Virginie, nombre irónico (2)

Lo que vino después de esa primera noche fue un exquisito mar de sensaciones encontradas.

Escribí la primera parte de forma anónima porque aparentemente estas páginas no las lee nadie y escribí casi con datos exactos confiando que ningún conocido la leería, pero me llegó un mail de un chico que ni recuerdo su rostro pero parece estudió conmigo en el curso de inglés y me "descubrió" así que decidí usar mi mail y seudónimo para contarles la segunda parte.

Este relato es para seguir con la historia de antes que escribí como dije de forma anónima sobre mi amiga Virginie, una rubia francesa que llegó para hacerme líos la cabeza. Ese día después de haber tenido mi primera relación con una chica estuvimos en un principio charlando y aclarando cosas, pero se empezó a llenar la habitación de un enorme silencio. Para ello hay mil explicaciones, para mi aclaramos cosas de más y lo que realmente importaba se quedó en el tintero.

Le había prometido que nos quedaríamos el fin de semana juntas pero fue demasiado para mi, no podía con todo eso y le dije que me iría; ella entendió muy bien la situación y sin mucho interrogatorio me acompañó afuera del edificio para buscar el auto. Me fue abrazando por el camino y trató de despedirse con un beso pero la esquivé y eso marcaría lo que fue nuestra relación de allí en adelante.

Muchos eran los temores que me embargaban, alguno de los cuales me persiguen hasta hoy. Yo no es que fuese una devoradora de hombres pero había caído en el mismo juego irónico de pasar casi de una "femme fatale" a una mujer que encontraba torturadoramente placentero el sexo con otra mujer. Por semanas la evité, no le respondía las llamadas ni a mi casa ni al celular ni mi trabajo, ni los correos, ni nada.

Ella en un principio siempre usó esos medios para buscarme tratando de respetar la distancia que le estaba imponiendo, entendía necesitaba espacio para pensar pero su desesperación por hablarme pudo más que su paciencia y el lunes en la tarde luego de un largo mes, sin aviso se plantó en la recepción de la empresa donde trabajo pidiendo me llamaran porque era la corredora de seguros de mi carro, así que al salir me encontré con Virginie, estaba preciosa con un pantalón como de cuero negro y una camisa de vestir blanca abotonada a medio camino, con su cabello rubio recogido en una colita de caballo, maquillada delicadamente y con zapatos altos. Yo me quedé helada al verla, por la osadía de su visita, por su ropa, por su mirada, por todo; no sabía que hacer, así que me apresuré a darle un besito en la mejilla:

Hola, que sorpresa verte por acá

La verdad es que necesitaba charlar contigo y como no se ha podido vine en tu búsqueda. Te molesta?, si estás ocupada lo dejamos para...

No no, está bien, dije interrumpiendo...ahora si estoy ocupada pero si me esperas unos 30 minutos estaré lista.

Perfecto, te espero acá en recepción.

Me fui a mi pequeño cubículo pensando en lo que vendría porque más allá de evitarla en el fondo ese no era el problema y ambas lo sabíamos. Llegué a mi escritorio y rápidamente quité varias de las cosas que tenía de ella por allí, soy de guardar tonterías y en las paredes de corcho de mi pequeño sitio tenía alguna foto, una nota, esas cosas que a veces me mandaba y yo las tenia junto a una fotografía de mi novio; y si se le ocurría la brillante idea de querer ver donde trabajo sería algo incómodo si lo viera.

Esos 30 minutos fueron eternos, al final salí y llegué a su encuentro, estaba sentada y al verme se levantó y salimos del edificio. Nos dirigimos a la terraza de un concurrido centro comercial al que accedió a ir aunque yo se le desagrada el gentío que lo pulula siempre. Al sentarnos en una mesa luego de haber comprado helado a pesar del frío que empezaba a hacer, comenzamos a charlar, su actitud era extrañamente seria y no intentó tener ningún contacto físico conmigo, de ninguna clase:

Podríamos haber ido a conversar en el metro, tal vez allí había más gente...dijo irónica.

Pregunté si te molestaba que viniésemos acá y dijiste que donde eligiera estaría bien.

Imaginaba que para charlar de lo que tenemos que charlar las dos escogerías un lugar más tranquilo y con menos gente.

