Violado por tres moros en las afueras.

Iba buscando una casa para llegar a una fiesta... pero la fiesta la tuvieron tres hombres de raza árabe conmigo.

Hola a todos, soy Marcos. La mayoría ya me conoceréis por mis otros relatos, donde intento expresarme de la forma más natural posible y expongo siempre situaciones reales, dado que creo que publicar relatos que no ocurren no tiene mucho sentido. En este caso voy a escribir esto para desahogarme, que falta me hace.

Antes de nada quiero dejar claro que este relato debería estar en la sección de no consentido , dado que cuanto más lo pienso creo que ha sido una violación. De hecho, el título del relato lo quiero dejar claro, me han violado en las afueras de Murcia. Ya sabéis que soy bisexual, me encanta el sexo con las mujeres y de hecho tengo novia mucho años, pero llevo una especie de "vida secreta" a mis 24 años, donde con mucho secreto y sutilidad, tengo a veces encuentros con hombres que me follan, ya que suelo ser pasivo si hablamos de relaciones entre hombres (aunque a veces también me los follo yo).

Mis últimos 3-4 años han sido increíbles sexualmente hablando, dada mi libertad con el sexo he conseguido tener una buena vida sexual con mi novia, tener aventuras con mujeres mayores que yo (de hecho actualmente estoy inmerso en una debido a la cuarentena, podéis ver los relatos de mi vecina Irene en mi perfil), he follado en sitios públicos como baños de un centro comercial, o parkings... pero nunca había sufrido una violación.

Si antes de que me ocurriera me explicas como iba a ser, incluso me habría excitado, joder, lo mismo hasta me habría hecho una paja. Imaginarme a 3 personas de origen árabe repartiéndose mi culo por turnos es algo que me habría hecho la boca agua. El problema es que, y os lo digo con la mano en el corazón, aunque al final puedas acabar disfrutando, mentalmente es durísimo saber que te están usando en contra de tu voluntad inicial. Sí, luego te puedes correr, lo mismo hasta pides más, pero si en un principio no te apetecía y tenías otros planes en mente, es muy duro verse en una situación así. Además, el problema es que te peguen y te amenacen, pero eso ya lo leereis después.

ANTES DE LA HISTORIA -  ¿CUAL ERA EL PLAN?

En realidad no tiene mucho misterio. Mis amigos y yo llevábamos semanas hablando de realizar una "barbacoa" una noche, después de toda la cuarentena y el confinamiento del virus. Ahora que ya se podía salir con algo más de calma. Nos apetecía la típica fiesta de carne a la brasa, piscina, un poco de alcohol, pillar algo de marihuana y demás. El único problema es que ninguno tenemos casa de campo, somos 5 amigos normalmente. Pensamos hasta alquilar una casa rural pero era mucho follón para solo una noche, así que tuvimos que "incluir" en el plan a Sergio, un amigo de un amigo. Está feo decir que nos estabamos aprovechando de él, pero nos estábamos aprovechando de él. Tenía una casa enorme en las afueras de la ciudad, por el grupo de Whatsapp habían mandado algunas fotos para que la vieramos. Parecía una casa de lujo, jacuzzi, piscina nueva, jardín, terrazas, mesa de billar, mesa de poker, barbacoa, sofás de exterior...

El viernes ya teníamos las cosas listas para ir al campo por la noche, la carne, bebidas y todo eso. Yo había salido por la mañana a pillar un poco de marihuana a un camello que conozco, y tras darle 35 euros me pasó la mercancía en un parque de la ciudad. Obviamente ibamos todos a medias, si me fumo 35 euros de maria yo solo me entierran esa noche. El desenlace de la historia si lo pienso bien podía haber acabado conmigo muerto la otra noche, y eso me pone los pelos de punta, pero bueno...

En fin, que eran las 22:00 de la noche y se me había hecho un poco tarde, aunque habíamos quedado a las 22:15 en la casa de este chaval, Sergio. Nos pasaron la dirección por Whatsapp y fuimos ahí. Monté las cosas en el coche y tras sacar el coche del parking, fui conduciendo por la ciudad. Me impactaba ver tanta gente por la calle, aunque con mascarilla, pero era como si las cosas hubieran vuelto de cierta forma a la normalidad, y eso me alegraba.

