VIP

Un sueño que se vuelve una pesadilla, una invitacion a conocer el maximo placer sexual: el dolor.

Corre. La única palabra que jugaba en su cerebro. Corre. La transpiración caía por su pelo, jugaba con su ropa, mezclándose con el viento que dejaba la huida. Miedo. Sombras.

  • Estúpidas sombras. No debí haber ido. No debí.- pensó.

Se enredaba con los cordones de las botas, con su abrigo roto.

Le llamaban el Antro. Para llegar ahí debías tener un pase VIP. No entraba cualquiera, ni siquiera se sabía donde exactamente estaba ubicado. Se rumoreaba que en un sector de Pudahuel, una casona abandonada en el 73.

Todo partió esa tarde. A la salida de la Universidad la atajó un tipo.

Buenas –saludó muy formal- Tome. Esto es para usted. No puede faltar.

Ella lo tomó extrañada. No pudo decir nada, por que el tipo ya había desaparecido.

Jamás pensó que la invitarían a aquel lugar. Había oído siempre rumores sobre esa casa, pero dudaba que existiera.

Se arregló mucho para ir a la supuesta fiesta. Con su abrigo de látex y sus botas de cuero de miles de cordones, sus pantalones ajustados y su corssette plástico se puso en marcha.

El lugar era muy extraño. La dirección seguramente estaba errada. Ahí no había nada. Un peladero, cercado por rejas de madera y alambre de púas.

Las 12 en punto. Demasiado tarde para andar en un lugar tan peligroso, fue un error haber ido sola, pensó por unos segundos. Cuando se decidió a regresar a la casa, frente a ella vio al hombre que le había dado el pase.

Buenas Noches. Que bueno contar con su presencia. – le saludó con una sonrisa. El hombre se veía diferente. Parecía incluso más joven de lo que realmente era. Como de unos 40 años más o menos. Vestía una camisa roja y pantalones negros. Un abrigo burdeo de terciopelo. La piel increíblemente pálida.

¿Dónde es el lugar? – preguntó ella.

Por aquí. –dijo, tomándola de la mano. Una extraña puerta se abrió entre la maraña de enrejados de madera y alambre.

Ya adentro pudo observar que no había tal peladero. Una casona increíblemente grande se asomaba en el centro del lugar. Con grandes gárgolas esculpidas en piedra maciza y puerta adornada con miles de hermosos tallados. Era imposible evitar no admirar semejante obra de arte.

Adelante. Es bienvenida –sonrió el hombre- Mi nombre es Garloc.

¿Usted no entrara? –preguntó la joven.

No. No puedo, mi deber es recibir a la gente. No puedo entrar. Pero por favor, pase y disfrute la fiesta –dijo muy sonriente.

La joven entró algo tímida. La casa estaba oscura, completamente. Pero en su interior había gente. Había música. Gente muy extraña. Se veían adinerados, con espectaculares trajes. Seres oscuros que jamás imagino ver. Parecían sacados de un cuento de hadas. O más bien de vampiros. Un personaje le llamo la atención. Una novia. Una muchacha de unos 12 años vestida de novia. Su rostro era cadavérico. Parecía muerta. Llevaba una especie de tatuaje en el cuello. Una extraña cicatriz que daba la impresión de que su cabeza había sido cosida a su cuerpo.

Bienvenida –le sonrió la niña vestida de novia- Soy Nuria. Pero me conocen como la Novia. ¿Quien eres tú? Jamás te había visto por aquí.

Soy Danielle. –dijo la joven- Nunca había venido a este lugar. Me regalaron una invitación y aquí estoy.

Pues entonces tendré que presentarte a los demás –dijo, tomándola de la mano. El lugar estaba semi lleno, pero aún así era fácil perderse entre tanta oscuridad.

Se acercaron a una pareja de jóvenes de unos 20 años. Vestían de blanco, con camisas con vuelos. Su cara iba maquillada. Un extraño maquillaje blanco, con dibujos sobre los ojos y la boca, parecían mimos infernales.

-Ellos son los gemelos –sonrió la novia. Te dejaré con ellos. Yo debo disfrutar la noche. Regresaré muy pronto

Cap II

Los gemelos se acercaron a Danielle. Uno se puso tras de ella y otro al frente. Extrañamente el olor de ellos le atraía increíblemente. Hasta se podía decir que le excitaba.

