Visita al podólogo

Recién llegaba a casa de una viaje largo y agendé una cita con el podólogo para consentir mis pies maltratados de tanto caminar. Jamás imaginé que saldría con un alivio extra.

Era verano del 2008 y recién volvia a casa de un viaje largo . Apenas tenía una semana en mis tierras y estaba por ver al chico con el que salía desde antes de partir: Samuel. Era la primera vez que salía con alguien menor que yo, para ser exactos 6 años menor. Pero a mis 25 años me veía muy bien y ese chico no aparentaba la edad que tenía, parecía mayor. Era tan alto como yo, mas de 1.80 de estatura.

Me exitaba mucho la idea de estar con él por el morbo de que era menor y sabía que yo sería su maestra. Sin embargo ese día pasó algo que me hizo cambiar los papeles.

Nunca he sido tan organizada en citas personales. Ese día iría a la central por Samuel y estaba tan emocionada por verlo que olvidé programar mi cita para el pedicure.Mis pies eran un desastre, no me sentía cómoda así. Pregunté en varios lugares y no había espacio para atenderme. Además tenía que ser cerca de mi casa o de la central para no demorar cuando fuera por Samuel. Luego recordé que mis papás solían visitar a un podólogo desde hace tiempo. Llamé a su consultorio y me presenté como la hija de ellos y casi rogué por un espacio en su agenda; y él aunque no me conocía directamente aceptó y me comentó que el precio de las consultas habían aumentado. Yo nunca había hecho cita con él así que no supe si estaba mintiendo sobre el precio y además no tenía otra opción.

Conduje rápido hasta el consultorio que por suerte sabía dónde estaba, ya que había dejado ahí a mi mamá algunas veces. Realmente nunca había visto la cara del dr. ni siquiera conocía a la recepcionista pues yo nunca bajaba del auto.

Al llegar el lugar estaba con musica relajante, todo muy ordenado y agradable pero no había nadie sentado(a) en la recepción. Pensé que tal vez había llegado muy tarde y que estaban a punto de cerrar por lo que tímidamente llamé al dr.

Me contestó con "un momento" y en unos segundos salió desde un cuarto pequeño al fondo. Era un hombre de estatura media pero obviamente más bajito que yo, moreno, un poco calvo. Yo le calculé unos 43 años. Me recibió con una gran sonrisa  mirándome de arriba a abajo y me pregunto que qué se me ofrecía.

  • Soy Karla, llamé hace rato para hacer una cita express.- rei timidamente.

  • Ah claro! , Martha ya se fue pero pues ya te había confirmado la cita.- dijo el Dr. señalando la silla vacía de la recepción. - Déjame terminar con un paciente y enseguida te atiendo.

Me senté en la sala de espera, no había más que revistas aburridas y empecé a observar el lugar. Había una cámara que supuse hacía conexión con un monitor dentro del consultorio de este dr. Razón por la que traté de comportarme y mi vanidad de mujer me hizo estar más consciente sobre mi postura y mis movimientos.

Pasaron unos 5 minutos y salió el paciente. Pagó la sesión de $450 pesos y se retiró.

El podólogo sin mirarme me pidió que entrara a su consultorio. Pensé entonces que su coquetería al recibirme había sido producto de mi imaginación y que sólo había sido amable conmigo, como con cualquier otro cliente.

Al entrar me pidió me recostara en el sillón y pusiera los pies sobre unos pedestales mientras él acomodaba sus instrumentos. Pude verlo de espalda, la espalda para mí es de las partes más sexys en un hombre y él aunque no tenía finta de atlético, fue agraciado con una espalda tremendamente varonil y antojable. Se voltió enseguida y me cachó que le estaba viendo fijamente y sólo sonrió. Comenzó su trabajo y empezó a preguntarme por mis padres, que cómo estaban, bla bla bla... ME pareció un hombre bueno y confiable por lo que comencé a platicarle de mi reciente viaje.... El me contó que su hijo , de 26 años, también había viajado recientemente y que él a sus 50 siempre había querido hacer un viaje así.

"Wow! no parece de 50", le dije asombrada. "Y menos que tuviera un hijo de mi edad."  A lo que él simplemente sonrió.

De repente , al tiempo que estaba preparando una máquina pulidora me dice: "debes de estar muy cansada, qué bueno que viniste a curar tus pies". Y comenzó a pasar la maquinita esa por las plantas de los pies y yo sin saber cómo empezé a sentir placer. Era algo que nunca me había sucedido. Comencé a exitarme tanto que mi pantie estaba humedeciéndose ya y comencé a mover involuntariamente mi pelvis en pequeños círculos.

cuando me di cuenta traté de contenerme pero él ya se había percatado porque me miraba fijamente, como disfrutando de que su trabajo me estaba haciendo sentir bien. Para despistar, le pedí una revista y fingí ponerme a leer, por lo que dejamos de hablar. Apagó su máquina pulidora y sacó una crema refrescante y me la empezó a aplicar en los pies. Nuevamente mi cuerpo estaba siendo receptivo a ese contacto de sus manos y lentamente fue subiendo hasta los tobllos...después cómo no queriendo subía sus manos por mis chamorros y yo tratando de esconder mis gestos de placer me tapaba la cara con la revista que supuestamente estaba leyendo. Obviamente él se percató y comenzó a subir nuevamente sus manos pero ahora con toda la intención de agasajarme.. subía rapidamente hacia mis muslos y ahora concentraba el masaje de lleno en los chamorros..