La música sonaba en mi coche, Bad Bunny concretamente. No soy muy fan de este tipo de música pero encajaba bien antes de empezar esta noche de fiesta, así que puse una playlist donde había música de ese estilo. Empezaba a salir del centro de Murcia y me fui hacia las afueras. Tenía que pararme en semáforos donde ya no había nadie, y me preguntaba a mí mismo qué hacía quieto en ellos, esto me ocurrió como 3 o 4 veces.

Y en uno de ellos...

LA HISTORIA

En uno de esos semáforos, mientras me fumo un cigarro y miro por la ventanilla, veo un coche parado cerca de una nave industrial, a unos 15-20 metros de mi. Me fijo mejor y veo que tiene el capó del coche levantado, y las luces encendidas. Tres hombres había alrededor, y al verme parado, uno de ellos se fue acercando a la ventanilla. Venía con mascarilla, vi que era árabe, y estar en aquella zona me daba mal rollo, así que estuve a punto de saltarme el semáforo.

El tio venía con las manos en alto, diciendome "espera, espera, por favor". No pude ignorarle porque se me puso directamente pegado a la ventanilla y si arranco me lo llevaba por delante.

  • Dime, qué pasa? Tengo mucha prisa tío (no era mentira). - le dije mientras miraba por el retrovisor por si venían más coches y alguno los podía ayudar. Nadie venía.

  • Amigo, ayudanos, necesitamos batería en el coche, por favor, no arranca y nadie viene a ayudarnos. No podemos empujar hasta gasolinera. Por favor.

  • Es que tengo mucha prisa, no es broma, en 10 minutos tengo que llegar a un sitio.

  • Por favor son 2 minutos, tenemos ya todo preparado. - me dijo el hombre, al cual apenas le veía el rostro por la mascarilla.

Pensaba en irme, de hecho pensé en hacer un amago de ayudarles y cuando se apartara arrancar, no es broma. Ojalá lo hubiera hecho (aunque media hora después me alegré de no haberlo hecho, pero bueno, fruto de la excitación del momento).

  • Va, voy a echaros un cable rápido. - el hombre se apartó y giré el volante hacia donde ellos estaban. Los otros ya me estaban haciendo gestos de "ok" con las manos y uno hasta se puso a aplaudir.

  • Gracias amigo! gracias! El unico que ha ayudado, el unico!

Tras dejar el coche a su lado, apagué la música pero no el motor. Sabía que tenía que tenerlo encendido si quería darles batería así que no quería perder el tiempo. Al bajarme del coche vi que los dos moros que estaban delante del capó de su coche hablaban entre ellos, os juro que oí (o creí oir) algo como "es tio, es tio" y el otro le hacía gestos con las manos como que estaba loco. La situación me daba mal rollo. También oí después mientras cerraba la puerta de mi coche un "bueno vale, ok es igual".

Pensándolo a posteriori, me da escalofríos, pero en el momento imaginaba que eran conversaciones suyas. Me acerqué al moro que estaba cerca de mi coche y le dije:

  • Bueno tio, rapidito que me tengo que ir. Conectad las pinzas y voy a daros batería.

El hombre me hizo un gesto de aprobación con la cabeza, acompañado de un pulgar arriba. Después, empezó a mirar para los lados, también para el semáforo de donde yo venía. No entendía muy bien que hacía o por qué no empezabamos ya con los coches, y mientras pensaba y miraba qué coño hacia ese tio, por detrás otro que perdí de vista me agarró y noté algo puntiagudo en la espalda. Intenté gritar pero con la mano me tapó la boca. Estaba asustado, tenía una carrera de ingeniería, tenía amigos, tenía novia, tenía una buena vida y pensaba que se iba a acabar mi futuro en unos instantes, directamente pensaba que me iban a asesinar.

  • Shhh.. shhh.. no gritar, ven, no gritar. - fue caminando hacia atrás y me llevaba con él.

  • Rashid, eh Rashid! (frase en árabe que no se ni describir).

