Visita a Cuba

Nunca pensé que la isla escondería encantos tan maravillosos, sobre todo los que me mostraría Jorge, el mexicano que me mostró el paraíso del placer

Hola soy Elena y aqúi les comparto una historia que viví hace algunos años.

Desde que planeamos el viaje a Cuba mi amiga Laura y yo sabíamos que ibamos abiertas a cualquier cosa. No soy una mujer que pueda considerarse conservadora pero tampoco estoy con cualquiera que se me cruce en el camino. Digamos que me puedo entregar a un momento de placer si cumple con ciertos criterios que he aprendido a utilizar muy bien. Soy morena clara, 1.70 de estatura y un cuerpo lo suficientemente rico para captar miradas en la calle.

Aquel día aterrizamos en La Habana con toda la actitud de pasar un gran año nuevo. Yo soy Italiana y nací en Milán. Una ciudad muy fría y con una tendencia clara hacia la moda y las cosas superficiales. A mi eso no se me daba tanto y por eso había pasado más de 3 años viviendo en Barcelona, un sitio completamente diferente y con muchas cosas por hacer y por aprender. Laura  y yo nos habíamos convertido en amigas muy cercanas y compartíamos piso. Ella fue la que me insistió que probáramos Cuba como destino para pasar aquel año nuevo. Yo en ese momento recién había terminado con un noviazgo de 2 años y tenía muchas ganas de unas vacaciones de diversión para poder despejarme de ese mal trago. Desde el aeropuerto sentí que Cuba era un país completamente diferente al resto que había conocido. Toda la gente era muy alegre y trataba de hablar con nosotras. También me habían dicho que tuviera cuidado con muchos cubanos y cubanas que probablemente querían hacer algún tipo de negocio con nuestro dinero.

El taxista nos dejó en el hotel Inglaterra ya que Laura tenía el sueño de hospedarse ahí desde hace mucho tiempo y para cuando llegamos a la habitación ya habíamos tomado 2 mojitos que nos ofrecieron en recepción. Yo no había desayunado casi nada por lo que ese mojito llegó directo a mi sangre y me hizo sentir un poco mareada. En aquel momento ambas teníamos 30 años así que eramos lo suficientemente experimentadas como para decidir qué hacer y cómo hacerlo. Le dije a Laura que moría de ganas de ponerme cómoda y caminar en el malecón y después tomar unas cervezas en alguna terraza con buena vista.

Ella no puso mucha resistencia y en menos de media hora ya estábamos caminando en aquel Malecón con una vista y un atardecer espectaculares. Llegamos a la terraza de un restaurant donde había dos chicos muy guapos un poco más grandes que nosotras y los 4 nos quedamos mirando, así que me pareció una buena idea entrar y sentarnos en una mesa relativamente cerca a donde estaban ellos. Cuando escuché su acento pude detectar que eran mexicanos porque uno de mis mejores amigos de Barcelona era mexicano y el "Guey" y el "Órale" eran inconfundibles. No era que estuviéramos esperando a que se acercaran, la verdad es que Laura y yo la pasábamos de maravilla solas y cuando salíamos de marcha en Barcelona perfectamente podíamos no conocer a ningún chico y pasarla igual de genial. Esta vez noté especial atención de uno de los chicos hacia mi porque no dejaba de mirarme y en un momento de distracción me di cuenta que estaba aproximándose a nuestra mesa con un cigarrillo en la boca. Me preguntó directamente si fumaba y que si tenía encendedor. Yo le dije que sí, que podía prestárselo con mucho gusto. Inmediatamente se sentó y comenzó a charlar con nosotras. Me pareció grosero no invitar a su amigo así que los 4 estábamos sentados en nuestra mesa y pedimos algunas bebidas juntos.

La verdad es que todo fluía muy bien, no me había equivocado Jorge y Sergio eran 2 mexicanos muy apuestos que estaban por motivos de trabajo en La Habana. Yo estaba esperando una llamada en el hotel porque había tenido problemas con mi tarjeta de crédito así que le comenté a Jorge que no me tardaría mucho, que iría al hotel para recibir la llamada y que estaría de vuelta. Jorge se ofreció muy amablemente a acompañarme diciendo que tenía un auto rentado y que sería mucho más fácil y rápido que tomar un taxi. No me pareció mala idea aunque por supuesto que yo estaba segura que era demasiado rápido para que sucediera algo entre él y yo.