¿Eres virgen, hermosa Danielle? – le susurró uno de los gemelos al oído.

Pues no… -gimió ella. Que extraña la sensación que le provocaban. Ni siquiera la habían tocado pero sentía como si sus manos la estuvieran recorriendo entera.

¿Alguna vez has tenido sexo, hermosa doncella? –dijo el segundo gemelo. Se agacho y puso sus labios en el ombligo de la joven a unos 2 centímetros de ella.

Danielle sintió de golpe que la tocaban, que la masturbaban entre muchos, se vio en una mesa con la ropa rasgada y mucha gente a su alrededor. Entre todos la tocaban, la penetraban, la besaban, la acariciaban. Y cada uno de los gemelos observaba. Uno parado al frente y el otro hacia su cabeza. Hombre tras hombre la penetraba dándole miles de segundos de placer y orgasmos inmediatos.

Mujeres desnudas danzaban alrededor, tocándose, masturbándose, lamiéndose entre ellas y lamiendo los pechos de Danielle.

Esto es un sueño – dijo ella entre gemidos- No puede estar pasando

¿No? –dijo uno de los gemelos- ¿Quién ha dicho que los sueños no son reales?

Todo sueño tiene algo de realidad, hermosa Danielle –dijo el otro gemelo, mientras se sacaba la chaqueta y con una daga afilada cortaba su brazo. Automáticamente empezó a emanar el líquido rojo.

Este es placer máximo mi querida Danielle –dijo el otro gemelo, tomando la mano de su hermano y deslizando su lengua por la herida. Abría una y otra vez la carne sangrante del gemelo, y eso parecía excitarlo. Pero la excitación se hacia cada vez mas intensa. Agarró a su hermano y lo azotó contra el muro. El gemelo herido cayo con la cara partida al piso. El hermano le quito la daga y lo apuñalo varias veces mientras bebía de las heridas de su hermano.

Danielle no podía creer lo que estaba viendo.

-¡Basta! –gritó enloquecida. Pero los integrantes de la fiesta no se inmutaban. Sonreían y aplaudían el espectáculo- ¡Estas loco, esto no puede ser posible, no puede ser!

De pronto, sintió un golpe en su cabeza, que le hizo perder la conciencia por segundos. Algo aturdida, abrió los ojos y se vio en la fiesta. La Novia bailaba extasiada con dos muchachos y los gemelos estaban frente a Danielle, observándole.

¿Qué fue todo eso? –pregunto Danielle.

¿Qué fue que? –preguntaron los gemelos, extrañados- Te preguntamos de donde venias y te quedaste con los ojos en blanco. No sabemos que paso.

No entiendo… -dijo ella, confundida.

Te quedaste pensando y con la mirada perdida –dijo el otro gemelo- Quizás deberías ir por un trago. Te ves cansada.

Yo... yo no me siento bien… -dijo Danielle.

De pronto, la Novia apareció a su lado. Venia de la mano de una niña mas pequeña que ella.

  • Veo que ya conociste a estos pilluelos. –rió la novia- Están guapos, ¿verdad? Quiero que conozcas el resto de la casa. Esto es casi nuestro hogar. Vivimos aquí. Divirtiéndonos, bailando, haciendo amigos. Aun no conoces a la princesa. Es la reina de nuestra casa, es la dueña de este pequeño mundo mágico que tenemos. ¡OH, Danielle, me siento tan feliz de que hayas llegado a este lugar!

Danielle se quedo pensativa. Lo que había visto era producto de su imaginación. Si, de seguro. La Universidad la estaba matando lentamente y ahora imaginaba cosas. De pronto, la novia soltó a la niña que iba con ella y le susurró algo al oído. La pequeña rió y la abrazó, para después perderse en un apasionado beso.

Fue algo chocante el espectáculo para Danielle. La otra niña tenía cerca de 7 años. De pronto, sintió ganas de vomitar. Pero cuando ya decidía a buscar el baño, la novia la agarro de la mano y cruzo entre la gente que parecía haber aumentado de golpe.

Vamos a conocer a la princesa. Deberás caerle en gracia. Ella es estricta, pero si le caes bien, te dará un pase VIP por lo que resta de tu vida. –le sonrió la pequeña.