Otro de ellos, que por lo visto se llamaba Rashid, entendió el mensaje del que me llevaba hacia atrás y fue a cerrar el capó de su coche, apagar las luces y cerrarlo. La trampa ya había surgido efecto pensé. Se me saltaban las lágrimas y me temblaba todo el cuerpo, os juro que mentalmente es durísimo enfrentarse a algo así. No sabía ni a donde estábamos entrando y de repente ambos nos "chocamos" levemente con un muro. Estábamos dentro de una nave abandonada, que curioso, antes en el semáforo ni me había fijado que muchas de las naves de esta parte de la ciudad estaban abandonadas, donde los drogadictos van a pincharse y algunas de las más sucias putas le comen la polla a sus clientes.

  • Shhh. Quieto ahí. No gritar. No hacer daño nosotros.

  • Por favor tio dejad que me vaya, os doy dinero pero no me hagais daño, solo soy un chaval no os valgo de nada. - le decía desesperado.

  • Tu valer. Nosotros no daño si no gritas ni corres. Callate la boca.

Sus gestos y lo grande que era me daban puto miedo. Debía medir 1.95 metros, era enorme, parecía el típico negro jugador de la NBA, aunque con la piel algo más chocolate. Mientras lo miraba oí como una puerta se cerraba y pasos se acercaban a donde estabamos nosotros. La luz de la linterna de un móvil se acercaba y cuando llegaron y la apagaron solo la luz de la luna que entraba por el techo de ese almacén permitía que se viese algo, que era muy poco.

Os podría decir que dijeron muchas frases en árabe, pero no alcanzo a imaginar cuantas fueron. Fueron como dos o tres minutos de ellos solo hablando y yo pegado a la esquina de la pared, muerto de miedo, mientras el tio que estaba a mi lado me agarraba fuerte el brazo para que no hiciera absolutamente nada. No se qué pensaba que podía hacer. A veces se reían.

  • Va venga quita ropa. Baja pantalon solo pantalon.

  • Como?

El tio me dió una hostia en la cara. Me dolio una barbaridad, instintivamente me salió pegar un grito y decirle "cabron" y tras 1 segundo me arrepentí. Y lo hice porque el mismo tio me estampó contra la pared y me agarró del cuello, las palabras que salieron de su boca (aún tapada por la mascarilla, no entiendo por qué) fueron las siguientes:

  • Gritas, haces algo raro y nosotros matamos y dejamos aqui. Callate y baja pantalon, no voy a volver a desir.

  • Vale lo siento.

Las lágrimas me salían de los ojos. En otra situación que algún moro me follara el culo habría sido motivo de alegría pero la situación provocaba que todo fuera muy muy tenso. Mi vida corría peligro y pensé que tenía que colaborar para que no me clavaran la navaja en algún sitio. Pensé que lo mismo no me mataban, pero un simple enfado y un descuido podía provocar que me pincharan en algún sitio, lo mismo me jodían algún órgano. Así que me bajé el pantalon y la ropa interior y cayeron al suelo. El negro empezó a bajar su mano de mi brazo hasta el culo y lo agarró fuerte, me hacía daño.

+ Moro que me agarraba: Rashid, Hansa, yo os dije, es lo mismo. Culo de mujer. Igual.

+ Otro moro: No gusta pero a ver, vamo a ver.

+ Moro que me agarraba: Rico ya verás. Vamo a darte fuerte amiguito - esta vez se dirigía a mi.

No entendía por qué no hablaban en árabe pero pronto entendí que habia cosas que querían que yo escuchara. Normalmente en el sexo homosexual me gusta que me coman el culo, incluso me estaba aficionando a comer pollas, y por desgracia esto segundo fue lo único que tuve. ¿Y por qué digo por desgracia? Pues porque pronto vi que esas pollas debían medir cada una, como poco, 21 o 22 centímetros. Imaginad lo que es eso entrando por vuestro ojete sin apenas lubricación ni dilatación.

  • Voy a portarme bien y colaborar ya lo vereis, pero no me hagais daño.