Subimos a su auto y llegamos rápidamente al hotel mientras me contaba de los negocios que tenía en La Habana y que lo hacían dividir su tiempo entre México y Cuba. Cuando bajé del auto me di cuenta que estaba un poco borracha, nada que no pudiera controlar pero era suficiente para sentir la brisa del mar en mi cabello y ponerme un poco más contenta de lo normal cuando escuché a Jorge decirme:

  • Te espero aquí en recepción si quieres, mientras puedo beber algo.

Me pareció que era lo correcto pero dentro de mi comencé a sentir algo muy extraño, era un impulso que me estaba sugiriendo invitar a Jorge a la habitación, no necesariamente para que pasara algo entre nosotros pero podría ser el inicio de una aventura muy excitante.

Jorge era moreno claro, medía aproximadamente 1.85 mts y era delgado con brazos marcados y cabello un poco largo. Usaba un traje de baño azul y una camisa de lino, se veía bastante atractivo.

  • ¿Por qué no pides algo de beber y nos vemos arriba? Le dije con voz agitada

  • ¿Prefieres un mojito o una cerveza? Contestó muy amablemente

  • Lo que tú prefieras pero voy corriendo porque están por llamarme

Caballerosamente tardó lo suficiente para dejarme tener la llamada en privado y afortunadamente logré solucionar mi problema con la tarjeta de crédito.

En cuanto colgué pasé al baño porque desde que salimos del hotel no había entrado y moría de ganas. Mientras me lavaba las manos me vi en el espejo y noté que mis pezones estaban muy llamativos. Y en ese momento sentí por completo que Cuba ya estaba teniendo ese efecto erótico en mi que yo me temía.

Jorge tocó la puerta y cuando le abrí obviamente se percató del estado de mis pezones aunque fingió que no lo había visto.

Me dió un mojito y pasó a la habitación preguntando qué tal había estado mi llamada, a lo que respondí que afortunadamente muy bien.

Para ese momento yo ya estaba mucho más excitada de lo que me hubiera imaginado y aunque Laura podría haber sospechado lo que iba a suceder no habíamos quedado en nada y eso, aunque no lo crean, me preocupaba un poco.

Jorge se sentó en una silla y yo me senté en la cama. Me tenía muerta de risa y eso es lo que más me calienta de un hombre, que sepan hacerme reír. Estuvo bromeando con su edad y la mía y eso me pareció muy sexy. Me preguntó si podía usar mi baño y yo le dije que me daba muchísima pena pero que yo recién había entrado porque tenía muchas ganas y que por eso el baño no estaba en condiciones.

  • No te preocupes, todos los aromas de una mujer tan sexy como tu deben ser maravillosos.

Aunque me pareció lindo el detalle yo volví a insistir para que no entrara y que mejor regresáramos a donde estaban nuestros amigos pero él se levantó y fue directo al baño dejando la puerta abierta. Tampoco era que el baño tuviera un aroma terrible pero podrán comprender que no es lo que una mujer espera de la primera cita con un hombre apuesto. Tardó un poco más después de que escuché de que dejó de orinar y me pareció un poco extraño. Cuando regresó a la habitación noté que debajo de su short había un bulto que no había visto antes. Contrario a lo que hubiera pensado Jorge se excitó mucho al parecer y regresó con una tremenda erección.

  • Lo que más me gusta de una mujer es conocerla tal cual es, sin ningún filtro ni mentira.

En ese momento ya estaba sentado a un lado mío en la cama y su mano estaba sobre mi pierna. Yo sostuve fijamente la mirada a sus ojos mientras le quitaba los lentes oscuros. Yo estaba experimentando una mezcla de verguenza y excitación que nunca me había ocurrido.

