Visita informática...

Así fue como mi tía consiguió tener un informático las 24 horas...

Hacía tiempo que tenía que ir a casa de mi tía a arreglarle el ordenador ya que, desde que se quedo viuda, había decidido entrar en el mundo de la informática y necesitaba ayuda. No es que fuera mayor, no pasa de los 40 y está de muy buen ver, pero para este tipo de cosas parece una abuelita.

Después de casi un mes recibiendo llamadas semanales para recordarme que tenía una tía sin internet, encontré un hueco en mi agenda para llegarme a su casa. Era un viernes por la noche y estaba cayendo una tromba de agua impresionante y como no tenía planes para esa noche y vivíamos relativamente cerca cogí el coche al salir de trabajar y fui a su casa. Cuando llegué me recibió en pijama, un pijama muy ceñido he de decir.

-¡Oh! Eres tú, casi me había olvidado de que venías y me iba a acostar.- Me dijo sonriendo.

-Muy bonito, yo llego empapado con la que esta cayendo y tu en pijama y olvidándote de mi...

-Anda, no seas tonto y pasa, te traeré una toalla.

Entré y me dio dos besos, bastante más prolongados que de costumbre pero no le dí mayor importancia. Solté el paraguas y me fui directo para el cuarto donde tiene el ordenador.

-Bueno, veamos que eres capaz de hacer con este trasto, que no he podido ni poner música...

-No te preocupes, no creo que sea algo muy complicado, además, te he traído el teclado y el ratón nuevo que me pediste.

-¡Oh! Eres un cielo...

No le presté mucha atención y encendí el ordenador, funcionaba bastante bien, para tener más de cinco o seis años y no haberle cambiado nada...

-Vale, ésto está bien, vamos a ver lo del teclado.- Dije mientras notaba como las cálidas manos de mi tía se posaban en mis hombros mojados.

-¿No deberías secarte antes de ponerte a trastear con los cables? Por aquello de que no te electrocutes y tal...

-Cierto, pero no tengo ropa seca, podrías traer velas y cortamos la luz.-Le contesté bromeando.

-Eso sería excesivo, puedes ponerte algo de tu tío, aun quedará algún pijama o chándal por aquí, y te dejo una toalla mientras te lo busco.

Total, que allá que se fue ella a por mi toalla, me metí en el baño y le deje mi ropa colgada del pomo por fuera mientras me traía la ropa seca. Tocó en la puerta cuando llegó, así que me lié la toalla a la cintura y abrí. Se me quedó mirando con los ojos muy abiertos.

-Vaya como te estás poniendo sobrinito.- Me dijo mientras me tendía un pijama de cuadros rojos y blancos.

-Anda ya, si me paso el día sentado en el trabajo y no hago nada.- Contesté sonrojándome- me visto en un minuto y salgo ¿vale?

-Sí claro.

-Esto...tita.

-¿Si corazón?

-¿Sales y me dejas vestirme?

-¡Ah sí! Se me ha ido la cabeza, perdona, es la edad...

-¿Qué dices? ¡Si estás muy bien! Pero ahora déjame vestirme y luego hablamos de eso.

-Bueeeeno.

El pijama me quedaba un poco grande, pero me servía mientras mi ropa estaba en la secadora. Salí del baño y me volví a la habitación del ordenador; mi tía ya estaba allí, sujetando el teclado nuevo con una sonrisa de oreja a oreja.

-Ey, te queda bien el pijama.

-Sí, un poco grande pero bueno, servirá. Bueno, allá voy, pásame el cable por detrás de la mesa y así te quitamos cables de en medio

-¡Vale!- Me contestó alegremente.

Me eché al suelo y separé la torre, mientras me movía en el suelo fui notando como el pantalón se me iba bajando poco a poco, pero supuse que mi tía no se daría cuenta si estaba con el cable y el ordenador. Cogí el enchufe y me arrastré un poco más al fondo para poder colocarlo bien.

En ese momento noté el frío del suelo en mi culo y se me levantó un poco la polla por el cambio de temperatura tan brusco, no mucho, pero si lo suficiente como para que se notara en el pantalón fino del pijama.

-Ésto casi está tita.- Le dije, pero no me contestó- ¿tita?

Me asomé por debajo de la mesa y la vi mirándome el paquete fijamente.

-Tita, como sigas mirándolo así voy a creer que te gusta.

-¿Qué? ¡Ah! No...bueno, no sé, tendría que verla para saberlo.

-¿Que quieres decir?

-Ésto- dijo mientras se arrodillaba y me empezaba a acariciar la polla por encima del pantalón.

-Ti...tita, ¿qué haces?- La verdad es que me estaba gustando bastante y me estaba empalmando.

-Shhh tranquilo, ya verás como te gusta. Aunque hace tiempo que no practico, esto es como montar en bici. Mmmm ya la tienes muy dura, quiero verla.

-Vaa....vale, sácala.

Me bajó un poco el pantalón y empezó a hacerme una paja, la mejor paja que me habían hecho.

-Me encanta tu polla, es grande y está caliente y muuuuy dura.- Me dijo poniendo una voz muy sensual.

-¿Sí? ¿Y por qué no me la comes un rato? Creo que así te gustará más aún....

-¿Tú crees? Bueno, sólo hay una forma de comprobarlo...- Y acto seguido se lanzó de cabeza a mamármela.

