Visita Inesperada

Susana, una hermosa venezolana se encuentra de visita en la capital de su país. Sin querer se encuentra con un viejo amigo y diversos deseos afloran...

Esa mañana me encontraba desayunando un pan tostado que mi madre me dejó en el mesón antes de irse con mi tía a comprar. Estas dos eran inseparables y mañana quedaría sola porque se irían a España de vacaciones. Estaría sola en la casa por 2 semanas, sin duda disfrutaría mi soledad en leer, dormir, comer y escribir. Ese día salí por varias cosas en el supermercado, cociné y me quedé en el balcón observando a la linda Caracas, la capital de mi nación. Tenía varios amigos que había conocido por internet y se me estaba ocurriendo la idea de avisarles para vernos.  Lo haría pero luego estas mujeres se fueran para no preocuparles. Cuando llegó la noche las ayudaba con su equipaje, menudo lio con estas señoras, parecía que se iban a llevar toda la casa en la maleta.

-Susana, pásame el cepillo de dientes nuevo que está en la repisa del cuarto-

-Voy ma- Caminé rápidamente hasta el lugar que me indicó para llevarle el cepillo

-¿Si se consiguen un novio no vuelven?- Estallé en carcajadas para luego esquivar una sandalia que me lanzaron.

-Déjate de necedades- Contestó mi mamá bufeando y cerrando la maleta.

-Ya pues dejaré de hacer ese tipo de bromas- Me encogí de brazos y me fui a la cocina.

Cociné y les deje la cena lista, sabía que mañana debía pararme temprano para dejarlas en el aeropuerto y volver a casa. Esa noche dormí tarde porque estaba pensativa ¿A quién debía escribirle para verlo? Negué por un momento, solo era una simple vista, me giré y decidí descansar para poder estar tranquila a la mañana. Me desperté a las 4:30 am para hacer el desayuno y luego a las 5:30 am estábamos saliendo en un taxi al aeropuerto. La despedida fue agridulce pero estaba muy feliz de que disfrutaran ambas de esto, se lo merecían. Me fui hasta casa y al llegar lancé las llaves a un lado y despejándome del abrigo me serví café y me senté en la sala para revisar facebook.

-¿JC cómo estás?- Escribí a Julio Cesar.

-Bien y vos?-

-Bien! Me alegro por vos-

Después de un rato me dejó en visto (muy típico de él) decidí irme a descansar un poco. Me levanté a las 7:30 pm, bostezando me dirigí a la cocina a beber agua y luego a darme una ducha tibia para despertarme. Lavé mi cabello y solo me coloqué una bata corta –Mejor que nunca bebe- Me recosté en la terraza del apartamento viendo los edificios cercanos cuando en uno de ellos divisé al mismísimo JC ¿Enserio esto estaba pasando? Me reí por un instante, estaba sentado en la pc, desde aquí ni idea que estaba haciendo. Tomé el teléfono y le dejé un mensaje “ Asómate en la ventana y mira hacia tu lado derecho ” El miró su teléfono y enseguida se acercó, fue allí donde por primera vez nos vimos. Le saludé y sonreí, no podía hablar puesto no se iba a escuchar pero nos comunicamos por mensaje.

-Quien iba a pensar que te iba a ver sin querer wey- Envié.

-¿Desde cuando estás aquí?-

-Hace unos días, me toca estar 2 semanas sola aquí-

-¿Por qué razón?-

-Mi tía y mi madre están en España-

-Hmmm entiendo, ¿Qué haces ahora?-

-Viéndote y escribo, vos?-

-Lo mismo solo que agregándole que estaba trabajando en la PC-

-Me alegra saberlo JC, te dejo para que sigas en lo tuyo, un abrazo-

-Espera, ¿Puedo visitarte?-

-¿No estás ocupado?-

-No es prioritario el trabajo-

-Ok, está bien entonces. Te espero abajo-

Dejé el teléfono en la mesa y tomando las llaves baje hasta planta baja para esperarlo en el portón, venía con un mono y una franela. No sé porque rayos estaba nerviosa pero lo estaba. Por un momento quise regresarme pero no lo hice, cuando estuvo cerca de mi sonreí y le abracé con fuerza – ¡JC! ¡Que sorpresa!- Exclamé para luego alejarme.

-Esto sí que es una sorpresa, ven acá necia- Volvió a estrecharme en sus brazos.

-El vigilante nos está viendo con cara de “suban al apartamento y ya”- Correspondí su abrazo y aproveché para susurrar en su oído.

-No sé tú pero tengo frío ¿Tú no?- Me soltó de su agarre.

-Sí que sí, vente subamos- Le guiñe el ojo y me adelanté.

