Virginia seducida y entregada al vecino.....ii
Virginia, en principio lucha consigo misma para evitar volver a encontrarse con José Enrique, pero después de dos días no puede aguantarse y acude a su piso para verle y descubre que ya no vive allí. Piensa que es un mensaje de Dios para que no le vuelva a ver y se queda tranquila. Pero después de 5 días recibe una llamada de él y la invita a comer, ella duda en principio, pero con las ganas que tiene de estar con él acepta y de nuevo vuelve a entregarse a su amante cubano, pecando de nuevo y esta vez incluso le da el virgo de su culo. Después José Enrique la va enseñando sus negocios, comenzando por el Club donde están.
VIRGINIA SEDUCIDA Y ENTREGADA AL VECINO HASTA EL EXTREMO DE SER SU ESCLAVA.- II
Continúo con la II Parte de la historia de Virginia que fue seducida por su vecino José Enrique y se entrego a él. Tras lo cual se sentía culpable y se confiesa, haciendo intención de no volver a verle. Tras la confesión llama a su hija y al no estar es recibida por su yerno. Tras esto parte a su casa y aquí fue donde nos quedamos en la Primera parte. Ahora continuamos:
Tras cenar sola, me puse a ver un poco la televisión para distraerme, pero de nuevo volvía a mí el recuerdo de José Enrique, como no podía apartarle de mi cabeza, a eso de las 11 de la noche opté por acostarme y para dormir bien, me tomé una pastilla que tengo para dormir, pues hay algunas veces (muy de lejos en lejos) que no puedo dormir, por estar nerviosa o por cualquier motivo. A los pocos minutos de estar tendida en la cama, me quedé dormida, no despertando hasta el día siguiente a eso de las 9,00 de la mañana.
Me levanté y como todas las mañanas desayune y estuve ayudando y ordenando las faenas de la casa al servicio. Sobre las 11,00 llame a casa de mi hija y se puso la asistencia, la cual me dijo que anoche a eso de las 11,00 llamó a su marido, para decirle que se quedaba a dormir en casa de una amiga que no la esperara, (Esto me extrañó, era al menos desde que estaba casada, la primera vez que hacía eso). Y esta mañana señora ha llamado para decir que tampoco vendrá a comer. Yo colgué y continué haciendo las cosas de casa. Sobre la una del mediodía volví a llamar a mi hija a su móvil, pero esta vez no me lo cogió. Entonces llame de nuevo a su casa y la doncella me dijo:
“Señora un poquito después de usted llamar esta mañana, ha venido su hija y ha preparado una pequeña maleta y ha llamado al señor para decirle que se iba una semana a pasar unos días a Asturias a una casa rural, que necesitaba descansar y estar unos días sola, que por favor no me llames ya lo haré yo cuando lo crea necesario. Después señora ha cogido la maleta y su coche y se ha marchado”
Yo entonces la pregunte a la sirvienta:
¿Pero iba alguien con ella?
Y la chica me contesta:
“No señora, la señorita Rocio se ha marchado en su coche sola”
Colgué, y me quedé pensando, que es lo que pasaría a mi hija, pues ella no actuaba así y menos con su marido del cual estaba locamente enamorada, pues no hacía ni un año que se habían casado. Volví a llamarla al móvil y este me daba desconectado o fuera de cobertura. Lo había apagado, estaba claro que no quería hablar con nadie ni que nadie la molestara. Yo seguí trasteando y enredando por la casa, como me aburría, salí a dar un paseo. Cuando salí de casa tenía miedo de poder encontrarme con mi vecino, por eso salí rápido. Pero cuando paseaba no era capaz de otra cosa nada más que de pensar en él. Me decía Virginia olvídale, no es bueno que le veas olvídate de él, tienes a tu marido y le quieres. Pero a pesar de mis consejos no era capaz de olvidarle. Volví a casa y tras comer, me senté un poco en el sillón del salón para ver la televisión y de nuevo volví a pensar en él. Quería olvidarle y no podía. También me preocupaba porque no me habría ido a visitar ni dicho nada desde la otra noche. ¿No sería que una vez que me ha poseído, se habrá olvidado de mi y ya no quiere volver a verme?. Yo daba vuelta a una y otra cosa y pensaba para mí, mejor que sea así, de esa forma no le volveré a ver y evitaré la tentación. Pero eso no me bastaba, seguía pensando en él. A eso de las 5 de la tarde no pudiendo alejarlo de mi cabeza y no pudiéndome reprimir, me decidí en subir a su casa y hacerle una visita, sería fuerte y no pasaría nada, solo sería una visita de cortesía a un amigo. Subí a su piso llame, y no me contestaba nadie, volví a llamar e igual y así estuve casi un cuarto de hora. Al final me fui y baje a la portería y pregunté al portero si sabía algo de él y este me dijo:
“Señora hace ya dos días que dejo el piso, ya no vive aquí, mando a un servicio de mudanzas a por sus cosas y tras llevárselo, me ha enviado la llave, mire aquí la tengo”.
Yo entonces le digo:
“¿Ha dejado alguna dirección, o número de teléfono, para que le envíen los recados o la correspondencia?
El conserje me responde:
“No, no señora, no ha dejado ni dirección ni número de teléfono”.
Yo le doy las gracias y me vuelvo para mi casa, y pienso que ha sido cosa del Señor, para evitar que de nuevo pueda caer en la tentación con él, pues no podrá ponerse en contacto conmigo, dado que yo no le di en ningún momento mi número de teléfono y él a mí el suyo tampoco. Entonces digo para mis adentros:”Gracias Dios mío, gracias Señor”.
Pasaron 5 días de estar con el conserje y saber que se había marchado de la urbanización, era martes, cuando a eso de las 11,00 de la mañana, me suena el móvil, miro la pantalla y veo un número que no conozco, descuelgo y pregunto:
“¿Quién es?”
Y de la otra parte me contesta una voz que reconozco inmediatamente, dándome un vuelco el corazón:
“Soy José Enrique, perdona que no me despidiera de ti, pero por asuntos laborales me he tenido que trasladar al local donde tengo mi despacho a vivir. Deseo saber si quieres que comamos juntos ¿Por qué sigues sola, no?, tu marido aún no ha vuelto del viaje, pues según me dijiste todavía tardará al menos dos semanas más”
Yo entonces sorprendida, le pregunto:
“¿Cómo has conseguido mi número de teléfono, si yo no te le he proporcionado? Creía que ya no volvería a tener noticias tuyas, he llegado a pensar al irte sin decir nada, que había sido utilizada por ti y después que si te he visto no me acuerdo”
Él entonces me dice:
“Lo he conseguido por medio de una persona que te conoce bien, pero bueno eso si quieres ya te lo cuento cuando nos veamos. Y no pienses eso, yo también he pensado mucho en ti”
Yo le digo:
“¿Pero quién ha sido? ¿Y este es el tuyo? ¿Puedo guardarle para tenerle por si te tengo que llamar alguna vez?”
Me contesta:
“De quién me ha proporcionado tú número, lo sabrás cuando nos veamos para comer, y seguro que te sorprenderás de cómo lo he conseguido. Y de la otra pregunta, te digo que sí que es mi número de teléfono y que puedes guardarlo pues seguro que lo vas a necesitar de aquí en adelante. Pero bueno aún no me has contestado si comes o no conmigo.”
A mí me tiembla todo el cuerpo, estoy muy nerviosa y no sé qué hacer, mi interior y mi conciencia me dice que no vaya pero yo deseo con todas mis fuerzas volver a verle. Él entonces a tardar yo en contestar y quedarme callada de nuevo me dice:
“Virginia, ¿sigues ahí?, dime que decides ¿comemos juntos o no?”
Yo volviendo en mí le digo:
“José Enrique, tengo miedo de volver a estar contigo, no sé si podré resistir y solo estar como amigo contigo o volveré a caer en la tentación del deseo. Sabes que soy débil y que me dejo llevar muy rápidamente por mis ……. Y tú con tu trato y mañas sabes hacerme perder la razón y consigues que haga todo lo que quieras como me ocurrió el otro día”
Él entonces me dice:
“Lo que pasó el otro día, pasó por que tenía que pasar y todo lo que hicimos fue con tu consentimiento y lo hiciste porque tú querías y lo deseabas, yo no te obligue a nada. Igual que ahora tampoco te obligo a que vengas a comer conmigo. Solo te estoy invitando a comer no te estoy invitando a otra cosa y si esa otra cosa (si vienes) llegara a pasar será siempre porque tú lo quieras, al menos por ahora, de modo que decídete, pues no tengo toda la mañana, tengo cosas que hacer”
Yo deseo muchísimo verle y estar de nuevo con él y esto gana a mi cordura, pues se me presenta ante mí el miedo a que al decirle que no, nunca más vuelva a saber de nuevo nada de él, entonces me decido a ir y le digo:
“Está bien, tu ganas, pero solo a comer y en plan de amigos, de acuerdo”
Él entonces con voz imperativa y dejando de lado la amabilidad que ha tenido a lo largo de toda la llamada me dice:
“Toma la dirección, donde te espero y referente a lo de solo comer, eso no dependerá de mi sino de ti, sabes que me gustas muchísimo y ya te lo demostré el otro día, pero yo no te forzare a tomar ninguna decisión, al menos hoy. Bueno la dirección no hace falta que la apuntes, es en el Club que hay enfrente del restaurante donde estuvimos, si ese que tanto mirabas cuando salimos tras cenar, es mío y es donde tengo mi oficina y un apartamento donde vivo. Te espero a eso de la dos de la tarde. Cuando llegues mete si quiere el coche en el aparcamiento, es todo del edificio, no obstante al guarda ya le digo yo la plaza donde tienes que dejar el coche y le daré las instrucciones para que te indique como llegar a mí sin que te pierdas. No te retrases, querida, te espero.”
No me dejo, ni despedirme, cuando iba hacerlo colgó.
Yo sigo nerviosa y temblándome las piernas, pero contenta de haber vuelto a contactar con él, aunque sé que no debería. No puedo por menos que ir a mi dormitorio, cerrar con el pestillo por dentro, echarme sobre la cama, abrirme bien de piernas, separar todo lo que puedo mis muslos y llevando mis manos a mis bragas, las toco y están completamente empapadas de mis jugos, y entonces comienzo a tocar mi sexo por encima de mis bragas. Sé que es pecado lo que estoy haciendo pero no puede reprimir mis ganas de masturbarme y comienzo hacerlo, hasta que consigo llegar a tener un fuerte orgasmos. No solo noto placer ardiendo mi coño sino que en el agujerito de mi culo también, ese lugar sigue aún virgen, pues ningún hombre ni siquiera mi marido me ha visitado por ahí, y ahora mismo el cosquilleo que siento en él es muy agradable.
No sé qué me pasa, pero estoy muy nerviosa, solo tengo tres horas para prepararme y quiero estar muy guapa y apetecible para que él me vea. Me entro en el cuarto de baño y desnudándome me meto bajo la ducha, me lavo mi cabello, y todo mi cuerpo. Cuando acabo me seco y con el secador me moldeo y cuido mi cabello, realizándome un peinado sencillo, pero que espero que le guste. Después me pongo una batita fina de estar por casa (sin nada debajo) y me siento en la cómoda, ante el espejo y comienzo a maquillarme y pintarme, no quiero hacerlo en exceso, quiero que parezca natural, y sobre todo quiero estar guapa y parecer más joven para él. Cuando acabo de todo esto son ya las 12,00 y aún tengo que elegir la ropa que ponerme y todo, estoy poniéndome nerviosa por miedo a llegar tarde. Voy al armario y saco un vestido parecido al del otro día, me le pongo y no me gusta cómo me queda, luego cojo otro, y otro, no me veo bien con ninguno, entonces decido llevar falda y blusa de botones. Esta decidido así iré, cojo una blusa muy fina de seda de un color hueso marfil que siempre me ha gustado y que tiene una caída muy buena y eso la hace muy elegante. Ahora tengo que elegir la falda, pienso en coger una de tubo que marque mi silueta y culo, pero todas las que tengo son demasiado largas pues me llegan por debajo de mis rodillas. Entonces pienso que si me doy prisa y me pruebo la asistenta que cose para ella, puede hacerme un arreglo y cortarme el largo de la falda que me gusta. Cojo la falda, que es una de cuadritos muy pequeños blancos y negros, antes de llamar a la sirvienta me la pongo y veo que el conjunto queda muy bien y si en la cintura me coloco (aunque no hace falta, pues la falda no se me cae) un cinturón rojo ancho quedará perfecto, pues me pondré unos zapatos de tacón alto rojos que tengo haciendo juego con el cinturón y un bolso que tengo del mismo color. Llamo a la sirvienta y la digo que quiero que me corte la falda, pues es demasiado larga y me hace muy sería. Ella me dice que por donde y yo la señalo como a un palmo (unos 15 ó 20 centímetros) por encima de mis rodillas. Ella me mira como dudando, ya que cree lo mismo que estoy pensando yo, que para una señora de bien y decente y de mi edad es demasiado corta. Entonces yo la digo:
“¿Qué espera, toma la medida , para poder quitarme la falda y ponte con ello , pues me tengo que marchar ya que a las 1,30 debo de estar en un sitio que he quedado con unos amigos a comer”
La he dicho media hora antes para meterla más prisa y que lo acabe con tiempo. Una vez que me ha tomado la medida, me quito la falda y ella sale de mi dormitorio con ella para arreglármela. No me ha importado nada que ella me vea mi sexo desnudo y mi culo, pues solo me he quedado tras quitarme la falda con la blusa puesta, solo estoy pensando en José Enrique en esos momentos y todo lo demás no me importa. Voy al cajón donde tengo mi ropa interior y elijo un conjunto de encaje y tul totalmente transparente de color hueso, busco un liguero de ese color y también cojo unas medias del mismo color, transparentes tipo cristal y con este conjunto completaré el vestuario con el que me presentaré a mi cita con el joven cubano. Me coloco mis braguitas, me quedan perfectas, resaltan mi culo y como tengo el pubis y la zona de mi coño bastante poblados de pelos, algunos (bastantes) se me salen por los lados de las mismas y unos poquitos por la parte de arriba. Al ser transparente el tejido de ellas al mirarme al espejo puedo apreciar perfectamente la raja de mi coño bajo la tela de mis braguitas. Después cojo el sujetador y me lo coloco y me miró de nuevo al espejo, es uno de los que más me gustan, resalta mis pechos y al ser transparente deja ver perfectamente mis aureolas y pezones. Al ser de copa baja, hace que la mayor parte de mis grandes pechos salgan por encima del límite de la copa, haciendo mi cuerpo al estar solo en ropa interior más sexi aún que sería con otro cualquier conjunto.
