Violé a mi Jefe

Algunas tardes llegaban mujeres muy atractivas y hermosas a su oficina. Su secretaría fantaseaba con su jefe y quería poseerlo, pero él no mezclaba el placer con el trabajo.

Llevaba seis meses trabajando con él y su sola presencia me mojaba bastante. Era su secretaria y él un abogado destacado de la ciudad. Aunque era muy serio, su atractivo, su posición y su dinero hacía que las mujeres le llovieran. A veces recibía hasta 20 llamadas al día de mujeres diferentes y que no eran clientes. Algunas tardes llegaban mujeres muy atractivas y hermosas a su oficina y él me pedía que no le pasara llamadas y que cerrara la atención a clientes. Yo a veces pegaba mi oreja a su puerta y escuchaba jadeos e incluso algún gritito quedo. Por esto, muchas veces fantaseaba con él y en algunas ocasiones, mientras él estaba con alguna de estas mujeres, yo me masturbaba imaginando como tiraría de rico con ellas. Entonces comencé a ir muy insinuante, con minifaldas muy cortas y blusas vaporosas. Tengo 21 años y mi novio dice que no estoy nada mal. 1.70 y medidas 94,62,90. Sin embargo él ni se inmutaba con mis escotes. Alguna vez entré a su despacho y fui directa: "quiero ser tuya" le dije. El me miró asombrado y luego displicente me dijo: "no mezclo placer con trabajo". "Pero sí lo mezclas cuando vienen tus amigas en la tarde", contesté. "Eso no le importa y además usted es mi secretaria, usted está para recibir mis órdenes y contestar el teléfono, sálgase ya y no quiero saber más del asunto." Me sentí humillada y decidí salirme con la mía. Lo preparé todo muy bien y el viernes siguiente cerré el despacho y le llevé un café lo suficientemente cargado de narcótico como para adormecerlo mientras lo desnudaba y con su corbata ataba sus muñecas y la enlazaba por detrás de una de las patas de su pesado escritorio. Cuando despertó yo le estaba acariciando su musculoso y velludo tórax. Yo también me había desnudado y solo tenía un bikini diminuto de cuero negro. "Qué hace?",me dijo muy extrañado y furioso. "Suélteme". "Oh no", le dije,"ahora la que ordena soy yo! Te voy a violar". "Suélteme ya" me gritó retorciéndose e intentando zafarse. Me puse a horcajadas sobre él y le di tres cachetadas: "Contrólate y obedece!", le dije. Entonces el me dijo "Zorra!" y me escupió. Eso me enfureció tanto que me paré y quedé de pie frente a él acostado. Con mis tacones de tacón de puntilla era aún más alta y mi poder ante él, echado en el piso y amarrado, era evidente. Entonces puse mi tacón sobre sus huevos y le grité: "si necesito arrancarte las huevas para domarte lo haré! ¿entendido?" El iba a moverse y presioné un poco: "es en serio! Ahora la que manda soy yo!" Entonces me senté en su cara y le ordené que me besara mi vagina. El lo hizo de mala gana y yo abofeteé de nuevo: "hazlo bien!". Empezó a besar desesperadamente. Yo corrí con una mano el hilo de mi tanga y con la otra jalé de sus cabellos y le dije: "hazme tener un orgasmo con esa lengua deliciosa quetienes" Él empezó a lamerme y chuparme y luego a apretar mi clítoris. Empezó a mordisquearlo dándome placer y luego fue más fuerte. En un principio sentí placer pero luego, cuando él apretó y me mordió duro, sentí mucho dolor. Le di una bofetada y me paré furiosa. Con la punta de mi zapato le di una patada en sus pelotas y le dije: "Mira cabrón, me vas a dar placer y me vas a obedecer, si no quieres que te arranque esos huevos luego de habértelos molido a patadas" El tipo pegó un quejido profundo y se retorció, la erección que mostraba desapareció de inmediato. Mientras se recuperaba me quité el brassier y comencé a frotar mis senos y a pellizcar mis pezones. Mirándolo allí, sentí de pronto una gran excitación al verlo sometido a mis deseos. Se me cruzaron por mi mente crueles pensamientos que aún me hacían excitar más y más. Me senté de nuevo sobre su cara y cogiéndolo de sus cabellos con fuerza le