Tomamos el ascensor hasta el  6to piso. Abrí la puerta del apartamento y cuando entramos prendí la luz y lancé las llaves a la mesa. Metió las manos en sus bolsillos y caminó hasta los muebles, en ese instante por mi mente solo pasaban cosas eróticas. Comencé a reírme mientras buscaba las cosas para hacer café.

-¿Bebes café a estas horas?-

-A todas horas bebo café- Me contestó acomodándose en el sofá y clavando su mirada en mí.

-Entiendo cielo- Me giré sonrojada y aguantando la risa continúe cocinando.

-¿De qué coño te ríes?- Me miró con los ojos ligeramente cerrados.

-De nada JC, cállate la boca y déjame hacer el café- continúe riéndome en voz baja.

-Yo no te estoy agarrando que yo sepa- Enarcó una de sus cejas.

-Ya, me distraes pues-

Conversamos un poco sobre lo que habíamos hecho durante el día mientras colaba el café y preparaba unos emparedados. Se levantó del mueble y se sentó en el mesón de la cocina donde le pase su porción y me senté a comer la mía.

-¿Por qué me ves asi JC? Tu mirada me incomoda a veces- Mordí el pan para luego sorber café.

-No sé si te has dado cuenta pero esa bata te queda corta y se ve transparente-

-Ya lo sé, si quieres voy a cambiarme a algo más decente-

-No es necesario, quédate así- Bebió todo su café para disfrutar del emparedado.

-Deja de bucearme gafo-

Continuamos hablando un rato que se convirtió en una hora, luego esta en más. De vez en cuando soltaba carcajadas por sus ocurrencias. Por un momento pensé en decirle todo lo que pasaba por mi cerebro pero preferí que no era el momento adecuado. Se hicieron las 10:00 pm y lo veía muy cómodo. No creo que se pensara quedar a dormir conmigo.

-¿JC no te vas a tu casa hoy?-

-¿Me estas corriendo abusadora?- Me miró sorprendido.

-No gafo, solo pregunto porque te veo excesivamente cómodo- Señalé su postura en el sofá.

-¿Si me quedo que pasa?-

-Duermes allí en el sofá cariño, te traigo unas sábanas y listo-

-No me hizo gracia eso- Bufó al verme riendo.

-Ya pues, duermes conmigo en el cuarto-

-¿Solo dormir?- Me miró con una ceja levantada.

-Ya dilo, me quieres follar-

-Sabes que siempre lo he querido hacer, no sé porque te sorprende-´

-No me he sorprendido JC. Solo quería rectificar- Me acerqué suavemente a su lado, reaccionó enseguida acomodándose y en un lento movimiento comenzamos a besarnos. Nuestras bocas danzaban con cuidado y sus manos fueron a parar a mi espalda, la cual acariciaba al ritmo de nuestro beso –No era necesaria tanta charla para la próxima- Sonrió y descendió entre besos hasta mi cuello el cual lamió y mordisqueó arrancándome sonoros gemidos. Tomé su mejilla con mi mano derecha y volví a besarlo, esta vez con más intensidad. Me recosté en el sofá con el encima, los besos subían cada vez más de intensidad y sus manos tomaban y apretaban mis muslos desnudos.

-¿Te lo hago aquí mismo en el mueble?- Me contempló por un momento.

-Si… No pares por favor- Susurré enredando mis dedos en su camiseta.

-Perversa- Volvió a tomar mis labios esta vez de manera corta para ir descendiendo entre mordidas y lametazos a la base de mis pechos. Subió mi bata dejándome en bragas, me sonrojé un poco y el notándolo se rio para luego con ambas manos apretar mis pezones y acariciar mi busto. Arquee mi espalda levemente por las caricias recibidas pero no iba a ser la única. Descendí mis manos hasta la base de su camiseta, se incorporó para ayudarme a quitarla y con cierta picardía acerqué mi mano derecha hasta su pene, el cual acaricié por encima de la tela del mono.

-Traviesa- Susurró en mis labios para luego tomar uno de mis pezones en su boca y succionarlo lentamente con sus pupilas clavadas en mí. Aquello hizo que varios gemidos salieran de mi boca y mi mano le apretó su sexo suavemente para luego meterla y entre su mano y comenzar a masturbarle.

-No te quedas atrás- alternaba mis pezones en su boca haciendo que mis labios se mordieran y corrientes eléctricas fueran a parar a mi sexo y columna.

-Debe ser equitativo JC- Sonreí mientras mis manos le masturbaban lentamente –Quiero hacerte algo- Lo empuje suavemente hasta que quedara sentado en el mueble. Me acomodé arrodillada entre sus piernas y bajé su mono seguido de su boxer.

