como un poseso y comenzando a comerlo con pasión, encendiéndome rápidamente el deseo de ser montada por aquel viejo semental.
Le sujete la cabeza allí de rodillas como estaba degustando mi conejo con su lengua ya en el interior tocando donde la armónica suena y haciéndome gemir como una gata en celo, mientras miraba con pasión como su enorme miembro iba creciendo y endureciéndose estando su cabezón apoyado en el suelo por la postura del abuelo y la longitud de ese apetitoso rabo.
Te quiero follar Rosa hoy por todos lados me dijo separando la boca de mi cochito a la vez sus manos sobaban mis nalgas y un dedo jugaba con mi agujerito trasero, volvió a decir con pasión.
Y yo quiero que lo hagas y me des la leche de esas enormes y peludas pelotas que me vuelven loca, agachándome a la vez y agarrando su ya semiduro miembro para comenzar a degustar su sabroso y suave cabezón que sin estar en plenitud de duro ya impresionaba.
Mi boca dio cuenta rápidamente testando la suavidad de esa rosada y suave cabeza mientras mis manos apretaban y sobaban las jugosas pelotas de aquel viejo macho, notando como en segundos aquel miembro retomo su máximo esplendor haciendo mi boca tuviese dificultad para tragar el grueso cabezón que tanto anhelaba ya tener dentro de mí.
Vamos a mi cama le dije, pues estábamos aun en el Salón, agarrando el tronco de aquel largo pollon y arrastrarlo hasta mi cama como si de una correa tirara, abriéndome rápidamente de patas en la cama pues la calentura que tenía, había desarbolado mis femeninas maneras, solicitándole ya me montara y me clavara hasta saciarme de leche.
Soplo como un toro bravo y sujetando su ya duro y largo miembro con la mano lo balanceo sinuosamente y tras ponerse entre mis piernas froto su cabezón sobre mis labios ya mojados y hambrientos clavándome sin miramientos a la vieja usanza, dejándose caer sobre mí y comenzando a mover su cadera con una maestría que me hizo entrar en trance en pocos segundos.
Yo andaba salida pero aquel viejo parecía un toro que quiere follar a toda la manada, pues me besaba con pasión devorando mi boca con su gruesa lengua que acorralaba la mía en su interior, mientras gemía y bramaba follandome con energía a un ritmo que me hizo explotar en mi primer orgasmo que apenas pude manifestar pues mi boca estaba siendo comida con pasión por la suya ahogando mis suspiros de placer entre los suyos.
Estaba desatado e irreconocible del día anterior pues ahora el manejaba la situación con dominio, volteándome tras sacarla y poniéndome una almohada entre mi barriguita froto su liso cabezón en mi puerta trasera que lubrifico con saliva y volvió a penetrarme aunque con algo más de cuidado por la estrechez del agujerito.
Le dije cuidado por ahí que la tienes muy larga y muy grueso ese cabezón, haciendo caso omiso a mis avisos y volviendo a follarme con un ritmo endiablado mientras amortiguaba como podía mis lamentos contra el colchón y sintiendo su aliento en mi nuca a la que mordía y besaba al igual que los lóbulos de mis orejitas que comía y lamia con desespero.
Me tenía ensartada y sentía como la longitud de ese largo miembro llegaba con su cabezón hasta el fondo de mis entrañas haciendo llegar a un éxtasis de placer de difícil descripción, mientras mis lamentos se transformaron en gemidos de pasión a la vez que le regalaba mi segundo orgasmos que no hizo más que acelerar aún más su frenético ritmo.
Sentía ya su pecho medio mojado por el sudor provocado por la pasión que le ponía, pareciéndome aquel abuelo otra persona a la del día anterior, pues ahora dominaba y guiaba la monta como si me conociese de toda la vida.
Me vio fundida y sometida y volvió a sacarla para ahora ponerme apoyada en el filo de la cama, el de pies y con mis piernas en sus hombros, agarro nuevamente su estilete y mirándome con lujuria lo volvió a restregar por mi chochito mostrando dominio y poderío sexual a la vez que daba pequeños golpes con la cabeza en la puerta de este haciendo mi cadera se moviera incontroladamente buscando mi conejito ser penetrado y alimentado.
Mira Rosa como tengo los huevos de llenos, cogiendo lo mismos con la mano y mostrándome sus enormes y peludas pelotas que toque notándolas calientes y ardiendo.
