Violencia femenina en casa

La vida de los pobres varones en una familia gobernada por mujeres...

VIOLENCIA FEMENINA EN CASA

PROLOGO:

En nuestra familia quienes mandan son las mujeres, son ellas la única ley conocida y admitida en nuestra casa y a nosotros los varones nos ha correspondido un destino de total servidumbre y esclavitud.

La suprema cabeza en nuestro hogar es mamá, una mujer alta y robusta, dueña de un carácter tan autoritario como violento, ella es una feminista beligerante y radical que pregona y practica la más tiránica supremacía femenina. Papá profesa por ella un respeto y temor reverénciales y procura siempre por todos los medios no provocar su ira, él es servil y obediente como un perro y no obstante ella encuentra siempre un motivo para someterle a salvajes golpizas y castigos.

Igual suerte corremos mi hermano y yo bajo la violenta dominación de nuestras dos hermanas a quienes mi madre apoya incondicionalmente.

Esta es nuestra historia y comenzaré aquí mis memorias cuando yo tenia 16 años de edad, mi hermano Carlos 17, mi hermana Lucia 19, y mi hermana Patricia 22.

Mamá tenía 42 años y papá 48.

Por aquellos días vivían con nosotros tía Raquel y su esclavizado marido, Ella tenía 36 años y era tan violenta y despótica como mamá. Raúl su marido era 6 años menor que ella y con frecuencia se le escuchaba gritar, suplicar y chillar bajo los severos castigos que ella y mi madre le propinaban.

Vivíamos en una enorme casona colonial cuyos gruesos muros y los amplios jardines que la rodeaban no permitían que desde fuera alguien se enterase de lo que allí sucedía. En realidad nadie sospechaba siquiera que bajo los altos techos de aquella antigua mansión existiese aquel imperio matriarcal, aquel infierno de sumisión masculina.

CAPITULO I

"! Este café está frió, pedazo de animal !" Rugió mamá lanzando el contenido del pocillo sobre los pantalones de mi padre a la ves que le aplicaba tal bofetada que por poco le envía al piso.

" Querida lo lo si sien... to, yo te traigo otro ahora mismo" Las palabras de el eran vacilantes, su voz temblaba y tartamudeaba lastimeramente.

-FLAP- Otra sonora bofetada se estrelló sobre su rostro.

"!Silencio invecil, ahora te enseño a cumplir con tus deberes gusano negligente!"

Ella se había levantado de su mullido sillón y erguida en sus altos tacones se plantó desafiante ante él. Lo agarró por el cuello de su camisa y flexionando velozmente hacia arriba una de sus robustas piernas encajo su maciza rodilla con fuerza entre las piernas de papá. El chilló y se dobló sobre si mismo pero antes de que finalmente cayese al piso de rodillas ella le metió otro cruel rodillazo.

Mi padre se desplomó gimiendo ante su imponente mujer quien con las piernas separadas en compás le miraba altanera y amenazante.

Mamá le agarró por el cabello y de un tirón le obligó a levantar su rostro hacia el de ella. "Tienes 5 minutos para traerme otro café, y por tu bien querido mas vale que esté bien caliente" Dijo ella en aquel tono glacial que tanto temor infundia, le soltó otra bofetada. "Muévete animal" Grito ella y acto seguido dio media vuelta y regresando a su sillón se acomodó de nuevo en el mientras cruzaba sus piernas.

Su estrecha falda se deslizó varios centímetros arriba de sus rodillas dejando ver sus muslos robustos pero firmes y bien torneados.

Papá se incorporó con dificultad y caminando adolorido salió del salón a cumplir la orden que ella le había dado.

Yo había estado presenciando aquella escena mientras de rodillas lustraba una de las botas de Patricia quien se hallaba cómodamente apoltronada en otro sillón frente a mí.

"Quiero ver las botas de tu hermana relucientes cual espejos" Dijo mamá.

"Si señora" Respondí sumisamente mientras tomando el pedazo de tela friccionaba diligentemente la brillante caña de cuero negro.

Esta ves fui yo quien recibió una bofetada. Patricia me hizo ver estrellas cuando estrelló su ruda mano en una de mis mejillas.

"Así no estúpido... ¡CON LA LENGUA! " Espetó ella.

"!OBEDECE"! Gritó mamá.

Cual sumiso esclavo incliné mi servís y empece a lamer la bota de mi hermana mayor ante la complacida y arrogante sonrisa de mi madre.

Mirando de reojo vi cuando papá regresaba al salón llevando consigo la bandeja de plata con un humeante pocillo de café. Se inclino reverente ante su altiva esposa quien tomando el pocillo dio un sorbo a la vez que con su mano libre agarraba por sobre la delgada tela del pantalón los genitales de él.

"Esto está mejor" Dijo ella "La próxima ves que te atrevas a servirme un café frío te voy a azotar los huevos" Agregó mamá cerrando los dedos de su amplia mano sobre la entrepierna de papá. "Entendiste?" Ella enfatizó su palabra propinándole un cruel estrujón, él chilló "Si, si señora" Respondió angustiado.

