Violena en el cine X
Los 6 hombres que me rodeaban empezaron a manosearme por todos sitios, la cintura, los pechos, las piernas; no tardé en perder la camiseta mientras otras manos me desabrochaban los pantalones.
Podeis llamarme Violeta, porque ese es el nombre con el que me conocen en Chatix, una app de chats disponible en Google Play, que utilizo regularmente.
De hecho, la primera vez que la utilice me sirvió para conocer a Pollon25, un joven adonis con el que engañe a mi marido dos veces hasta que él lo descubrió. Entonces me obligó a prometerle que jamás volvería a engañarle sin su consentimiento y que él, asumiría gustosamente, su rol de cornudo sumiso.
Así fue como él mismo, contactó mediante Chatix con Pollon25 y concertó una tercera sesión de sexo en la que, esta vez, mi marido, sin poder participar, disfrutó viendo como era poseída por mi amante.
Pero aquello, en lugar de calmarlo, lo animó más. Y entonces, me pidió que, semidesnuda y con los ojos vendados, esperara en un vestidor público a dos chicos con los que había contactado. El primero me folló sin descanso mientras que el segundo me obligó a hacerle una felación hasta que se corrió en mi boca. El tercero que entró fue mi marido, aunque yo en aquel momento no lo sabía, y se masturbó hasta correrse esparciendo su leche en mi cara y en los pechos.
Desde aquel día, cada día entrábamos él, yo o ambos a Chatix para charlar con la gente. De hecho, muchos de los lectores de mis relatos anteriores contactaron conmigo para conocerme mejor.
Fue gracias a uno de esos ciber amigos que supimos de un cine x en el que podía disfrutarse de sesiones de sexo desenfrenadas con desconocidos. Por eso, un viernes por la mañana, mi marido puso repetidamente un mensaje concertando un encuentro:
- Hoy a las 19h, podrés conocer a mi mujer Violeta en el cine X de la calle…. De Barcelona.
Nunca había entrado a un local de este tipo, y sin duda, me sorprendió; estaba muy oscuro, el hilo musical se mezclaba con los jadeos de los vídeos porno, y la gente se movía desordenadamente.
Mi marido y yo nos paseamos por todo el local, había dos salas de cine X, uno con películas de ambiente gay y otro con películas hetero, también había cabinas con vídeos a la carta y reservados. Pero lo que más me sorprendió es que en todas las paredes, había agujeros para practicar glory hole.
Cuando tras unos minutos nos adaptamos a la falta de luz, pude comprobar que sólo había media docena de personas, todos hombres, paseando sin rumbo. Algunos se detenían unos minutos en las butacas de los cines X y se masturbana, otros se encerraban en las cabinas, pero en general estaban a la espera de que sucediera algo.
Y por lo que parece, yo era ese algo, pues a medida que me detectaban, empezaban a seguirme disimuladamente, mientras se tocaban y incluso me la mostraban descaradamente.
La mayoría eran muy mayores y no me apetecía nada estar con ellos, pero puntualmente a las 19h empezó a llegar gente. Como mínimo entraron 6 chicos, algunos muy jóvenes de 20 a 25 y otros un poco mayores, 30 o 40.
Y a medida que me detectaban, se acercaban disimuladamente, alguno al pasar cerca aprovechaba para acariciarme el culo, y otros se restregaban en cuanto podían acercarse a mi en un lugar estrecho.
Mi marido se mantenía a mi lado, hasta que uno de los chicos se acercó a mi y me dijo:
- ¿Tu eres Violeta?
- Sí – respondí
El me abrazó por la cintura y me dijo al oído:
- Ni te imaginas las veces que me he corrido leyendo tu relato. Y ahora que te veo, eres mucho mejor de lo que me había imaginado.
Sin que me diera cuenta, mi marido, se alejó de mi, aunque manteniéndose a distancia para no perderse ningún detalle.
Esto permitió que los chicos me rodearan completamente:
- ¿Eres Violeta de Chatix? Yo soy Edu28, hablamos ayer por la noche
- Hola Violeta, ¿quieres ver como tengo la polla?
Los 6 hombres que me rodeaban empezaron a manosearme por todos sitios, la cintura, los pechos, las piernas; no tardé en perder la camiseta mientras otras manos me desabrochaban los pantalones.
Me llevaron en volandas hasta un reservado con una cama redonda enorme y sin darme cuenta, estaba completamente desnuda con no menos de 8 pollas apuntándome.
Entre ellos, no podía ver a mi marido, aunque sabía que no estaba lejos, de modo que me relajé y me dejé hacer.
Unos labios succionaban mis pezones, otros lamian mi clítoris y una polla se acercó a mi boca. No me resistí, simplemente abrí la boca y me tragué aquella enorme y dura polla. Otros situaron sus pollas en mis manos para que las manoseara, cosa que hice con gusto.
Estaba en pleno estasis cuando noté que la lengua que lamía mi clítoris había sido sustituida por una polla que, sin ningún tipo de esfuerzo, me perforó completamente.