Luego cojo el liguero y me lo abrocho y coloco alrededor de mi cintura. No me hubiera hecho falta liguero alguno, pues las medias llevan incluida en la parte superior unas ligas disimuladas como si fuera una blonda bordada del mismo color que las medias. Pero quiero parecer sexi , aunque estoy decidida a que hoy no pase nada, pero por si soy débil y caigo en la tentación quiero cuando me desnude y quede en ropa interior ser a sus ojos muy sexi por eso me pongo el liguero , porque el llevarlo me hace más sexi y provocativa.
Tras colocarme el liguero, me voy a la cama y me siento en ella para ponerme las medias. Una vez puestas me pongo de pie y sujeto estas al liguero con las cintas que este dispone para tal fin. Vuelvo a mirarme al espejo y estoy súper sexi, parezco una de esas mujeres que alguna vez he podido ver en unas revistas subidas de tono, con mujeres en ropa interior, que de vez en cuando le gusta comprar a mi marido. Cuando acabo son la una menos cuarto, me pongo nerviosa de que la sirvienta no está ya allí con la falda, la llamo a gritos y ella me contesta:
“Ya, señora, ya estoy terminando en cinco minutos la plancho, para que no se note la doblez por donde la he cortado y se la llevo”
En efecto a los cinco o seis minutos, se presenta con ella, yo la espero ya con el resto de la ropa puesta, solo me falta la falda. Llega y me ayuda a ponérmela, me miro al espejo y me veo fantástica, me encuentro hasta con un aspecto más juvenil. La sirvienta, no puede reprimirse y me dice:
“Señoras está usted preciosa, pero yo creo la hemos dejado un poco corta para una señora como usted, casada, decen….”
Yo solo pensando en seducir y gustar a mi amigo la digo:
“¿Tú crees que es corta? Pues a mí me gusta cómo me queda, no obstante por si tienes razón me la bajaré un poquito”
Esto solo lo hago por dejarla a ella un poco más tranquila, dado que por mi pensamiento pasa que cuando baje al garaje me la subiré a su sitio o incluso si puedo aún un poco más. Después cojo el cinturón rojo ancho y me lo pongo encima de la unión de la falda con la blusa, me calzo lo zapatos rojos de tacón alto, me vuelvo a mirar al espejo y me arreglo la blusa, veo que llevo los dos botones de arriba desabrochados, pienso que de esa forma voy bastante tapada y cojo y me desabrocho el tercero, me miro y me digo: Así está mejor. Falta aún casi una hora para la cita, pero yo ya no puedo esperar más estoy deseando de volver a verle, de modo que cojo el bolso rojo y las llaves del coche y marcho al garaje, donde cojo el coche y me dirijo hacía la dirección donde mi joven amigo me espera.
Llego al edificio del club y veo la puerta del garaje, me dirijo hacía ella y bajo la rampa, abriéndose la puerta entro y al pasar por la cabina de control me pregunta el guarda:
“Donde va señora”
Yo le contesto:
“Me espera D. José Enrique soy su amiga Virginia”.
Él se sonríe y sin disimulo alguno, mira dentro de mi coche y puede ver perfectamente mis muslos e incluso mis bragas, pues mi falda al sentarme se me ha subido bastante y me dice:
“Aparque en la plaza 14, está cerca de los ascensores, coja luego el ascensor y marque el 5º piso, el Sr la está esperando”
Yo cuando me bajo del coche veo que el garaje esta todo vigilado y lleno de cámaras (supongo que por seguridad). Cojo el ascensor marco el 5º, que es el último piso y observo que incluso en el ascensor también hay cámara. Cuando llego y se abre el ascensor, salgo a un pasillo donde hay dos puertas, una de cristal grande y la otra de madera que se ve de muy buena factura y calidad, ambas están situadas a cada lado del pasillo. También observo que está vigilado por cámara, dudo donde llamar y dirigirme cuando estoy pensando esto, se abre la puerta de cristal y sale una señorita joven, como de unos 23 ó 24 años, muy guapa y bella, con un uniforme, compuesto por un vestido muy escotado por el que puedo apreciar gran parte de sus pechos y muy corto, pues a penas la tapa donde acaba su culo, entonces me dice:
“¿Virginia?”
Yo la contesto:
“Si”
Y ella entonces me dice:
“Sígame, el Sr. la está esperando”.
La sigo y llegamos a una sala con varias mesas, esperamos y ella toca por un interfono y dice:
“Sr. la señora que esperaba acaba de llegar y le está esperando”
Se oye la voz de José Enrique que contesta:
“Gracias, enseguida acabo con el asunto que tengo entre manos y salgo”
Espero no más de un minuto y veo que se abre la puerta y sale una mujer como de unos 30 ó 35 años, con los ojos llorosos y limpiándose aún las lagrimas de su mejilla. Va vestida muy provocativamente y enseñando prácticamente todas las partes de su cuerpo que debe de tapar. Tras ella sale José Enrique muy sonriente se acerca a mí y me da un beso en mi mejilla y me dice:
“Me alegro que hayas aceptado mi invitación, pasa a mi despacho, no te esperaba hasta dentro de media hora. Pero como ya he despachado lo que tenía previsto hacer esta mañana, podemos pasar a mi casa que esta comunicada con mi despacho y comer, pues no he querido reservar en ningún restaurante, estaremos más tranquilos aquí y con más intimidad”
Le sigo y entramos en su despacho, una vez dentro cierra la puerta con llave y le digo:
“He venido antes, porque tenía muchas ganas de volver a verte, aunque no debía. La última vez fuiste muy malo e hicimos algo que no debíamos y he tenido que confesarme. Aunque confío que esta vez no pase nada de esto”
Y él me contesta:
“Ya te he dicho antes por teléfono, que pasará lo que tenga que pasar, pero que todo lo que pase será porque tú quieras y lo consientas.”
Yo recuerdo entonces a la mujer que ha salido del despacho de José Enrique cuando yo estaba esperando y me pica la curiosidad de saber porque habría llorado. Entonces me atrevo a preguntarle:
“¿Por qué lloraba esa mujer, que ha salido de este despacho? ¿Tiene algún problema y viene a ver si tú se lo puedes solucionar o ayudar?”
Él muy serio y medio enfadado me dice:
“Es una trabajadora mía, y el problema que tiene es que ha cometido una falta y no ha cumplido bien con su trabajo. Por favor Virginia, no te metas en mis asuntos, aquí el que manda soy yo y si seguimos más tiempo juntos debes de tener esto siempre en cuenta o puede que alguna si lo olvidases te encontraras como esa mujer que has visto. Pero no pensemos en eso, has venido para comer y disfrutar ambos de nuestras compañías, no nos pongamos triste ni mezclemos el trabajo con esto.”
Me agarra de la mano y me va enseñando su despacho y después abre una puerta y pasamos a un apartamento. Tras entrar él cierra con llave, para que nadie pueda molestarnos. Me lleva a un salón y nos sentamos, entonces él me dice:
“He dejado el piso de la urbanización, porque debo de cuidar muy de cerca mis negocios y aquel está bastante lejos de ellos, por eso hice preparar este apartamento. Aquí paso muchas horas y he procurado acondicionarlo para sentirme a gusto mientras trabajo y el apartamento como ves es grande, espacioso y cómodo. No he escatimado en nada, le he puesto todos los lujos y caprichos que me he podido permitir. Para seguridad te habrás fijado que en todo el edificio y en todas las estancias tengo instalado cámaras de seguridad, que están las 24 horas del día grabando todo lo que pasa en él. Muchos de esos videos, son parte de mis negocios, pues los comercializo. Tras comer podrás visitar conmigo el edificio y ver parte de los negocios a que me dedico. Luego iremos a otro de lujo que tengo a las afueras de Madrid, se que en ese sitió vas a sorprenderte lo que vas a ver, pero no te preocupes eso será al final de la tarde querida”.
Yo según él habla voy fijándome en el apartamento y veo que todo lo que me ha dicho de lujo y comodidad es cierto. En una estancia al lado del salón donde estamos veo desde la puerta una mesa preparada para comer con todo tipo de manjares y dos sillas solamente puestas en la mesa.
Él ve como miro hacia el interior de esa estancia y me dice:
“Pasa querida. He hecho preparar la mesa y he despedido al servicio. Hoy estaremos solos sin camareros y tú mi querida invitada como si fueras la dueña de la casa y yo tú marido, me servirás la comida y la bebida”
Yo noto como me mira con ojos de deseo y no soy capaz de mirarle, pues él hecho de estar a su lado, oírle hablar y organizar todo, ordenarme muy sutilmente que haga de criada y sirvienta suya, me ha ruborizado y hace que sienta un calor por todo mi cuerpo, pero hay una zona de este que al oír cómo me ha hablado me arde de deseo y no es otra que mi sexo. Ni con las masturbaciones que me he hecho cuando me llamo esta mañana ni los pensamientos que me hacen pecar mentalmente han podido calmar el deseo tan intenso que siento en estos momentos hacía este cubano.
Él cogiéndome de la mano me acerca a la mesita donde está el bar y me dice:
“Prepárame vermut con ginebra bien cargado y tú échate otro, que le tomemos de aperitivo antes de comer, eso nos abrirá el apetito “
Yo cojo un vaso y echo en el unos cubitos de hielo y le preparo la bebida que me ha pedido y al hacerlo le digo:
“José Enrique, es una combinación bastante fuerte y yo no estoy acostumbrada, solo prepararé el tuyo “
Él entonces me dice:
“Por favor prepárate también el tuyo, quiero que le bebas junto a mí, que lo hagamos los dos juntos”
Yo no sé porque, que solo oír sus palabras diciéndome esto hace como si fuera un mandato y como si no tuviera voluntad, comienzo a prepararme para mí uno igual. Él en mientras se ha acercado al equipo de música y ha puesto una música caribeña romántica. Luego me coge de la mano y me lleva a un sofá que hay en la estancia. Yo como una sumisa, no puedo decirle a nada que no, no sé que me ocurre, hago todo lo que él quiere que haga, el se sienta a mi lado y entonces yo le digo:
“José Enrique, déjame decirte que desde que estuve contigo esa noche que cometí ese pecado tan grande a entregarme a ti y tú hacerme tuya, no soy la misma. No he podido dejar de pensar en ti y mira que he querido evitarlo y he luchado por no hacerlo. Pero lo que me hiciste sentir esa noche entre tus brazos fue tan maravilloso y placentero que no puedo olvidarlo y mi cuerpo me pide repetirlo pero mi alma me dice que resista, que estoy casada y tengo que permanecer pura para mi marido. Sé que hoy al venir aquí, será una prueba definitiva, y que si la supero todo volverá a ser como antes. Pero sí de nuevo caigo en la tentación y me entrego a tus brazos, caricias y me dejo llevar por el deseo que realmente ahora mismo siento, todo cambiará y nunca podré dejarle ni prescindí de ti. Se, que a partir de que eso suceda seré totalmente tuya, seré una marioneta que no podré negarme a nada que tú me pidas y quieras solo por poder ser poseída por ti. Por favor no me tientes y haz lo posible por quitarme este hechizo que tu persona tiene sobre mí. He rogado tanto a Dios por conseguirlo.”
Yo con mi nerviosismo, me voy tomando la copa, me la tomo aunque sé que se me subirá a la cabeza, pero como estoy deseando de nuevo estar entre sus brazos, si me emborracho tendré una justificación para calmar un poco el sentido de culpa que se me vendrá encima, entonces le digo:
“José Enrique, no parece que este combinado sea fuerte, se toma bien y es muy sabroso”
Le miro y él al oír mis palabras se sonríe, pues sabe de sobra lo fuerte que es la combinación del vermut y la ginebra, y más para una persona que no está acostumbrada a beber como soy yo. Bebo otro trago de la copa y aspiro fuerte, y me viene el olor a macho de él, entonces cierro mis ojos y pienso lo a gusto y bien que me siento a su lado a la vez que siento un impulso muy fuerte de abrazarle y besarle, pero me lo contengo. Yo amo a mi marido y le quiero y no deseo volver a traicionarle, pero siento como solo estar al lado de este cubano va minando mi resistencia a entregarme de nuevo a él. Es que es tan diferente a mi marido y no sé cómo ha podido suceder, pero ha despertado dentro de mi tantas cosas que nunca antes había sentido que está despertando a una mujer lujuriosa, y viciosa que yo no sabía que llevaba dentro de mí. Incluso creo que hasta algo sumisa, pues sin querer cedo a todo lo que este joven quiere y me pide.
