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Una historia, bonita, algo extensa y deliciosa. Para relajarse.

¿Sr.? - ( sonrio ), -¿hay alguien más con Ud. En este momento? -

Conteniendo la emoción respondo:

  • No, no hay nadie más conmigo en este momento -

  • Está bien, va a pasar con Ud. Una persona que lo busca en recepción. -

De acuerdo, muchas gracias –

Cuelgo el teléfono y me dirijo apresuradamente hacia el espejo del amplio tocador. Acerco mi rostro, miro el maquillaje que me he aplicado ( base, rimel negro, delineador negro, sombras y labial en color azul ); me guiño un ojo y alejándome del espejo comienzo a dar la vuelta lentamente. Me excita mucho la imagen proyectada, me excita mucho la mujer que estoy viendo en él; una mujer enfundada en un corsette, tanga, medias con elástico y zapatos de tacón alto, todo en color negro. Soy yo. Sigo dando vuelta y lo que más llama mi atención es el trasero enorme y redondo, brilloso por la crema corporal en el aplicado. En la cama está el vestido de color rojo pero no he querido ponérmelo ya que no quiero acalorarme y provocar sudoración en ninguna parte del cuerpo. No quiero que se pierda el delicado aroma del perfume de mujer que me he puesto.

Tocan a la puerta. Respiro hondo y profundo, exhalo. Me dirijo hacia la puerta, por la mirilla me asomo y veo a la persona que está tocando, se ve nerviosa y voltea hacia uno y otro lado. Abro la puerta y me escondo detrás de ella. La persona termina de pasar y cuando voltea muestra una sonrisa leve, se ve sonrojada, me mira de arriba abajo.

–Hola Valeria- me dice extendiendo su mano.

–Hola Miguel- le respondo tomando su mano y saludándole tibiamente.

–Antes que otra cosa suceda te voy a pedir un favor- le digo.

–Dime si lo que estás viendo en este momento, la mujer en la que me he convertido te gusta, si no te gusta simplemente sal de la habitación sin decir nada. Si te gusta entonces prométeme que vamos a disfrutar el rato que pasemos juntos.-

-No, no me gusta- me responde (siento como se apretuja mi pecho)

Me fascina-

Y acercándose toma mis manos, comienza a acercarme hacia él, yo accedo gustosa y más relajada; nos fundimos en un abrazo tierno, es más alto que yo aún teniendo mis zapatos altos, recargo mi rostro en su pecho, y el baja lentamente las manos sobre mi cintura, llega a la cadera y sus manos recorren lentamente las mismas y hacia atrás, llega a mis nalgas y las acaricia de manera suave, las masajea, siento como mi pene reacciona soltando liquido seminal. Nos quedamos así un rato.

–Gracias – le digo, -tenía el temor de que salieras de aquí sin decir nada-

-Gracias a ti- me dice –pusiste mucho esmero en tu arreglo y de verdad me fascina cómo te ves, muy sexy, muy deliciosa-

-Gracias, qué amable. Pasa y siéntate-

Me siento contenta, es un hombre muy guapo, la verdad no imaginaba que fuera así. Está de espaldas hacia mí quitándose el saco. Cuando lo hace se adivina una espalda ancha y musculosa debajo de la camisa. Se sienta en la cama y yo me recargo en el tocador.

-Disculpa mi atrevimiento de acariciar tus nalgas. Apenas nos conocemos y yo tomando una confianza que aún no me he ganado-

-No te preocupes, lo disfrute, sentí que el momento era muy tierno como para romperlo con una actitud imprudente-

-Eres muy linda, ya te lo he dicho muchas veces por el messenger, por eso decidí pedirte que nos conociéramos en esta forma-

-Si, ya me lo has dicho muchas veces, por eso accedí a reunirme contigo. ¿Quieres tomar tu baño? O ¿quieres continuar conversando?-

-La verdad ya deseo tenerte entre mis brazos, me ha excitado cómo te vez como mujer, tu perfume es delicioso, así que mejor me voy a tomar mi baño para salir cuanto antes y estar contigo-