Era enorme, podía sentirla y mis jugos vaginales me humedecían las piernas. No sé cuantos orgasmos tuve, pero fueron incontables; jamás había disfrutado tanto y cuando simplemente ya no podía más, la polla que me perforaba la vagina, salió y apuntó a mi culo.
No podía ser, era demasiado grande y gorda pero el chico apretaba con fuerza y con la ayuda de mis jugos vaginales que envolvían aquella polla, logró meter la punta.
Noté una punzada de dolor, y cuando finalmente logró meterla hasta el fondo, noté como me partía en dos. El dolor era increíble, pero el placer aún era mayor.
Me folló sin descanso, arrancándome gritos de placer hasta que no pudo más, y tras un último empujón, noté como me llenaba el culo de leche.
Aquello fue como una catarsí, pues un instante después, el chico al que se la estaba chupando se corrió en mi boca llenándomela de esperma calentito. Ante aquella imagen, los otros dos chicos a los que les estaba masturbando también se corrieron esparciendo su leche sobre mi cara, pechos y barriga.
Por un instante, creí que se había acabado pero no era así, un hombre mayor, de unos 65 años me metió la polla en la boca. Estaba arrugada y un poco flácida, pero era sorprendentemente larga teniendo en cuenta la edad de su propietario. A su vez, otro chico empezó a follarme y al menos cuatro más, se masturbaban encima mio.
Mi cuerpo estaba cubierto de leche, más aun teniendo en cuanta que uno de ellos me estaba acariciando los pechos empapados de semen esparciendo la leche por todo mi cuerpo.
El chico que me follaba se corrió rápido, añadiendo más leche sobre mi barriga y cubriendo mi monte de venus., pero un viejo de 60 años no tardó ni un segundo en ocupar su lugar. Su polla entraba como si nada, pues con mis fluidos y el semen de los que se habían corrido estaba completamente lubricada.
Tras un espasmo, el viejo al que se la estaba chupando, se corrió en mi boca. Parecía que hiciera un año que no se vaciaba, porque no paró de echar leche hasta que tenía la cara y el pelo completamente cubiertos.
En los siguientes minutos, uno tras otro se fueron corriendo añadiendo sus fluidos a los de los anteriores.
La mayoría se retiraron a descansar y fue entonces cuando pude ver a mi marido que se acercó.
Yo estaba agotada, extasiada y cuando estuvo a mi lado, le bese en la boca; él, se desnudo completamente y se tumbó encima de mí, restregándose sobre el semen de como mínimo 12 hombres y me la metió.
Estuvo follándome unos minutos, consiguiendo que alcanzara un último orgasmo, antes de que se corriera en mi interior.
Permanecíamos quietos, tumbados, él sobre mi, abrazados, cuando los tres chicos más jóvenes se acercaron. Volvían a tener sus pollas duras y empezaron a masturbarse. Uno situó su polla en mi boca, y no la rechacé, mientras que otro hizo lo mismo con mi marido.
Sorprendentemente, él, abrió la boca y empezó chuparle la polla a aquel chico con auténtica devoción. El tercero, se situó detrás y acercó su polla al culo de mi marido que aún tenía su pene flácido dentro de mi vagina.
Se la metió de un empujón, arrancándole un jadeo mezcla de dolor y placer.
Yo, desde abajo, podía sentir los empujones y noté como el pene de mi marido, recuperaba su tamaño normal. Así, a cada empujón al culo de mi marido, su pene se introducía más y más en mi interior.
Sentí como alcanzaba su orgasmo en el mismo momento en que se corrían en su culo y en su boca a la vez.
Quedamos rendidos, él encima de mí, rebosantes de leche en todos nuestros agujeros. Incluso creo que nos dormimos unos minutos de puro agotamiento.
Cuando finalmente nos pudimos incorporar, estábamos solos, nos limpiamos como pudimos y recuperamos nuestras ropas, aunque, como era de esperar, mi tanga no apareció.
En su lugar había una nota:
- Hola pareja. Nos vemos en Chatix. Esta ha sido una gran experiencia que nos gustaría repetir. Firmado: Edu28, Corneador, Fucker, Empalmado, Carlos45 y Bull25.
Os recuerdo que podeis encontrarnos, habitualmente, en los canales “cibersexo” y “cornudos” de Chatix (Búscala en Google Play). Y no olvides entrar el password “iwantsex” para tener acceso a estos canales.
Cuando llegamos a casa, no tardamos en abrir la aplicación. Y mientras yo redactaba este texto, mi marido contactó con los seis amigos de chatix.
- ¿Os gustaría repetir? Ha sido una experiencia absolutamente increíble. – dijo él
- Sí. Pero, para la próxima vez, te propongo una cosa distinta, seguro que te encantara. – Respondió Fucker. – Tengo un par de ideas que le encantaran a Violeta, y seguro que tú, también las disfrutarás.
- Mientras tanto, me correré oliendo la tanguita de Violeta…. está completamente empapada.