  • Si si si, blabla bla, agachate y callate o te doy otra hostia, esto lo entiendes?

  • Vale.

Tras ponerme de rodillas aparecieron los tres rabos que os mencionaba antes. La poca luz de la luna me mostró tres pollas largas, gordas y sobre todo cabezonas. Algunas de ellas, recuerdo que dos, olían mal, mezcla de meado, semen y sudor. Una tercera que ya no se ni a quién pertenecía (estaba abajo sin mirar arriba) parecía más limpia. No hizo falta ningún comentario más, tenía que empezar cuanto antes o mi propia salud corría peligro, así que abrí la boca y me metí la que mejor olía lo más profundo que pude.

  • Uhmmmm... brrr... - fueron los sonidos que se escaparon de la boca del árabe.

No hubo mucha conversación, al menos hacia mi, os pondré algunas frases destacables más adelante, pero la mayoría de veces que se oía algo era en árabe.

La polla del moro tocaba mi campanilla y la saliva se escurría por la comisura de mis labios. Era enorme y estaba muy dura. Me esforzaba en hacerlo lo mejor posible y cooperar con ellos, pero tras estar chupándosela 15 o 20 segundos, no creo que fueran más, me agarraron del pelo y me llevaron a otra polla. Lo hicieron con una fuerza enorme, me dolió un huevo. Supe que aquello iba a ser jodido y que se iba a pelear por mi.

Una a una las pollas fueron pasando por mi garganta. Intentaba no recrearme mucho con ninguna para que no me estiraran del pelo o me giraran la cabeza de forma brusca. A veces se giraban y me obligaban a comerles el culo a ellos, sabía a mierda y no me extrañaba, ¿para qué se iban a duchar? Esto no estaba previsto. Tuve que lamer el ojete de, creo recordar, dos de ellos. Las pollas entraban y salían, en ocasiones se recreaban con mi boca y con rabia me sujetaban de la cabeza y simulaban una penetración.

Tosí varias veces, y cuando lo hacía, me pegaban un golpe en la cabeza.

  • Por favor no me peguéis, haré lo que querais pero me estais haciendo daño...

  • Que te calles y sigas chupando puta.

Volví a chupar la polla del que me pegó. Mi mano le hacía una paja mientras mis labios subían y bajaban por todo su tronco, hasta llegar lo más profundo que me era posible. Los gemidos del moro eran evidentes y el eco del lugar provocaba que se oyeran bastante, aquellos soplidos y palabras quedarán para siempre en mi mente. La situación, aunque dolorosa y peligrosa (no sabía qué podía acabar pasando) estaba provocando en mi polla ciertas cosas, para ella buenas, para mi malas. Me empalmé como una piedra y mi polla empezó a babear líquido preseminal. Mal momento, pensé, hoy no ibas a correrte o al menos no me iban a dejar tocarme.

Tras estar unos minutos más comiendo culo y polla, tenía la lengua agotada, y gracias a dios que pasamos a otra cosa, aunque rápidamente me arrepentí. Le tocaba el turno a mi agujero trasero, tener que hacer que esos tres machos se corrieran me daba miedo. ¿Qué aguante tendrían? ¿Cuánto iba a durar aquello? Todavía no habíamos empezado y ya estaba temblando...

Unas frases en árabe más provocaron que uno me agarrara y me llevara con él. No sabía a donde ibamos y pronto vi que los otros dos nos seguían. Por lo visto en otra esquina había un colchon, el aspecto era asqueroso, tenía manchas y había condones cerca del suelo. Ay... los condones... ¿os imagináis que los hubieran usado? Yo tampoco, porque no lo hicieron.

Uno de los moros extendió una toalla o algo así, que tampoco vi muy bien de donde salió, sobre aquel asqueroso colchón. Me pegaron un empujón y caí encima del colchón, con la cabeza me di en la pared, volvió a doler bastante... Prefería no decir nada porque era inútil, no tenía control alguno sobre nada y ya me sentía como un muñeco, quería que acabaran rápido.