introduje su nariz en mi raja: "hazme venir, hazlo bien". El comenzó a lamer mi cuco, a lenguetear muy hábil. Se relajó y comenzó a disfrutarlo para mi beneficio. Su lengua recorría cada parte de mi raja con fiereza y mis jugos comenzaron a fluir copiosamente y él los devoraba y seguía explorando mis labios y mi clítoris con sus dientes y su lengua. Mis senos estaban completamente erectos y mis manos recorrían su redondez hasta que mis dedos llegaban a mis aureolas y pellizcaban mis pezones tiesos. Breves quejidos de éxtasis salían de mi boca y yo sentía que ya llegaba a mi primer orgasmo. Entonces el comenzó a lenguetear más copiosamente y a querer penetrarme con su lengua, yo me levanté un poco y me corrí hacia delante de tal manera que él pudiera recorrer también el orificio de mi ano. El lo hizo de maravilla, primero en círculos y luego con la punta endurecida de su lengua me chuzaba el orificio con unas estocadas maravillosas, hasta que no pude más y me corrí en su cara que quedó completamente empapada con todos mis fluidos vaginales de un gran orgasmo. Sabiéndolo a mi disposición, no podía dejar pasar la oportunidad para conseguir muchos más orgasmos, así que di media vuelta y dejé mis nalgas entre su cara para que siguiera trabajando mi ano, que tanto me había gustado, y encontré su pene hinchado, vigoroso, fuerte y grueso como un tronco venoso y carnudo, de un glande tan liso y grande como un gran hongo rojo y carnudo. "Humm, qué delicia tienes, ahora entiendo por qué les gusta a tus amigas pasarse tantas tardes contigo, ahora ese trozo de carne también será mío", le dije. Noté que en la punta tenía una gotita de semen y comencé a esparcirla con mi dedo sobre todo su glande. Eso le fascinó. Llevé ese dedo a mi boca y chupé y a la vez puse saliva en él y seguí haciendo lo mismo. Él seguía intentando introducir su lengua tiesa en mi ano y yo seguía disfrutando su gran verga erecta. La agarré y no cabía en mi mano, comencé a sacudirla, hacia arriba y hacia abajo, con rítmico impulso y luego mis dedos llegaron a sus huevitos esféricos y henchidos y los agarré con gran pasión. El soltó un "pujh!" y yo apreté aún más. Sentía gran placer y éxtasis al saber que tenía toda esa virilidad en una mano. Entonces seguí apretando con más fuerza y sobándolo en círculos. El apenas emitía sonidos de dolor y placer entremezclados: "Ufffwgh, Pughdj, mmmmmmajjjjaajggg...". "¿Te gusta? O te duele", pregunté. El no quería hablarme, no me respondía. Apreté más fuerte sus pelotas y pregunté de nuevo: "¿TE GUSTA?" Un sollozo salió de lo más profundo de su garganta: "Si..." "¿TE DUELE?", "Si..., y me gusta, sigue sigue...", me contestó rendido. Entonces sentí el placer de tenerlo en mis garras, a mi total disposición. "¿Vas a hacer de ahora en adelante lo que yo te diga?" "ughhgg...sí, sí." "'¿Si no me obedeces te las arrancaré..." "Arráncamelas yahhgg, wouwwjghh, más" Su pene estaba aún más grande y parecía que iba a reventar. "Me vas a hacer caso y no vas a tirar con nadie más que conmigo, cierto?" le pregunté."Ughw...síi. Me las vas a reventar, pero me fascina...." Deslicé su deliciosa verga inflada a estallar entre mis labios y mamaba sin parar, lo lamía alo largo de sus 23 cms. de grueso tronco y seguía sobando sus bolas con presión. "No te vayas a correr todavía cabrón, que aún falta lo mejor, si lo haces te quiebro esa verga por mitad". "Ughh wowwww. No , no, no resisto uhgg." Yo chupab y le amasaba las pelotas. Cogí su verga con mi mano y se la empujé hacia el costado opuesto, de manera que quedó mirando hacia sus pies. Él emitió un gran grito de dolor y placer. "Así no te vendrás" La soltaba y se devolvía con gran fuerza. El ruido que producía al pegar sobre su vientre me excitaba más y más. Entonces deslicé mis dedos hasta su ano y comencé a acariciarlo en círculos. Eso pareció gustarle aún más. Entonces con las yemas de mis dedos untadas