Visita al pueblo (I)
De visita a la casa del pueblo de mis abuelos, con mi hermana. El viaje es mas interesante de lo que parece
De visita a casa de uno familiares con mi hermana en un apartado pueblo.
Mi hermana me llamo, quería que la acompañara a casas de una tía, ya que debía vender una casa de los abuelos y otra tía le había pedido el favor de que lo tramitara ella, ya que la casa estaba muy lejos y el pueblo apartado, además ella se dedicaba a la venta de casas y le sería más fácil.
Mi hermana no quería ir sola a un lugar tan remoto, solo el camino de ida eran como dos horas y parte la carretera era solitaria y al ser el sitio tan aislado, pues no le apetecía ir sola. Estuvo varios días dándome la lata.
Me planteo que todo sería muy rápido, es ir al pueblo, sacar unas fotos, visitamos a los familiares , estamos unos días, y nos volvemos.
Que ya había hablado con mi tía Dolores, que estaba encantada de recibirnos, que nos prepararía una habitación y que nos podíamos quedar lo que necesitáramos, para ayudar a su hermana a vender la casa.
Pues nada, que al final me convenció mi hermana, con la ayuda de mis padres y mi cuñado, que si estaba de vacaciones, que si hace tiempo que no veía a esos familiares.... Vamos que para que me dejaran en paz, le dije que si, total no tenía nada mejor que hacer y recordaba que mi prima Bea estaba muy buena y su marido se había largado hace tiempo por lo que no me disgustaría estar a su alrededor.
Salimos temprano en la mañana cogimos mi coche y pusimos las maletas y demás cosas en el maletero y mi hermana se sentó a mi lado. Iba de punta en blanco como a ella le gusta ir. Informal, pero impecable.
Como era verano y sabíamos que esa zona en esta época era muy calurosa, yo iba con unas bermudas y una camiseta, además de unas chanclas. Mi hermana a pesar de ser mi hermana, reconozco que estaba tremenda.
Iba con unas chanclas o esclavas, de esas que se atan a la pierna subiendo las tiras por encima del tobillo. Llevaba un traje ligerísimo y unos pantalones cortos debajo, bueno más bien era un culot, de esos que no son ni pantalones ni bragas. debajo del traje, llevaba una camiseta de tiros y un escote marcando el canal de sus pechos. Solo de ver cómo iba vestida, se me empezó a poner dura.
- María, sé que soy tu hermano, pero vas un poco descocada- le comente.
Ella se rio y me dijo, poniéndome la mano en el muslo.
- contigo no tengo problemas y me siento libre. - comento, mientras echaba el respaldo del sillón hacia atrás y se tumbaba, cerrando los ojos.
Que mal lo pase por el camino, el aire que entraba por la ventana, levantaba la falta y movía el escote. Ahí pude ver, que además la muy jodida no llevaba sujetador, por cómo se movían sus pechos al coger algún bache.
Casi llegando al pueblo, pare ya llevaba casi dos horas conduciendo y entre el dolor de huevos de ver a mi hermana de esa guisa y el conducir, aparque a un lado de la carretera y salí a estirar los pies.
Cogí del maletero una botella de agua fría y me puse a admirar el paisaje. Se veia la costa y los alrededores, la carretera estaba trazada por un risco, con lo que este se despeñaba carrera abajo, hasta llegar al mar.
El día era estupendo, hacia sol y la brisa del mar era embriagadora. Estaba caminando, cuando hoy la puerta del coche abrirse, me gire y vi a mi hermana salir hacia donde estaba yo. El viento jugaba con su falda y se la levantaba.
Se acerca a mí y me pide la botella de agua.
hay mas en el maletero- le comento.
quiero esa- me dice y la coge y bebe.
Mi hermana siempre a actuado así, por lo que no me sorprende.
Con lo del viento, me vuelve el empalme, que al tener las bermudas, se me empieza a notar. Mi hermana mira mi entrepierna y sonríe. Se pega a mi cuerpo y levantando la vista me dice.
- hay algo¿ que quieras decirme? - pegándose más a mí.
Luego se aparta y se va al coche.
Yo que entre el empalme y las dos horas de carretera tengo ganas de mear me dirijo hacia unos árboles, y me la saco, mirando hacia el coche. Veo que María está a pocos metros de mi, e intento guardármela, pero no puedo cortar el chorro sin mearme los pantalones.
Ella pasa cerca de mí, a mi lado, se baja el culot, y se acuclilla mientras orina, todo esto sin dejar de mirarnos, yo de asombro, pero en ella observo deseo. Se pasa la lengua varias veces por los labios.
- hacía tiempo que no te veía la poya- me comenta.
Yo no dejo de mear, esta situación, con el calentón que venía, me la va poniendo tiesa. María pone cara de asombro y me dice.