-Gracias, qué lindo, entonces adelante, yo entro contigo para que no vayas a desconfiar de mí.-

-¿Cómo crees eso? Pero si gustas entrar conmigo al baño entonces adelante.-

Comienza a desnudarse ante mí. Primero los zapatos, luego desabotona su camisa, se la quita y descubre un pecho y unos brazos musculosos. Quita el cinturón, desabrocha el pantalón y comienza a bajarlo, veo que usa un boxer ajustado en color negro, cuando saca completamente el pantalón se endereza y veo su entrepierna, se dibuja un enorme bulto en ella, comienzo a excitarme ante esa visión. Termina de quitar el resto de su ropa, toma una de las toallas y se encamina hacia el baño, yo detrás de él, disfruto el sonido del tacón de mis zapatos.

Una vez dentro veo su espalda musculosa, quita su boxer y me fascina ver su trasero, enorme, duro. Voltea y me guiña un ojo. Cierra la puertita, abre las llaves del agua.

-Pensé que no llegaba, hay mucho tráfico. ¿Qué hubiera pasado si no llego?-

-Después de reponerme emocionalmente hubiera disfrutado mi soledad en la forma que lo he hecho muchísimas veces.-

-¿Me perdonarías?-

-Si me llamas por teléfono, posiblemente-

-Mejor no me arriesgo, ya estoy aquí-

-Sí y no imaginas cómo te lo agradezco.-

-Me hubiera gustado ducharnos juntos-

-No, prefiero que me veas siempre de mujer, no quisiera romper el encanto. Me estoy acalorando, creo que mejor te espero afuera-

-¡Claro!, no hay problema, no tardo-

Salgo del baño, tomo el vestido y me lo pongo. Este se ajusta a mi cuerpo y me ayuda a resaltar las partes que más me gustan: el pecho, la cintura y por sobre todo la curvatura de las nalgas, mis piernas también se ven fascinantes. Enciendo el televisor, me siento y comienzo a buscar canal por canal hasta encontrar el porno. Hay una película en la cual una hermosa nena está haciéndole el amor oral a un hombre con un pene descomunal.

-¡Qué tonta! Ni siquiera he visto o tomado atención del pene de Miguel- pienso.

Continuo viendo cómo disfruta la nena y cómo hace disfrutar a su hombre con esa felación.

–Fíjate bien cómo lo hace- volteo y es Miguel quien ha salido del baño. –Estoy seguro que tú lo haces mejor-

Le sonrío y le invito a acercarse a mí.

–Levántate, quiero verte ya con el vestido-

Accedo y camino cadenciosamente hacia él.

–Pero qué bien te ves, ve girando poco a poco-

Lo hago disfrutando el momento, por el espejo veo cómo me observa. Cuando tiene ante sus ojos mi trasero veo como por debajo de la toalla se comienza a adivinar la erección de su pene. Sigo girando. Quedo de frente y entonces él quita la toalla que lo cubre. Mis ojos se dirigen inmediatamente hacia su enorme pene: blanco, largo, no muy ancho, el glande descubierto, depilado, sus testículos cuelgan por el calor.

-Ven-me invita.

Me acercó más a él, me toma de los hombros, se inclina y acerca poco a poco sus labios hacia los míos (yo tiemblo emocionada), deposita un beso tierno, cálido en mis labios. Yo abro un poco mis labios y el comienza a introducir su lengua en mi boca de una manera suave. Yo hago lo mismo, nuestras lenguas chocan. Siento como sus manos descienden a lo largo de mis brazos. De los brazos pasa a mi cintura, se acerca un poco de forma que su pene, completamente erecto, se recarga en mi vientre, con una de mis manos lo tomo y comienzo a acariciarlo desde la punta y hasta la base; él comienza a acariciar mis nalgas por encima del vestido, seguimos fundidos en el beso.

