Virgen y putita (cara B)

Es un relato dedicado de una relación entre un padre y su hija

VIRGEN Y PUTITA (cara b)

Hola, mi nombre es Alejandro, bueno, no lo es, pero como si lo fuera, después de mucho tiempo guardando mi historia en secreto tengo la necesidad de contarla, con la gran ventaja de que como nadie de aquí sabe quien soy, ni voy a dar ningún dato que permita reconocerme, seguirá siendo un secreto, aunque suene extraño se convertirá en un secreto conocido.

Bueno primero contaros, por que se hace imprescindible para que comprendáis mi historia que mi mujer murió al mes de dar a luz. Me dejo una niña preciosa, claro que lo de cuidar bebes es algo relativamente sencillo para las madres y para mi se hizo una dura tarea, por suerte conté con la ayuda de mis padres y mis suegros que me ayudaron a cuidar de ella y me enseñaron lo necesario sobre cambiar pañales y preparar biberones.

Además puesto que yo por aquel entonces estaba arrancando mi empresa, que con el paso de los años se convirtió en un prospero negocio que nos permite vivir cómodamente y con bastante lujo, tanto mis padres como mis suegros pasaban mucho más tiempo con mi niña que yo mismo.

Durante los tres primeros años tan solo existían para mí mi hija y mi empresa, estar con mi hija era lo mejor de cada día y al verla dar los primeros pasos o escucharla por primera vez decir papa me hizo llorar como un niño.

Pero claro, yo contaba solamente veinte años al morir mi esposa, después de tres años sin estar con ninguna mujer mis instintos me pedían volver a practicar sexo, al principio busque una mujer con la que poder volver a crear una familia, una mujer que fuese una madre para mi niña, la primera candidata fue casi inevitablemente mi cuñada, la hermana de mi mujer, además yo había notado que ella se sentía atraída por mí, claro, esta mal que sea yo quien lo diga, pero soy un hombre atractivo, total que estuve cortejando durante un tiempo a mi cuñada, la pena es que tan solo tenia algunas similitudes físicas con la que había sido mi mujer, pronto constatamos que teníamos ideas muy diferentes de la vida y como vivirla y seria imposible la convivencia, de ella solo saque un alguna noche de sexo pero ni en eso nos entendíamos, a ella le gustaba recibir cachetes mientras follaba y a mí ni jugando me gusta pegar a una mujer, por poner un ejemplo, tiempo después ella conoció a otro hombre y son muy felices, estoy contento por ella.

Seguí buscando durante algún tiempo, no sé tal vez un año, en agencias matrimoniales y lugares así, pero nada, la verdad era imposible que encontrase a la mujer que buscaba por que esa mujer había muerto, esa fue mi conclusión final, por lo que deje de buscarla.

Aun así la naturaleza seguía pidiéndome encuentros carnales con mujeres, no quería engañar a ninguna mujer, hacerla creer que entre nosotros podía haber algo más que puramente sexo, por lo que lo más lógico y honesto era acudir a las que no buscaban nada de esto, si me estoy refiriendo a las putas, usando este apelativo con todo el respeto que merecen.

Afortunadamente la empresa me funcionaba muy bien y me podía permitir acudir a clubs que ofrecían las garantías necesarias de higiene, la verdad con una niña de casi cinco años, que ya se percataba de todo cuanto sucedía a su alrededor, en ningún momento se me ocurrió la idea de meter a una mujer tras otra en mi casa. Dejaba a mi niña al cuidado de mis padres o mis suegros y salía en busca de algún club, más adelante cuando se hizo notorio que tanto mis padres como mis suegros estaban demasiado viejitos para quedarse a cargo de mi niña contrataba mujeres para que la cuidasen mientras salía en busca de sexo.

Las putas eran mi desahogo, mi empresa funcionaba muy bien y aunque iba todos los días ya no era necesaria mi presencia constante, por lo que mi vida giraba en torno a mi hija, me encantaba llevarla al parque, verla jugar con los otros niños, estaba embobado con mi niña, cada día era más parecida a su madre, ponía su misma mueca de disgusto al enfadarse y casi todos sus gestos eran calcados de su madre.