¡qué grande!- comenta e intenta cogerla, se inclina un poco y me la agarra. Se levanta, se pone a mi lado y me la empieza a sacudir.
que no quede ninguna gota.- luego se agacha y me la empieza a chupar.
Dios no me lo puedo creer. Mi hermana mayor me la esta chupando y lo hace de maravilla, supongo que es por el morbo del momento, pero me parece la mejor mamada que me han hecho nunca.
Esta así un rato, a pesar de todo, como siempre he tenido gran control de mis eyaculaciones, al final, se cansa.
es la primera vez, que no consigo que alguien se corra, con una de mis mamadas.- me comenta.
es que yo no soy cualquiera- le digo chulesco. Si mi hermana quiere que le dé mandanga, se va a cansar de recibirla.
Como estábamos en un grupo de arboles, no pasaría nada, porque se la metiese allí, no nos va a ver.
La cojo, le doy la vuelta y empiezo a morderle el cuello, mientras le agarro sus pechos.
¡dios que buena estas!- le susurro al oído.
algo he oído- me dice suspirando.
Mi hermana siempre ha sido la tía buena del barrio, incluso cuando se caso y tuvo un niño, siguió siendo una madura tremenda. Lo que no se es lo que le ha pasado, ya que siempre los vi muy felices.
Mientras la agarraba por los pechos, le empecé a restregar mi miembro en su trasero, la incline, hasta dejarla inclinada, mientras mi miembro buscaba su vulva. Cada vez que le rozaba los labios del coño, ella suspiraba, veía que estaba muy caliente y deseaba ser penetrada.
Poco a poco en esa posición, la fui metiendo en su lubricado coño, mientras ella suspiraba por cada centímetro que metía. Eso no era un coño, era un horno industrial, que calienta estaba, parecía que mi poya era un cuchillo calienta y su coño mantequilla. Se derretía a mi paso y sus jugos chorreaban por sus piernas y las mías.
Al final, llegue al fondo de su útero, tengo una poya de 20 cm y mi hermana María no dejaba de gemir. Cuando la tuvo toda dentro, me dijo que esperara un poco a que se acostumbrara al tamaño. Yo que no podía y no quería parar, por lo estrecho que era su coño, aquello era el cielo.
Estuve follándola por un buen rato en esa posición, por lo que se, tuvo varios órganos, al final, se quedo como una muñeca de trapo, no se caía al suelo, porque yo la mantenía con mis manos, mientras la follaba.
- pero, ¿ por qué no te corres?- preguntaba gimiendo, - me vas a matar, no puedo más.
Por el peso muerto que note, supe que se había desmayado, entonces tuve que parar. Tampoco era cuestión de violar a mi hermana y sabia, que me quedaba para rato, antes de correrme, para gran dolor de mis huevos. Cogía a mi hermana y me la lleve al coche.
La deje tumbada en el asiento, mientras buscaba un sitio con sombra para dejar el coche y que nos recuperáramos.
Recline mi asiento y me eche una siesta, aunque me costo, con el calorcito del tiempo, la brisa y las chicharras que se oían de foto, me termine quedando dormido.
Me desperté al rato, cuando note como me tocaban la poya y algo húmedo, al despertarme, vi de nuevo a mi hermana chupándomela.
Con las dos manos me la agarraba, mientras e la metía en la boca y con la lengua me la rodeaba, o eso intentaba y succionaba, como si quisiera quitar el aire de mi cuerpo.
Como tampoco soy de piedra, al cabo de un rato, termine de correrme, le agarre la cabeza y la obligue a que se lo tragara todo. Empezó a tragar, le notaba como le baja por la garganta. Apenas dejo caer alguna gota.
Después de correrme, se la saco tosiendo algo, y dando una gran bocanada de aire.
Lo siguiente que hizo, es lamerme toda la poya, de arriba abajo, rescatando cualquier gota que se le hubiera salido, apretaba mi pene de la base hacia la punta y recogía lo que quedaba.
Después de exprimirme y limpiarme la poya, se echo a un lado y se recostó.
Yo que no salía de mi asombro, al cago de un rato le pregunte a mi hermana que había pasado y me dijo que hacía tiempo que necesitaba que la follaran bien follada y que por no liarse con cualquiera y quien mejor que yo.
¿qué pasa con Pablo?- Pablo es su marido.
hace tiempo que está enfermo y no puede hacerme el amor y como sabia lo bien dotado que estas, pues decidí aprovechar este viaje, para ver lo que surgía.
Estuvimos hablando un rato mas, quedamos en la idea, de disfrutar de estos placeres cuando quisiéramos y mi hermana me dijo que lo que le había echo sentir, no lo había echo ningún otro hombre, que no me iba a dejar ni aunque me echara novia o me casara, que me pediría su ración de poya, que ella estaba muy necesitada y que yo era lo que quería.
Después de arreglarse un poco, arranque el coche y seguimos hacía la casa del pueblo.