Él aprovechando la cercanía de estar sentados los dos juntos en el mismo sofá y aprovechando (pues lo sabe y lo nota) mi estado de excitación, me pasa la mano por mis hombros y me atrae hacía él. Yo como en una nube miro sus labios carnosos y no pudiéndome resistir acerco mis labios a los suyos y le doy un beso suave (sin ni siquiera meter mi lengua dentro de su boca) y tras esto apoyo mi cabeza contra su pecho. Él entonces acerca su cabeza a mi pelo, me lo huele y de nuevo vuelve a recorrer con sus manos mis hombros. Yo me siento en una nube estoy muy a gusto con él, me olvido de todo y deseo que me posea, sé que voy a pecar de nuevo con este hombre, que ya en otra ocasión me ha gozado en incluso le obligue a que derramara su semilla dentro de mi vagina y puede ser que haya germinado o este germinando en mi vientre, pero no me importa nada incluso muy dentro de mí siento que podría desear que así hubiera sido.
Él entonces con su mano me toca mi cara y yo me giro hacía él y le ofrezco mi boca ardiente, la cual él baja su cara y me la chupa, entrando su lengua en mi boca y recorriendo todo el interior de ella con la misma. Yo en ese momento siento una sensación muy extraña pero de un placer inmenso por todo mi cuerpo como si se me abriera y noto una gran humedad en mi sexo, la cual hace que mis bragas se empapen completamente de mis jugos. Siento endurecerse mis pezones e hincharse mis grandes pechos que al aumentar de tamaño por la excitación se aprietan contra la tela de mi sujetador, que a duras penas la sujeta, delatándose los montículos de mis pezones sobre la tela de mi blusa. En ese momento mis pechos están duros como piedras, nunca antes ni cuando más he gozado con mi marido se me han puesto de esta forma.
Él nota mi entrega al ver cómo me dejo besar y como yo también juego con mi lengua dentro de su boca y me aprieto todo lo que puedo a su boca. Mientras esto ocurre y sin dejar de besarnos él lleva sus manos a mi blusa y recorre por encima de ella todo mi torso, parándose un rato en mis pechos que palpa y nota su dureza, lo que le confirma mi calentura, lo cual no pasa desapercibido en un hombre con tanta experiencia como él tiene con las mujeres. Sin dejar de tocar mis pechos me dice:
“Virginia, te noto muy excitada, me deseas verdad, di ¿Qué te pasa?”
Yo como una tonta le digo:
“Por Dios José Enrique, es verdad , no sé qué me pasa pero al besarte me siento excitadísima y con unas ganas locas de estar ……..de estar……..como la noche aquella con usted, pero eso no puede volver a suceder , no quiero volver a pecar ni quiero traicionar ni ser infiel a mi marido. Por favor dejémoslo, sentémonos a la mesa y comamos como buenos amigos, pues si seguimos así no podré resistirlo y sucumbiré al deseo de la carne y de nuevo pecaré.”
Él deja de tocarme los pechos y yo creo que va hacerme caso y dejar de tocarme. Para mis adentros al creer que es eso lo que va hacer, me maldigo y me digo que soy una idiota por decirle eso cuando en realidad lo que deseo, aunque sea pecado, es que me posea , que me folle y que sea totalmente suya. Pero estoy confundida, él no se retira, lo único que ha hecho es soltar mis pechos para llevar sus manos a los botones de mi blusa y comenzar a desabrochar todos los botones que aún están abrochados, quedando mi torso con mi sujetador oprimiendo mis pechos y ofrecidos ante su vista. Él entonces vuelve a llevar sus manos a mis pechos y comienza a jugar con ellos y a sobarlos encima de mi sujetador. Me pelliza sin apretar mis pezones sobre la prenda y cuando los nota muy duros, mete su mano dentro de la copa del sujetador sin quitármele y yo al notar su mano en mi desnudo pecho siento un escalofrió por todo mi cuerpo. Él entonces saca fuera de las copa de mi sujetador primero un pecho y luego el otro y comienza a manoseármelos y tocármelos con delicadeza, haciendo que yo me caliente muchísimo. No sé como estando en esta situación y en un impulso de decencia me retiro de él haciendo que suelte mis pechos y le digo:
“No por favor, José Enrique, por compasión no sigas, no por favor, pues si lo hace no podre resistirme a este calor que noto en todo mi cuerpo y acabaré de nuevo entregándome a ti y pecaré. Por favor sentémonos y comamos, por favor déjame no sigas pues mi resistencia está minada y no podre aguantar mucho más…..por fa….”
Tú como haciendo caso te retiras y yo cojo una de mis tetas y cuando voy a entrármela dentro de la copa del sujetador, tú me dices:
“De acuerdo Virginia, de acuerdo, te dije que lo que pasará sería porque tu lo quisieras, que yo no te forzaría a nada. Vamos a sentarnos a la mesa, sírveme y comencemos a comer, pero por favor, uno por otro, quédate para comer como estar ahora mismo, con tu blusa abierta y tus pechos fuera. Y si no te importa si te quitaras tu falda y te quedarás solo con las bragas y tus medias, me darías una gran alegría, es una lástima que un cuerpo como el tuyo este tapado por la ropa. Si sientes apuros de estar como te pido y yo vestido, si tú quieres y te sientes mejor, yo puedo quedarme también para comer en calzoncillos”
Yo le contesto:
“José Enrique, no sé, no sé pues si nos quedamos los dos como tú has dicho estoy segura que en cuanto llevemos un rato así de nuevo volveremos a las andadas y entonces sí que estoy segura que no podré parar ya, no me pidas eso, sabes que soy débil y que al final cederé.”
Él sigue insistiendo y antes de decir nada, comienza a desnudarse quedándose solo en calzoncillos y entonces me dice:
“Por favor, concédeme ese deseo, mira yo ya estoy en calzoncillo, para que no te sientas cohibida y te sea más fácil”
Yo no sé que me pasó , al verle así mi vista se dirigió directamente al gran bulto que se marcaba bajo su calzoncillo y como una autómata volví a sacarme la teta que había metido en mi sujetador. Después me desabroche el cinturón rojo quitándomele, descorrí la cremallera lateral de la falda y la deje caer a lo largo de mis muslos y piernas hasta mis pies, después saque un pie y luego el otro, me agache la recogí , la doble para que no se arrugará y la coloque sobre una silla vacía de las varias que había en la estancia. Cuando acabe de esto él ya estaba sentado en la mesa. Yo entonces dirigiéndome hacía donde él estaba sentado cogí y le serví el primer plato, luego hice lo mismo con el mío y dirigiéndome donde tenía puesta mi silla (frente a él al otro lado de la mesa) fui y me senté. Cuando hice esto él se levantó, cogió una botella de vino y la descorchó y cogiendo dos copas puso una al lado de su plato y otra un poco más a su derecha, donde no había ningún plato ni cubierto puesto. Luego cogió una silla de las que estaban vacías y la puso al lado de la mesa justo en la zona donde había puesto la copa con el vino después volvió a su sitio y dirigiéndose a mí me dijo:
“Por favor, Virginia siéntate aquí a mi lado a comer, ahí estás muy alejada y para hablar tenemos los dos que levantar algo la voz, además me siento mejor y creo que tú también estando los dos más cerca, ¿no crees?”
Yo no sé porque no dije nada, solo me levante y cogiendo mi plato lo lleve donde me había puesto la copa de vino, después volví a mi anterior sitio cogí el cubierto y la servilleta y lo lleve a mi nuevo sitio, donde me senté y comencé a comer. Al sentarme y depositar mis muslos y culo sobre la tela de la nueva silla, sentí el frio de la misma en mi cuerpo y eso hizo que sintiera un escalofrío. Comenzamos a comer y él me dijo:
“Prueba el vino es una cosecha especial, creo que te gustará y te ayudará a pasar mejor la comida”
Yo aunque sabía lo que pretendía (que no era otra cosa que hacerme beber para que perdiera la timidez y la vergüenza y de esa forma entregarme a él), pero en el fondo era lo que deseaba, cogí la copa y bebí un poquito. Él entonces al ver que había bebido poco me dijo:
“Tienes que beber tragos más grande sino no lo saborearas y disfrutarás de él y es una pena pues es un caldo excelente”
Yo haciéndole caso volví a coge la copa y apure hasta medía copa. Cuando la puse sobre la mesa él cogió la botella y volvió a echarme más vino hasta volver a tener la copa llena, después hizo lo mismo con la suya.
Cuando acabamos el primer plato, me levanté y le retiré el suyo y le puse un plato limpio donde deposité el segundo plato. Después hice lo mismo con él mío y antes de sentarme me dijo él:
“No te sientes aún, por favor trae de esa mesita esa otra botella de vino, pues esta ya la tenemos acabada”
Yo fui a por la botella (era igual que la que estábamos bebiendo) se la di y él la abrió. Miró las dos copas y cogiendo la botella que teníamos empezada hecho lo que quedaba, repartiéndolo, para los dos. Y me dijo:
“Bebe apúratela, no es bueno que mezclemos el nuevo con este “
Yo me lo bebí y él hizo lo mismo y al acabar me dijo:
“Levántate y trae otras dos copas, para que echemos el vino de esta que acabamos de abrir”
Yo pensé para mis adentros, me tiene de sirvienta, porqué no se ha levantado él. Pero no dije nada, como si fuera una orden me acerque donde estaban las copas cogí dos y las lleve a la mesa. Luego retiré las otras dos ya usadas y las puse en la mesa donde iba dejando los platos sucios y restos de la comida.
Él cogió la nueva botella y volvió a llenar las dos copas de vino, entonces yo le dije:
“No por favor, no me eches más, me siento un poco mareada”
Entonces él me dijo:
“No te preocupes, si quiere bebes, sino lo dejas, pero seguro que ahora cuando comas te sentirás mejor. Yo pienso que deberías beber un poquito aunque solo sea para probarlo y comparar los dos vinos, pues aunque son de la misma marca son de añadas diferentes”
Yo me calle y para no contrariarle cogí la copa y me la lleve a mis labios. Después comencé a comer el segundo plato. Cuando llevaba un poquito comiendo este plato noté que una mano suya se había posado encima de uno de mis muslos y comenzaba acariciarlo y a sobar todo el interior de él y se acercaba a mi entrepierna. Yo me puse muy nerviosa, pero no era capaz de decir nada, pues por un lado no quería pero por otro estaba deseando, la sorpresa del contacto de su mano en mi muslo hizo que me atragantara. Entonces él sin quitar la mano de donde la tenía y como si no pasará nada me dijo:
“Bebe, bebe un poco de vino para que pase lo que se te ha quedado en la garganta”
Yo hice lo que me dijo, bebí un poco lo que hizo que me desapareciera el atragantamiento que se me había producido. Él en mientras no había perdido tiempo y había llegado con su mano a mi braguita toda empapada y mojada y estaba tocando mi sexo por encima de ella. Yo entonces no pude reprimir un suspiro cerrando mis ojos y dije:
“Oooohhhh uuuuunnnnnnn”
Él a oírlo, aparto con sus dedos el lateral de la braga e introdujo sus dedos en el interior de mi braguita y comenzó a tocar los labios de mi vulva con ellos. Los paseaba arriba y abajo una y otra vez hasta que una de las veces al llegar a la altura de mi clítoris se detuvo en él y comenzó a jugar con él acariciándolo y haciendo que yo sintiera un inmenso placer que hizo que tuviera que dejar de comer, cayendo mi cubierto al suelo junto con la servilleta y todo lo que tenía cerca y comencé a decir:
“Siiiii aaaaahhhhhhyyyyyyyy que placeeer me estas dandooooo eres malo, muy malo José Enrique, por favor no me hagas esto voy a pecar de nuevo siiiiiiii, no por favor…….nooooo”
Él deja por un momento de tocarme y yo que estoy muy caliente llevo mi mano a la suya que tiene metida en mis bragas y apretándola le digo:
“No, no por favor, no pares a hora sigue siegueeeee dame placeeeerrrr no me importa, no me importa pecar, quiero hacerlo, quiero que sigas por favor no pares no pares aaaahhhhh”
El al oír esto sonríe y continua tocando mi sexo, mi clítoris y masturbándome. Pero con la otra mano coge mi mano más cercana a él y me la lleva encima de su calzoncillo para que yo toque, a la vez que él está tocando mi sexo, el suyo. Yo que lo estoy deseando, bajo un poco su calzoncillo y metiendo la mano le saco su extraordinario pene, ya un poco erecto y comienzo a acariciárselo para acabar masturbándole. Yo estoy muy caliente, pero que muy caliente y salida con las caricias que mi amante me está proporcionando. Ya nada me importa y por fin decido entregarme esa tarde también a él. No me importa si de nuevo me folla y se corre dentro de mí, no me importa que con ello me preñe y me haga una barriga es más en esos momentos lo deseo con todas mis fuerzas. Pero cuando estoy a punto de llegar al orgasmo él deja de tocarme, saca su mano de mis bragas y apartando su silla de la mesa y abriéndose bien de piernas me dice:
“Estas caliente, verdad querida. Di ¿estás caliente, quieres que siga, quieres que te haga de nuevo mía?, sabes que solo lo haré si tú me lo pides, te lo he prometido que solo será si tú quieres y me lo pides”
Yo ya fuera de mí y ya sin importarme nada, solo el estar con él y que me posea, que me folle por donde quiera solo quiero en esos momentos ser suya le digo:
“Aaaahhhhh,, siiiiiiii Ooooohhhhhh siiiiii estoy muy excitada estoy ardiendo de deseo quiero ser tuya, siiii quiero que me poseassss te deseoooooo hazme de nuevo tuya por favorrrrr , te quieroooooooooooo”
Y él como haciéndose de rogar me vuelve a preguntar:
“¿Cómo dices? ¿Dices que quieres ser mía, que te posea de nuevo? Dímelo, pídemelo o sabes que no lo haré”
Yo gritándole y fuera de mí sin controlar mis palabras (pues empiezo a decirle cosas vulgares y a insultarle) le digo:
“Siiiiiiii, siiiiii cabrón al fin lo has conseguido, fóllame, poséeme, haz conmigo lo que quieras, soy totalmente tuya, lo necesito, te necesito dentro de míiiiiiiiiii…..”