Así fue creciendo protegida y consentida por mí, llego el día en que ya no quería que viniesen a cuidarla cuando yo iba a salir, claro que yo la veía demasiado pequeña para quedarse sola y siempre la deje con alguien, a pesar de que eso hiciese que se enfadase conmigo. Más o menos a los trece años fue cuando comencé a dejarla que se quedase con alguna amiga en vez de alguien mayor, luego ya vi que era responsable y salía dejándola sola.

Pasaron un par de años, mi niña contaba ya con quince, más parecida a su madre que una gota de agua a la que la precede.

Un día llegue a casa antes de lo previsto, me encontré a mi hija con un amigo en la piscina, estaban sobre el césped y el muy cabrón la tenia a cuatro patas mientras se la follaba desde atrás, lleno de rabia fui hacia ellos, como aquel mocoso se atrevía a hacerle aquello a mi niña, lo iba a agarrar y lo mandaría fuera de mi casa por encima de la tapia, a unos diez metros de ellos me detuve, estaban tan enfrascados que ni me vieron, me oculte tras una mata y me quede viéndolos, no era posible, incluso follando mi niña era igual que su madre, sus reacciones las mismas, sus movimientos calcados, se veía que no era la primera vez que era penetrada, disfrutaba demasiado para eso, mi rabia había desaparecido observando a mi hija follar, esa rabia quedo convertida en deseo, acabe sacándome la polla y meneándomela hasta descargar mi semen sobre el césped. Luego me retire discretamente mientras ellos se besaban después de una tremenda follada, regrese al coche e hice sonar el claxón para que se diesen cuenta de mi llegada, cuando llegue de nuevo a la piscina estaban los dos con sus trajes de baño y metidos en el agua, me saludaron como si no hubiesen estado haciendo nada.

Verdaderamente no tenia demasiado en contra de que mi niña viviese su vida como quisiese, si se quería follar a su noviete que lo hiciese, mejor en casa que en algún lugar que resultase peligroso, además había visto como el chaval se quitaba el preservativo después del polvo, con lo que mi hija una vez más me demostraba saber lo que hacia.

El problema fue que después de verla follando me comencé a obsesionar con mi hija, al mirarla ya no veía a mi niña, veía a una muchachita preciosa y que sabia disfrutar del sexo, no me podía permitir algo así, no podía desear a mi niña, pero la deseaba, para calmar mis deseos comencé a ir de putas más a menudo, llegando a hacerlo dos o tres veces a la semana.

Mi hija por su parte llevaba algún tiempo intentando organizarme reuniones con mujeres, bueno, no, intentándolo no, organizándolas, a algunas tuve que acudir sin más remedio, pero me daba prisa en despedirlas, si mi hija hubiese sabido que la mujer a la que deseaba era ella.

Paso el tiempo y mi niña dejo los estudios para venir a trabajar a mi empresa, como es natural quise ponerla a trabajar en las oficinas, un trabajo cómodo para ella, pero se negó en redondo a aceptarlo, quería empezar desde abajo y conocer todos los trabajos que se realizaban en la empresa para que yo un día me pudiese tomar unas buenas vacaciones dejándolo todo tranquilamente en sus manos, como yo sabia que el carácter de mi niña era fuerte y cuando quería hacer algo lo hacia a regañadientes accedí, a la vez estaba orgulloso por que quisiera conocer la empresa desde todos los puntos ya que algún día se la dejaría y nadie la engañaría si ella misma sabia en que consistía cada trabajo.

Al cumplir los dieciocho años le regale un coche, un deportivo, por aquel entonces ya estaba trabajando conmigo en la dirección de la empresa y cada día quería hacerse cargo de más cosas para descargarme a mi de trabajo.

Yo seguía deseándola, cada día que pasaba la deseaba un poco más por que más se parecía a su madre, llegue a pensar que su madre en lugar de haber muerto había descargado toda su vida en nuestra hija, tal vez pensé eso para descargar mi mente de la culpa por desearla.

Seguía descargando mi deseos acudiendo a los clubs, acostándome con una prostituta tras otra, nunca repitiendo por que tan solo eran para mí desahogos de mi deseo, ninguna me había aportado nunca nada especial, ningún polvo que recordar especialmente, solo eso la descarga de deseo como hacerse una paja, eso sí, algo más placentero.

Pasaron un par de años, un día decidí regresar al local de una vieja amiga, una puta que cuando ganado dinero suficiente lo invirtió en el negocio que conocía, naturalmente la prostitución, hacia casi tres años que no pasaba a verla y ese día sin más me presente allí.

