Visita a un Ginecologo fresco

Mi mujer debe visitar a un ginecologo para que la examine y éste se cobra montandosela en la consulta conmigo, su marido, presente.

VISITA A UN GINECÓLOGO FRESCO

Esta historia es 100% real y nos ocurrió el año pasado en la consulta de un médico en el barrio alto, esto es en Las Condes, Santiago de Chile. Nosotros somos un matrimonio normal con 10 años de matrimonio y 3 hijos.

Mi mujer, Isabel, es periodista, 34 años, alta de 1,74, piel muy blanca, pelo liso castaño hasta el hombro. La maternidad la ha hecho aun más atractiva de lo que ya era, pues aun se mantiene delgada pero con caderas mas anchas y tetas tipo pera un poco mas crecidas que el normal de las chilenas, que resaltan con respecto al resto de su figura. Para ella esto a veces es un problema porque es timida y se da cuenta que muchos hombres se las miran en la calle. Yo me llamo Claudio, tengo 35, soy abogado y ambos hemos tenido problemas de cesantía intermitente desde hace dos años aunque mi mujer, haciendo trabajos freelance ha ayudado para que al menos podamos sobrevivir. Cuento esto porque esa fue la causa de lo que les contaré a continuación.

En noviembre pasado (2006), mi mujer hacía bastante tiempo que no se hacia un control ginecológico pero además últimamente sentía molestias vaginales durante la penetración, por lo que la visita al médico se hacía indispensable, aunque en ese momento no teníamos como financiarlo.

Preguntando entre sus amigas por un Ginecólogo bueno y que no cobrara demasiado caro, supo de uno que cumplía el primer requisito y que a veces daba facilidades de pago, aunque le advirtieron que debía tener cuidado porque era bastante fresco. El punto es que nuestra alternativa era ir a un hospital público e Isabel no quería eso por ningún motivo, asi es que mi mujer llamó por teléfono al doctor y le explicó lo que necesitaba Isabel y también si nos podía hacer un precio especial y además con facilidades de pago, dada nuestra situación económica actual. Su respuesta, fue algo así como "ven para acá chiquilla y vemos como lo arreglamos", cosa que nos dejó medio en la incertidumbre, pero fuimos a ver al doctor Rodolfo K. a su consulta en la fecha acordada en la ultima hora de la tarde, casi de noche.

Al llegar, el doctor se quedó mirando las pechugas de mi mujer y al recordarle lo de las facilidades de pago, él esbozo una amable y rara sonrisa diciendo que no sería difícil arreglar ese asunto. A continuación le hizo a Isabel las preguntas típicas y le preguntó que la hacía haber ido a verlo. Mi mujer le explico lo del tiempo que no se controlaba y de sus molestias durante el sexo. El doctor entonces le dijo que tendría que revisarla con detalle para que no se asustara. Inmediatamente le dijo que se desnudara completamente y se subiera a la camilla. Mi mujer se puso roja de vergüenza y le dijo que a lo mejor no era necesario porque, ya que llevaba falda, podía sacarse los calzones y subirse la falda y que sería lo mismo.

"A ver chiquilla, - dijo el doctor - como hace mas de un año que no te chequeas tengo que revisarte entera, sino para que has venido". Mi mujer no tuvo respuesta, asi que se vio obligada a obedecer al doctor. Yo estaba bastante nervioso, pero confieso que ver como mi mujer se tuvo que desnudar completa en la consulta y como su subió a la camilla y tuvo que abrirse de piernas delante del doctor me comenzó a provocar un morbo enorme y una erección similar.

En esa posición, a mi mujer no solo se le veía la vulva completamente abierta sino que además se podía apreciar claramente su especial orificio anal que es de color rosado. Mientras el doctor le empezó a dilatar delicadamente la vagina con los dedos, tanto que parecía que la acariciaba, empezó la sesión de preguntas:

Doc.: Isabel, a qué edad comenzaste a tener sexo?.

Isa: Bueno como a los 18.

Doc.: Tienes un poco de irritación en una pared de la vagina, cuando fue la ultima vez que tuviste sexo.

Isa: Ayer en la tarde doctor.

Doc.: En qué posición?

Isa: Cómo?... bueno, en varias porqué doctor?

Doc.: para ver si por ahí esta la causa de esto. Por favor relájate y se explicita porque o sino vamos a estar hasta mañana en esto. En qué posiciones?

Mi mujer estaba super complicada porque la tarde anterior habíamos estado viendo videos porno y mientras culeabamos empezamos a imitar las posiciones del video, que no fueron pocas. Así que cuando termino de explicar cada posición, el doctor no pudo evitar decirle:

Doc.: Te gusta hacer de putita o actriz porno parece… no te preocupes, no te imaginas lo que han escuchado estas paredes.