El entonces me dice:
“Tú lo has querido. Ven ponte de rodilla entre mis piernas y bájame y quítame mis calzoncillos, vas a chupar por primera vez la polla de un hombre ¿es así, no? Pues él otro día me dijiste que no lo habías hecho nunca pues a ti y a tú marido les parece una guarrada e incluso pecado”
Yo me pongo entre sus piernas y con rapidez le quito su calzoncillo y cojo su miembro y al acercármelo noto el olor fuerte a pis de su polla, pero no me importa estoy muy excitada acerco mi boca a él y me la meto en mi boca a duras penas pues es gordísima, (el primer miembro de un hombre que entra en mi boca) una vez dentro chupo torpemente, pero eso no es lo que él quiere, entonces me dice:
“Virginia, tranquila, así no es como se hace, no seas bruta y no lo hagas con tanta ansia. Mira pon la boca con tus labios formando una O y éntratela y sácate mi polla despacio al principio y cada vez más deprisa, como si estuviera follándote el coño. De vez en cuando te la sacas y pasa la lengua por mi glande y juegas con mi frenillo, eso a los hombres nos vuelve locos y nos da mucho placer. Luego vuélvetela a entrar y procura entrarla lo más que pueda hasta que te llegue al fondo de tú garganta e incluso te impida que pase el aire, es decir hasta que sientas como si te fueras a ahogar que entonces te la volverás a sacar. Comprendido, comienza vamos a probar”
Yo sujeto entre mis manos su gorda y larga polla, y pienso que lo que voy hacer nunca lo he hecho entes en mi vida y sin embargo aunque sé que es asqueroso y vulgar, tengo muchas ganas de hacerlo y saber que se siente y que es eso. Él se impacienta y me dice:
“Qué esperas, chúpala, joder déjate ya de tanto remilgo y chúpala puta de mierda”
Yo me asusto al oírle hablarme así es la primera vez que alguien me habla de esa forma tan vulgar y me llama puta, aunque en realidad es lo que soy desde el otro día en que me entregué a él. No le hago esperar más y me la meto en mi boca y comienzo hacer lo que él me ha dicho y como me ha indicado. Yo me dejo llevar por la lujuria que siento me la entro y me la saco, cuando hago esto juego con mi lengua sobre su cabezota y descubro al echar hacía atrás su piel como un tendón, debe de ser el frenillo, el cual comienzo a acariciárselo con mi lengua y él entonces comienza a buja fuerte diciendo:
“Uuuuffff, ooooohhhhhh siiiiii asiiiiii, asiiiiiii aprendes pronto querida asiiiiii aaaaahhhhhh que bien lo estas haciendoooooo”
Una de las veces que me le saco de la boca observo en la puntita de su pingón un liquido como si fuera leche aguada, es su liquido pre seminal, nunca lo he probado y ahora la calentura y la avidez de sexo me hace llevar de nuevo hacía esa cabezota a mi boca y tragarme ese liquido. Luego voy metiéndome poco a poco todo su gordo y largo instrumento hasta que lo noto en mi garganta, al hacerlo noto que me viene una arcada. Entonces él sujetándome de mi nuca aprieta mi cabeza hacía su pubis para tratar de hacerme entrar aún más su polla en mi garganta. Noto que me ahogo y de echo me estoy poniendo roja al no poder respirar, cuando creo que voy a perder el conocimiento él me suelta y yo me la saco rápido y cojo una bocanada de aire que necesito para respirar. Pero de nuevo vuelvo a metérmelo en mi boca. Sus manos han dejado mi cabeza y ambas han bajado hasta mis pechos que permanecen al aire fuera de las cazoletas de mi sujetador. Él los coge y aprieta con fuerza, mi marido siempre que me los toca lo hace con suavidad y mucha delicadeza, como él, José Enrique lo hizo el otro día, la primera vez que fui suya. Pero hoy no es tan delicado es mucho más bruco y vulgar en su trato, pero esta forma de tratarme me excita y me gusta, me calienta muchísimo y deseo que me trate con rudeza sin cuidado que me trate como un objeto que le pertenezco. Aprieta con fuerza mis tetas y cogiendo mis pezones me los pellizca hasta hacerme daño. Yo lo aguanto y sigo mamándole su fenomenal polla, entonces él no pudiendo más me aprieta más aún mis pechos y comienza a decirme:
“Ohhhhhhhh Virginia que bien, que bien lo haces, ooohhhhh que tetas tan hermosa que tieneeeeeeesssss . mama puta, mama la polla de tu macho, porque a partir de ahora soy yo tu macho , verdad , verdad que te gusta más como yo te follo a como lo hace tu marido, dímelo si como te gusta más, traga , trágatela de nuevo toda puta sigueeeee…..aaaaaaaahhhhhhh”
Yo entonces fuera de mí y para contestarle me saco por un momento su polla de mi boca y le digo:
“ Si cariño, si José Enrique nadie me ha follado ni me folla como tú, me gusta y disfruto muchísimo , no me importa que sea pecado , quiero que me folles una y mil veces y no me importa pecar una y mil veces también, quiero ser tuya , siiii eres el único, quiero ser completamente tuya ,quiero que seas mi hombre mi amor”
Él entonces, el muy sinvergüenza y sabiendo que estoy fuera de mí, me pregunta:
“¿Tu hombre? ¿Pues y tu marido, ya no es tu hombre?
Yo con mi calentura le digo:
“Si, si mi amor, tu, tú eres mi hombre mi único hombre, nada me importa ya mi marido, quiero ser solo tuya, poséeme mi amor, te quiero, fóllame de una puñetera vez lo necesitooooo….”
Él entonces me levanta del suelo y cogiéndome de la mano, nos dirigimos a su dormitorio, cuando llegamos coge y quita la colcha de la cama y de un tirón la quita dejando solo las sabanas, blanca resplandecientes de hilo. Luego me coge en sus brazos y me tira de espalda en la cama, quedando boca arriba. Después se sube él también en la cama y se pone en la posición inversa como yo estoy de rodilla, teniendo mi cuerpo entre sus dos piernas, yo desde donde estoy la perspectiva que veo de su cuerpo es su culo peludo casi pegado a mi cara, luego apoya sus manos en la cama y se pone a cuatro patas y entonces me dice:
“Querida vas a disfruta como nunca antes lo has hecho, vamos hacer un 69, comienza a chupar de nuevo mi pingón mientras yo voy a comerte tu chocho, voy hacerte correr como lo perra que eres en mi cara y yo me correré dentro de tu boca y vas a tener la oportunidad de probar por primera vez en tu vida el semen de un hombre y deberás tragártelo, te guste o no, lo consideres una güarreria o no. Pues vas a tener el semen de todo un semental y que pocas mujeres pueden saborear en este mundo”.
Ahora yo tengo sobre mi cara su lanza de carne gruesa grande y caliente. Yo la miro con deseo , sé que todo esto es asqueroso y vulgar pero deseo tenerlo de nuevo en mi boca y sentí también su lengua y boca comiéndose mi coño.
Yo entonces le digo:
“Si José Enrique, mi amor, dámela otra vez quiero de nuevo sentí y comerme ese pingón tuyo que me vuelves loca”
Yo ayudándome de mis manos me llevo su polla a mi boca, y comienzo a pasar la lengua por todo su tronco y al llegar a su punta, me la meto poco a poco en mi boca y comienzo a chupársela y a succionársela con un placer y un gusto que nunca pensé que hiciera esto (chupar la polla de un hombre y encima que no sea mi marido), una cosa tan asquerosa y vulgar. No sé qué me pasa pero ahora nada me importa que sea guarro y asqueroso, ahora su pingón me sabe a gloria y estoy deseando que se venga en mi boca y tragarme todo el esperma que me eche cuando se corra.
Él entonces lleva sus manos al elástico de mis braguitas y comienza a deslizarlas hacía a bajo, pero no salen al estar mi culo pegado a la cama, yo voy a levantar un poco mi trasero, pero no me da siquiera tiempo hacerlo coge y tirando con fuerza las rajas y de un tirón las partes en dos dejando todo mi sexo al aire y expuesto para lo que él quiera hacer. Después de esto se inclina sobre mi almeja y separa con sus manos mis labios, ve que los tengo muy mojados, gordos y excitado y que el clítoris esta tieso como si fuera un pequeño pene, acerca su lengua y me da una pasada rápida de abajo arriba en todos mis labios vaginales, hasta llegar al clítoris que ni siquiera toca y separándose de nuevo como 5 centímetros de mi sexo me dice:
“Estas muy caliente, querida, te corre el jugo por todo tu chocho, pareces una de mis putas profesionales cuando me las follo y se excitan al sentir mi lengua, mi polla , es el regalo que las hago si se portan bien y si tú decides ser mía te haré a ti”
Yo dejo un momento de mamársela sacándomela de mi boca para contestarle y decirle:
“Oh, cariño que sabroso me sabe tu pinga, nunca antes había mamado una polla y no sé como saben las demás, pero la tuya me sabe a gloria. José Enrique que malo eres conmigo y las cosas que me haces y como me haces pecar una y otra vez. Y sí, sí quiero ser tuya, fóllame, fóllame mi amor…..”
Yo en ese momento estoy fuera de mí y la excitación me hace hablar así, la verdad es que no sé siquiera lo que digo en ese momento, pues luego cuando este fría y normal, cuando se me haya pasado el calentamiento que ahora tengo, sé que me arrepentiré de todo lo que he hecho y he dicho y consentido o asentado con mi palabras y comportamiento. Yo vuelvo a meterme su polla en mi boca y sigo chupándosela, él en mientras que yo le he estado diciendo esto , ha bajado a mi pilón y ha comenzado a chuparme de nuevo mi chochito, pero esta vez con ganas e impulso, ahora ya sí que me muerde, chupa y succiona mi botoncito del placer. Una de las veces que ha dejado para respirar de chupar mi coño me dice:
“Que bien la mamas, que puta eres y que rápido aprendes, lo haces como si fuera una cosa natural con la que hubieras nacido , chupas como nadie me había chupado hasta ahora la polla, salvando la distancia por tú inexperiencia y hasta que te he dicho como se tiene que poner los labios y la boca para hacerlo. Sigue , sigue cariño mu gusta ooooohhhhh que placeeeer me estás dando sigueeeeee……….que putaaaaa llevas dentro de tííííí sacalaaaa…..yaaaaa saca la putaaaaa…..que llevas dentro de una puñetera veeeeezzz y olvidate del pecadooooooo golfaaaaa……”
Yo sigo mamándole y él vuelve de nuevo a mi sexo, lo que me hace vibrar de placer, yo no puedo más y tengo que sacarme su polla de mi boca, pues me llega un fuerte orgasmo y no puedo por menos que gritar:
“Aaaaaaaahhhhhhhhhh queeeeee siiiiiiiiiii me vengooooooooooomi vidaaaaaa ooooooohhhhh que placeeeerrrrr siiiiii siiiiii no pareeeeeesss no dejeeeees de chuparmeeeee sigueeeee sigueeeee quierooooooo correrme muchoooooo y muchaaaaaasssss vecessss no lo dejeeeeesss Josééééé´Enriqueeeeeee…..me corrrooooooo, me corrroooooo……..oooooooohhhh……que placeeeerrr”
Yo tras esto vuelvo a coger su pingón y sigo mamándosele, a la vez que él aún tras notar y sentir mi orgasmo, pues le he puesto toda su cara mojada con mis jugos y corrida, sigue comiéndose mi coñito y tragándose la gran cantidad de jugos que por él estoy echando. Yo tras recuperarme un poco de mi orgasmo continuo ahora con más ganas y fuerza succionándole su polla, la noto vibrar en mi boca , chocar una y otra vez con mi paladar y la noto llegar a lo más profundo de mi garganta. Noto como se tensa, y sigo, no sé qué le pasa, pero dentro de poco lo descubriré, no es otra cosa que está a punto de eyacular en mi boca, su orgasmo le está llegando. Deja de mamarme mi chocho y cuando voy a protestar no me da tiempo a sacármela de la boca para ello, pues explota con una fuerte venida y eyaculación dentro de mi cavidad bucal un chorro de leche hirviendo entra en mi boca, es el primer semen de hombre que pruebo, tiene un sabor entre dulce y salado y casi me ahogo. Pero yo sigo chupando el pingon de mi macho, y yo ansiosa de su esencia me trago todo lo que puedo de la leche que me está echando dentro de mi boca con una avidez que no conocía en mí, a la vez que él comienza a gritar como un loco el placer que mi mamada y su venida le ha proporcionado:
“Siiiiiiiiiiii putaaaaaaaaa beataaaaaaa me corrro me corrroooooooo, coje mi leche que bien la chupaaaassss tragatelooooooo, tragateloooooo todoooooooooo oooohhhhhhhh aaaahhhhhhhhhhhque gustooooooooo me estaaaaaaasssss dandooooooooooo…..siiiiiiii…como mamaaaaaaasssss Virginiaaaaa…….eres una verdaderaaaaaa mamonaaaaaa……unaaaaaaa cuando acabes de sacaaaaaarrrr la putaaaaa que llevaaaas dentroooooono te va a gaaanaaaaaarrr nadieeeeee…….”