Ni que estuviésemos conspirando para matar al perro Chávez.

Jaajaja...ok ok, ya estamos acá y no da para irse por las ramas porque sabes que no soy así, solo quería saber porqué te alejaste así de mi, no contestaste una llamada, un mensaje, un e-mail, nada.

Quería pensar

Un mes pensando en qué?

Sabes en que

No, dímelo

Virginie, las cosas que pasaron entre nosotras me sacaron de todo foco...dije mirando a los lados y bajando la voz por si acaso alguien escuchaba.

Y eso justifica tu distancia? Pensé éramos adultas y podíamos charlar de todo, además somos amigas, ante todo amigas

Si lo se y disculpa, pero no supe como reaccionar. Yo soy una mujer normal, con una vida normal, un trabajo mal pago pero trabajo al fin, un novio que me quiere y resulta que me vengo a meter en este paquete y no se como salir.

Ese no es el problema y lo sabes negrita, el problema es que tu corazón no se quiere salir del paquete pero tu mente si.

Empezaba a golpear fuerte, tenía toda la razón del mundo. La charla siguió y durante mucho rato, pero jamás le reconocí lo que me decía aunque estaba más que claro. Esa noche la llevé hasta su casa y no pasó nada más, me despedí con la promesa que no me perdería más y que continuaríamos charlando en otra ocasión.

La situación empezó a traerme conflictos internos, con ella y con mi pareja, incluso a mediados de esa semana tuvimos sexo y fue primera vez que no la disfruté casi, ni cuando perdí la virginidad estaba tan fuera de mi como esa noche y eso de fingir orgasmos solo pasa en Sex and the city, o por lo menos yo soy la peor mentirosa en la faz de la tierra porque mi novio me cachó en el cuento. Me excusé con problemas en el trabajo: "fue una semana pesada, me tocaron varios informes a mi sola y no daba para más".

Pero esa relación sexual insípida con mi novio lo que hizo fue agrandar mis dudas: "qué me perturbaba?, haberle sido infiel, que haya sido con una mujer, o que disfruté del sexo como nunca con ella?" En resumen, se me partía la cabeza. Ese viernes hablé a mi novio para decirle que Virginie me llamó y que me quedaría esa noche en su casa. La verdad es que fue lo contrario, yo le hablé por el chat a ella para decirle que quería charláramos, y que si podía ir a su casa como antes, solo a charlar cómodas en el sofá, picando algo, tomando vino y mirando tele; aceptó de inmediato.

Llegué a su casa con una botella de un vino que ella adoraba aunque me costó un ojo de la cara comprarlo. Normalmente voy vestida algo provocativa pero jamás para ir a su casa, era para tirarnos a ver tele como solíamos hacer antes, pero esa noche me puse una minifalda marrón bastante sugerente que traté de disimular con un sweater blanco aunque algo ajustado, subida a unos tacones altos marrones a juego con la falda, soy mala mentirosa, es más que obvio, con esa ropa no me engaño ni a mi misma con algo de efectividad. Llegué, metí el auto en el estacionamiento gracias a lloriquearle un ratito al vigilante del edificio, marqué el intercomunicador para que me enviara el ascensor. En dos minutos estaba frente a su puerta pensando en no tocar el timbre cuando la abrió. Estaba vestida normal, un jean viejo, una franela deportiva sin mangas y descalza. La cara de Virginie fue un poema y no hizo el más mínimo esfuerzo por disimular:

Me perdí de algo en la charla de la tarde? me parecía entender que nos quedaríamos en casa

Así es

Ah, mucho mejor entonces...dijo dándome paso con la cara más pícara que podía poner la muy condenada.

Traje vino, pero la próxima compro otro, mi sueldo no da para estos lujos...dije, era obvio estaba nerviosisima, ese comentario jamás habría salido de mi de otro modo.

Jaajaja lo bueno cuesta, tu me costaste meses y parece no te es suficiente con eso, dijo mirándome a la cara sonriendo y guiñando un ojo.

Enseguida cambié el tema y eso hice toda la noche, cambiar el tema mientras tomábamos vino y comíamos unos sándwich que preparó.