Cap. 3

Un cuarto absolutamente metálico, lleno de maquinas que parecían estar trabajando desde hace mucho. Un hedor asqueroso y oxido en todos lados era donde se encontraba la princesa. El cuarto parecía aislado en otra dimensión. El sonido de los fierros chocando contra líquidos se repetía una y otra vez creando una especie de sinfonía mágica de metal.

Vamos –dijo la novia tirándola de un brazo.

Llegaron a un cuarto donde el olor era insoportable. Miles de maquinas trabajando al mismo tiempo en diferentes quehaceres. En una se depositaban trozos de seres humanos, los cuales después se molían llegando a transformarse en un delicioso brebaje, el cual era vendido en el bar de la casa. Danielle sintió deseos de vomitar. Pero el miedo que sintió la paralizó. Sobre una mesa metálica se encontraba una niña de unos 15 años. Vestida solo con ropa interior, atada de pies y manos, llevaba un tubo de plástico que le salía desde la boca. Una maquina extraía los vómitos de la joven, que se veía pálida y casi agonizante.

Novia… -susurró apenas Danielle- que es todo esto… ¿Qué les están haciendo?

¿Haciendo? –dijo la novia- Solo aquí traen a los que pidieron estar. Nadie viene obligado a este lugar, se les invita. Si les gusta, se quedan. Si la princesa les toma cariño, pueden irse y volver cuando quieran. Lo que ves es lo que ellos pidieron. Son sus deseos... nada más que eso

¡Pero como va a ser un deseo esto! –dijo Danielle, dando un paso hacia atrás.

Tranquila mi niña –dijo una voz muy dulce. De pronto una mujer de cabellos dorados y largos pareció salir de la nada. Abrazó a Danielle que temblaba, sin saber el por que.- Esto que tú ves aquí es la cámara de los placeres. Te voy a mostrar. Daremos un paseo, mi pequeña. No quiero que te asustes, ni que sigas temblando como pajarito. Aquí puedes encontrar de todo. Esta hermosa dama que esta en la mesa, quería ser delgada. Era una gordita fea y con baja autoestima. Me rogó que la ayudara. Y lo estamos haciendo. Extraigo sus bilis estomacales y lavo su estomago. Créeme que ella lo disfruta. El placer máximo es el dolor, mi bella Danielle. Mírala como está ahora, delgada y muy hermosa.

La joven de la que hablaba la Princesa era la que yacía en la cama, moribunda, suplicando la muerte, suplicando que parara la tortura. Miró a Danielle a los ojos en una salida desesperada. Pero Danielle decidió ignorarla. No podía hacer nada.

Mira ángel mío –dijo la Princesa- la que está allá quería ser mas gorda. Así que le estamos poniendo lo que le sacamos a la otra de su estomago. Esa máquina deposita excremento, bilis y desechos en el estomago de la niña, bloqueando su ano para que no pueda expulsar nada. ¿Te agrada, mi hermosa niña? Sigamos. Te llevaré a la sala de los sentimientos. En esta cámara cerrada puedes ver a una mujer que golpeaba a su hijo. Lo golpeo tantas veces que lo mato. La tenemos ahí, junto a una matrona que quiere ayudarla, poniendo a su hijo muerto dentro de su útero. Y cosiéndola por todos lados para que no salga.

Esto no esta bien… -susurró Danielle pensando que entraría en un ataque de pánico.- No puede ser real.

¿No? ¡Pero lo es! –gritó la Princesa agarrando bruscamente a Danielle- Mira a aquel hombre. Esta metido adentro de una sala que le llamamos la sala de lo posible y lo imposible. Su hija fue violada y él fue incapaz de hacer algo por que es un cobarde. Entonces, lo estamos ayudando. Esta atado de pies y manos, con una pequeña maquinita similar a los garfios, que le permiten no cerrar los ojos. Su hija es violada miles de veces delante de él. La mantenemos con vida para que pueda seguir ayudando a su padre. Él debe aprender a defenderse y soltarse de las cadenas, y salvarla. Todos sabemos que pueden hacerlo. Pueden irse si quieren, pero aun así no lo hacen. Él puede salvarla de los violadores. Pero cada vez que ve como la torturan, se larga a llorar. Es un maldito cobarde. Solo queremos ayudarlo. Ayudarlos a todos. Nunca ha sido nuestro plan hacer daño, mi niña.