Cuando acaba y se calma un poco el se tira a mi lado en la cama, me limpio mi boca con mi mano derecha y le digo:
“José Enrique, te ha gustado como lo he hecho, perdona si no lo he hecho todo lo bien que te hubiera gustado, pero es la primera vez hoy, que como sabes chupo y mamo una polla. Yo he seguido y aplicado las explicaciones que me dijiste antes cuando te la chupe de rodilla cuando estábamos en la mesa. ¿Este torrente de leche que me has echado significa que está madura te gusta y que te ha hecho vibrar de placer y tú has disfrutado?, pues es lo que
más me importa. Yo con tu caricia y comida de coño he disfrutado muchísimo y me has hecho subir a las estrellas. No sé si está bien decir esto, pues soy mujer casada y esto que te voy a decir solo debería decírselo a mi marido: José Enrique, te quiero”
Él entonces, dándome un beso en mi boca y acariciando mi cuerpo, todo pringoso por mi sudor y los restos de mis jugos, me dice:
“Si Virginia, me gustas mucho y me has hecho sentir mucho placer, como me la has mamada. Cuantas de mis putas profesionales y con experiencia no son capaces ni llegarán nunca a mamar una polla como tú me lo acabas de hacer. Perdona mi trato brusco y mis palabras soeces y el llamarte puta, ha sido fruto de la excitación y el deseo que sentía hacía ti. Sé que lo que me has dicho que yo era tú hombre, tu único hombre, y que nada te importa ya tu marido, que querías ser solo mía, y me pedías que te poseyera, que me querías y que te follara que querías se mía y que yo era tú hombre, poséeme mi amor, te quiero, fóllame, ha sido fruto de la excitación y calentamiento que sufrías en ese momento y que en realidad no lo piensas. Pero me ha gustado tanto oírte decir eso y si solamente algo de lo que has dicho en esos momentos lo has sentido o quisieras que fuera verdad, me haría tan feliz”
Yo entonces le digo:
“Gracias, José Enrique, yo también me siento atraída por ti, aunque no debía decírtelo, pues me debo a mi marido y esto supone un gran pecado. Y ya que estamos sincerarnos, sé que no debo y que he de evitar que lo que te he dicho se realice, pero si te soy sincera dentro de mi desearía que se realizara. Lo que si te sigo pidiendo aunque. sé que es pecado y después me arrepentiré es que por favor, en cuanto te recuperes quiero que me hagas tuya, que me folles y deposites dentro de mi tu semilla , pues no me importaría que con ella me quedaras preñada , es más lo deseo , mi amor”
No podía creer lo que acaba de oír que había salido por mi boca, pero en ese momento es lo que deseaba y por mucho que mi educación cristiana y mi amor a mi marido, me decía en mi interior que no estaba bien y que no debía hacerlo, yo si deseaba que se realizara cuanto antes. Estaba muy excitada y deseaba que el cubano se recuperar rápido y me poseyera , ya no solo por mi boca y mi coño, quería también que igual que había sido el primer hombre al que yo chupaba su sexo , también quería que fuera el primero en desvirgar mi culito virgen.
Él entonces llama a un timbre que tiene en la cabecera de la cama y al poco tiempo se abre la puerta de la estancia y aparece una joven negra, va vestida solo con unos tacones altos con una corta falda de colegiala y un top. Observo su cuerpo y veo como bajo su prenda superior puedo apreciar unos pezones que se ven gigantescos para el tamaño de sus tetas. Cuando se agacha un segundo, para coger no se qué, puedo ver su culo macizo y joven y observo que va desnuda bajo la faldita. Yo entonces miro a mi acompañante y al ver la raja del culo y coño de la chica y parte de su pelambrera y su cuerpo medio desnudo me sonrojo. La chica acerca dos copas en una bandeja y nos las das una a cada uno. Yo entonces le digo:
“Por Dios José Enrique, no me gustan las mujeres, pero esta chica es preciosa”
Él me contesta:
“Sí es divina, la chica tiene 18 años y la traje de Cuba a ella y a su madre, que es más joven que tú. Las dos trabajan para mí, ahora aún no las estoy prostituyendo, las tengo haciendo películas porno de ella y su madre haciendo totillas, es decir amores lésbicos, e incestuosos, las cuales se venden muy bien en el mercado”.
José Enrique entonces indica a la chica que nos acaricie y que se entretenga especialmente en mis tetas y en el pene de él. Yo al sentir las manos de la chica en mi piel y llegar a mis pezones y rozarlos con sus manos se me vuelven a poner duros de nuevo y le digo a mi amante:
“José Enrique, que manos más finas tiene y que sensación más agradable me da cuando las pasa por mi cuerpo”.
Mientras le digo esto le miro, y solo verle allí desnudo a mi lado me vuelve loca, llevo la copa a mis labios y bebo un poco. Me fijo y la mulatita le está cogiendo su pene largo y grueso y se lo está acariciando, luego se lo agarra alrededor de su tronco y comienza a movérselo como si estuviera masturbándole. Así esta un rato hasta que ve que se le vuelve a endurece, le miro y observo que de nuevo ha alcanzado sus 30 centímetros de largo y casi todo su grosor. Yo al ver su polla de nuevo casi en estado de guerra acerco la copa a mi boca y de un solo trago apuro todo el licor que aún queda en ella. Él entonces hace lo mismo y al acabar la dice a la chica:
“Gracias, mi putita cubana, da un beso a la señora con lengua en su boca y luego retírate, déjanos solos de nuevo”·
Ella hace lo que su jefe la ordena y colocando sus manos en mis pechos comienza de nuevo a sobármelos y a jugar con mis pezones, luego acerca su boca a mis labios , y con su lengua me los acaricia haciendo que yo habrá mi boca. Luego introduce su lengua dentro de mi boca y comienza a recorrer con ella toda mi cavidad bucal, yo dejándome llevar por la situación comienzo hacer lo mismo con la mía dentro de la suya, nos intercambiamos nuestras salivas que nos tragamos y estamos así unidas cerca de dos minutos. Después la chica se separa de mí y recogiendo las copas y colocándolas en una bandeja sale abandonando la estancia y dejándonos de nuevo solos a José Enrique y a mí.
José enrique me abraza atrayéndome hacía él y al estar los dos completamente desnudo noto su cuerpo caliente contra mi piel y noto a la altura de mi vientre su largo y grueso pene, ya duro y con su erección a tope listo para comenzar de nuevo nuestra lucha carnal. Yo también estoy muy caliente y excitada, pero no deja de venirme flases de arrepentimiento con lo que estoy haciendo, entonces llevando mi mano a su pene y agarrándoselo con gana y sumo placer (casi no soy capaz de abarcarlo con mi nano) le digo:
“José Enrique, esto no puede ser, todo se está desarrollando tan rápido que no sé, es un pecado tan grande lo que estamos haciendo, yo debería retirarme ahora mismo e irme a casa. Te la he mamado (como tú dices vulgarmente) y no debía haberlo hecho, sin embargo me gusta y me calienta muchísimo, ahora mismo estoy tan excitada que si no soy fuerte mi cuerpo me pide entregarme a ti y dejarme hacer todo lo que tú quieras, pero eso no puede ser o al menos no debe ser. Por favor mi interior me dice que no lo haga pero yo quiero hacerlo mi amor, líbrame de esta lucha interna que tengo.”
Él parece que no me haya estado oyendo ni prestando atención, entonces apretándome más a él me dice:
“Ven aquí, Virginia, yo te haré olvidar la lucha que tienes entre si está bien o si es pecado lo que hacemos. Hoy vas a pasar en mis brazos de ser una mujer decente, casada y madre respetada a convertirte y ser una verdadera puta entre mis brazos. Vas a entregarte por entera a mí y vas a ser mía, toda mía, estoy seguro que cuando acabemos desearás ser mía y seguir a mi lado, aunque sepas que eso no puede ser por lo menor hoy, y después solo dependerá de ti de lo que tú decidas. Ven mi puta estoy desnudo para ti, solo para ti”
No sé qué me pasa, yo no puedo decirle que no, me acerco a él como me pide y mis ojos dirigen su mirada hacía su bello pingón queya está en su plena erección. Llevo mi mano a su torso y comienzo a acariciar su pecho y fuerte estomago lleno de pelos y le digo:
“José Enrique, sé que a partir de ahora mi vida no será la misma, ni la de mi familia (mi marido y mi hija Rocio) que si se llega a enterar de todo esto me odiarán por ser una cualquiera, una puta que se entrega a un desconocido como eras tú.”
Él me dice:
“No te preocupes ahora, querida de esas cosas, ya hablaremos luego o cuando llegue de ello. Te ves tan rica y bella desnuda, Virginia, con ese cuerpazo de madura que tienes y que aún conservas y aún sigues con tus medias puestas, aunque ya las tienes rajadas y sucias de tus jugos e incluso de mi semen, pero no te las quites te hacen más sensual y a la vez aparentas ser más puta aún que lo que realmente eres.”
Yo no puedo aguantarme, veo su polla tiesa y desafiante y le pregunto:
“Puedo tocar tu polla, José Enrique, esta tan hermosa que siento una necesidad acuciante de tocártela y tenerla entre mis manos.”
Él entonces me dice:
“Si, mi nueva puta, pero mejor chúpamela de nuevo, aún tiene leche y restos de la última corredura”
Yo me inclino hacía su polla y empiezo a chuparla y limpiarla de los rastros de su leche con mucho cuidado y dulzura esa polla, que ya está en sus 26 centímetros de longitud. No puedo creer que sea verdad ese tamaño, si la comparo con la de mi marido (que no es pequeña) , yo sé que estoy ya entregada completamente a él aunque luche por no hacerlo, pero es más fuerte la fuerza que me empuja a hacer todo lo que él me pide , que la mía para no hacerlo.”
Él entonces me dice:
“Ponte ahora tú como yo estaba antes es decir a cuatro patas sobre mí colocando tu coño a la altura de mi cara, quiero comerte de nuevo tu coño y tu culo a la vez que tú me vuelves a comer mi polla, quiero preparar tu sexo y culo para follarte y que no te duela tanto como si lo hiciera sin preparar”
Yo como si fuera una gatita me acerco a cuatro patas, sin dejar de chuparle su polla y me coloco en la posición en que él me ha dicho que me coloque. Él comienza a comerme de nuevo mi coño, yo siento a mi macho chupar mi chocho y como me pasa su lengua cuando acaba de recorrer toda la raja de mi coño por la raja de mi culo. Es la tercera vez que me chupan mi coño y la primera el otro día cuando me entregue por primera vez y en lo que va de tarde la segunda vez que lo hace y todas comido por el mismo hombre. Yo sigo chupándole su dura verga y quiero sentir su cara, su boca y su lengua más adentro aún de lo que está en mi coño y para ello me abro más si eso puede ser mis piernas. Siento entonces como su cara se mete en mi chocho ahora ya hinchado y grande por la excitación y placer que siento. Yo de nuevo noto que me viene mi orgasmo y comienzo a decirle:
“Oooohhhhhhh no pareeees no pareeeeessss sigueeee sigueeeee Joséééé Enriqueeeeeee me vieneeee, siiiii me vieneee……..me corrrooooo siiiiii ya estaaaa ya estaaaa aquííííí……”
No me pude aguantar y me corrí en su cara, mis jugos salían a chorros y eso me sorprendió que saliera así y en esa cantidad y no pude por memos que decir:
“Dios santo, que es esto que me viene tan abundante José Enrique”
Él no deja por eso de seguir chupando mi coño y yo no puedo aguantar más y me viene otro segundo orgasmo tan fuerte que casi me desmayo. Él entonces lleva su mano derecha a mi sexo que sigue echando jugos como una fuente , la moja bien pasándola y entrándola un poquito en mi almejita para luego acercar su boca a mi agujero de mi culito y pasarme su lengua una y otra vez para mojármele bien. Luego lleva el dedo índice de la mano que se ha mojado al orificio de mi ano y comienza a entrármele despacio en mi culito virgen, es lo primero que me entra en mi vida en él, bueno no recuerdo que de pequeña en el colegio de monjas cuando no era capaz de hacer de vientre nos entraban una irrigación con una pera de goma de agua caliente para llenarnos el estómago de agua caliente y que esta nos hiciera defecar. Me duele un poco, pues tengo muy estrechito ese agujerito, pues solo lo he utilizado hasta ahora para defecar y echar mis heces, y estas cuando son un poco gruesas y duras tengo problema para expulsarlas y hacer que salgan de él.
Entonces él sin avisa me coge de uno de mis tobillos y de un brazo me levanta, haciéndome dejar de chuparle su extraordinaria polla, y me da la vuelta en el aire haciendo que caiga de espalda sobre la cama, boca arriba, a él lado de él. Entonces se acerca a mí y comienza a besarme mis labios, pasando luego a mis orejitas, cuello para muy despacio ir bajando hasta mis grandes tetas que se entretiene a chupar y entreteniéndose hacerlo con gusto en mis aureolas y pezones, mientras que su mano baja hasta mi entrepierna buscando mi empapado chocho y comienza a acariciar mis labios vaginales hasta subir a mi clítoris que comienza a acariciar y a masturbar con ganas.
Luego, se incorpora de la cama y se pone de rodilla entre mis piernas, me las abre todo lo que puede y cogiendo mis piernas por mis tobillos se los coloca uno en cada lado de sus fuertes hombros, estoy completamente abierta para él, entonces yo le digo:
“José Enrique ¿Qué haces? ¿Qué vas hacerme?”
El me contesta:
“Lo que has venido a buscar y estas deseando desde que has entrado por la puerta de mi despacho”
Después coge su tiesa y dura polla y comienza a pasármela todo lo largo de mi rajita y cuando llega a mí clítoris se entretiene a jugar con la punta de su pingón en él, produciéndome unos escalofríos y un placer muy difícil de describir, entonces vuelve a decirme:
“¿Te gusta zorrita, te gusta lo que te hago, quieres que la entre, dime quieres que la entre?
Yo fuera de mí por lo caliente que me ha puesto le contesto:
“Ooooohhhhh siiiiiiiii siiiiiii me gustaaaa me gustaaaaaa, que placer me estás dando mi amor. Pero otra vez voy a pecar, si peco, peco pero métemela mi amor, la necesito, necesito que me la entres, por favor fóllame de una puñetera vez, no aguanto más…..”