¡Basta! Dijo patricia mientras yo continuaba lamiendo su bota y colocando la suela en mi pecho de un empujón me lanzó de espaldas sobre el piso.

"Tráeme a mi también un café" Ordenó mi hermana.

Yo me incorporé al instante y con la cabeza inclinada salí pasando por un lado de papá a quien mi madre continuaba sujetando por los testículos.

Cruce un largo corredor y bajé las escaleras rumbo a la cocina, apenas hube llegado a la puerta cuando me topé con otra escena aún más cruel que la que acababa de presenciar en el salón de lectura de mamá.

Tía Raquel sujetaba en una de sus manos una larga fusta de cuero trenzado y caminaba lentamente en círculo alrededor de su marido quien completamente desnudo se hallaba de rodillas sobre las duras y frías baldosas de la enorme cocina. En las nalgas y muslos de él se veían claramente las huellas del castigo.

Rosadas líneas surcaban su piel y era evidente que su salvaje esposa le había estado azotando sin compasión alguna.

El pobre hombre temblaba de miedo y de soslayo veía aterrorizado pasar a su lado las piernas de su torturadora quien lucía una audaz minifalda, medias de seda negra y un par de botines de afiladísimo tacón. Ella era una mujer de agresiva belleza, una mujer robusta pero curvilínea; cintura estrecha, amplias caderas y muslos fuertes y exquisitamente torneados. Sus turgentes pechos formaban una V bajo el amplio escote de su ceñida blusa. Era una seductora sin escrúpulos y solía tener apuestos amantes a quienes llevaba descaradamente a casa y se metía en la cama con ellos mientras su marido era obligado a presenciar sus voluptuosas aventuras a través de una rendija de un enorme armario donde su mujer le encerraba totalmente desnudo, atado y amordazado.

En realidad mamá también solía participar de las aventuras de su hermana y al igual que ella se entregaba al sexo desenfrenado con algún hombre mientras mi padre corría la misma suerte que el marido de tía Raquel. "Un marido sin cuernos es como un jardín sin flores". Solían decir ellas entre burlonas y humillantes carcajadas.

"!Que haces aquí!" Dijo tía Raquel al verme en la puerta de la cocina.

"Patricia me mandó por un café, tía Raquel" Contesté humildemente.

"Más te vale que no la hagas esperar llévaselo rápido jovencito, bien caliente y se lo sirves de rodillas, no olvides que es tu hermana" Dijo ella en tono autoritario.

"Si señora" Pasé por su lado y me dirigí al lugar donde se hallaba la cafetera afortunadamente aún humeante.

Entre tanto Tía Raquel retomó la atención en su marido, estaba parada a un costado suyo y con la punta plana de la fusta acarició el pene de su amedrentado esposo.

"Oh querido mío que ridículo aparatico tienes aquí" Dijo ella en un tono cargado de humillante burla y restregando la fusta sobre los testículos de su marido agregó.

"Nada en comparación con la formidable herramienta que tiene Charly... a propósito imagino que sabrás quien es Charly verdad querido?" El pobre Raúl no supo en realidad que decir, su humillación era absoluta y lo único que pudo hacer fue tragar saliva mientras su rostro enrojecía cual tomate.

"Te hice una pregunta ¡CONTESTA CABRON!" Rugió ella levantando su robusto brazo y soltando un sibilante zurriagaso sobre uno de los muslos de su esposo.

El ahogó un alarido de dolor y casi sollozando respondió "No, no se quien sea Charly"

"!NO QUE!" Gritó ella y le azotó de nuevo esta vez muy cerca a la entrepierna.

"No señora... p por favor no me golpees más" Imploró humillado y en verdadero pánico.

"Charly es mi nuevo chofer, y sabes? Además de conducir muy bien el auto es excelente en la cama, está muy bien dotado... por lo menos el doble de este miserable aparatico que tienes tu, ayer lo hicimos en el puesto trasero del BMW, Oooh de solo recordarlo me humedezco, Ahora ya sabes quien es Charly... lo tienes claro?"

"Si, si señora ya lo sé" La voz de él era débil y temblorosa.

Mis manos temblaban al servir el café, tomé la bandeja de plata y pedí permiso a tía Raquel para retirarme de la cocina.

Antes de salir escuché lo siguiente que ella le dijo a su marido.

"Ahora te voy a dar una pequeña muestra de lo que te espera si te atreves de nuevo a cuestionar mis decisiones"

Escuché la temible fusta silbar al cortar el aire y chasquear al estrellarse sobre la piel del pobre hombre. Mientras subía las escaleras escuchaba aún los zurriagásos, los gemidos de él y los enfurecidos gritos de su esposa.

De hecho no me interesan ni escribo otro tipo de historias que no sean sobre el avasallamiento, servidumbre y esclavitud de los varones bajo la tiranía de sus parientes femeninos.

Si escribes o tienes historias sobre este tema, contáctame: esclavo_de_mis_hermanas@yahoo.com