Danielle logró soltarse de la mano de la Princesa y dio un paso atrás.

¿Esto es ayudar a alguien? ¿Cuál es tu concepto de la ayuda? –dijo Danielle, asqueada por lo que había visto. –Yo no quiero estar aquí. No me interesan las asquerosidades que hacen ustedes. Los denunciaré a la policía. Se descubrirán todas las cosas asquerosas que están haciendo. Esto no esta bien

¿Qué es para ti el bien? No existe tal bien del que hablas Danielle. No existe. No hay un bien o un mal, solo una dimensión distinta de las cosas. Quieres hacer el bien, pero aun así deseas traicionarnos y entregarnos, sabiendo que eres una mas de los que estamos aquí.

¡No soy nada de ustedes! –gritó. Y salió corriendo.

¡No te vayas! –grito la princesa, con un alarido desgarrador- ¡No te vayas niña mía! Yo ya estoy anciana para seguir ayudando…. No te vayas….

Danielle salió corriendo, entre la gente que quería atajarla, en su desesperación golpeó a mujeres, patio hombres, recordó su extraño pasado Punk, cuando se defendía de otras pandillas y grupos extraños.

Corre. La única palabra que jugaba en su cerebro. Corre. La transpiración caía por su pelo, jugaba con su ropa, mezclándose con el viento que dejaba la huida. Miedo. Sombras.

  • Estúpidas sombras. No debí haber ido. No debí.- pensó.

Se enredaba con los cordones de las botas, con su abrigo roto.

Nadie parecía ya seguirla. No había nadie en la calle. De pronto, la sombra de una mujer se apareció a lo lejos.

Danielle… -susurró la mujer- Danielle…. No nos abandones... Danielle.... Eres la única que puede seguir con esto… nos puede ayudar…No te vayas….

La sombra se acercaba a ella, arrastrándose, arañando el pavimento, gimiendo, sangrando, suplicando. Las voces en sus oídos eran millones.

No te vayas Danielle… no nos dejes… te necesitamos…. Te necesitamos

¡Basta! ¡Salgan de mi cabeza! ¡Váyanse! –pero las voces seguían ahí. Gritaban más fuerte, y se multiplicaban cada vez más. La sombra empezaba a tomar forma humana. Era la niña que tenía el tubo en la boca. Se arrastraba hacia Danielle, con el cuello deformado por el tubo en su garganta, gimiendo y hablando extraño. Las miles de voces al mismo tiempo hicieron que Danielle cayera de rodillas al piso. La niña del tubo se abalanzó hacia ella metiendo sus dedos en los ojos de Danielle y arrancándole las pupilas.

No verás nada nunca más –decían las voces - No oirás nada nunca más… No hablarás nunca más

Lentamente la niña del tubo le sacó los tímpanos y metió el tubo en su garganta. Danielle sentía el cuerpo de la niña sobre el suyo y no podía moverse. De pronto, la cara de la niña empezó a cambiar. Como si hubiera caído ácido en su piel, se empezó a carcomer, de a poco, quedando solo huesos y extremidades deformes.

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La encontraron así. Desfigurada completamente. Se arrancó los ojos y los tímpanos. No entendemos como rayos se saco la lengua.

¿Ese es el informe del forense, oficial Rodríguez?

Sí, lo es.

Pobre muchacha enferma. Enloqueció sin motivo alguno.

Se cree que su padre la violaba, doctor. Da pena que se pierdan jóvenes así.

Lo sé. También perdimos así a mi madre. Enloqueció de la nada y murió similar. Es un tipo de esquizofrenia extrema.

Lo siento mucho.

Me hice doctor para poder ayudar a jóvenes así, pero no he podido. No se cual es el problema. La joven se llamaba Danielle Fernández. Tenía 17 años. Mi madre se llamaba Princesa. Princesa Errázuriz. Era preciosa. Murió a los 25 años. Espero no sigan mas muertes como estas. En fin, esta lloviendo. Ya debo irme. Suerte y adiós, oficial.

Adiós.