Virgen por codicia (2)
Pese a ganar un buen dinerito como putita, mi chochito seguiría virgen hasta el matrimonio.
La entrada de Marta en mi vida sexual significó duplicar mi actividad y mi desgaste energético. Tenía que ver menos frecuentemente a mis chicos porque me agotaban. Ello significó que saliese más frecuentemente con mi novio Fede quien, gracias a Dios seguía solamente contentándose con tomarme de la mano en el cine. Mi gasto en pañuelos de papel para limpiarme el sudor que exhalaban sus asquerosas manos aumentó significativamente.
Pasaron los meses y mi vida transcurría felizmente con mis chicos y mi chica. Aunque Robin se echó novia, una mulata sudamericana preciosa, no por ello dejó de asistir a las demandas de mi ojete. Eso si, sin saberlo ella.
Frecuentemente mis tríos con los chicos se convertían en dobles parejas, ya que Martita insistió mucho en conocerlos a pesar de que ya había encontrado algunos otros chavales bien dispuestos a follársela por parejas y darle las dobles penetraciones que tanto había buscado. A mi no me gustaba que Marta me acompañase a mis encuentros con Robin y Lluis, porque eso hacía que su esplendida belleza y escultural figura luciendo los atractivos ornamentos de los pezones y el clítoris acentuase los poco atractivos recursos de mi rechoncho cuerpo. A pesar de no tener un gramo de grasa porque mi actividad sexual la quemaba toda y más que hubiera, mi físico era redondo y abundante y eso no tenía remedio.
Además jugaba en contra mía el hecho de que Marta usaba magistralmente su coño, además del ano y la boca y yo carecía de ese recurso del agujero delantero.
Un día estuvo a punto de sucederme una desgracia: Los chicos se acostumbraron a alternar la penetración de sus vergas en el culo y el coño de Martita y en una ocasión, Robin, sin duda por esa costumbre, me confundió con ella y estuvo en un tris de desvirgarme. Si no llego a ser rápida me mete su aparato en el coño y esfuma mi futuro matrimonio y consecuente fortuna económica.
Así que tomé medidas radicales. Acompañada por Martita y tras dos meses de drástico ahorro de la exigua asignación que me daban mis padres me presenté en el sitio donde le habían hecho a ella el piercing y pedí que me implantaran dos anillos en los labios exteriores que cerrasen el acceso a mi vagina para que no me desvirgasen accidentalmente.
Martita sugirió que me pusiese, al igual que ella, otro en el clítoris y dos más en los pezones, pero le confesé que no tenía dinero para nada más que los dos anillos que protegerían mi virginidad vaginal.
Ella me dijo que me prestaría el dinero y que no podía dejar de experimentar el placer que proporcionan los tironcitos del clítoris cuando te están follando. Eso me convenció absolutamente y salí del local más adornadita que ella y pensando en lo gorrona que sería durante una temporada para poder ahorrar y devolver mi deuda.
Pero un mes más tarde mis apuros económicos empezaron a disiparse. Todo empezó una tarde que estábamos mis chicos y yo en casa de Lluis entregados a nuestra actividad favorita. La polla de Robin se encontraba alojada en mi culo estando yo sentada sobre su regazo y Lluis, de pie ante mi, sujetaba mi cabeza y me jodía la boca concienzudamente. Nos quedamos de piedra al escuchar repentinamente una voz de hombre:
- Queda un agujero sin tapar. ¿Puedo participar?.
Tan pasmado se quedó Lluis al escuchar a su padre que tuve que ser yo la que retirase mi cabeza porque él se quedó petrificado con el glande obstruyendo mi garganta.
Paaa .... pa. ¿Qqq qué haces aquí?
Es mi casa si no recuerdo mal.
Yyya, pero ... er ... este ... no ibais a quedaros esta noche en Girona?
A tu abuela materna le ha dado un parraque y tu madre se ha ido a su casa a cuidarla.
Y y y cómo está la abuela?
Bien, parece. Tu madre se ha quedado por si acaso.
T t te vas a quedar esta noche en casa?
Bueno, coño, ya está bien de interrogatorios. Y hablando de coños, ¿me permitirá la señorita taparle ese tan apetitoso que tiene?