Él haciéndome sufrir más me dice:
“Entonces zorrita beata, quieres que te la meta, quieres que te folle. Entonces espera me voy a colocar un preservativo para evitar correr el riesgo de preñarte…”
Yo le insisto:
“Fóllame de una vez, fóllame ya, olvida el preservativo y métemela sin él, además es pecado utilizarlo, cuando te vengas me la sacas y me lo hechas fuera, que como sabes es lo que hacemos mi marido y yo y mira solo hemos tenido a mi hija y porque la buscamos y quisimos. Después hemos utilizado el sistema de marcha atrás y nos ha funcionado. Pero por favor hazme tuya ya de una vez, por favor”
Entonces él todavía haciéndose de rogar más y haciéndome sufrir por mi impaciencia y calentura que siento me dice:
“No si quieres que te folle sin condón, lo haré pero cuando me llegue la gana de correrme , no me retiraré y echaré marcha atrás, si quieres que te folle, lo haré dentro echándote todo mi esperma en tu vagina y si quedas preñada , pues has quedado, de todas formas ya me hiciste correrme dentro de ti la primera noche que lo hicimos y esa noche sí que estabas en tus días fértiles, pues si estabas de quedar preñada después de aquello seguro que ya lo estas, de modo que no es para que me hagas sacártela y correrme sobre tu barriga. Ya sabes si quieres tenerla dentro y que te haga mía será como te digo, sino vístete recoge tus cosas y márchate, que hemos acabado “
Yo viendo que no me va a folla si le digo que no le contesto:
“José Enrique eres un cabrón, no me tengas más tiempo así, y Dios me perdone por mi lenguaje y por mis actos, métemela y haz lo que quieras, si te quieres correr dentro hazlo, ya no me importa pues tienes razón, después de correrte el otro día dentro de mí, lo más seguro es que ya me hayas preñado y si no es así ahora mismo con lo caliente y salida que estoy no me importa que me folles, te corras dentro y me preñes es más lo quiero y lo deseo. Si es así ya buscaré la forma de hacer creer a mi marido que es suyo, pero por favor no me tengas más así pon la punta de tu gorda y larga polla en mi almejita y empuja y penétrame de una vez , pero no me tengas más tiempo sufriendo así como estoy…..por favor…….”
Él entonces deja de refregarme y pasarme su miembro por toda mi almeja y colocando su gorda punta entre los labios de mi chocho da un empujón abriendo estos y entrándome dentro toda la cabezota de su polla, sigue empujando y yo noto como a medida que me la entra me va abriendo por dentro en mi interior, y le digo:
“Por Dios, José Enrique con cuidado, sabes que soy estrecha y a medida que avanzas dentro de mí voy sintiendo como me vas abriendo con tú largo y gordo miembro, pero no pares me estás dando mucho placer, no me hagas caso mi amor aprieta, aprieta fóllame no me importa como lo hagas, sigue, no me importa que lo hagas sin cuidado, ya solo quiero gozarte, y gozar de tu gorda polla dentro de mi coño, ooooohhhhhh…..”
Siento mucho placer y pierdo la visión, poniendo los ojos en blanco por el gusto que estoy sintiendo, él sigue empujando hasta que noto como sus testículos chocan con mi ojo del culo, el cual está también muy caliente y despide un calor como el de un volcán. Yo trato de moverme para facilitar la penetración y producirme si cabe más placer. Él me tiene casi en el aire, con mis pies en sus hombros y mi culo al aire y empalada por su pingón y de nuevo no pudiendo más le digo, con palabras vulgares, nada habitual en mí:
“Oooohhhhhhh cojoneeeesss José Enriqueeeee soy una putaaaaa loca por tu polla mi amooooor, sigueeeee sigueeee fóllame, fóllame y destrózame este chocho de puta que tengo y es tuyooooo con ese pingóóóóónnnnnn, quiero que me goces y me hagas tuya cabróóóónnnnn. Y no tengas miedo a correrte y dejarme embaraza pues puede ser que ya lleve engendrando una criatura con la leche que me echaste la otra vez, pues me tocaba ahora el periodo y no me ha venido. Sigue, sigue mi amor, mi macho sique que quiero venirme con tu polla mi macho, si quiero, quiero ser tuya, toda tuyaaaaaaa…..”
Yo me abrazó fuerte a él, entonces él acerca sus manos a mis tetas y comienza a sobármelas, apretármelas con ganas como si quisiera sacarme leche de ellas, aprieta con ganas, con tantas ganas que incluso me hace daño. Pero yo cayo y aguanto el dolor , pues es mayor el placer que siento al estar con él y sentirme así tratada como una mujer deseada y tratada también como una de sus putas, de esas mujeres que trabajan para él vendiéndose al que paga por tenerla. Él sin soltar mis pechos acerca su boca a ellos y sin parar de bombear mi coño con su gran polla, comienza a chupar mis aureolas y a coger mis pezones a succionarlos y a dármelos pequeños mordisquitos, como si quisiera mamar de ellos, dejándome marcas en ellos de los chupones que me está dando. Esto hace que llegue a un estado de excitación brutal y me hace calentarme si es que puede ser esto mucho más de lo que estoy y no puedo por menos que decirle:
“Uhmmmmmmm uhmmmmmm, siiiiii, diosssss, me gustaaaaaaaa, me gustaaaa, vas a conseguir que me exploten los pechos de los duro que los tengooooooo, siiiiiii siiiiiiii “.
Él lo nota, siente que estoy totalmente entregada a él y que en ese momento puede pedirme lo que quiera que se lo daré y concederé por fuerte o disparatado que sea, y sabiéndolo me dice:
“Si Virginia, si quiero que seas mía, que te entregues totalmente a mí, que seas mi puta, que hagas todo lo que yo quiera y te pida, incluso que si te pido que hagas de puta y te prostituya lo hagas, quiero que seas completamente mía y no me niegues nada. Y quiero preñarte quiero hacerte una barriga, que te vaya creciendo, que tus tetas se te hinchen por la leche que vas a tener dentro y después poder beber de ella. Dime que sí , dime qué quieres , dime que consientes en todo lo que yo quiera de ti , dime que vas a ser una de mis putas, dímelo , quiero oírlo y que lo cumplas , dímelo, dímelo, di si José Enrique soy una puta , soy toda tuya haz de mi lo que quieras , soy una de tus putas, DIMELOOOOOOO…..”
Yo estoy disfrutando como una loca y lo único que me importa es que me siga fóllando y la verdad es que deseo seguir junto a él, en estos momentos no me importa nada mi vida actual ni mi marido, ni mi reputación , ni mi hija solo deseo ser suya , entonces le digo:
“Si , mi macho, si quiero, sigue, sigueeeeee no pares ahoraaaa quiero ser toda tuyaaaaa, si quieres preñarme préñame , yo también lo deseo si quiero ser tu puta todo lo que tú quieras que sea , haré lo que tu deseees incluso si deseas me prostituiré siiiiiimiiiiii vidaaaa solo quierooooo estar contigo y tener constantemente tu pollón dentro de miiiiiiiii desde el otro día que me poseíste por primera vez , no puedo dejar de estar contigo, lo necesito es una necesidad vital para mi, nada me importa lo que hagas o como me trates solo quiero ser tuya con todas las consecuenciaaaassss, pero sigueeee , sigueeeee no pares de follarmeeeee y córrete dentro de mi siiii,siiiiii preñameeeee………como tú deseaaaaaaassss……”
Él nota como estoy de caliente y está notando la cadena de orgasmos que estoy teniendo pues no dejo de mojarle su pubis, barriga y piernas, de la cantidad de jugos que estoy echando. Noto que él empieza también a tensarse y comienzo a sentir como empieza a derramar gran cantidad de semen dentro de mi vagina, me está inundando con su leche por dentro. Yo entonces me aprieto más a él y casi me levanto en el aire buscando que su polla se meta más aún dentro de mí. Quiero que llegue hasta mi útero y me entre en él su semilla deseo con toda mis fuerzas que me preñes, quiero sentir como me entra todo su leche, quiero que me haga una barriga, el miedo que tenía antes a ello ahora se me ha convertido en deseo de que así sea, es decir que me preñe y darle una criatura, me da igual un niño que una niña, si él desea una niña ojala sea eso y si lo que desea es niño pues que sea niño. Se está corriendo de tal manera que prácticamente ya no me cabe más semen suyo dentro de mi vagina, pues está bien llena también de mis jugos y comienza a salírseme de mi chocho bastante liquido , mezcla de su semen y mis jugos que al abandonar mi cuerpo van cayendo sobre las sabanas de hilo manchándolas todas. Él a la vez que esto ocurre no deja de bombear cada vez con más fuerza y de gritarme:
“Uuuuuhmmmmmm, uhmmmmmm, siiiiiii, joderrrrrrr que gustooooo, siiiiiii,- Diossssssss, que gustooo zorra, diossssssssss siiiiiiii joderrrrrrrr, como me gusta follarteeeeee, siiiiiiii, eres una pedazo de zorraaaaaaa, siiiiiii quieroo corrermeeeeeee, te voy a llenar el coño de lefaa , me voy a correrrrrrrrr, me voy a correrrrrrrrrr, puta te voy a llenar de lecheeeee, siiiiii, siiiiiii, siiiiiiiii, siiiiiiiii. Putaaaaa que buen coño tienesssssssss, como me gustaaaaaaaa, siiiiiiiii, - siiiiiiii putaaaaa, cada vez que te follo me gusta massssss, siiiiiii mueveteee. Te voy a llenar de leche zorra, te voy a preñar, ¿quieres que te preñeeeeee zorraaaa? a partir de ahoraaaa ereeeeesss mi putaaaaaaa…… muevete que me viene zorra, muevete, siiiiiiiiii siiiiiiiiii que me vieneeeeee, me corrooooooo zorra sigueeee, sigueeeee, sigue, sácame toda la leche, toda, como te mueves puta, es una delicia siiiii, siiiii, joderrrrr, que gusto da follarte…..aaaaaahhhhhhh tomaaaaa todaaaaa…….,.”
Yo vuelvo a tener otro brutal orgasmo a la vez que él se viene dentro de mí, es tan fuerte que no sé que me ha pasado pero a la vez que me estoy corriendo empiezo a orinarme, sin poder aguantarme, poniéndonos los dos pringados de mis meados y de los jugos que yo con mi orgasmo no dejo de echar por mi coño. He puesto toda la cama mojada, pero eso parece no importarnos a ninguno de los dos. Él una vez que se ha corrido en mi vagina se deja caer sobre mi cuerpo, sin importarle si me aplasta con su peso o que. A mi si os digo la verdad , en esos momentos que estoy en las nubes proporcionada por el placer que me acaba de dar mi macho, me da igual pues parece como si no sintiera el peso de su cuerpo sobre el mío , sino todo lo contrario deseo que me aplaste contra él y vuelva a amarme de nuevo. Él sigue con su aparato dentro de mí, le noto aún duro y tieso, se acerca a mi cara y me da un beso en mi mejilla y me dice:
“Eres fantástica, Virginia, voy hacer de ti una gran puta, ¿Por qué sigues pensando en ser mía en pertenecerme y hacer todo lo que yo quiera y te ordene, no?”
Yo le miro a sus ojos y con una sonrisa le contesto:
“Gracias, mi amor, nunca podré dejarte y sí, seré totalmente tuya y podrás hacer conmigo y mi cuerpo todo lo que desees, ahora mismo solo me importas tú, si tuviera que decidir en este momento no me importaría dejar a mi marido, a mi hija y toda mi vida, con tal de estar siempre contigo”
Siento correr líquidos todo lo largo de la raja de mi coño hasta llegar a la raja de mi culo y mojarme este completamente. José Enrique baja con su boca por mi cuello hasta mis pechos que me recorre con su lengua por toda la superficie de ellos y cuando llega a una de las aureolas, lleva sus manos a ellos, me los prieta y comienza a apretar como si me estuviera ordeñando la teta que tiene en su boca. Yo siento muchísimo placer con su caricia bucal en mis aureolas y pezones, lo que hace que alivie el dolor que me está produciendo también en mis pechos al apretarlos con la fuerza que lo está haciendo.
La follada que me acaba de dar el cubano me ha dejado satisfecha, mi chocho me duele por la intensidad con la que ha sido taladrado por la herramienta de mi hombre. Soy estrecha tanto por mi vagina como por mi ano, pero a esta altura mi coño ya se ha ido acostumbrado al grosor y tamaño del pene de José Enrique. Este deja mis pechos y comienza a entretenerse a jugar con la rajita de mi culo, me la abre y mantiene abierta con una mano. Mientras con la otra (aprovechando lo mojado que tengo mi agujerito anal por la gran cantidad de jugos y de su propio semen que sigo echando por mi coño), comienza a jugar con sus dedos en él. Como puede y con cuidado, logra meter su dedo índice hasta la mitad de él en el interior de mí recto y comienza a moverle en círculo, tratando de abrirme o dilatar un poquito mí agujero. Así esta un ratito y luego comienza a mover el dedo hacía dentro y hacia fuera, como si me le estuviera follando. Yo le noto me llena todo el agujero y me duele, pero me callo y no me quejo. Entonces él trata de meterme otro dedo más, le cuesta pero al final lo consigue y comienza hacer lo mismo que me hizo cuando logró meter el primero, entonces me dice:
“Virginia, ya sé que eres virgen del culo, pues me lo has dicho, pero nunca pensé que le tuvieras tan estrecho, debe de ser un verdadero placer poder tener la polla dentro de ese túnel tan estrecho que tienes por recto. De verdad nunca, ni siquiera tú marido, te han metido un pene en él”
Yo un poco cohibida y avergonzada le contesto:
“No José Enrique, nunca me han metido un pene en él, soy virgen por esa entrada de mi cuerpo, y es más tus dedos es lo primero que me entra en él a excepción de cuando estaba en el internado con las monjitas, que cuando estábamos un poco estreñidas nos metían una irrigación en él con una pera de goma, echándonos agua caliente para facilitarnos la evacuación de nuestras heces. Y a parte de no habérmelo visitado nadie aún tengo muy estrecho mi agujerito y conducto (recto) pues cuando las heces son un poco dura y un poquito gruesas me cuesta mucho expulsarlas por él”
Él se salió hace un ratito (cuando comenzó a tocarme y jugar con mi culo) ya de mi coño, aunque sigue con su herramienta aún dura, como si no se hubiera corrido hace un ratito, pues la siento pegada a mi cuerpo mientras me taladra con sus dedos mi culito. Entonces me dice:
“Virginia, quiero pedirte algo, es lo primero que te voy a pedir y si me lo concede sabré que es verdad lo que me has dicho que eres toda mía. Deseo ahora penetrar este hermoso culo que tienes y hacerte perder la virginidad de él, quiero ser el primero en taladrarte y partirte este culo de diosa que tienes. Me concedes este capricho mi puta …..”
