Visita de una tarde lluviosa
Mientras hablábamos le coqueteaba, le acariciaba los brazos, le besaba el cuello. Su olor era tan delicioso que sólo quería prenderme de su cuello y tenerla cerca siempre. Sus besos se me hacían adictivos. Quería que no parara de besarme.
Nos pasamos toda la mañana discutiendo por un tema existencial por mensaje, Ali tenia que llegar temprano a mi departamento ya que mi novia trabajaba ese día desde temprano, y se atrasó porque se quedó dormida, eventualmente me mandó una nota de voz diciéndome que dejará de comportarme como una niña caprichosa solo porque no tenía las cosas en el momento que quería. Toda la discusión parecía calentarme. No sé porqué con ella me calienta tanto discutir. Quizás porque aunque discutimos lo hacemos con un toque de coqueteo.
Eventualmente me escribió para que le bajara a abrir el portón del edificio. Se miraba tan linda, su cabello largo castaño y sus ojos color ámbar que me miraban desde la calle. Al solo verme me dio un beso en la boca sin importar que los vecinos nos vieran. Cuando entramos al elevador le pregunté que por qué le encantaba pelear conmigo. Sólo me miro a los ojos, se me acercó y me besó en la boca cogiéndome por la cintura.
Al entrar a la casa se dió cuenta que yo no usaba sostén. Sé que le gustan mucho mis tetas porque dice que son suaves y del tamaño perfecto para sus manos y su boca. Me excusé diciendo que no me quedó tiempo de ponerme sostén, lo cual era mentira porque la verdad me encantaba cuando me tocaba las tetas y quería provocarla.
Nos sentamos al lado en el comedor mientras la comida salía del horno. No quería estar lejos de ella así que acerqué su silla frente a la mía... Mientras hablábamos le coqueteaba, le acariciaba los brazos, le besaba el cuello. Su olor era tan delicioso que sólo quería prenderme de su cuello y tenerla cerca siempre. Sus besos se me hacían adictivos. Quería que no parara de besarme. Comenzó a bromear de que yo no cargaba sostén como excusa para pasarme las manos sobre la blusa y acariciar mis tetas con disimulo. Comencé a mojarme. Le eché los brazos por encima el cuello y comencé a besárselo. Me pasaba los dedos por la espalda y la parte de atrás de los brazos, yo moría por que me acariciara las tetas así que le cogí las manos y me las puse sobre mis pechos. Cuando le di la invitación, sin dudar me bajó la blusa para sacarme las tetas y comenzó a jugar con ellas. Me agarraba los pezones y apretaba un poco, esto me hacía gemir suave en su oído. Comenzó a rozarme de manera tan deliciosa que me hacía estremecer, me preguntaba si me gustaba y yo no podía hacer más que asentir y decir si en tono de niña sumisa. Le susurré que me quitara la ropa.
Me levanté. La tomé de la mano y nos dirigimos a la cama. Me sacó la blusa y me dijo que le encantaban mis tetas. Me cogió por la cintura y me besó con la boca abierta. Más apasionada. Me tiró a la cama y me bajó el pantalón. Le quite su blusa y la atraje hacia mi. Para tenerla encima besándome como loca. Me metió los dedos en la boca y comencé a chuparlos y a gemir. Quería tener sus dedos adentro, que me poseyera completa. Mientras atacaba mis tetas con su lengua y su boca, bajo sus dedos hacia mi conchita, estaba mojada a más no poder. Comencé a rogarle que me penetrara, que me moría por tenerla adentro, mientras ella me acariciaba sobre las bragas. Se lo pedía por favor. Y ella me decía que lo haría cuando ella quisiera. Yo le decía que sí a todo. La quería complacer en todo sentido, quería que controlara mi cuerpo como se le antojara.
Poco a poco sentí como metió sus dedos adentro y presiono algo en el fondo que me hizo sentir la gloria. Le rogaba que siguiera por favor. Le decía suave que me encantaba lo que me hacía, que no parara, ella sonreía porque sabe lo que en mi provoca. Me besaba el cuello y seguía follandome y tocando ese punto que me hacía volverme loca. Luego con su otra mano presionaba mi vientre lo que me hacía gemir mucho más fuerte. No aguantaba más. Le rogaba que me hiciera acabar así con ella adentro y con su boca chupandome una teta, tenía total control de mi, le hubiera dicho que sí a cualquier cosa en ese momento. Estaba completamente sometida, con ella encima follandome como quería y me encantaba. Mi cintura se movía buscando el orgasmo. Comencé a rogarla en voz alta que querría correrme, que siguiera, que sentía delicioso lo que me hacía. Hasta que mi cuerpo no pudo más y me corrí tan fuerte que todo mi cuerpo comenzó a temblar. Ella dejó de mover sus dedos pero no los sacó de adentro, me dijo que quería seguir ahí y hacerme acabar más veces.
Me dolía un poco después de tremenda corrida, pero como quería complacerla en todo me quede quieta hasta que el deseo regresó. Su boca se prendió de mi teta de nuevo y comenzó a succionarme. Sentí que moría de placer, comenzó a presionar de nuevo el botón de placer. Y con sus otros dedos buscó mi clitoris para acariciarlo también. Me tenía completa y me estimulaba todos los puntos de placer que tenía, yo gemía como una loca, y gritaba que era suya. Toda suya, sentí una corriente que salía de mi, y acabé en el orgasmo más violento que sentí, mis paredes se contrajeron tanto que sacaron a sus dedos de adentro. Y me besó en la boca y en mi cara llena de sudor.
La besaba con desesperación y le pedí que me dejara hacerla acabar, le supliqué se se viniera en mi boca y tragarme todo su rico sabor. Bajé despacio besando sus tetas y su vientre hasta que encontré su clitoris. Comencé a succionar y a recorrer todo con mi lengua. Mientras la veía a los ojos, esos ojos que me congelaban cuando me miraba fijo. Necesitaba hacer que acabara viéndola a los ojos. Estaba desesperada por darle placer, comenzó a hacer ruiditos del placer que sentía de tener mi boca entre sus piernas. Hasta que comencé a sentir que se arqueaba, me pregunto si quería que me acabara en la boca a lo cual asentí desesperada. Pude ver cómo llegaba el orgasmo en su cara, y me tragaba todo mientras fluía de ella. Después subí a besarle la boca y a decirle lo rico que sabía y como me encantaba comermela, como no me podía resistir a ella. Nos abrazamos y acariciamos, hasta que un sueño muy pesado cayó sobre mi. Despertamos escuchando cómo sonaba la alarma de fuego de la cocina ya que nunca sacamos la comida del horno...