Después de un rato se separa poco a poco de mí. Yo lo voy empujando hacia atrás de manera que se sienta en la cama, me mira de una manera tan tierna, tan llena de deseo. Me hinco delante de él, tomo su pene con ambas manos y comienzo a subirlas y a bajarlas lentamente, él me mira con un gesto que indica que quiere que sean mis labios los que realicen esa acción.

Acerco mis labios hacia su pene y me llega el aroma a jabón, con los labios entreabiertos deposito un beso en la punta del mismo, enseguida comienzo a mordisquear con mis labios, lento y suave, todo el tronco hasta llegar a la base, hago lo mismo con sus testículos, él se retuerce y gime de manera que comienzo a subir mis labios hasta llegar a la punta de su pene. Comienzo a introducirlo en mi boca, lo voy saboreando centímetro a centímetro, cuido de no rozarlo con los dientes, hago que la lengua vaya acariciando el tronco. Me doy cuenta que no voy a poder introducirlo por completo en mi boca, es muy largo.

Comienzo el movimiento hacia arriba, paso mis brazos extendidos hacia el frente y quedo recargada por completo en él. Estoy segura que siente cómo mis pequeños pechos cubiertos por el corset y el vestido lo acarician. Comienzo a subir y a bajar cada vez más rápido, siento cuando toma mi cabeza con sus manos y comienza a dirigir el movimiento que desea que yo realice. Hace que su pene salga de mi boca, se ve completamente lubricado, lleno de mi saliva. Veo como comienza a salir liquido seminal, lo miro a los ojos con los labios entreabiertos. Con sus manos aún en mi cabeza, me acerca nuevamente hacia su pene de manera que mis labios quedan cubiertos por el líquido recién salido de él. Me fascina la acción que estoy realizando, por el espejo alcanzo a ver cómo brillan mis labios por este liquido algo salado y delicioso. Me suelta y tomo nuevamente la iniciativa, vuelvo a introducir su pene en mi boca, lo saboreo, lo gozo, lo consiento.

Después de un rato, siento que su pene comienza a hincharse, siento ligeros espasmos, sé lo que va a ocurrir así que me detengo, lo saco de mi boca y con una de mis manos aprieto la base de su pene, esto evita que eyacule. Me mantengo así por un rato, él yace completamente acostado, respirando agitadamente.

Respirando más tranquilamente se incorpora, me toma de los brazos y me invita a levantarme. El igual se levanta y nuevamente deposita un beso en mis labios. Poco vamos girando de forma que ahora soy yo quien queda frente a la cama. Me vuelve a girar hasta que quedo de espaldas frente a él. Siento como se acerca flexionando un poco sus rodillas, levanta mi vestido hasta la mitad de las nalgas. Me toma de los hombros, coloca su pene exactamente en medio de mis nalgas, yo me hago hacia atrás de forma que su pene logra introducirse, me inclino sobre la cama y entonces siento cómo llega hasta la tela de la tanga que me cubre. Comienza un ligero balanceo, como si me hubiera penetrado. Yo me siento tan excitada, siento como mi pene quiere escapar de la tanga que lo tiene prisionero, realiza ese movimiento por un rato, entonces se retira.

-Sube a la cama, híncate e inclínate y descansa tus brazos y cabeza en ella-

Hago lo que me pide y abro las piernas de forma que ante él queda expuesto todo mi trasero. Se incorpora y comienza a pasear su pene por toda la extensión de las nalgas, siento como deja rastros mezclados de mi saliva y sus líquidos seminales. Por momentos dirige su pene hacía mi ano, con la punta hace intentos por retirar la tela que lo cubre.

De repente se hinca y deposita un beso en mi nalga derecha, luego la izquierda, pasea su mejilla en cada una de ellas. Repite la acción muchas veces más. Siento como uno de sus dedos recorre la tela de la tanga justo en el triangulito que forma la tela, de repente lo desliza hacia abajo y comienza a picotear el ano, yo emito gemidos de placer, lo hace muchas veces. Enseguida se ayuda con otro dedo y descubre mi ano, hace a un lado la tela, acerca su lengua y comienza a picotearme con ella. Yo me vuelvo loca, cómo disfruto lo que está haciendo, de repente son cosquillas, otras veces logra introducirla un poco. Yo paso mis manos hacia atrás, tomo mis nalgas y las abro de manera que su lengua logra introducirse un poco más.