El reducido aunque cómodo sofá pronto se convirtió en su mejor aliado, a medida que pasaba la noche su contacto era mayor, acercaba sus manos para rozar mi hombro, mis caderas, incluso mis piernas y a cada embate una descarga eléctrica me recorría entera, trataba de disimularlo pero no podía, mi piel es muy sensible y enseguida se me eriza toda. Trataba de mantenerme firme pero poco a poco sus contactos fueron haciendo mella en mis defensas y ya recostaba la cabeza sobre el brazo que apoyaba en el espaldar del sofá, le acariciaba levemente esa mano de vez en cuando pero trataba que nada se hiciera demasiado evidente y lo logré hasta que ella introdujo de nuevo una charla de la que no me podía zafar:

Cuál es la verdadera razón por la que estás acá? Porque charlar simplemente y comprarme un vino no fue.

Es eso, tu misma lo dijiste, ante todo éramos amigas y yo no quiero perder eso por nada del mundo.

Yo te entiendo y tampoco quiero que te alejes, me muero si pasa, pero no puedo evitar lo que siento, realmente me gustas mucho

Pero no puede ser

Por qué?

Porque no, no me gustan las chicas, punto

Jaa!...simplemente dijo eso, "ja" volteando la cara al frente, con un tono irónico, cargado tal vez de algo de molestia.

Mi reacción fue de rabia, ese gesto era su duda materializada sobre mi comentario y lo primero que alcancé a hacer fue poner la copa en la mesita de enfrente y levantarme casi corriendo para irme. Se levantó tras mío y tomándome fuertemente por la mano impidió me fuese:

Ven acá, perdona

No tengo que perdonar nada solo me voy

No por favor no te vayas

Esto no es sencillo para mi y tu no ayudas mucho

Y para mi si es fácil? estar enamorada de mi mejor amiga a quien no le gustan las chicas y que de paso se desvive porque me fije que adora a su novio...lo dijo realmente con sentimiento, tanto que empezó a llorar de repente mientras iba a sentarse al sofá.

No por favor Virgy no llores así

Fue lo último que alcancé a decirle mientras la abracé y comencé a llorar con ella, algo nos estaba pasando a ambas y nos estaba hiriendo tanto como maravillando. A los minutos se soltó y nos quedamos sentadas una al lado de la otra en el sofá sin pronunciar palabra, habíamos dejado de llorar y esperé hasta que ya la vi mejor para decirle que me iba:

Es mejor que me vaya, que cada una piense por su lado todo esto

No...dijo de forma fuerte mientras se subía a horcajadas sobre mis piernas como si de un caballo se tratara. Ya no quiero pensar mas, estoy cansada de pensarlo y para mi esta claro, yo te quiero y punto, dijo mientras me daba un apasionado beso.

Así nos quedamos un rato, besándonos por todos lados, yo le metía las manos dentro de su camisa para acariciarle la espalda desnuda, los pechos firmes que apretaba y pellizcaba pero que aún no veía. Metía las manos entre su pantalón lo más que podía, ella enseguida me subió el sweater y quedé en sostén, allí se levantó y me recostó del sofá, estaba decidida a conquistarme de una vez esa noche y estuvo más tierna que aquella primera noche.

Pasamos no se cuanto tiempo en el sofá, ella sobre mi besándome de una forma que no la podría describir, me mordía los labios, los succionaba, el de arriba, el de abajo, volvía a morder mi boca, su lengua recorría todo y tocaba la mía de una forma apasionada, tierna pero a la vez tan lasciva que a veces debía apartarme para gemir y suspirar; esos besos eran pura pasión, eran tiernos, suaves, mojados, eróticos, carnales, ¡franceses!... Mientras nos besábamos ella sacó mi sostén y yo su franela y quedamos con el pecho desnudo, rozando sus tetas con las mías; los pezones estaban mas que duros, tanto que era doloroso.