Uno de ellos me agarró y con sus movimientos me ayudó a ponerme a cuatro patas, los demás se reían porque yo estaba temblando. Me escupió en el agujero del culo y eso fue lo mas gratificante que me pudo hacer, porque pocos segundos después la cabeza de su polla se apoyó en mi ojete y comenzó a presionar. Yo pensaba que iba a entrar poco a poco, pero no. Una vez que la cabeza se metió en el culo, el moro directamente avanzó con sus rodillas hacia delante y me clavó toda su polla en lo mas profundo de mi ojete.

Vi las estrellas, las lágrimas se me saltaban de los ojos y el culo me ardía por dentro. Me acababan de partir por primera vez en mi vida. Es increíble lo placentero que puede resultar el sexo anal si se hace bien, y lo horrible que es si se hace mal. Por suerte para mi, quizás por ayuda de dios (y no soy creyente), la vida me dio una ayuda y mi culo que tantas veces me había proporcionado placer se apiadó de mi. Poco a poco el dolor fue desapareciendo, y el ardor de la follada dejó paso al clásico placer que tanto me ha hecho gemir otras veces. Ya empezaba a saber quién era cada uno, así que los diálogos vendrán con nombre a continuación.

+ Rashid: Eso es, follalo fuerte Omar, rompe el culo de esta puta. Es como tia lo ves?

+ Omar: Aprieta mucho. Gusto si, da gusto. Ja ja ja ja, da gusto

+ Hansa: Ahora despues nosotros, no te lo quedes mucho que quiero follarlo yo tambien

El rabo de Omar se abría paso en mis intestinos y yo me agarraba como podía a ese sucio colchón. Podéis pensar que estaba comenzando a disfrutar, y no os lo voy a negar, sí. Verme sometido de esa forma tan sucia y sin control provocaba que mi polla goteara líquido preseminal mientras se bamboleaba con el ritmo de la follada. Pero las manos de ese hijo de puta me clavaban las uñas y me hacían mucho daño. Lo jodido de toda esta noche fue que no tenían cuidado, me daban golpes a veces, me amenazaban, me dieron un par de hostias cuando les apetecía... pero al final si nos limitamos a la relación pollas-culo... pues fue deliciosa esa parte.

Mis manos se echaron para atrás y abrieron los cachetes de mi culo para facilitar la follada a Omar. Mi cabeza estaba pegada al colchón y emitía pequeños gemidos de vez en cuando que se escapaban de mi boca, intentaba que no se oyeran mucho, que fueran lo más suaves posibles, pero era difícil porque cada embestida me partía en dos por dentro.

+ Omar: Te gusta eh? Te gusta cabron eh? No digas nada, mejor, calla la boca, calla mientras te follo que se que te gusta

+ Hansa: Si le gusta si, tiene la polla dura, veo desde aqui. Oyes los sonidos que hace? Jajajajajajajajaja, le está gustando!

+ Omar: Tiene culo de puta, que gusto me da, como aprieta... uhmmmm... si... que bien... que calor...

No puedo negar que mi culo estaba disfrutando de lo lindo. Su polla era tan ancha, que a mi ano le costó abrazarla al principio, pero ahora provocaba que cada empujón fuera una descarga de placer por mi columna. Tenía unas ganas tremendas de tocarme la polla, así que me importó poco lo que pudieran pensar y mi mano derecha pasó de abrir mi culo a agarrar mi rabo. No tuve que hacer más de un par de sacudidas para llenar todo el centro del colchón de leche. En mitad de mis gemidos y bufidos, una hostia me tiró al suelo, había sido Hansa. La polla de Omar salió de mi culo a tal velocidad que hasta se oyó un sonido de vacío.

+ Hansa: Que haces hijo puta. Manchas toalla, asco. Que coño haces.

Me dio una patada estando en el suelo que me hizo mucho daño en el estómago. Menos mal que acababa de correrme y estaba en total relajación porque habría dolido mucho más de no ser así.

+ Omar: Dale la vuelta a toalla pero no lo quites que lo estaba follando. - algunas palabras en árabe insultaron a Hansa, supongo.

Decidí tomar la palabra y arriesgarme. No quería aguantar más golpes.