Se hizo un silencio sepulcral. Yo había notado cómo la magnífica verga de Robin se había encogido en mi recto y veía como la de Lluis se había abatido. Barrunté que, en aquella situación tan comprometida no serían capaces de recuperarse y, aunque así fuese, delante del padre de Lluis no estarían dispuestos a seguir la juerga. Así que tomé mi decisión.
- Sr. Forqué, por razones que no es oportuno explicar, mi coñito solo está disponible para comerlo, pero puede usted utilizar otro de mis agujeros. Lluis sé amable con tu padre y déjale tu sitio ya que no parece que tengas intención de seguir con la tarea.
El Sr. Forqué no dudó en colocarse ante mi y dejarse desabrochar la bragueta mientras Robin se deslizaba silenciosamente de bajo mi pandero y se escabullía también de la contienda. Sentada en el sofá comencé a mamar la polla del papá de mi amigo.
Sr. Forqué, tiene usted una verga bastante notable.
Jordi, llámame Jordi. Y tu te llamas?
Marilia, para servirle Don Jordi.
Sin el Don. Solo Jordi. Veamos tus habilidades nenita.
Me puse a hacerle un buen trabajo a Don Jordi con la boca comiéndole concienzudamente tanto su respetable polla como sus gordos testículos. Cuando lo tuve bien a punto, abandoné la tarea, me di la vuelta apoyando mis tetas en el asiento del sofá y levanté mi pandero separando mis gordas nalgas para enseñarle al señor mi agujero trasero.
- Este agujero sí está disponible y preparado, Don Jordi. Los chicos me han vaciado y limpiado bien las tripas y han lubricado ya la entrada. También lo han dejado bien dilatado por lo que le resultará cómodo darme por él . Si quiere lo puede chupar antes, porque el lubricante es comestible y sabe a fresa.
Don Jordi se arrodilló tras de mi reclamando nuevamente que le tutease. No dudó en comerme el ojete y además deslizar su lengua a mi vagina. Soltó una exclamación de júbilo cuando se encontró con la cadenita que estaba enganchada a mi anillo del clítoris.
Me estuvo comiendo el coño y el culo durante un cuarto de hora al tiempo que daba agradables tironcitos de la cadenita y amasaba mis mantecosos glúteos o mis suaves y blandas tetorras. Después me sodomizó con unos empellones enérgicos y profundos pero no se corrió dentro. Yo sí que me entregué a un bonito orgasmo, mientras veía a su hijo boquiabierto contemplando el quehacer de su padre. Robin ya estaba vestido y se largaba sigilosamente.
Don Jordi me hizo dar la vuelta y sentarme en el sofá y poniendo su verga entre mis tetas me pidió una cubana que le hice magistralmente. Tampoco se corrió entre mis tetas, prefirió hacerme abrir la boca y vaciarse dentro. Un nuevo sabor más para mi paladar.
Días más tarde me llamó al móvil cuyo número le había dado su hijo y que solamente me servía para recibir llamadas puesto que no tenía un maldito euro de saldo en mi tarjeta.
Marilita. Soy Jordi, el padre de Lluis.
Hola Don Jordi.
Por favor, apéame el Don. ¿Oye, no te importaría hacer algo por este viejo?
¿Lo qué, Don Jordi?.
Esas cosas que haces tan bien con tu culito y la boquita.
Es que he quedado con mi novio hoy.
¿Y mañana?
Bueno, por tratarse del padre de mi amigo le haré un favor.
¿Quedamos en la habitación 227 del Hotel S a las seis de la tarde?
Si, de acuerdo. Allí iré.
Después de vaciarle los huevos mediante un esmerado empleo de mis habilidades y recursos Don Jordi me dijo:
Chiquita, eres una maravilla. Me gustan las chicas como tu, así, frescas y sin prejuicios, y tan rellenita. No como esas anoréxicas que hay por todas partes.
Gracias Don Jordi, me halaga usted.
Nenita, no me trates de usted. Mira, quiero hacerte un regalo por ser tan buena con este viejo. Pero es mejor que te compres tu lo que quieras.
Me dio doscientos euros y abandoné el hotel sintiéndome millonaria y habiéndole prometido que nos veríamos alguna otra vez.
Pero nos vimos bastantes veces y mis apuros económicos pasaron al olvido.