Resoplo y agarrando su largo miembro volvió a penetrarme mirándome con lujuria mientras gemía con sus embestidas que movían la cama haciéndola crujir, sujetándome con sus manos mis muslos sobre sus hombros y mirando también como me cosía a pollazos.
Empecé nuevamente a gemir descontroladamente acercándose otro explosivo orgasmo a la vez ahora aflojaba, penetrándome con golpes secos y duros haciéndome sentir su cabeza entre las paredes de mi chochito que dilataba con cada embestida.
Explote y este fue de una intensidad que creo perdí por segundos la noción de donde estaba, provocándole con mis gemidos que ahora explotara el, mientras bramaba como un toro bravo y soltaba ráfagas de rica y pastosa nata en mi sufrido pero agradecido chochete.
Cuando acabo de descargar con aquella virulencia e intensidad dentro de mí, la saco y se dejó caer en la cama exhausto con la respiración agitada y su vista medio perdida mirando al techo.
Nos quedamos un par de minutos sin decir nada, incorporándome levemente y tras ver su pecho ya con la respiración más pausada, le mire con ojos de borrega borracha aun con el efecto de aquella monta y sin mediar palabra lo bese agradeciéndole aquella rica follada.
Cuando se recompuso me dijo que había sido uno de los mejores polvos de su vida que yo era su diva que lo motivaba y le hacía parecer un joven de treinta años, respondiéndole que a mi también me había encantado como follaba y lo bien que lo había hecho provocándome tres orgasmos descomunales.
Le bese nuevamente y recorrí su cuerpo a través de su pecho besando hasta llegar a su rabo semidormido que supuraba aun alguna gota de jugo blanquecino por su cabeza brillante y lustrosa que comí y devore suavemente sacándole gemidos de agradecimiento.
Le mire de forma lujuriosa y le dije que no se iba a levantar hasta que mi boca la llenara de su jugosa y pastosa leche demostrándome que era un macho en toda regla…ufffff resoplo tu come así como lo haces y es posible te atragantes en pocos minutos, mientras me sujetaba mi cabeza y metía sus dedos entre mi pelo guiando está a que siguiera comiendo.
Se mantenía morcillona tras varios minutos pero no se ponía dura del todo por lo que tuve que afinar un poco más y jugar con sus huevos comiendo y levantando estos para lamer por debajo de ellos y llevar mi lengua hasta su ano, con el que jugué y acaricie con esta provocando en minutos el efecto deseado pues su rabo se fue inflando y erigiéndose en mástil con la ayuda de los masajes de mi mano que recorrían su largo tronco golpeando suave pero certeramente en sus huevos mientras los chupaba.
Se puso toro bravo por como ya bramaba mientras pajeaba su largo tronco y metía su divino cabezón en mi boca, jugando con este con mi lengua y chupándolo como si de un chupete se tratase.
Fueron cerca de unos diez minutos de disfrute y pasión comiendo aquel divino pollon, cuando sin previo aviso comenzó a vomitar leche contra mi paladar sin apenas darme tiempo a tragarme la totalidad de aquellas ráfagas divinas.
Por la comisura de mis labios salía la que no pude tragar pues para mi sorpresa y siendo la segunda corrida de aquel viejo macho, esta fue incluso más potente que la que deposito en mi chochito, siendo sorprendida por la densidad y lo espesa que era, relamiendo tras sacarla de mi boca el resto que aun supuraba cuando exprimía su largo tronco.
Quedo aturdido unos minutos tras aquella colosal corrida y yo satisfecha de la visita de aquel viejo macho esa mañana, haciéndome olvidar los escozores y rojeces de mi chochito.
Le prepare un café fuerte pues cuando se levantó de la cama lo vi tambalear entre risas diciendo le temblaban las piernas y mirando su colgante rabo cabezón que ahora reposaba mirando al suelo pero lustroso y bien aseado por las atenciones de mi boca.
Nos tomamos el café y se aseo un poco antes de vestirse y marcharse pues su mujer iba a sospechar si demoraba mucho su presencia, no imaginándose ella mientras compraba que al semental que esa mañana había despreciado en la ducha me había hecho una mujer muy feliz ese día.
Se despidió con un beso saliendo sin hacer ruido y prometiendo que aquello se volvería a repetir