  • Mirad, no me peguéis más y vais a disfrutar mas. Hacedme caso por favor. Rashid ven, Hansa ven tu también.

Cogí a los dos, que se dejaron hacer, y los lleve al colchón. Les pedí que se sentaran y ambos tenían las pollas apuntando hacia arriba. Sin esperar ni un segundo me puse de espaldas a ellos y agarré la primera polla, la de Hansa, el que acababa de pegarme, y me la metí hasta el fondo del culo. Fui pegando saltos sobre ella y la verdad que, de nuevo, me lo estaba gozando. Hansa también pareció entender el juego porque me agarró por las caderas y con sus manos acompañaba el ritmo de la enculada. Estuve cerca de un minuto haciéndole una paja con mi culo, y me levanté para irme a la segunda polla, la de Rashid.

Me puse de rodillas para que vieran que estaba cooperando al máximo, la chupé bien y lubriqué, no quería hacerlo esperar mucho, y en la misma posición que antes me la volví a meter hasta lo más hondo que podía.

+ Rashid: Ufffffff... que culo, que culo tiene joder, tu culo tragar bien.

  • Te gusta? A mi también me encanta lo que me estáis haciendo, me gusta mucho, no seais malos anda... uffff.... que gusto...

No estaba mintiendo ya, al final eso ya era una follada grupal en la que yo era la estrella de la fiesta. Parece que no iban a haber más problemas así que me centré en disfrutar, no se cuánto más podría hablar con ellos, pero el lenguaje polla-culo estaba resultando ser delicioso. Esa barra de carne me estaba rompiendo por dentro pero cada salto que pegaba solo transmitía sensaciones de placer a mi cerebro, menos mal que soy normalmente pasivo en el sexo homosexual, no me imagino a un activo metiéndose lo que yo me metí la otra noche.

Cada salto provocaba que Rashid me apretara más fuerte, y el pobre no pudo aguantar más el calor de mi culo, ya podéis imaginar donde se corrió.

+ Rashid: Argguugggggg.... aaaahhhhhh... ahhhhh... ahhh... ahhh... toma... ufffffff.... puta, puta, tu puta, zorra...

Toda la semilla de Rashid me bañó por dentro. Era como néctar para mi culo porque la falta de lubricación había sido constante durante esa noche. Cuanta más lefa saliera, mejor iba a ser para mi, así que con mi mano le agarré los huevos y le daba un masaje mientras se vaciaba dentro de mi. Aún tenía miedo a recibir un golpe de repente, pero por suerte la cosa iba bien, parece que estaba controlando a esos moros, y el primer ya había caido en combate.

+ Hansa: Ven aqui otra vez, ven puta, yo darte mas leche.

  • Si, dame toda tu leche, quiero que me revientes el culo, ¿como quieres follarme?

+ Hansa: Perrito amigo, ponte perrito como con Omar. - me ayudó a ponerme en posición y una mano en mi barriga me indicó que levantara más el culo.

Volvía a estar como antes con Omar, así que me abrí el culo con las manos para facilitar la penetración, quería que fuera profunda y que el calor de mi interior ayudara a Hansa a correrse pronto. Para mi sorpresa Hansa no se puso de rodillas y me dio desde atrás, sino que sus pies se pusieron al lado de mis rodillas y me folló desde arriba. De esta manera, su polla era imposible que entrara más, pensaba que me iba a tocar el estómago. A priori diría que era la más grande, aunque mi ojete tenía tanta fiesta ya que no acertaba a adivinarlo.

+ Hansa: Arggg.. arggg.. (plof, plof, plof), toma puta, toma, uhmmmm... ufffff..... - los gemidos de Hansa y el choque de sus muslos provocaban un conjunto de sonidos muy excitante en todo el almacén.

  • Rompemé el culo, ohhhh... ohhhh... si.... si....