Un día me dio una tarjeta.
Es de un amigo mío. Es muy generoso y nunca la ha metido en un culo. Si quieres ser buena con él como conmigo seguro que te da unos buenos billetes.
No sé, Don Jordi. Es que eso ya es ser puta.
Pero nena, si a ti te gusta el sexo tanto como el dinero ¿qué de malo hay en ganarlo mientras se disfruta?
No sé. Lo pensaré Don Jordi.
Ya había renunciado a pedirme que le apease el tratamiento, porque no me salía tutear al padre de mi amigo. Lo pensé y le hice el favor a su amigo que me dio trescientos euros. Y después hice favores a más amigos, y a amigos de amigos. Y mi móvil tenía una actividad como jamás lo hubiera pensado.
Una tarde, tras pasear con mi novio Fede fui a ver a Marta y estando con ella me llamó un amigo de Don Jordi. Pretendía que fuese buena con él y otro amigo a la vez. No me gustaba encontrarme a solas con dos hombres y le dije que no. Martita me preguntó por la conversación y le expliqué como hacía favores a los amigos de Don Jordi.
¿Y dices que te dan trescientos euros por cada favor?
Si, menos Don Jordi. Él solo me da doscientos.
Oye. ¿por qué no llamas al de antes y le dices que si, y que yo te acompaño?
¿Tu también quieres ser puta?
Pues chica, un negocio tan rentable para ti, que eres gordita y bajita, puede ser una mina para mi.
Muchas gracias por el piropo.
Disculpa chica, pero es la verdad. Además eso no significa nada, a mi me gustas mucho. Me encanta tu gordito culo mantecoso y las tetorras caídas que tienes.
Lo estás arreglando tía.
Acabamos yendo juntas a ver a los dos amigos de Don Jordi y salimos con ochocientos euros, ya que nos dieron doscientos de propina por hacer un lésbico para vernos. Marta se mostró tan entusiasmada de follar conmigo ante espectadores que me animó a follarla el coño con el puño. Yo no quise ser menos y por primera vez en mi vida entró una mano dentro de mis tripas.
Lo que hace la sociedad de la información. Desde entonces no parábamos de recibir llamadas para repetir el espectáculo lésbico ante grupos de amigos de Don Jordi. Mi cuenta corriente crecía y crecía.
Veía menos a mis chicos y también Lluis se echó novia. Pero eso, al igual que con Robin, no afectó a nuestro mutuo afecto físico y seguíamos teniendo nuestras cochinotas orgías.
Y pasaba el tiempo y un día llegó la temida ceremonia de compromiso con Fede. Qué día más horrible, con las dos tradicionales, conservadoras y puritanas familias reunidas. Encima me besó por primera vez. ¡Qué asco!.
A partir de entonces la vida se me hizo una pesadilla con las constantes visitas y comidas en casa de mis futuros suegros. Vacaciones con ellos. Preparativos de la boda. Un larguísimo cursillo prematrimonial. Una interminable lista de boda en que cada artículo se discutía hasta la saciedad. Y yo perdiendo dinero. Tuve que cortar el teléfono móvil por la inoportunidad de las llamadas y me enteré de que Marta se había comido toda mi clientela. ¡Zorra traidora!
En la despedida de soltera me escapé con Marta y nos citamos con Robin y Lluis. Creo que durante la ceremonia de la boda aún tenía semen en los intestinos.
Me tuve que quitar mis anillos del coño y los pezones para la noche de bodas ya que no creo que Fede hubiese aprobado tal ornato. Aún así se pasó todo el puto viaje de novios insistiendo en que me dejase crecer la pelambre del pubis. Pero ahí fui implacable. No estaba dispuesta a ocultar jamás aquella vulva gorda, sedosa y prominente que era el único atributo de mi cuerpo del que me sentía sumamente orgullosa. Es más, como ya no tenía a Martita para rasurarla, comencé a ir a un salón de belleza para depilarme con láser y llevar el coño pelado para toda la vida.
Oculté mi cuenta corriente con mis ahorros de puta al conocimiento de Fede y me lancé a gastar su vasta fortuna ya durante el jodidamente interminable viaje de novios.