Ella tomaba una de mis piernas y la subía hasta apoyarla a su cadera aprovechando para acariciarla entera, apretar mi piel y tocar mi rajita no solo con sus manos sino presionándola con sus muslos fuertes; y tanto fue el roce que en un momento solo metió la mano entre la falda, corrió mi tanga de un lado y tocó mi clítoris y con ese solo contacto empecé a jadear, era increíble lo que me producía con un solo dedo, estaba apunto de hacerme acabar y así lo hizo, con una mano debajo de mi apretándome contra ella fuertemente, su boca sobre la mía y su mano libre sobre mi rajita hizo que me viniera descomunalmente, me latía todo, el vientre, las piernas, las caderas las movía como para todos lados, respiraba a mil por hora: "vamos a la cama mi vida" me dijo al oído.

Se levantó delicadamente, me tomó de la mano y le llevó como a una nenita a la habitación, cerró la puerta para que la perra no entrara, se quedó de pie frente a mi y me decía que tenia el cuerpo más hermoso que jamás haya visto mientras me quitaba la falda; me volteó y se sentó en el borde de la cama a mirarme el culo, me daba vueltas sobre mi misma y sonriendo me decía: "pero es que tu en esa tanga eres el pecado hecho mujer"; yo no alcanzaba más que a reír tímidamente, me pegó contra su cuerpo abrazándome por las caderas, pegando su barbilla a mi pecho y mirándome a la cara me decía que me quería, que no lo dudara, que no me reprimiera por prejuicios, que si lo sentía me dejara llevar y eso no debía temer, que estaba sintiendo algo hermoso por alguien y que el verdadero error era no disfrutarlo por miedo. Sus palabras fueron como un bálsamo para mi alma, mi mente y mi corazón. Pocas veces se encontraba esa mezcla de pasión física con sentimientos y cariño verdadero y solo estaba disfrutando de una parte por temores, así que me solté.

La recosté sobre la cama y traté de ser sexy al sacarle el jean pero eso estuvo imposible, así que entre risas ambas lo sacamos, y empezó la batalla otra vez, nos besamos, nos abrazamos, nos rozamos y nos estuvimos comiendo una a la otra, ella es increíble, succionaba mi clítoris, lo acariciaba, pasaba sus dedo por mi rajita y empezaba a introducir uno, dos y tres dedos en un mete y saca hasta lograr hacerme acabar; me puso en cuatro y con sus dedos mojados en mi rajita empezó a meterlos, esa mezcla de sensaciones, la estimulación del ano y el clítoris era una locura, mis caderas hacían que la embestida fuese mayor a medida que estaba acabando.

Cuando parecía que ya no podíamos más empezaba de nuevo, yo disfrutando cada vez más de su conchita preciosa, rubiecita, mojada hasta mas no poder y ella haciendo enloquecerme con sus dedos, sus juguetes que usaba como una maestra, sus labios ricos me besaban los pezones hasta casi hacerme gritar del dolor de la erección tan intensa para luego lamerlos de forma que volvían a su suavidad original. Ella sabía donde tocar, donde acariciar, donde chupar para hacerme volver loca. Así estuvimos largo rato, tuve otra vez los orgasmos mas exquisitos que jamás había tenido y siempre el último era mejor que el anterior y así, era casi delirante, le pedía fuera de mi que no dejara de follarme, que me diera por detrás también, que metiera otro dedo, que más rápido...estaba perdida totalmente en mis deseos por lo que me hacía sentir y esa noche se quitaron mis dudas sobre si le gustaba o no lo que yo le hacía porque ella se retorcía en la cama, gritaba casi, gemía, jadeaba, respiraba agitada y decía cosas en francés y luego casi gruñendo me hacía cruzar las piernas con las suyas para entre movimientos llegar juntas al orgasmo, que sensación increíble.

Nos llegó la mañana abrazadas, habíamos dormido muy poquito por el exceso de luz en la habitación; la fotografía de esa mañana fue mi culo en su vientre y nuestras manos enrolladas en mi abdomen y con un beso en mi nuca dijo un "te amo" susurrando tiernamente en mi oído; me voltee y frente a frente la abracé por la cintura pero permanecí callada; ella puso una carita que quizás denotaba algo de tristeza, esperaría una respuesta que no llegó por fuera aunque yo por dentro casi la gritaba. Solo pude tomarla por la cara suavemente, lo más suave que podía y la besé, sin la lengua, solo en los labios, como se besa por primera vez cuando se es chico y empiezas a descubrir algo nuevo, el primer amor...porque de alguna forma ella lo era.

AFRODITA.-