Yo, no sé porque, pero dentro de mí algo me empuja a decirle:
“Si es este tu deseo, mi culito es todo tuyo puedes hacer con él lo que quiera, aunque al ser tan estrecho y virgen y tú tener ese pingón tan grande y grueso, me da miedo y sé que si logras entrármela dentro me partirás el culo en dos y me le destrozará y que el dolor y sufrimiento será muy grande, pero si tu mi amor, mi hombre así lo quieres estoy dispuesta a darte mi culito “
Entonces él sin sacarme los dos dedos de mi culo me dijo:
“Ven ponte a cuatro patas, apoya tu cabeza y hombros sobre la cama y ábrete bien de piernas y con tus dos manos ábrete todo lo que pueda la raja de tu culito, voy a acabar de prepararte para que la penetración (aunque te dolerá) no sea tan dolorosa”
Yo me puse en la posición que él me había indicado y al apoyar mi cara y mis hombros sobre la cama, noté como mis pechos también se aplastaban sobre ella. Entonces él comenzó a meter y sacar con más rapidez los dos dedos que tenía metido en mi sexo y al cabo de unos segundos, los sacó, y llevó de nuevo su mano a mi sexo y volvió a llenar toda ella con mis jugos. Luego de nuevo comenzó a meter primero uno, luego otro y después comenzó a meterme un tercero, que le costaba entrar. Una vez que le tuvo dentro se quedó quieto con él dentro de mi ano, un buen rato sin hacer nada, solo esperando a que mis esfínteres se acomoden al grosor de los tres dedos. Cuando lo creyó oportuno comenzó hacer la misma operación que había hecho cuando me fue metiendo cada uno de los otros dos dedos. Estuvo preparando mi ano al menos 15 minutos, pasados los cuales, creyó oportuno que ya estaba preparado. Entonces se colocó detrás mío, me separó aún más mis piernas y acercando su tieso miembro a mi culo, no entró, sino que fue bajando por toda la raja de mi culo hasta llegara a la raja de mi coño, donde de un empujón me la entró de nuevo. A la vez que hacía esto volvió a entrar los tres dedos que había tenido antes en mi culo y siguió haciendo los mismos movimientos que había estado haciendo mientras me los preparaba. Luego me dijo:
“¿Te estarás preguntando que si te voy a volver a follar por tú coño, no? Y que entonces para que te he estado preparando tu culo. Pues mira te voy a quitar esa curiosidad. No voy a volver a follarte por tu chocho, te he metido mi pene, para que se moje bien de tus jugos y lubricarle para que de esa forma pueda entrártela con más facilidad por tú virgen culito”
Después de esto saco sus dedos de mi culo acerco su boca al agujero de mi ano y comenzó a lamérmele todo y a meter su lengua dentro de mi agujero, mojando y echando gran cantidad de saliva fuera y dentro de él. Tras esto, me sacó la polla de mi coño y acercándomela a mi agujero anal, puso su punta justo en él y cuando comenzaba apretar para entrármela me dijo:
“¿Dispuesta, preparada?, comenzamos. Durante unos días vas a tener que andar toda abierta y vas a tener que usar un cojín para sentarte, pues te voy partir y a destrozar con mi polla este culazo que tienes “
Y dicho esto comenzando a presionar hacia adentro, cuando entró parte de su puntita sin llegar aún a entrar su bola, no pude aguantar más el dolor que me producía y le dije:
“Aaaahhhhhhhhhh, joderrrrrrrrr, cabrónnnnnnn, que me haces mucho daño, joderrrrr, vete despacio que me rompes el culo, por favor despacio, despacio, date cuenta que es la primera vez, por favor José Enrique, despacio, me haces daño”
Él cedió un poco con su presión e intentó tranquilizarme nuevamente, diciéndome que lo haría despacito, siguió por un momento entrándola despacio, pero cuando yo más confiada estaba y notó que me relajaba dio un fuerte empujón contra mi culo, consiguiendo entrar unos centímetro más de su pollón dentro de mi recto, esto me provocó un dolor difícil de describir. No sé si mis gritos se oirían fuera de la estancia (pues como la tiene insonorizada las paredes) pues notaba como me la iba entrando rompiéndome toda por dentro, entonces l le grité con lagrimas en mis ojos:
“Diossssssss, ahhhhhhhh, ahhhhhhhh, joderrrrrr, me rompes, me abressssssss, joderrrrrrrr, te dije que despacio cabronazooooooooo, me duele me duele muchooo, este dolor que me estas provocando seguro que es castigo de Dios por mi gran pecado que estoy cometiendo, aaahhhhhhyyyyyyyy que dolooooorrrrr señorrr perdonameeee Señor, por Dioosssss me estas partiendo en dooooossss”
Yo no paraba de gritar y el cubano trataba de tranquilizarme diciéndome:
“Tranquila Virginia, tranquila, joder que lo peor ya pasó, ya la tienes toda dentro y ahora solo hay que dar tiempo a que tu culo se dilate, tranquila ya verás como cuando tu culo se acostumbre a mi polla este dolor que sientes ahora se te convertirá en un placer que nunca podrás olvidar.”
Yo con unos dolores inmensos le contesto:
“Como que tranquila José Enrique, no seas cabrón si me estas reventando el culoooo, Diosssss, que dolor, Diosssssss no sé si lo aguantaréeee….”
Él me sigue tranquilizando diciéndome:
“Estate quieta no te muevas, dale tiempo, ya verás como también vas a disfrutar siendo enculada por mi polla “.
Yo le hago caso y durante un par de minutos no me muevo para nada. Tenía razón el cubano y poco a poco mi culo se fue adaptando al grosor de la inmensa polla y él me dice:
“Ves a que ahora está mejor?, ¿a que ya no duele tanto?”
Yo ya más tranquila le contesto:
“Si ya paso un poco, ahora parece que no duele tanto, pero por favor despacio, dame despacio”.
José Enrique me contesta:
“Tranquila ahora voy a empezar a moverme, a follarte, pero lo haré despacio, muy despacio “.
A la vez que comenzó a moverse suave llevo una de sus manos a mi coño y comenzó a acariciar mi clítoris haciendo esto que el placer que me proporcionaba a masturbar mi clítoris hiciera que me mitigara los dolores que sentía en mi culo. Poco a poco cada vez se fue moviendo con más soltura hasta que al cabo de unos 10 minutos se movía dentro de mis esfínteres con toda facilidad entrándome dentro de mi culo sus 26 centímetros de polla en todo su grosor. Yo a esas alturas estaba ya muy caliente y la mezcla de placer y dolor que sentía, era algo que nunca antes había sentido y me hacía disfrutar muchísimo, entonces le comencé a decir:
“Oooohhhhhh cariñoooooo, siiiiiiiiii Diossss, ahoraaaaa siiiii siiiiiii, ahoraaaaa si que me gusta, sigueeee sigueeeee no pareeeesssss , follameee cabrooooooonnnnnn follarmeeee”
Él entonces al oír mis gritos, y también por su excitación y el placer que sentía me decía:
“joderrrrr Virginiaaaaaaaaa no te das por satisfechaaaaaa, como te gustaaaaaa, eres la tía más zorra que conocí jamás, tan mojigata, decente y beata que eras y ahora mismo estas haciéndolo como la mejor puta que tengo trabajando para mí, Diossssssssque que culooooooo mas estrechooo tienes y que placer me estás dando guarronaaaaa…..”
Las embestidas que el cubano me daba por detrás cada vez se producían con más fuerza y violencia yo cada vez las disfrutaba más, y pedía y pedía más como una auténtica perra insaciable. Me volvieron los espasmos señal inequívoca del placer que sus embestidas me estaba dando, yo sabía que ya otro orgasmo estaba cerca, él ya no me tocaba mi clítoris ahora sus manos se habían agarrado cada una a una de mis tetas las cuales las agarraba como si fueran las riendas de una yegua, y esa yegua era yo, que no pudiendo más , de nuevo comencé a gritar:
“Diosssssssss que gustoooooo, joderrrrrr como me lo haceeeeesssss?, como eres capazzzzzz de darme este placer?, joderrrrr me estoy empezandoooo a correrrrrrrr otra vezzzzzzz, siiiiiiiiii, siiiiiiii, nunca me había corrido tantas vecesssssss seguidas, siiiiiiii, siiiiiiii…..me vieneeee….me vieneeee….de nuevoooooooo……”
Él también al oír mis gritos comienza a gritarme y a darme fuerte palmadas en mis dos muslos:
“Toma putaaaa, quieres polla pues toma, tomaaaaaa, te voy a llenar todo tu culo de leche con la leche que ahora te voy a echar en este esplendido culo y la que ya te he echado antes en tu coño voy a preñarte, quiero llenarte de lecheeeeeee y te voy a preñarrrrr, vas a llegar a casa toda preñadaaaaaaa, que gusto da follarte putaaaaaa ….”
Tras correrse dentro de mí permanece un rato echado sobre mi cuerpo sin sacarme su pene aún de mi culito, (totalmente dolorido y rajado). Su cuerpo hace que yo caiga de bruce sobre la cama y él encima de mí.
Tras un rato sobre mí, al final aparta de golpe su pubis de mi cuerpo y de un tirón sin delicadeza ninguna me saca su gorda polla, sonando al salir como si hubiera destapado una botella de champagne. Entonces noto como empieza a salir por mi agujerito del culo, gran cantidad de semen mezclado con restos de mi propia mierda y de mi sangre, producida por el desgarro que con su aparato me ha hecho en mi culo virgen hasta entonces.
Me pregunto cómo me ha podido entrar una cosa tan larga y gorda como la de José Enrique dentro de mi culito y lo que más me sorprende es con el placer y las ganas en que me he venido cuando me han llegado mis orgasmos. No sé cómo he sido capaz de hacer todo esto, yo una mujer tan decente y recatada y que ni mi propio marido ha llegado a verme en todos los años que llevamos de casado, completamente desnuda, dado que siempre yo por vergüenza lo he querido hacer con la luz apagada. Y ahora este cubano ha despertado en mí a una puta que nunca pensé que sería ni llevaría dentro de mí.
Yo estoy muy feliz de cómo me ha tratado mi joven amante, aunque al sacarla de mi ano, no haya sido cuidadoso ni delicado, pero el placer que este hombre me ha hecho sentir a lo largo de la tarde compensa cualquier agravio que me haya podido hacer con su trato. Para agradecérselo, le cojo de nuevo su polla aun un poco tiesa, aunque ya ha perdido parte de su rigidez que tenía cuando me perforaba mi culito. Y aunque esta toda llena de restos de su esperma y mi sangre y tiene pegada a ella, algunos restos de heces mías (pues esta mañana estaba un poco estreñida y no he podido evacuar todo lo que mi ano contenía, estoy segura que él con su gran polla lo ha estado machacando dentro de mí hasta hacerlo puré y por eso tiene ahora pegado parte de mis heces en su miembro), me la entro en mi boca aunque su aspecto sino estuviera tan caliente y agradecida a mi hombre sería repugnante y yo estando normal no sería capaz de metérmelo en mi boca semejante guarreria. Al ponerme de rodilla a su lado para cogerle la polla y metérmela en mi boca, me gotea por toda la raja de mi culo y piernas gran cantidad de los líquidos que me salen de mí culo. Me metí en la boca la polla y empecé a comérmela y limpiársela con verdadera devoción, deseaba tenerla dentro de mi boca, que tocara mi garganta y con mi lengua limpiarle por completo y tragarme todo lo que le iba limpiando aunque fuera asqueroso. Cuando acabe de limpiársela él de nuevo tenía su polla en plena erección, parecía mentira que acabara de correrse tan abundantemente en mi culo y que otra vez estuviera de esa forma. Yo al notar como se le iba hinchando continúe chupándosela hasta que note que se venía de nuevo dentro de mi boca y comenzó a decirme:
“Siiiiiiiiii joderrrrrrr lo hacesss todo biennnn, joderrr que bocaa que mamadaaaaa, me destrozassss la pollaaaaa, diossss, me vas a dejar secos los putos huevos, uhmmmmm, joderrrrrr que gustoooooo, me vengooooooo, me vengoooooo otra veeeeeezzzzz aaaahhhhhhhhh tomaaaaaa tomaaaa todoooooo mi espermaaaaaa otra veeezzzzz……”
Mi boca enseguida empezó a notar las primeras gotas de lo que sería una gran corrida, corrida que me rebosaba por las comisuras de mis labios. Cuando la polla desalojo mi boca yo comencé a tragarme todo lo que me estaba echando en esos momentos en mi boca, y lo que no pude tragar, pues de la cantidad que era me atragantaba me empezó a correr de nuevo por la comisura de mis labios hasta bajar por mi barbilla y llegara mis gordas tetas. Él cogió con sus manos y el semen que me caía en mis pechos comenzó a extendérmelo por todos ellos como si de una crema corporal se tratara.