de mi saliva le masajeaba su orificio anal con más ritmo y más vigor. Él lo disfrutaba y una nueva idea se me atravesó en mi mente. "Estoy segura que ninguna de tus amigas te ha hecho esto. Te voy a desvirgar por tu culito y lo vamos a disfrutar mucho, papito rico, rico." Intenté clavar mi dedo en su culo pero él se tensionó y no pude. "Relájate, relájate, lo disfrutarás cantidad." "No, noj, eso no. Por favor, eso no." Me rogaba. "¿Le has dado a alguien por el culo? ¿A algunas de tus amigas? Contesta!" "Sí, sí... pero tu no lo hagas, no lo hagas conmigo por favor..." "Je, jaja. Qué rico papito, que rico sentir que me ruegas, qué rico sentir que te domino y que estas a mi merced..." Metí su verga en mi boca y chupaba con fuerza y con ritmo vertiginoso. Cuando ya sentí que pronto llegaría le di una fuerte palmada en sus huevos. El saltó y yo le ordené: "abre el culo cabrón o te reviento a golpes esas pelotas! O prefieres un mordisco en ese pene tieso?" El se relajó un poco. Yo me paré y fui a colocarme delante de él. Aproveché la parada y cogí un lapiz grueso que había sobre su escritorio. Y me arrodillé a lamerle el ano. Lengueteaba su culito hasta que jadeaba de placer. Entonces coloqué cada una de sus piernas sobre mis hombros y con un movimiento rápido le metí el dedo de la mitad profundamente. "Ah ahhhh ughw ughww". Empecé a moverlo hacia adentro y hacia afuera. Mientras que con mi otra mano le sobaba la verga. "No dejaré de hacerlo hasta que te parezca rico y me pidas más" le dije y seguí metiendo mi dedo y sacándolo con ritmo. El hombre jadeaba de placer y de dolor hasta que sentí que se iba a correr. Entonces de nuevo le dí una fuerte palmada en sus huevos y el hombre gritó. Yo estaba excitadísima violándomelo y jodiéndolo, sabiéndolo a mi disposición. Volví a introducir mi dedo con fuerza y seguí entrando y sacando. "Así sienten tus amigas cuando les das por el culo, así papito, así. Ahora soy yo la que te goza" Su pene volvió a ponerse duro, durísimo. "Te gusta??? Rico cierto??? Quisieras hacerme lo mismo...??? Pues bien..." Saqué mi dedo e introduje el lapiz en su culo hasta la mitad y yo me introduje la otra mitad en mi culito. Agarré sus piernas y sobre ellas me apoyé y comencé el viejo juego del mete y saca. Sentir que lo estaba violando de esa manera me excitaba mucho y mis jugos no dejaban de salir. Su verga se puso más tiesa. Yo seguí moviéndome excitada pero creí que romperíamos el lápiz, entonces me salí y le agarré su gruesa verga, me la introduje en mi vagina y comencé a cabalgarlo como loca mientras que mi mano derecha hurgaba el lápiz en su culo. El hombre se estremecía de placer y daba profundos gritos, monosílabos salidos de sus entrañas: "wouhgg...hummmaghs.mmaásgdfsufff." Yo rugía como una gata en celo hasta que tuve uno, dos, tres, cinco, siete orgasmos seguidos y el hombre se derramó completo en mi interior. Terminé dándole un beso profundo en su boca. "Papito, estuviste muy rico mi lindo". Le dejé el lápiz a mitad entre su culo, el hombre estaba exhausto, sin una sola fuerza suspiró profundamente. Me vestí y con unas tijeras corté su corbata para que se pudiera liberar. Temía por la reacción que tuviera y sabía que nunca podría volver a aparecerme por esa oficina. Le dije: "Nunca me había tirado a ningún hombre tan rico como contigo. Estuviste delicioso!!!" Y salí corriendo. El lunes siguiente a media mañana recibí una llamada en mi apartamento. Era él: "Señorita Ramírez no entiendo porqué no está en su puesto de trabajo! Preséntese inmediatamente". Temerosa y desconfiada volví hasta el siguiente jueves luego de que todos los días me llamara dos o tres veces para que me presentara a trabajar. Cuando me vio entrar cerró la puerta con seguro, puso el aviso de "cerrado" se arrodillo, me levantó la falda y clavó su lengua entre mis bragas, luego se quitó la corbata, me la dio y me dijo: "viólame de nuevo."