-OH que perversa eres Susana- Abrió sus piernas para darme mejor acceso a su polla, la cual tome y comencé a lamer lentamente mientras le veía. Siempre me han excitado las mamadas y esta no era la excepción. Ascendí con mi lengua hasta llegar a la punta de su pene en la cual me detuve para succionarla de manera fuerte y de un rápido movimiento lo introduje en mi boca chupándolo algo rápido. Echó su cabeza hacia atrás recostándose en el mueble y su mano empujó mi cuello invitándome a que chupara más.

-Diablos, así…- Susurró observándome. Le guiñe el ojo y lo saqué de mi boca, lamí de arriba abajo su grosor para luego detenerme en sus testículos los cuales chupé lentamente uno seguido del otro. Volví a meterlo a mi boca, esta vez lo chupe con más fuerza e intensidad. JC gemía y se mordía los labios, era tan delicioso verle en esa posición. Después de unos minutos de chupar su polla, me detuvo –Aún no quiero correrme- Se acercó a mí y nos fundimos en un beso cargado de deseo. Me levante y me posé sobre él, estaba ya muy excitada y se lo dejé saber.

Estaba desnuda sobre él pero no sentía ningún pudor, solo quería ser saciada por Julio esa noche. Estimuló, chupó, mordisqueó y lamió mis pezones haciéndome gritar y jadear. Mordió mi cuello dejando una leve marca para abrir mis nalgas con ambas manos y moverlas de arriba abajo –Estas tan deliciosa, tienes un culo muy provocativo- Me nalgueó para luego recostarme en el sofá quedando arrodillado entre mis piernas. -Quiero que te bajes las bragas y te abras para mí- Acarició mis piernas mientras besaba mi vientre.

Hice lo que me pidió y suavemente dejé caer aquella tanguita dejándole ver toda mi intimidad. Con mi mano acaricié un poco mi sexo dejándole ver mi humedad. Se acercó cual depredador listo para devorar a su presa y yo con gusto sería esa ovejita, volvió a besar mi vientre y con sus dedos contorneó mi vulva arrancándome suspiros. Mordió sus labios para luego dejarme ver su lengua inundada en saliva, aquello hizo que mi cuerpo se estremeciera, se acercó y dejó que esa parte de su cuerpo probara todo mi néctar. Bendito sonido erótico que inundó mis oídos, estaba besando mi zona íntima como si de una boca se tratara, Dios me iba a volver loca si seguía haciendo eso

Mordisqueó mi clítoris sin piedad haciéndome gritar, mi cuerpo se movía de un lado a otro. Mi respiración era entrecortada y todo me daba vueltas. Santo Dios, me sentía drogada y extasiada; Sus manos, su boca, su cuerpo entero olían a colonia masculina. Si pudiera ver mis pupilas sin duda alguna estuvieran tan dilatadas cual felino en medianoche. Chupó, besó y jugó con toda mi zona erógena hasta que sin poderlo soportar me dejé envolver en un orgasmo. Me dejé caer sobre el sofá respirando acelerada mientras mis ojos se posaban sobre su mirada triunfante –Eso no hace JC-

-Oh sí que se hace pequeña- Se levantó lamiendo sus labios y volvió a posarse sobre mí. – ¿Lista para sentirme?- Su cuerpo encajó entre mis piernas sonriéndome para luego acariciar suavemente mi entrada y posar su miembro allí.

Mis dedos jugaban en su piel desnuda e hincaba un poco mis uñas en su espalda. Todo parecía no estar sucediendo, el ambiente y JC, un sueño pero de algo estaba segura, su cuerpo llenando el mío y explorándose hasta más no poder. Tomó mis piernas y las acercó un poco a mis pechos empujándose con más deseo a mí. Mis dedos halaban el material del sofá con fuerza y mis gemidos se convirtieron en suaves gritos, Dios si pudiera detener el tiempo y hacer que este momento fuera eterno; nuestras lenguas se unían y se exploraban dejando sonidos eróticos haciendo eco en la habitación y su cuerpo entero azotaba el mío dejándome saber sus ganas. Su mano derecha acarició mi cuello aferrándose a él un poco aumentando aún más su empuje contra mí, aruñando su espalda por lo que gruño sobre mis labios y se empujó lo más fuerte que pudo. Caricias, besos y un sexo tan apasionado que solo podrías tener con alguien muy cercano. Sus embestidas eran precisas, sus caricias experimentadas y su labios agresivos y suaves.

-Quiero que me veas mientras acabas- Su mano descendió hasta mi clítoris estimulándome rápidamente.

-Casi me vengo Julio Cesar- Aruñé su espalda.

-Hazlo que yo también lo haré- Nuestras manos se enlazaron tiernamente para un último movimiento dando paso a un fuerte orgasmo que nos azotó a los dos. Nos besamos y nos quedamos abrazados unos minutos observándonos. Nada iba a ser igual luego de esto, sabía bien que no lo volvería ver jamás o quizás sí. No estoy segura, solo quería atesorar este instante como si de algo eterno se tratase…