Visita a mi abuela (3: despertar)
Violación final de Néstor, mi amigo de la infancia.
Esta es la tercera y ultima parte de mi relato, espero que os guste.
-"Por favor Néstor, te pagaré, te daré lo que quieras.. pero déjame ir ya, por favor"
Vino y me dio una bofetada que me hizo callar.
-"Mira niña, ya estoy cansado de tus tonterías. A ver si te enteras. Ahora eres mía, y no hay nada que puedas hacer o darme para que cambie esta situación. Te voy a follar, ¿me oyes? Te follaré hasta que me canse, hasta que me sangren los huevos, hasta que me harte de ti. Ya te he demostrado que puedo ser muy generoso y bueno si te comportas bien. Pero creo que no he dejado claro qué pasa si te portas mal. Esta es la última vez que te aviso. Si vuelves a hablar sin mi explicito permiso estás muerta. ¡Jodida zorra de mierda! Ahora verás con quién te la estás jugando"
Fue a coger la maldita bola y me amordazó con ella. Cogió de nuevo el látigo y empezó a darme en las tetas y en el culo, en las piernas, brazos, hasta en la cara. Estaba como ido. Y yo totalmente aterrorizada. Pensé que ese era el fin. Cuando dejó de pegarme yo seguía llorando, no lo podía evitar. Entonces se colocó tras de mí y me metió el mango con forma de polla en el coño, con pinzas y todo, le dio a la máxima potencia y me lo dejó allí metido, atado a mis piernas para que no se saliese. Fue cuando empezó a lamerme el ano.. uno de los motivos por los que nunca he probado el mundo SM era que no tenía experiencias en sodomía.. me daba miedo probar aquello.. y ahora Néstor me estaba dando unos lametazos.. por alrededor, por el agujero, metiendo la puntita.. y yo con el consolador metido hasta el fondo, vibrando al máximo, con el cuerpo dolorido.. y sintiendo de nuevo esa extraña mezcla de dolor y placer.. qué bueno era en eso.. ¡no debería pensar así! ¡no estoy bien de la azotea! Y Néstor, como oyendo mis pensamientos, dejó de lamer y apunto su enhiesto tarugo a la estrecha entrada de mi ano. Me volví a tensar de forma involuntaria. Él se apartó de mi culo y se puso frente a mí, quitándome la bola de la boca.. ya podía respirar bien.. me quedé quieta, sin decir nada.
-"Mírame a la cara princesita, y escúchame"-, me dijo Néstor de pie frente a mí. -"Eso lo podemos hacer fácil o difícil, y es decisión tuya. No te pido que lo disfrutes, ni mucho menos. Pero si que tienes que hacerme disfrutar a mi. Por última vez, te dejaré sin mordaza. No hagas que me arrepienta. Y relájate, mujer, verás cómo nos divertimos más".
A mi ya no me quedaba ninguna esperanza. Había llorado, pataleado y suplicado, y no había servido más que para enfurecerle. Mi vida estaba en sus manos. Me relajé todo lo que pude y le dejé hacer. Calladita, como él me había ordenado. Néstor fue a la mesa y cogió el aceite, me lo tiró por el ojete y de nuevo sentí la presión de su polla contra mi ano. Relájate.. relájate.. me repetía mentalmente.. su miembro se abría paso inexorable, sentí la dilatación de mi esfínter a medida que entraba más y más, lenta, exhasperantemente.. empujaba con fuerza, yo me relajaba todo lo posible.. si que dolía, pero no tanto como había imaginado.. y la metió del todo, hasta que sus huevos tocaron mis labios vaginales, y allí se quedó un momento, saboreando su invasión. La sacó hasta la mitad y empezó a menearla en círculos.. más dolor .. más placer.. ¡no puedo estar sintiendo esto! La sacó de nuevo, la volvió a meter lento.. más movimientos circulares.. el tiempo pasó despacio.. parecía que no tenía prisa por correrse esta vez.. volvió a meterla y tiró de una de las cuerdas, haciéndome subir el tronco, quedando de pie, con su nabo clavado hasta las entrañas. Cogió mis pechos y tiró de las pinzas. Grité. Él apretó con fuerza mis doloridos pezones, pellizcándolos y estrujándolos, y sus embestidas se volvieron más fuertes y seguidas. Bajó la mano y tiró de las pinzas de mi coño, eso fue demasiado para mí. Esta nueva sensación de dolor-placer que tanto había deseado sentir, que ahora estaba sintiendo por ese violador.. me embargaba la mente, no podía pensar con claridad, no se muy bien cómo pasó.. pero me corrí, y no pude disimularlo. Me retorcí. Gemí. Mis paredes vaginales palpitaron, contraje el ano. Me quedé por un momento sin respiración, sudada, con el pulso a mil por hora.. humillada.. él seguía follándome fuerte por el culo, disfrutando como nunca de su poder sobre mi, su completo poder sobre mi persona.
-"¡Serás guarra! ¡estás disfrutando con esto! Ja ja ja ¡Menuda zorra! Toma perrita toma ¡te voy a llenar por dentro!"
Aceleró las embestidas y, efectivamente, me llenó el esfínter con su leche. Se apartó de mí, dejando el vibrador donde estaba, volviéndome loca de placer y vergüenza, me agarró fuerte del pelo y puso su cara a milímetros de la mía.
-"Di la verdad zorra, dime que te gusta que te humille. Se que te has corrido, no me lo puedes negar. Se que te gusta como te trato. Se que disfrutas con mis castigos. ¡Dilo!"
-"¡No!" jamás lo reconocería, sería el fin. Lo único que me quedaba ya era el orgullo.
Otro tirón de pelo..
-"¡Mírame a la cara cuando te hablo!"- y fijé mi vista en esos ojos azules, intensos.. me perdí en ellos.. era cierto, me había hecho tener uno de los mejores orgasmos de mi vida.. así que yo no debería estar muy bien de la cabeza.. qué más daba todo.. ya no tenía nada que perder, salvo la vida..
-"¡Dime que has disfrutado, que te he dado placer! ¡Dime que te gusta lo que te hago!"
Con un hilillo de voz dije.. -"me ha gustado"
-"Me ha gustado, ¿Qué?"
Amargas lágrimas bañaban mis mejillas, Néstor seguía tirándome del pelo, seguía con esa risita maliciosa en la cara, tan cerca de la mía.
-"Me ha gustado, Amo"
-"Ja ja ja esto es demasiado.. ¡puta perra viciosa! Así que te gusta el dolor, ¿no? Muy bien, tú misma me lo has pedido.. veremos hasta dónde llegas. Al final sí que me servirás de algo. Ja ja ja menuda zorra estas hecha"
Desde ese día, Néstor me folló en incontables ocasiones. Me folló por el culo y por el coño. Disfrutaba metiéndome consoladores cada vez más grandes. Pero con lo que más disfrutaba era con el sabido poder que tenía sobre mí. Yo misma me había delatado. Pasó mucho tiempo hasta que dejé de sollozar, tardó mucho, pero ya soy una esclava como Dios manda. Solo me corro cuando mi Amo me da permiso, solo como cuando él me lo permite.. incluso, a veces, me porto mal para recibir tan ansiados castigos.. he decidido que si aquí soy feliz, aquí debo permanecer.