Entre al local y Claudia, como se hacia llamar mi amiga, me vio enseguida, acudió a darme el trato especial que siempre había recibido de ella, era normal ya que yo nunca escatimaba el dinero, de hecho en todos los clubs que visitaba recibía el trato de persona importante.

Inmediatamente hizo acudir a siete u ocho chicas a las que me fue presentando, esperando que yo eligiese a alguna de ellas para gastarme algún dinero invitándola y como es natural llevándomela a una habitación.

De pronto mis ojos quedaron clavados en la chica que había sobre el pequeño escenario desnudándose al ritmo de la música, no podía ser, como era posible que mi hija estuviese allí ejerciendo de puta, trate de disimular la rabia que sentía al verla allí, estaba bailando ya solamente cubierta con el sujetador y sus braguitas, muy pronto, cuando sus tetas quedaron expuestas a las miradas de todos los que allí estábamos, la rabia dejo paso al deseo de poseer de una vez por todas a la que llevaba deseando durante seis años, pague copas a todas las chicas que tenia alrededor incluida Claudia, para que entre todas me ocultasen a los ojos de mi hija, le dije a Claudia que la quería a ella, señalando al escenario, Claudia dijo que no pensaba que fuese mi tipo, que eligiese mejor a otra, le respondí que era la chica del escenario o ninguna, que quería un reservado para los dos, un whisky para mí y la botella de champaña más cara para ella. Ante mi rotunda respuesta Claudia le ordeno al camarero que lo preparase todo y me dijo a mi que en menos de cinco minutos la chica del escenario estaría conmigo en el reservado.

Continúe allí viendo como mi hija terminaba su baile con un desnudo integral, cuando desapareció del escenario me despedí de las chicas y me dirigí a los servicios, allí haría tiempo para que mi hija ya estuviese en el reservado al salir yo, cuando salí mire hacia Claudia, ella me hizo señas diciéndome que la chica ya me esperaba.

Me pare frente a las cortinas que convertían aquel rincón del local en un reservado, un segundo de cobardía me hizo plantearme la posibilidad de salir de allí como alma que lleva el diablo, sin embargo la imagen clavada en mi cabeza de mi hija bailando totalmente desnuda pudo más, con el corazón botándome en el pecho atravesé las cortinas, la expresión de sorpresa de mi hija mezclada con algo de miedo me hizo plantearme nuevamente lo que iba a hacer.

-¡Papa! (casi grito al verme, por suerte las pesadas cortinas y la música que sonaba hacían imposible que nadie la hubiese escuchado)

=Puede saberse que haces en un sitio como este. (estaba muy excitado por que en mi mente solo quedaba la idea de poseer a mi niña, sin embargo debía tratar de parecer enfadado)

-Déjame que te lo explique.

=Por eso estoy aquí, (mentí, estaba allí para tener sexo con mi hija) quiero que me lo expliques, acaso no te pago suficiente, acaso no te he comprado todo lo que has pedido.

-No, papa, no es nada de eso.

=Bueno, estoy esperando tu explicación. (había dado un largo trago de su copa, espere a que dejase la copa para decírselo)

-Mira papa, puede que no sea fácil de entender, pero es fácil de explicar, estoy aquí por que soy puta. (me dejo un poco fuera de juego su respuesta, tarde un poco en encontrar algo que pudiese decirle)

=Vaya, esa explicación no me la esperaba, vale, es normal que una puta este en un puticlub, lo que quiero saber es que necesidad tienes tu de hacer esto.

Seguí un tiempo haciendo que me explicase por que estaba trabajando como prostituta en un burdel, aunque mis deseos estaban muy lejos de querer hablar, finalmente en cierto modo acepte sus explicaciones, pero lo cierto es que me traían sin cuidado, mientras la miraba la imaginaba de nuevo desnuda, ya no quería seguir con aquel juego, ahora quería tener a mi hija para mí. Me lance a por todo cuando me pidió si podía irse y continuar igual.

=Puedes continuar igual, si lo deseas, pero no puedes irte, he pagado por una hora de reservado.

-Puedo mandarte a otra chica, una amiga mía te dejara más que satisfecho.

=No, quiero que te quedes tu. (como diablos iba yo a aceptar a otra si me moría de ganas por estar con ella)

-Entonces podemos seguir hablando todo lo que quieras.