Me siento tan feliz, tan llena de placer, tan mujer.

Se incorpora, siento una ligera frescura en el ano. Pone la punta de su pene en mi ano, yo abro un poco más las piernas, abro más mis nalgas, el empuja suavemente, siento como la punta ha logrado introducirse, no siento dolor, comienza a empujar suavemente, siento como su pene recorre fácilmente toda la extensión del recto, siento cuando su cálido vientre queda pegado a mis nalgas.

Soy tan feliz. El se queda quieto un rato, sé que está disfrutando la presión de mi ano en su pene. Vuelvo a sentir los espamos previos a una eyaculación. Aprieto más mi ano.

Siento que se ha controlado. Comienza a retirarse de manera lenta y suave, después comienza a penetrarme nuevamente. Va incrementando la velocidad. Suelto mis nalgas. El comienza a acariciarlas mientras se balancea de adentro a afuera. Coloca sus manos en mis caderas y el movimiento se comienza a hacer más fuerte y más rápido. De mi escapan gemidos que denotan mucho placer, el igual deja escapar gemidos, su respiración es cada vez más rápida. Se oye como palmada cuando su vientre choca con mis nalgas.

-¡Ya no aguanto más!, ¡ya no aguanto más! ¡Eres una delicia, cómo me encantas! ¡Qué mujer tan hermosa eres! ¡Me fascinas! ¡me fascinas! –

Yo solo dejo escapar gemidos.

-¡Ay mi reina, mi reina! ¡Eres mía, eres mía, eres mía!-

Comienzo a sentir su semen, calientito, espeso, delicioso, aprieta mis caderas, empuja todo su pene hasta dentro.

-¡Ay qué delicia!, amor, amor, amor, ¡qué delicia! ¡Soy tuya solamente, solo tuya, solo tuya!-

Nos quedamos quietos, me siento cansada de la espalda, a él le tiemblan las piernas. Siento como su pene comienza a reducir su dureza y su tamaño, aun me tiene penetrada. Comienza a retirarse hacia atrás, yo hacia delante, siento como su semen comienza a deslizarse por mi entrepierna. Cuando se retira por completo yo me dejo caer en la cama, el se acuesta a un lado mío boca arriba y con su mano izquierda acaricia mis nalgas. Ambos nos vemos a la cara.

-Me siento algo triste- me dice

-¿Triste?¿Porqué?-

-No voy a querer irme de aquí, no sé que voy a sentir de dejarte, me siento confundido, nunca me había sentido tan sublime, tan consentido, tan querido-

Yo permanezco en silencio. Estoy sintiendo exactamente lo mismo.

-De verdad que eres una mujer excepcional, tan linda, tan seria, tan sincera, ¿cómo puedo irme y dejarte aquí?

-Yo siento lo mismo. Pero, ¿a poco va a ser la primera y única vez que nos veamos?-

-No, tienes razón, sólo que hoy...he quedado enamorado de ti...-

-No me digas eso, eres muy lindo, pero hay que ubicar bien nuestros roles, nuestras vidas. Yo igual siento algo muy especial por ti, pero toma en cuenta lo que te he dicho ¿si?-

-Gracias, siempre tan honesta, tan ubicada, tan segura de lo que quieres. Tienes razón, voy a ubicarme pero no es malo que te diga que siento eso por tí-

-Gracias por entender, nos seguiremos viendo, estoy segura que esto va a ser lo más hermoso que ambos hayamos vivido-

-Quedémonos más rato ¿sí?-

-No te estoy corriendo, aún tengo más ideas, más deseos para hacerte sentir como nunca-