  • Desde que entraron al restaurant supe que tenías un magnetismo muy especial y de inmediato sentí ganas de besarte

Acto seguido se aproximó hacia mi mientras me besaba tiernamente la boca y me tomaba de la cintura. Tímidamente me dejaba besar pero inmediatamente abrí su boca con mi lengua porque ya sentía que no quería perder tiempo, al fin y al cabo ya estábamos ahí solos y dispuestos a dejarnos llevar por lo que estábamos sintiendo.

Me tumbó en la cama y seguimos besándonos con una intensidad que hace mucho tiempo no sentía. Sus manos recorrían mis muslos y una de ellas hábilmente desabrochó mi short para dejarlo caer y dejarme en ropa interior. Yo traía puesta una tanga azul que para ese momento ya estaba totalmente húmeda. Eso lo calentó muchísimo y con la misma mano logró quitármela, no sin antes llevarla hasta su rostro y olerla ávidamente

  • ¡Estaba seguro que todos tus aromas me volverían loco!

Me puse de pie portando solamente mi blusa ya que mi bra era múy delgado y parecía como si no trajera nada. Me arrodillé ante él y le dije que se quitara el short porque quería conocerlo todo, completamente. Cuando se quitó el short su miembro ya estaba totalmente duro y lo tenía divino, ni muy grande ni muy chico, un tamaño perfecto y con un aroma a hombre limpio que me volvió loca. Lo tomé entre mis manos y me acerqué para verlo de cerca mientra pasaba mis labios sobre su cabeza. Tenía unos huevos igual de ricos, grandes y duros. A mi me gusta mucho mamar, me pone muy caliente y además se que lo hago muy bien cuando me lo propongo así que Jorge no hacía otra cosa más que soltar gemido tras gemido y tomarme de los hombros y la cabeza. Justo cuando sentí que iba a venirse paré y me puse de pie para que pudiera tener mis tetas frente a su cara. Me quitó la blusa y me dejó completamente desnuda frente a él. Se pegó directamente a una de mis tetas mientras masajeaba la otra con la fuerza suficiente para ponerme a mil y aumentar este grado de excitación que estaba haciendome flotar.

En ese momento recordé que yo no tenía condones en la habitación y que era muy probable que Jorge tampoco tuviera consigo. Yo estaba en mi último día fértil y no quería arriesgarme por ningún motivo así que dentro de mi trance sabía que sólo habría un juego delicioso con él y listo.

En ese momento Jorge me puso de espaldas a él y me recargó en un escritorio que había en la habitación. Comenzó a besar mis pantorrillas, mis muslos hasta que llegó a mis nalgas. Con un dedo dibujaba circulos justo en la entrada de mi vagina que ya estaba totalmente húmeda. Llegó a mi clítoris y muy poco a poco comenzó a hacerme sentir espasmos de placer. Era increíble la habilidad de Jorge para hacer lo que estaba haciendo. Mientras me abría un poco más las nalgas se acercó a mi vagina mientras sentía su aliento caliente y luego su lengua que se iba abriendo paso dentro mío. Sus manos estaban sobre mis nalgas y su cara estaba justo entre mi ano y mi vagina. yo comencé a notar que estaba inhalando con mucha intensidad y eso lo estaba volviendo loco.

Se puso de pie y yo seguía de espaldas a él, cuando sentí su verga cerca de mis nalgas

  • Jorge no puedo, justo estoy en mis días fértiles.

Él se acercó a mi y me empezó a besar desde el cuello, toda la espalda hasta volver a llegar a mis nalgas para abrirlas totalmente y dejar al descubierto mi ano.

  • Te dije que tus aromas me estaban volviendo loco. No puedo creer que tengas tu edad y que todavía no aprendas a limpiarte después de ir al baño

Me pareció muy extraño su comentario pero por alguna razón me puso todavía más caliente de como estaba.

  • Voltéate y agáchate que te voy a limpiar con mi lengua para que tengas tu colita limpia todo el día.

Eso fue suficiente para sentir mis piernas ligeras y casí no poder sostenerme.

Jorge acercó su cara a mis nalgas y sentí sus manos tocar poco a poco mi ano. Su nariz respiraba e inhalaba cada vez más fuerte hasta que comenzó a pasar su lengua por la entrada de mi orificio. Aunque me considero una mujer que no se asusta fácilmente nunca me habían hecho sentir tan excitada con el hecho de pensar sólo en mi ano. Nunca lo había hecho por ahí porque nadie había logrado prenderme tanto como para intentarlo. Jorge estaba loco y me estaba transmitiendo toda su locura.