=No he venido aquí para hablar. (dejando claras mis intenciones)

-¡Papa! (quedando claro que nunca hubiese esperado esas intenciones)

=Aquí no soy tu papa, aquí eres Patricia y no tengo ninguna hija que se llame Patricia. (quise hacer una separación entre la chica que trabajaba en el prostíbulo y mi tierna hija)

-¡Pero papa!, ¡yo no puedo!

=Si no puedes, saldré de aquí hecho una furia y le diré a Claudia que no volveré nunca por que me has tratado muy mal.

-No puedes hacerme eso, Claudia se enfadaría conmigo y hasta puede que no me dejase volver más.

=Entonces demuéstrame que eres una buena profesional y házmelo pasar bien. (había apoyado una mano en su rodilla y lentamente muy acariciando hacia sus muslos)

-¡Papa! ¡por favor!

=Patricia, no soy tu papa. (se había terminado su botella de champaña, agarro mi whisky y lo apuro)

-Lo siento, tenia la garganta seca.

Me levante y desde la cortina pedí dos nuevas consumiciones, los dos guardamos la compostura hasta que Claudia nos trajo las consumiciones y nuevamente se retiro. Inmediatamente volví a colocar mi mano en su rodilla y la comencé a desplazar lentamente hacia sus muslos, no sé si era por lo que había bebido o por que la había amenazado con salir del local diciendo que me había tratado muy mal, pero se dejaba hacer, sus ojos de vez en cuando se quedaban mirando fijamente el bulto que mi polla formaba en el pantalón.

Mi mano ya se encontraba completamente bajo su falda, me parecía sentir en ella el calor que irradiaba su chochito, cuando su mano se apoyo en mi muslo y lentamente se fue acercando a mi bulto, mi hija alcanzo mi bulto antes de que yo alcanzase sus bragas, había tirado de la cremallera bajándomela y estaba metiendo la mano por la abertura buscando cogerme la polla, me la apretó ligeramente cuando por fin alcance sus bragas, había pensado acariciarla por encima de estas, pero mi mano con voluntad propia se coló por el lateral entrando en contacto directo con su caliente coño. La acaricie un poco sintiendo la fina línea de pelo que coronaba su coñete y rápidamente, hubiese querido hacerlo más despacio, colé dos dedos en su vagina, estaba deliciosamente húmeda, moví mis dedos dentro de ella, le gustaba, lo sabia por la expresión de su cara, por el modo en que me apretaba la polla. Saque mis dedos de su vagina, los llevaba empapados de las secreciones de mi hija, sin pensarlo me los lleve a la boca, de pronto estallo el volcán, mi hija de un salto se coloco entre mis piernas y en un santiamén me dejo con los pantalones abajo, mi polla no tuvo ni la oportunidad de sacudirse por que la atrapo enseguida con sus labios, comenzó a mamarmela como nadie me la había mamado desde hacia más de veinte años, hasta eso lo hacia igual que su madre, podía ser eso posible por la genética, si no era así la única explicación que me venia a la cabeza es que aquella no era mi hija, era la reencarnación de mi esposa, de nuevo la llame como la llamaba desde pequeñita “mi niña”, seguramente no sabe que siempre llame así a su madre, le dije que hacia mucho que soñaba con eso, todos pensaran que soñaba con que mi hija me la chupase, pero no es así lo que yo había soñado es volver a sentir las mamadas de mi esposa, que era lo que estaba sintiendo, me estaba llevando al orgasmo, yo aun no quería llegar, trate de apartarla, imposible, acabe descargando en su preciosa boca, ni una sola gota escapo de sus labios, siguió un poco más chupandomela, yo poco a me fui recuperando, tenia que volver a tener las fuerzas para hacer lo que necesitaba hacer después de tanto tiempo, hablamos algo, no recuerdo el que, mientras terminaba de recuperarme.

La empuje en el sofá, le levante la falda y le saque las bragas inmediatamente me dedique a comerle el chochito, aquel sabor era inconfundible, solo había encontrado ese sabor en mi esposa, a lo largo de mis correrías por los burdeles había probado otros muchos pero ninguno se asemejaba a aquel.