Cuando regresamos lo primero que hice fue llamar a mis chicos para darles mi coño y su alborozo fue espectacular. Por primera vez disfruté de la doble penetración por coño y ano y convencí a Lluis de que la próxima vez trajese a su padre para que me pudieran tapar también la boca.
Alguien pensará que me he olvidado de describir mi noche de bodas. No me he olvidado. Simplemente no vale la pena describir la penosa rotura de mi himen por una pollita que no merecía tal honor y que apenas soltaba unas gotitas de esperma.
Pero con esa herramienta de saldo, el imbécil de Fede estaba empeñado en que le diera ya un hijo. Tanto empeño puso y tan harta estaba de que se me subiera encima todas las noches en la posición del misionero para cumplir lo que el llamaba "sagrado deber de procrear", que decidí quedarme preñada de Lluis o de Don Jordi. Obviamente estaba descartado Robin por ser más negro que el carbón. El pobre pasó durante una temporada, en que dejé los anticonceptivos, a ser únicamente usuario de mi culo mientras que a Lluis le obligaba a correrse invariablemente dentro de mi coño.
Mi conducta les pareció un tanto extraña pero no insistieron más en preguntar cuando les dije que me daba morbo tener clasificadas las pichas: Negra para agujero negro y blanca para coñito pulido. Tampoco les importaba mucho la cosa mientras pudieran hacerme sus cochinadas que sus formales novias no les consentían.
Me quedé preñada y fue un alivio, porque Fede dejó inmediatamente de follarme ... bueno de intentarlo, porque lo que el me hacía no era precisamente follarme como es debido. Mi barriga no fue obstáculo para seguir las juergas con mis chicos. Con la excusa de caprichos de embarazada, otra vez Robin pudo usar mi coño.
Me enteré que Marta se había echado chulo. Era un gilipollas del equipo de rugby que ella misma adoptó tras tener un incidente con un cliente que la hizo pensar que necesitaba la protección de alguien corpulento. Pero el cabrón de él pronto la exigió el 50% de sus ganancias en lugar del 15% acordado inicialmente. Una buena paliza acabó con la defensa de los derechos económicos de Marta.
Y llegó el parto.
Ante la estupefacción de las dos familias parí UNA NIÑA MULATA.
De la estupefacción se pasó a la indignación, la separación matrimonial, que no divorcio porque no es nada católico, y la expulsión del seno familiar.
Con mi preciosa niña mestiza y mis ahorros de cuando era puta acabé en casa de Marta, en el Raval, con su chulo.
De mi trabajo se lleva el 55% porque dice que Marta fue la primera y como eso es un privilegio por eso se queda de ella el 50%. Y menos mal, porque la última puta que se pillado, una negra exuberante, le entrega el 70%.
Y yo que pretendía ser millonaria con mi coño virgen. Pero no me voy a quejar porque, para qué negarlo: me gusta el oficio. Don Jordi tenía razón.
Mis anillos han regresado a los pezones y el coño. Claro que los dos que lo cerraban para proteger mi virginidad ahora están cada uno a un lado. Nuestro chulo me compró dos anillos mucho más grandes y gruesos para aprovechar los dos agujeros que sobraban el día que me llevó al tatoo para ponerme sus iniciales en lo alto de la teta izquierda y en la riñonada.
El número lésbico que protagonizaba con Marta cuando nos arrendaba un grupo de clientes ha resucitado. Ahora es más espectacular y los clientes rugen cuando termino bañando de leche a Marta estrujando mis tetas sobre ella. Bueno, también me mojo yo misma porque los anillos de los pezones hacen que la leche gotee por mi tripa hasta el coño. Los clientes se lanzan sobre nosotras para lamer toda mi leche hasta dejarnos bien limpias antes de empezar a follarnos.
Aún sigo pensando como me preñó Robin y solo llego a la conclusión de que debió correrse alguna vez en mi culo y ocupar éste a continuación las pollas de Don Jordi o Lluis, y que después me la metieran en el coño pringadas del esperma del negro.
Mi chulo, aunque no le gusta mucho, ha consentido que me reúna con mis chicos una vez al mes gratis. Si quieren más deben pagar como cualquier cliente. A ellos también les encanta la leche de mis tetorras y me ordeñan totalmente cada vez que nos vemos. Pero mis cántaros producen lo suficiente para mi nena.
FIN.