  • Déjame entrar en este lugar tan maravilloso que además huele increíble.

En ese momento Jorge insertó un dedo en mi ano y luego lo sacó y se lo llevó a la boca. Volvió a repetir la operación pero ahora llevó su dedo a mi boca. Yo estaba muy desconcertada y me comenzaba a sentir extraña, sin embargo me ganó la calentura y probé su dedo.

De inmediato me giré hacia él y le dije:

  • ¿Creo que no es justo que solamente yo reciba este tipo de cariños no?

Extrañado no supo qué hacer y lo giré yo también para tumbarlo en la cama. La verdad tenía un trasero hermoso. Unas nalgas bien formadas y como que se había asoleado completo desnudo porque no tenía la línea del traje de baño.

  • ¿Qué vas a hacer loquita? ¿Me vas a chupar a mi también?

Jamás me había acercado al trasero de un hombre pero Jorge había logrado desatar a la fiera que llevaba dentro así que me dispuse a comerle el culo de una forma salvaje. Jorge se movía como loco y me suplicó que le metiera un dedo. Por supuesto que eso hice y posteriormente lo acerqué a su boca para que él hiciera lo mismo que yo.

Ambos estábamos por explotar de excitación así que nos fuimos al baño y justo frente al espejo Jorge me recargó en el lavamanos y mientras veíamos mis tetas en el espejo se volvió a agachar a lamer mi ano. Yo sabía lo que me esperaba y aunque nunca lo había sentido sabía que él lo sabría hacer muy muy bien. Comencé a sentir la punta de su miembro justo en la entrada de mi ano y en ese momento pensé que nunca hubiera imaginado que haber entrado al baño antes de que llegara a la habitación pudiera haber hecho explotar a Jorge de esta manera. Comenzó a metermela poco a poco pero yo tomaba sus nalgas empujándolo para que entrara cada vez más, la verdad ya no podía esperar para sentirlo dentro y por primera vez experimentar la sensación de una verga dentro de mi cola.

  • ¿Dime que ya te vas a limpiar bien después de ir al baño Elenita?

  • Si papi, tu me enseñaste eso hoy, así que no volverá a suceder.

  • Qué bueno que entraste al baño antes para poder cogerte sin preocupación preciosa. Estás divina y este culito es lo más rico que me pudo haber pasado.

Yo sentía que me moría de tanto que estaba sintiendo y para ser mi primera vez estaba sorprendida de que no me doliera tanto como habían dicho mis amigas. Al contrario estaba disfrutándo muchísimo y Jorge ni se diga.

  • Estoy listo para explotar mi amor, quieres mi lechita dentro de tu colita?

  • Dámela toda por favor, no dejes que se salga nada.

En ese momento Jorge me tomó de las tetas y me besó el cuello mientras soltaba un chorro hermoso de leche caliente dentro de mi. Les puedo decir que es una sensación increíble y que no se arrepentirán de sentirla alguna vez en su vida chicas. Mientras seguía parada la sacó de mí y chorreaba todavía un poco así que con una toalla terminé de limpiarme y se limpió el también.

Decidimos darnos una ducha deliciosa y ambos acordamos que lo mejor sería apresurarnos para regresar al restaurante. No se cuánto tiempo había pasado pero estaba segura que había valido la pena.

Cuando íbamos en su auto yo seguía totalmente mojada y vi que Jorge tambíen la tenía dura como roca. Así que el camino decidí acercarme a su verga y darle una breve pero intensa mamada que terminó con un poco de su leche en mi boca.

Entramos al restaurant y Laura y el amigo de Jorge ya no estaban. El mesero se acercó a nosotros y me dijo que Laura me había dejado un recado en un sobre y el papel decía: "Espero que la hayas pasado bien yo seguramente también la pasaré riquísimo. Te veo más tarde en el hotel. Besos Lau"

La aventura de Laura con su amigo estuvo igualmente deliciosa, pero esa se las contaré en otra ocasión.