Lamia el coño de mi hija igual que años atrás había lamido el de mi esposa, como aquella me había enseñado que le gustaba, a mi hija también le gustaba, estaba totalmente abandonada a mi lengua, no necesite demasiado tiempo para llevarla al orgasmo, era idéntica a como fue su madre por lo que sabia perfectamente como alargar su placer y en que momento debía parar para que no llegase a ser desagradable para ella. Cuando deje de chuparla me pidió que la follase, de buena gana me hubiese echado sobre ella y allí mismo la hubiese penetrado, pero me contuve, sabia que si lo hacia y por algún motivo nos descubrían le causaría problemas, no quería causarle problemas, después de veinte años por fin me encontraba con una mujer con quien disfrutar de nuevo en la cama y aunque tuviese que pagar por hacerlo cada vez no iba a renunciar. Quedamos en pedir una habitación, allí podría hacer todo lo que deseaba sin ningún tipo de problema.

Recogí sus braguitas sin saber muy bien por que me las guarde en el bolsillo, ella no dijo nada, salimos del reservado y pedimos una habitación, mi hija me guío hasta la habitación, se coloco a un lado de la puerta y me dejo pasar, entre y rápidamente me deshice de mi chaqueta, mientras ella cerraba la puerta me acerque por detrás y la abrace, comencé a besarle el cuello y las orejas, mi hija parecía ronronear como una gatita al ser acariciada, no podía aguantar más, necesitaba tener su cuerpo desnudo entre mis brazos, tire de su vestido y se lo saque dejándola tan solo con el sujetador, algo me decía que ella estaba intranquila, bueno, era normal, al fin y al cabo estaba desnuda entre los brazos de su padre, pero yo ya no la sentía como a mi hija, para mi era la reencarnación de su madre, le quite el sujetador después de unas pocas caricias, por fin volvía a tener aquel cuerpo de nuevo entre mis brazos, apoye con descaro el bulto de mi polla contra sus nalgas, casi al momento se separo un poco de mí para girarse, se pego de nuevo contra mí y me beso, sus manos recorrieron mi cuerpo bajando por el en busca de mi paquete, lo palpo y luego comenzó a liberarme de mis ropas, primero mi camisa luego mis pantalones y calzoncillos, para bajarme estos se había puesto de rodillas y aprovechando esa postura me estaba efectuando de nuevo una mamada, me gustaba desde luego, pero mi deseo de poseerla ya hacia tiempo que me había vencido estire de ella haciéndola levantar y cogiéndola en brazos la deje sobre la cama, casi en el mismo movimiento me colocaba entre sus piernas y la penetre, sabia de sobras que estaba preparada para recibirme, de modo que lo hice con algo de prisa, note como su vagina se acoplaba tremendamente a mi polla, apenas después de unas pocas bombeadas me di cuenta de que se iba a correr, se corrió varias veces mientras me la follaba, finalmente descargue mi semen en su vagina. En seguida me arrepentí de haberlo hecho.

=No debería haber hecho esto. No debería haberme corrido dentro tuyo.

-No te preocupes, tomo precauciones.

=¿Tomas la píldora? (entonces no había ningún problema. En realidad no me preocupaba dejarla embarazada, me preocupaba volver a perderla por un embarazo)

-Sí, me lo recomendó una amiga, me contó que una vez se le rompió un preservativo y lo paso muy mal hasta que le bajo la regla, como no me quise arriesgar a poder quedar embarazada de uno de los tipos que vienen por aquí comencé a tomarla.

=Gracias al cielo, no me podría perdonar dejarte embarazada.

-¿Por qué? (parecía molesta)

=Porque tengo miedo a perderte como perdí a tu madre.

-¿Qué paso con mama? Nunca me lo has contado.

=Cuando se quedo embarazada nos hizo mucha ilusión a los dos, pero enseguida el medico nos dijo que corría mucho riesgo llevando el embarazo adelante, que lo mejor era que abortase, yo deseaba tanto tenerte como ella, pero la idea de perderla era superior, de modo que la anime para que abortase, pero el carácter de tu madre era fuerte, cuando quería algo lo quería y ya esta, igual que tu, el embarazo fue muy bien, estábamos muy felices por que parecía que el medico se había equivocado y todo saldría perfecto, pero después del parto algo le provoco una anemia muy fuerte, los médicos hicieron lo imposible por curarla, pero no hubo manera de parar aquello, lo último que me pidió fue que te quisiese tanto como a ella, luego parecía que se quedaba dormida pero su corazón se había parado.