Notaba su lengua caliente y húmeda recorriéndome la polla, lamiendo mis huevos y mis manos se fueron solas a cogerle la cabeza para que no parase.

-Mmmmm sigue por favor ¡¡no pares!!

Vi como su mano abandonaba mis pelotas para perderse entre sus piernas, por dentro del pantalón del pijama.

-Quítatelos, quiero ver como te masturbas.- Le dije.

-¿Es una orden?- Me preguntó, dándome un lametón en el capullo.

-¡Uuuuf! Sí, quítate los pantalones, siéntate en esa silla, abre las piernas y métete los dedos para mi.

-Sí mi amo.- Me contestó mientras se levantaba del suelo.

Cuando salí de debajo de la mesa ya estaba en el sillón, con las piernas en alto y enseñándome un coñito mojadísimo, brillante y rojo.

-¿Te gusta?- Me preguntó abriéndolo con los dedos.

-Sí, es precioso, ahora quiero ver como te lo tocas.

Se llevó la mano derecha a la boca y se chupó los dedos, bajando luego hasta esa deliciosa abertura de placer, empezó a acariciarlo suavemente, empezando por el clítoris, siguió recorriendo los labios menores, gimiendo con cada caricia que se hacía. Mi polla estaba durísima, y necesitaba lamer ese coño que me llamaba, así que me arrodillé y me acerqué a ella.

-Sí por favor, necesito sentir tu lengua en mi coñito, ha estado mucho tiempo solo.

-Será un placer.- Y hundí la cabeza entre sus piernas que, ansiosas, se cerraron tras mi cabeza, impidiéndome hacer otra cosa que no fuera lamer todo el jugo que me ofrecía.

Noté como sus manos agarraban con fuerza mi pelo, tirando de él cuando llegaba al orgasmo, pero no quería darle ese placer tan pronto y me separé de ella.

-¡Nooo! Por favor no pares, quiero correrme.

-Y yo quiero follarte por todos tus agujeros y llenártelos de leche.

-Me parece un buen trato.- Me dijo, y se levantó, vino hacia mi y me cogió de la polla como si fuera la correa de un perro y me tiró al sillón, que tenía un charco de su flujo.

Se quitó la parte de arriba del pijama y me dejó ver unas tetas pequeñitas pero redonditas y con los pezones duros.

-Preciosas.

No me dijo nada, simplemente se acercó a mi y se subió encima mía, metiéndose mi polla en su húmedo y acogedor coño. Fue una sensación espectacular, notar sus fluidos en la punta de mi polla y en los huevos, que nadaban en el charquito de flujo del sillón. Quise gritar de placer pero silenció mi grito con un apasionado beso. Noté sus pechos contra el mío, estaban calientes y los pezones se me clavaban.

Empezó a moverse poco a poco, suavemente, marcando cada movimiento. Me llevé sus tetas a la boca y lamí cada centímetro de piel que me ofrecía, lamí su sudor salado de su cuello, de sus hombros... Cada penetración hacía que se le escapara un gemido de placer, sus manos me arañaban el pecho y noté las contracciones que anunciaban su orgasmo. Tuvo que morderme en el hombro para no gritar cuando el torrente de placer le llegó.

-Espera, espera,- me dijo.- Necesito respirar un poco antes de seguir-

-¿Quieres seguir?

-¡Claro! Una polla así no se encuentra todos los días y tengo mucha hambre...

Dicho ésto se levantó de encima mía y me levantó también a mi. Se agachó y me lamió la polla hasta limpiarla y dejarla empapada de saliva.

-Así entrará mejor.

Después puso las rodillas en el sillón, se agarró al respaldo y sacó un culito respingón que me ofrecía para mi sólo.

-Fóllame.

No necesité más invitación, le lamí un poco el cerrado y pequeño orificio que tendría que albergar a mi polla, luego la cogí de la cintura, le coloqué el capullo en el culo y empecé a empujar, poco a poco, suavemente, para que lo notara bien y se fuera abriendo lentamente.

-Mmmmm despacio cariño, me vas a romper.

-Tranquila, no te preocupes.

Tras varias embestidas suaves, tenía el culo lo suficientemente abierto como para metérsela toda, así que se la metí entera sin parar, acción que estuvo acompañada por un grito mezcla de dolor y placer por parte de mi tía. Una vez que ya la había penetrado, me pidió más, más rápido, más fuerte, así que la cogí de los hombros y empecé a follarla con todas mis fuerzas, dándole algún cachete en el culo de vez en cuando que le hacía gritar más aun.

-Sigue, sigue, sigue...

-Me...me voy a correr, ¡me corro!

-Hazlo en mi boca, quiero tragarme tu leche.

-Va...vale

Saltó del sillón al suelo, donde cayó de rodillas y se llevó mi polla a la boca, mientras me pajeaba me lamía el capullo. Cuando me iba a correr le cogí de la cabeza, metiéndole la polla hasta la garganta y corriéndome en su boca.

-¡Uuuuuuuf!

-Mmmm que rico, quiero más.

-Tendrás más, pero ahora soy yo el que necesita descansar tita.

-Vale.- Me dijo acariciándome la polla ya medio fláccida y los huevos.

Nos vestimos y salí de la casa.

-Por cierto, el ordenador está bien. No le pasaba nada.- Le dije mientras esperaba al ascensor.

-Lo sé- me contestó con una sonrisa mientras se cerraba la puerta del ascensor.

¡Espero que os haya gustado leerla tanto como a mi escribirla!