Visita al médico

Fui al médico para que me cambiara la píldora anticonceptiva, y terminó corriéndose dentro de mi coño.

Hola a tod@s!!

Vuelvo con otro relato a ver que os parece, espero que lo disfrutéis mucho.

Hacía tiempo que me notaba extraña, tenía los pechos muy inchados, con los pezones siempre duros, y había veces que me picaban mucho, pero sí que es verdad que al tocármelos siempre terminaba corriéndome porque es de lo que más me gusta que me toquen u coman cuando practico sexo.

Bien, todo eso lo achaba a la ormonas de la píldora anticonceptiva, y decidí pedir cita con mi doctora.

Abro la aplicación, y me pido cita para el Viernes a última hora ( es la que quedaba ).

LLegado el día, llego al centro sanitario subo al pasillo y al final de este está la consulta de mi doctora. Me siento en la sala de espera, y pasados unos minutos, abre la puerta un doctor, alto, grande, gordo, con el pelo canoso y perilla, tendría sus 54 aproximadamente.

  • Perseira?

-Si, yo.

Me levanto del asiento y entro en la consulta. El dooctor toma su asiento en el escritorio y yo frente a él.

-Perseira dime, que te pasa?

-Perdone doctor, no se encuentra la Doctora Moreira?

-No, soy su suplente, está de vaciones por todo el

( era agosto ) yo llevaba un vestido deportivo como el de las tenistas, con un tanga negro e ina sin sujetador porque ese vestido era tan ajustado que me realzaban los pechos.

-Ah vale perfecto, verá doctor, llevo tiempo sientiendo en algunas ocasiones picazón en los pechos y los pezones están erectos siempre. Y creo que puede ser de la píldora.

-Bien, voy a necesitar hacerte una revisón, siéntate en la camilla.

Me levanto, y voy a la camilla como me dice el doctor.

-Perseira, coje aire ( tenía la mano sobre mi estómago, justo debajo de los pechos, los rozaba )

Bien, necesito que te quites el vestido.

Obedezco me quito el vestido y me tumbo sobre la camilla. El doctor, coge el mando del aire y lo baja hasta tal punto que hace frío en la consulta.

-Perseira, necesito que tus pezones estén lo máximo erectos para poder examinarlos.

Y así era, lleagaban a doler, pero a la vez me encantaba esa sensación. Y llegó el momento del magreo empezó a tocar mis pechos primero por los laterales y con los dedos pulgares "jugaba con los pezones" yo trataba de mantener la compostura, pero me era imposible. Despues, con la palma de sus manos empezó a hacer círculos.

Quería más y el lo sabía.

-Perseira para calcular el diámetro de tus pezones me hace falta un aparato, pero no lo tengo, pero para ello he de subccionartelos. ¿Te importa ?

-No doctor haga lo que sea necesario.

Y empezó a subccionar mis pechos como si quisiera sacar leche de ahí, yo ya estaba húmeda, el tanga estaba completamente mojado. Cuando terminó de lamerlas y de tocarlas, me dió un pico.

-Buena paciente Perseira, vamos a seguir mirándo.

Y cogió y me quitó el tanga, lo olió y le dió un lametazo, acto seguido me empezó a masajear el clítoris mientras con la otra mano pellizcaba mi pezón izquierdo, y yo lo hacía con el mío derecho. Me metió el ded corazón en el coño húmedo y empezó a follarme, despojándose de mi pezón, a la vez que me hacía el dedo, me frotaba el clítoris, no podía más, estaba que temblaba hasta que tuve mi primer orgásmo, corriéndome a chorros sobre la camilla.

Pero ahí no quedó la cosa, el doctor decidió bajar al pilón y empezó a chuparle el coño como nadie lo había hecho, llegándo hasta mi ano, que iba abriéndolo con un dedo.

Era increible era una sensación que no había experimentado nunca.

-Perseira, necesito probar tus jugos dámelo todo.

-Si mi amor ( ya no era mi doctor, era un macho alpha que me estaba tomando para sí )

Ya volvía a sentir llegar otra vez los orgásmos, y me corrí en su boca, se la llené entera. Y después nos dimos un beso de lengua intercambiando fluidos.

Me levanté de la camilla y le conducí a que él se sentara, quería comerme esa polla enorme que tenía llena de venas y babosa la quería toda para mí.

Empecé por comerle los huevos, subiéndo por la polla y lamiendo la punta. El disfrutaba jadeaba, me cogió de la cabeza y me la metió entera. Se me saltaban las lágrimas, se me salía la saliba por la comisura de los labios, pero me encantaba. Fueron embestidas en mi boca, hasta que se corrió a borbotenones en ella. Y yo me lo tragué todo, limpiándole bien su polla.

Pero no hubo tregua, me volvió a subir a la camilla, y bien abierta de piernas me penetró cual toro bravo, y empezó a follarme duro.

-Te voy a llenar el coño de mi lefa eres mía.

Mi clítoris rozaba su gran tripa, el me follaba cada vez más fuerte, hasta que los dos estábamos apunto de corrernos. Y así pasó, se corrió dentro de mí, volvió a bajar al pilón y me limpió el coño de sus ugos, y me los dió en un intenso morreo.

Al terminar salimos los dos de la consulta, estaba todo oscuro, no quedaba nadie, y salimos de ahí de la mano. Me propuso pasar el fín de semana en su casa. Y acepté.

Fué un fin de semana de sexo sin límite, de estar los dos desnudos bebiendo cerveza y viéndo peliculas porno desnudos.