Me gusto que me pidiese que había sucedido con su madre, nunca me había preguntado nada acerca de ella, lo entendía ya que no la había conocido, pero al mismo tiempo deseaba que ella quisiese saber cosas acerca de su madre. Yo había pensado en follarla varias veces esa noche, pero contarle mi triste historia me había quitado las ganas, bebimos unas consumiciones que habíamos llevado a la habitación mientras hablábamos y cuando estaba ya casi cumplido el tiempo estipulado nos vestimos y salimos de la habitación, ella me despidió como si yo fuese un cliente más y regrese a casa.

Al llegar a casa mientras me desvestía me encontré en uno de los bolsillos las braguitas de mi hija, no recordaba habérselas cogido, en calzoncillos me metí en la cama y oliendo el aroma que emanaba de sus braguitas me quede dormido.

Cuando desperté mi hija dormía junto a mí, sus braguitas seguían entre mis dedos, levante la ropa de la cama y vi que otras braguitas eran su único pijama, metí las braguitas que le había cogido en un cajón y la desperté.

=¿Qué haces aquí Raquel? (le dije cuando abrió sus preciosos ojos, NO ES SU NOMBRE REAL)

-Hoy no quería dormir sola, pero no soy Raquel, soy Patricia. (entendí lo que me por que me decía aquello, hicimos el amor)

=Venga arréglate, tenemos que ir a trabajar.

-Antes del trabajo tengo algo que hacer.

Me extraño algo su contestación, que tendría que hacer mi hija, llame al trabajo para avisar de que llegaríamos algo más tarde, salí de casa antes que ella, aparque mi coche algo más abajo de nuestra calle y espere a que pasase, cuando lo hizo la seguí procurando mantener bastante distancia para que no me viese, paro frente a una floristería, paso bastante tiempo en su interior, cuando salio llevaba un gran ramo entre los brazos, el corazón me dio un vuelco, tardo bastante en arrancar, al ver que una furgoneta de la floristería la seguía supe que había estado esperándola, por mi parte al verla con el ramo estuve seguro de que sabia a donde se dirigía, por lo que no era necesario seguirla, aunque iba a ir con ella.

Cuando llegue al cementerio los chicos de la floristería estaban acabando de colocar flores sobre la tumba de mi mujer, estaba casi totalmente cubierta de flores, mi hija se mantenía de pie a unos metros con su ramo entre los brazos, desde los doce años no había querido acompañarme al cementerio cuando yo venia a visitar la tumba de mi mujer, ahora estaba allí por propia voluntad y eso hizo que se me saltasen las lagrimas, baje del coche y me acerque un poco, pero sin querer llegar a entrometerme en lo que mi hija estaba haciendo, estaba dejando el ramo y pararía hablarle a alguien. Me quede allí parado, cuando se levanto y se giro me vio, vino hacia mi y me abrazo, sus ojos estaban llenos de lagrimas, los míos también, pero las mías eran de felicidad.

A partir de ese día mi hija dormía todos los días en mi cama, bueno la verdad es que pasábamos mucho tiempo en la cama sin dormir, la verdad es que algo tontamente seguía teniendo su ropa en su habitación, yo incluso le había dejado algunos cajones vacíos y sitio en al armario para que se trajese su ropa y que fuese la habitación de los dos, pero ella no se decidía y yo como que no me atrevía a pedírselo.

Solo había un problema para mí, el club, ella seguía acudiendo al club tres días a la semana, otro día salía con sus amigas, como es natural ese no me importaba, mis días favoritos eran los otros tres, los que se quedaba en casa y hacíamos el amor como una pareja normal. En cuanto a lo del club, bueno pues yo trataba aquello del mejor modo que se me ocurría, acudiendo yo también al club para estar con ella todo lo a menudo que me era posible, no sé que pensaba ella de yo fuera, desde luego nunca me pidió que no lo hiciera y lo pasábamos bien juntos, pero claro a pesar de que la empresa me iba muy bien salía muy caro lo de ir al club tres veces por semana, por lo que a veces tenia que resignarme y dejarla ir sola, si al menos hubiese sido capaz de decirle que si iba era por que me moría de celos.

Uno de mis mejores recuerdos de entonces fue cuando un día mientras la follaba a lo perrito quede prendado de su culito, que culo más tremendo, lo acaricie y de tanto en cuanto le pasaba un dedo por el ano, algo en la forma de moverse me hizo pensar que no solía trabajar con esa parte de su cuerpo.