Isa: … (roja como un tomate)

Doc.: Te masturbas?

Isa: (mas roja aun) bueno… si a veces.

Doc.: Te has introducido juguetes eróticos o cosas diferentes a un pene?

Isa: (ahora morada de vergüenza) si… consolador

Doc.: Eres asidua a la penetración anal, que tipo lubricante usas?

Isa: DOCTOR!!

Doc.: por favor chiquilla, tienes el ano dado vuelta hacia el interior y hasta donde se eso se produce por sexo anal intenso, no te hagas la cartucha aquí, que si estuviéramos en otra parte, te darían un carnet sanitario (para ejercer la prostitución) y te tratarían como lo que parece que eres. A ver, mira no digo que seas una putita, digamos que te gusta el sexo como a mi y como a todos. Tu marido debe estar feliz.

Isa: Okay dejémoslo así.

Doc.: Eres promiscua?

Isa: Doctor como me pregunta eso?

Doc.: quieres que te pregunte si eres una prostituta, entonces?

Mi mujer se quedo callada y el doctor siguió revisándola. Le manoseo detenidamente cada teta y cada pezón hasta lograr que quedaran duros y parados mientras mantenía la otra mano cubriendo todo el sapo mi mujer.

Yo ya estaba a mil con el cuestionario y cuando vi como la manoseaba entera empecé a mojar los pantalones con liquido preseminal. Al doctor también se le veía un paquete descomunal bajo el pantalón y en un momento dado dijo:

Doc.: Chiquilla, en la vagina tienes irritación probablemente por el abuso de dildos, por lo demás estas sanita. Ahora para lo del pago, preferiría que tu marido esperara afuera un momento

Yo me quede de una pieza, el doctor se quería quedar solo con mi mujer en pelotas y mi mujer no decía nada. Como lo único que veía de ella eran sus piernas levantadas y su rajita, al mirarla con detalle recién me fije que la tenía brillante. Estaba mojadísima y además su vulva normalmente rosadita, ahora estaba casi roja he hinchada. Mi tímida mujercita estaba como perra en celo y escuche su voz casi gimiendo:

Isa: Mi amor, no digas nada, espera afuera porfa

Entre molesto y celoso, aunque super caliente, sin saber que hacer… salí a la sala de espera. Ahí ya no había nadie, ni la recepcionista. El desgraciado que se iba a culear a mi mujer lo había preparado todo desde el principio e Isabel como una puta estaba esperando que se la clavaran… pero si mi mujer me iba a poner los cuernos (aunque no era la primera vez, ya que antes, después de mucho insistir, había logrado que mi tímida Isa aceptará hacer un trío H-M-H, pero esa es otra historia) por lo menos iba a tratar de obtener una buena paja. Así que saque mi herramienta y me puse a tratar de escuchar desde la puerta. Desgraciadamente se escuchaba apenas el crujido rítmico y metálico de la camilla, por lo que era obvio que el doctor se la estaba culeando. De repente el ruido cesó y se escucho un poco mas claro un gemido de mi mujer y la voz del doctor diciéndole "ahí la tienes putita, te llene hasta el útero… perraaaa". Un par de minutos después salió Isabel, sudada y con fuerte olor a sexo y orina.

Al llegar al departamento, me dijo que quería bañarse, yo la detuve, le levante la falda y descubrí que a pesar de tener puestos los calzones, estos estaban estilando. Como yo seguía caliente, porque no había alcanzado a terminar, la tome de la cintura y la atraje hacia mi, mientras metía mi mano entre sus calzones y su sapo. Pude comprobar a qué se refería el doctor cuando dijo que le había llenado el útero…. Después de mas de una hora desde que fuera culeada, Isabel tenía aun casi un litro de leche adentro que caía lentamente por su sapo y sus piernas. No pude mas, la tire en la cama, le abrí las piernas y corriendo el elástico del calzoncito le enterré la verga de un solo envión. Entre la leche que le salía y su vagina aun dilatada, fue como entrar en un inmenso túnel caliente y mojado. Isabel me dijo que la perdonara, que la cosa se le había ido de las manos aunque el morbo mío de estar flotando en la leche de otro tipo que lleno a mi mujer fue enorme y la llene aun mas. Menos mal que Isabel no se preñó del doctor, que obviamente no tuvo tampoco la delicadez de usar condón.

Espero sus comentarios de este relato y para ir quitándole la timidez a mi mujer.

Claudio,

observa69@hotmail.com