Tras estos quedamos los dos tendidos en la cama, yo sobre su regazo con su pene fuera de mi boca pero tocando aún mis labios. Así permanecimos un buen rato, hasta que miré el reloj y al ver la hora (eran las 8,50 de la noche) le dije:
“José Enrique, se me ha hecho muy tarde, tengo que irme, si quieres pudo volver mañana, pues aunque he pecado de nuevo he disfrutado muchísimo. Aunque no sé cómo voy a poder sentarme ahora en el coche, pues mi culito me duele muchísimo”
Él entonces acercándose a mí y dándome un beso, que me deja sin respiración y nubla mi mente me dice:
“Virginia, que prisas tienes, no te espera nadie, pues tu marido está de viaje y no vendrá hasta dentro de una semana. Porque no te quedas un ratito más, para estar sola en casa seguro que estas y te lo pasas mejor conmigo. Así si te quedas aprovecho y te enseño algunos de mis negocios, para que te vayas familiarizando con ellos, pues espero que a partir de ahora estés más tiempo conmigo que con tú propio marido, ja,ja,ja,….es una broma esto último, pero como él viaja tanto, seguro que al final va a ser así y quién sabe si al final acabas trabajando en alguno de mis negocios, pero bueno esto ya se verá más adelante y siempre que tú quieras”.
No sé qué me pasa que accedo a lo que él me dice. Me coge de la mano y nos dirigimos los dos a la ducha. Una vez dentro él coge el gel y lo hecha sobre una suave esponja, la moja y comienza a enjabonar todo mi cuerpo limpiándome todos los restos de nuestros jugos, semen y mierda que en él quedan de nuestro encuentro sexual. Luego una vez enjabonada coge la ducha y va recorriendo todo mi cuerpo hasta quedarme completamente limpio. Luego me da a mí la esponja para que yo haga lo mismo con su cuerpo.
Tras salir de la ducha y secarnos, nos vestimos y me dice:
“Ven sígueme, vamos a comenzar por este club, que él otro día se que al verle, cuando salimos del restaurante te pico la curiosidad por saber qué es lo que había dentro. Pues esta noche lo vas a comprobar y desde unos lugares que solo yo puedo verlo.”
Le sigo, bajamos al Club, situado bajo el piso donde él tiene su apartamento y oficina. El club está compuesto por tres pisos. Bajamos al piso bajo y tras franquear la puerta de entrada de la calle, hay un pequeño hall y a un lado un mostrador con una señora como de unos 30 años que atiende un ropero para guardar los abrigos de los clientes. Al fondo del hall hay una puerta que da acceso a una gran nave, donde se exhiben para su venta películas y todo tipo de ropa interior sexi y todo tipo de artilugios eróticos, para su venta. Yo al verlo me ruborizo, pero no digo nada. A la mitad de la nave hay un pasillo lleno a un lado y a otro de puertas (unas 20 puertas), yo le pregunto a mí acompañante:
“¿Esas puertas que son? “
Y mi acompañante me contesta:
“Son cabinas de proyección de películas pornográficas. ¿Es que no has estado nunca en un Sex-shop, Virginia?”
Yo un poco cortada, le digo:
“No, nunca he estado, siempre he pensado que eran algo indecente y donde una mujer casada y de buena reputación nunca debería entrar y mira por donde ahora estoy en uno y encima acompañada de un amigo mío y que es el dueño del mismo”
Él entonces me dice:
“Eso solo son argumentos y prejuicios de beatas. Ven entra, que te voy a enseñar cómo funciona”
Abre la puerta de una de las cabinas y veo una especie de máquina con una pantalla y una zona para echar monedas con unas botoneras y una serie como de caratulas, y al lado contrario un sillón en el que cabe perfectamente dos personas, y en el lateral contrario a la puerta un dispensador de papel (luego supe que era para cortar papel y limpiarse los clientes una vez que se corren). Me hace pasar, me dice que me siente y él hace lo mismo a mi lado. Comprueba las caratulas y con las botoneras elige un número , introduce una moneda y al poco rato comienza a parecer en la pantalla escenas de una mujer , poco más o menos de mi edad, con un chico de unos 20 años follándola a placer y al lado un perro pastor alemán. Al cabo de unos minutos, el chico se sale de la mujer y coge al perro le masturba un poco el pene y cuando consigue que se le endurezca y salga al exterior de la piel que le protege, hace que el perro se ponga tras la mujer con sus patas delanteras en la espalda de ella. Entonces el chico haciendo de mamporrero le dirige el pene del perro a la entrada de la vagina de la mujer, a la cual empieza a follar con desesperación. Ella empieza a gritar de gusto y cuando acaba el perro se queda un rato quieto ella se quiere librar del pene del animal y no puede. Luego sale otra escena en el que al fin logra sacarse el pene del perro, el cual tiene en el medio una gran bola de carne, que es lo que impedía que se pudiera salir de la vagina de la mujer. Yo entonces le digo a mí acompañante:
“Que tiene en su sexo este animal, que es esa bola tan gorda que tiene sobre la mitad de su sexo?.
Él como asombrado y riéndose, me dice:
“Virginia, de verdad que no sabes que a los perros cuando joden a las perras y se les pone su polla tiesa se le pone una bola en el centro de su sexo, con lo cual impiden que se pueda escapar la hembra y tras correrse se tienen que esperar un buen rato hasta que desaparece la bola y pueden sacarla. No pensé que fueras tan inocente en los temas del sexo”
Yo me poco roja como un tomate, pero me callo. La película y las escenas que he visto en ella me han vuelto a poner muy caliente, y él lo nota. Entonces me pone la mano en mi pierna y la va subiendo hasta alcanzar la zona de mi sexo, el cual me le toca con toda su mano y me le manosea a placer, notando mi calentura y mojándose su mano con los jugos que estoy echando y que han vuelto a mojar toda mi braguita. Entonces dejándome a media, saca su mano de mi entrepierna, me coge de nuevo mi mano y aún sin acabar la película me dice:
“Venga, vámonos, queda aún mucho por ver, y quiero que veas todo, aunque lo que más me interesa es que veas la actuación en directo, se que te vas a sorprender cuando la veas”
Yo ingenua de mí, le pregunto:
“Que es eso de la actuación en directo? ¿Y por qué piensas que me voy a sorprender?
Él entonces me dice:
“Ya lo comprobaras y verás porque. Ahora vamos a seguir “
Yo le seguí tras él y pude ir viendo diversas salas, en las que había paredes con unos agujeros. Otra sala se encontraban varias chicas, casi todas jóvenes de entre 18 y como muchos 30 años. Todas ellas semidesnudas o con ropas que más que tapar destapaban y alrededor varios hombres, de los cuales algunos elegían a alguna de las chicas y desaparecían con ella metiéndose por una puerta que cerraban. Esta vez yo no pregunté nada, fue el cubano el que me dijo de qué se trataba.
“Mira, estas chicas, como ves, todas son jóvenes y con muy buenos cuerpos, unas tiene unos buenos traseros, otras buenas tetas, otras tetas normales, etc..., son prostitutas y trabajan para mí. Y esos hombres que están a su alrededor son los clientes que elegirán a una o a varias de ellas y pagarán un dinero por su servicio, es decir por poder hacer con el cuerpo de la chica todo lo que quieran, sin límite alguno siempre que no esté en peligro su vida. Es decir Virginia, que son putas que venden su cuerpo al que solicita sus servicios. Como estas tenemos dos salas más una con mujeres entre 30 y 45 años y otra con mujeres de 45 en adelante. Luego tenemos otras dos en la que en vez de mujeres son hombres los que se prostituyen”
Aquello, al verlo hizo que sintiera algo especial dentro de mí, y un cosquilleo en mi entrepierna y noté como mis pezones se me ponían duros y tiesos. No sé qué es lo que en ese momento sentí, en mi interior repudiaba que una mujer fuera como una mercancía que se cambia y vende por unas monedas pero por otra me excitaba pensar que se fueran a la cama con cualquiera que llegara y las contratara. Y en un flas se me pasó por mi cabeza, que pasaría si fuera yo una de ellas. Pero rápido se me fue de mi cabeza, esta idea hasta que José Enrique, no sé si notó lo que me pasaba o que, pues el caso es que me dijo:
“¿Qué te pasa?, te he notado como si te hubiera dado como un escalofrío. Te puedes imaginar en la piel de una de esas mujeres y que alguien que ni siquiera conoces y que físicamente no te agrade , es más hasta que te repugna, se acerque a ti y te digas cuanto, le des la cantidad que le cobrarías , él acepta y le tuvieras que acompañar. Y dentro de la habitación tuvieras que hacer y someterte a todo lo que él quisiera por sucio, repugnante y degradante que fuera. “
Yo me ruborizo, no sé cómo ha podido averiguar el pensamiento que hace un momento se me vino a la cabeza al ver a esas mujeres acompañando a esos hombres y le contesto:
“Como eres José Enrique, como quieres que piense eso, yo no sé….no sé si podría hacer eso, no soy una de ellas”
Él me contesta:
“Te he observado y he visto en tus ojos el deseo y la lujuria igual que cuando te estaba follando, al ver a estas mujeres y a estos hombres. Yo sé Virginia, que en tú interior te has preguntado e incluso has deseado aunque no lo aceptes ser una de ella. Aunque haya sido en un relámpago de tiempo. Yo si quieres te doy esa oportunidad, se que te gustaría hacerlo, gozarías y además serías una buena puta”
Yo con la cabeza baja le contesto:
“Por favor, no sigas”
Yo aunque diga esto, sí que es verdad que dentro de mí lo deseo, pero no se lo digo, entonces él continua diciéndome:
“Lo deseas verdad, te gustaría probarlo. Pues como no te atreves a decirme que sí. Seré yo el que te ponga a prueba. ¿Te gusta mi polla y que yo te haga mía, Virginia? ¿Quieres volver a estar otro día conmigo “
Yo no le dejo acabar y le digo:
“Si, si quiero, me encanta y la deseo, y quiero tenerla siempre dentro de mí, es más la necesito dentro de mí, necesito que me hagas tuya”
Entonces él con una gran sonrisa en sus labios me dijo:
“Si quieres ser mía, tendrás que convertirte en una de mis putas, ser una mujer de esas que acabas de ver y que tanto te ha excitado pensar que podías ser tú una de ellas”.
Yo como enfadada, le contesto:
“Yo nunca haré eso, aunque eso suponga no poder estar más contigo, ni estar entre tus brazos y hacerme tuya. Yo soy una señora casada y decente. Como quieres que me convierta en una prostituta, yo con mi educación religiosa que tengo, además eso es un pecado muy grande y…”
No me deja acabar y me dice:
“No te preocupes, dejémoslo. Ya llegará, se que tarde o temprano me lo pedirás y te convertirás en una de ellas, pero dejemos que eso llegue cuando tenga que llegar y seas tú misma la que me lo pidas. Sigamos mi amor”
Diciendo esto me pasa la mano por mi cintura me acerca a él y me da un beso en mi boca, que a mí me sabe a gloria. Las salas de prostitución están todas decoradas con un gran gusto y sus materiales son de un lujo fuera de lo corriente. Me enseña las demás salas, según las salas la edad de las mujeres varía e igual pasa en las que los que se prostituyen son hombres. Luego subimos al piso de más arriba, donde son salas privadas, en las que un hombre o varios, contratan a una o varias chicas y esta o una pareja (da igual hetero, o de mujeres o hombres del mismo sexo, hacen un espectáculo privado para el que lo paga, con derecho a participar en él si lo desea. De estas salas hay cuatro. Después me lleva a una zona donde hay un bar, es como un pub, en el que hay hombres y mujeres, parecen normales. A un lado de la barra hay un pasillo que lleva a una sala con música y una pista de baile, donde se encuentran varias parejas bailando, algunas de ellas están las mujeres con las camisas o blusas completamente abiertas y los pechos al aire, los hombres que las acompañan e incluso algunos que están cerca, les chupan y soban sus pechos y ellas les meten descaradamente la mano dentro de sus pantalones, tocándoles claramente su sexo. A un lado de la pista hay un pasillo que conduce a otra sala con colchonetas en el suelo, en esta sala veo a varias parejas follando e incluso una de las mujeres con dos hombres haciendo un trió, recibiendo las pollas de sus dos compañeros uno por su coño y el otro por su culo. Entonces el cubano me dice:
“Esta zona es un club de intercambio, aquí vienen matrimonio y parejas e incluso hombres y mujeres solos buscando rollo, y se juntan, se intercambian la pareja, etc. Estas personas no son ni prostitutas ni nada parecido, son personas normales que buscan pasar un rato agradable con otras parejas u otra mujer u otro hombre. Vienen aquí pagan un dinero por entrar, toman unas copas, bailan, se conocen y si quieren se vienen a la zona de las colchonetas y en ellas follan con los que quieran, sin cobrar y sin pagar a nadie por hacerlo”
A continuación, abandonamos el club de intercambio y me lleva a otra sala con un escenario redondo y giratorio, rodeado todo él por cuatro filas de butacas que se pueden reclinar y echar para atrás convirtiéndose, prácticamente en cama. En esta sala hay en esos momentos una actuación. Las gradas están llenas todas a excepción de dos o tres butacas que aún quedan libres. Yo voy a sentarme en una de esas butacas libres y José Enrique me dice:
“No, no te sientes, es mejor que vayamos aquella cabina, que es privada, pues sé que lo que vas a ve te va a impresionar y no lo esperas, por tanto por si actúas de forma extraña, será mejor que no estés ante público. Yo le digo entonces:
“¿Pero tan fuerte va a ser, que crees que me va a impresionar, más incluso que lo que ya he visto?”
Bueno creo que me he alargado demasiado, dejaremos aquí este capítulo y seguiremos la historia en el III.
Como siempre si alguno de vosotros queréis poneros en contacto conmigo podéis hacerlo a través de mi correo: [email protected]
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