Yo me acomodaba, abría un poco más las piernas lo que le permitió alzarse más para estar dentro de ellas y subir las manos hacia los muslos interiores. Yo traía un pantalón pesquero de tela muy delgada pegado al cuerpo. Obviamente sentía el calor de sus manos completamente y eso me estaba encantando y él también lo disfrutaba.

Luego descaradamente me paso los dedos por mi conchita y con sólo eso me retorcí sobre el asiento. A esas alturas ya nos estábamos mirando a los ojos, el búscama mi aprobación con la mirada y yo con tanto placer en la cara le estaba dando luz verde. Lentamente puso los 4 dedos sobre la tela de mi pantalón en la part de mi conchita y yo cerré las piernas un poco, para sentir la presión de sus dedos.. ahí fue donde el Dr. se levantó del banquito , me abrió las piernas y se montó sobre mi acercando su rostro a mi. Yo le abracé las espalda por debajo de su bata, le acariciaba mientras levantaba mi pecho invitándole a probar mis senos que aunque no son muy grandes aún se conservan muy firmes.

El dr. metió su mano en mi pantalón y puso su cara en mi pecho. Comenzó a lamerme y yo aparté un poco mi blusa y mi bra para que pudiera chuparme. él buscó mis pezones y comenzó a succionarlos de una manera impresionante, lento pero muy rico. Como si fuera un bebé querindo ser amamantado.  me agarró el culo y de repente sin darme cuenta ya estaba con mi pantalón abajo y la tanguita expuesta a él, totalmente mojada. Me metió un dedo, luego dos. Seguía moviéndose encima de mí como un animal y yo dejaba escapar gemidos. Me exitaba demasiado el saber que era su consultorio, podía ver desde el monitor la puerta y la sala de espera... me exitaba pensando en que en cualquier momento vería a alguien entrar al consultorio y el señor este me estaba cogiendo.. cuidando a su paciente jeje.

Me pidió me sacara la blusa, y yo le quité la bata y le abri más la camisa. Se levantó, me bajó de ese sillón y me puso boca abajo en él. Yo agachada con mis manos en el asiento y mi culo arriba. Me hizo la tanga a un lado y me acercó su lengua caliente, tan caliente como yo.

A ese punto yo ya estaba teniendo mi segundo orgasmo. Estaba tan cachonda que le pedí que me la metiera. No me importaba nada, sólo quería sentir su verga adentro.

El hombre me tomó por la cintura y me pegó contra su pito, duro como una roca pero aún traía su pantalón puesto.

"qué,no me vas a coger?" le pregunté desafiante. Y me dijo: "espérate chiquita, vas a tener lo que no te han dado hasta ahora"

Bajó su pantalón, se sacó su herramienta y me la metió con bastante fuerza que lanzé un grito de placer y dolor que debieron oirme en los locales de al lado.

Me estaba bombeando a una velocidad tremenda y no dejaba de tocarme las chiches, me las amasaba todas mientras me decía cosas al oído. Cosas tan sucias que me prendían más.

Mi cell empezó a sonar. Era Samuel. A esa hora ya debía haber llegado a la central y de seguro me estaría buscando. No me importó, estaba recibiendo la cogida de mi vida. Era todo un maestro me vine por tercera vez y el Dr. estaba disfrutándolo también.

Me volteó y me jaló para el piso, yo obediente me agaché y me levantó la cara tomándome del pelo mientras acomodaba su verga en mi boca lanzando una cantidad impresionante de su lechita calientita. Yo me la tragúé toda, estaba totalmente extasiada.

Al terminar, me di cuenta de la hora y comencé a vestirme rápido. Fue como si reaccionara del trance. El dr. sólo sonreía y acomodaba las cosas en su lugar.

Abrí la puerta y quise salir rápido. Me vino a la mente que si tuviera mala suerte mis padres entrarían por la puerta de recepción jaja, y me detuvo con dulzura y me dijo: "Karla, no vayas tan de prisa. Disfruta el momento." No me resistí y lo besé apasionadamente, pegándome su cuerpo para sentirlo una vez más. Después sali y me dirigí a la puerta. Recorde que tenía que pagarle la consulta y me giré; él mee staba esperando con su tarjeta de presentación y me dijo: Linda, es un placer para mí. Vuelve pronto. Y me dio su tarjeta , regresando mi dinero a mi mano.

Salí del lugar, no podía caminar. Me temblaban aún las piernas de tremenda cogida que me había puesto. Pero con mis pies bellos esperando llegar con Samuel.

Samuel nunca supo de esto, aún cree que el motivo de mi demora fue el haberme perdido en el tráfico.

Es mi primer relato, completamente verídico. Agradezco sus comentarios a kmilk_1000@hotmail.com