=Tu culo, es precioso, ¿Algún hombre te la ha metido por detrás?

-No. (respondió un poco asustada)

=La próxima vez que venga traeré lubricante y desvirgare tu culo.

-No.

=¿Por qué no mi niña? Me gusta tu culo y quiero poseerte por el.

-Entonces te dejare que lo hagas, pero no aquí como puta sino que será en casa como mujer. (acababa de escuchar lo que para mí sonaron como las palabras más bellas que me podía decir mi hija)

=Como digas, además estoy seguro que me gustara más.

Acabamos de follar, de buena gana me hubiese quedado con ella, pero al día siguiente tenia unos asuntos importantes en la empresa y necesitaba dormir.

Me fui a casa y me acosté, rápidamente quede dormido, estaba teniendo el sueño más hermoso de mi vida y cuando desperté no se trataba de un sueño, mi hija estaba arrodillada sobre la cama, desnuda y chupando mi polla.

-Hola papi, ya llegue y te traje un regalo. (dijo sacándosela de la boca y sonriéndome)

=¿Qué me trajiste mi niña? (no era suficiente regalo ese dulce despertar)

-Esto. (giro y me mostró su culo)

=Pero mi niña, no estoy preparado, haría falta un lubricante.

-Contigo lo haría sin lubricante, dejando que me destrozases el culo, pero se que no serias capaz de hacerlo, por lo que le pedí un frasco de lubricante a una amiga que suele dejarse encular en el club. Toma aquí lo tienes.

=Parece que no queda mucho. (en realidad estaba casi vacío)

-Deberá bastar.

=Mi niña no puedo esperar.

-Ni yo quiero que esperes, solo házmelo con cuidado.

Le fui untando el ano lo mejor que pude con la poquita crema que disponía, mi polla estaba a punto de reventar tan solo de pensar que en unos pocos momentos iba a desvirgar aquel culito tan apretadito que apenas me permitía meterle un dedo para untar algo de crema en su interior, llegue a meterle dos dedos para dilatarle un poco el ojete, me los estrujaba de un modo salvaje, hubiese querido seguir preparándola, pero era imposible, estaba a punto de reventar y no podía esperar, me coloque tras ella y apunte mi polla a su ano, presione con toda la calma que podía, de pronto su esfínter cedió y mi glande entro en ella, Raquel grito de dolor al sentirlo entrar, me detuve, le pregunte si lo dejábamos para otro día, sin saber muy bien si seria capaz de hacerlo, como esperaba y deseaba me dijo que no, que continuase, seguí metiéndosela, ella mordía la sabana para que no escuchase sus quejidos, su esfínter estrujaba mi polla como si quisiese cortarla, sentía deseos de metérsela toda de un golpe, por supuesto era algo que no haría, con toda la lentitud que pude se la fui clavando hasta quedar pegado a sus nalgas con toda mi polla insertada en su culo sintiendo la presión que ejercía sobre mi polla, después de un poco dejando que Raquel se acostumbrase a tener su culo relleno comencé a moverme despacio, escuchaba sus quejidos amordazados y casi rezaba por que no me pidiese que se la sacase por que no seria capaz de hacerlo, ya me seria imposible parar hasta haberme corrido, dure más de lo que esperaba, creo que por tratar de hacerle el menor daño posible, pero claro la excitación y el placer hicieron que acabase dándole por el culo a un buen ritmo, correrme dentro de aquel culo fue una de las cosas más maravillosas que he sentido en mi vida.

Después de un año me dio la mejor noticia que podía darme, que dejaba el club, además me dijo que lo hacia por que con ningún otro disfrutaba como conmigo, yo no necesitaba decirle nada ya que ella sabia de sobras que desde que había follado con ella por primera vez no existía para mí ninguna otra mujer en el mundo.

Ahora hace un año que vivimos como un matrimonio de puertas para adentro, al salir de casa nos convertimos de nuevo en padre e hija, a veces he pensado en mudarnos a una zona de la ciudad donde nadie nos conozca y poder estar con ella como si fuésemos una pareja normal.

Hay algo que me preocupa desde hace un tiempo, Raquel parece comportarse de un modo extraño, alguna vez se queda mirándome como si fuese a decirme algo, me da miedo que me diga que ha conocido a otro hombre, pero no creo que sea eso, aunque estoy seguro de que algo trama, lo sé por que soy su padre.