Yo ya estaba totalmente desatado, mis ojos a veces se ponían en blanco de la follada que recibía, y cooperaba totalmente con mis agresores. La enculada de Hansa estaba siendo tan intensa que mi polla volvía a decirme que algo pasaba por ahí abajo, y de tanto moverse de adelante hacia atrás, y de sentir el pollón moro taladrando mi ojete, empezó a soltar lefa de nuevo, chorros y chorros. Con mi mano la agarré e intenté dirigir la corrida hacia el frente, para que no me pegaran por ensuciar otra vez, pero tanto estaba Hansa concentrado en encularme que ni se dio cuenta. Además, yo estaba gimiendo tanto todo el tiempo que creo que no notaron que me corrí.

Tenía los huevos vacíos, y me preguntaba cuándo se iba a correr Hansa porque el cabrón tenía el aguante de un toro. Y hablando del rey de Roma... la presión que mi esfinter ejercía en el nabo de mi árabe agresor, provocaron que su abundante corrida volviera a perderse en mi interior. Hansa fue aún mas brusco que Rashid. Su mano agarró mi cuello y me estaba ahogando, mientras sus huevos echaban ríos de semen en mis intestinos.

  • Hansa: Aaaaaaaahhhhhhh... que gusto puta.... aaaaaahhhhh... ahhhhhh.. tomaaaaa... toma a tu culo.... toma leche maricón... uffff.... - los gritos de Hansa eran tan fuertes, pero tan jodidamente fuertes, que no se como alguien que hubiera fuera no se hubiera percatado. Aunque pensandolo bien, lo oyeran o no, quién iba a tener el valor de entrar a ese sitio...

  • Ouhhhh... ohhhh... que rico eh? te gusta mi culo? Correté... si... préñame...

  • Hansa: Eres puta, sabes? eres puta. Te gusta esto, mas que a mujer. Me has vaciado la polla maricon. Eres muy maricon.

Los insultos de Hansa me ponían más cachondo todavía. Nunca me he considerado a mi mismo maricón, pero es difícil negarlo con las tres pollas que mi culo se estaba cenando esa noche. Aún quedaba una barra de carne por vaciar su esperma, así que como pude y con las pocas fuerzas que me quedaban, me levanté y fui hacia él. Si os soy sincero ya no sabia a donde tenía que ir porque no estaba seguro de quién era Omar, pero rápidamente un empujón me lo confirmo. Quería correrse y tendría los huevos como dos piedras.

Al caer, y tras darme otro golpe en la espalda muy fuerte (esta vez caí en el suelo), me senté en el colchón y agarré la polla de Omar. Fue cerca de un minuto que la volví a chupar para ponerla a punto, notaba mi propio sabor a mierda del culo, pero al haber comido el ojete de los moros antes, ya me daba lo mismo. Estaba insaciable, quería satisfacer a un tio que ni conocía y le daría igual matarme ahí mismo, seguramente. Tras volver a poner la polla de Omar lo más dura posible con mi lengua y garganta, me apoyé en la pared con las dos manos y abrí mis piernas lo máximo que pude, invitando al árabe a sodomizarme de nuevo.

El premio no se hizo esperar, y pronto noté como el pollón de Omar volvía a abrirse paso en mi culo. El semen de los otros dos provocaba que la follada de Omar no solo fuera riquísima y lubricada, sino también muy rápida. El cabrón me perforaba a una velocidad en la que yo solo podía dejar caer un hilo de saliva de mi boca y apoyarme con la cara en la pared mientras me rompían por tercera vez el culo.

+ Omar: No aguanto mas... no aguanto... que gusto, que gusto, que culo... ahhhh... ahhhhhhhhhh.... tomaaaaa.... tomaaaa puta de mierda, zorra, maricón.... quieres leche toda la noche.... ufffff.... querias leche por eso has parado.... argggg.....

No se si por ser el último, Omar fue el que más leche descargó en mi culo. Imagino que el ver a sus amigos sodomizarme en el colchón había provocado que sus huevos echaran humo. Ni se cuantos trallazos de lefa soltó dentro de mi, yo solo estaba con la cabeza pegada a la pared mirando como Rashid y Hansa se reían y se agitaban la polla otra vez. Tenía miedo de que esto no acabara aquí, y...

Y no, no acabó. No voy a extender el relato más, pero esos moros estuvieron follándome tanto tiempo que perdí la noción del tiempo. Todas las corridas que salieron de sus pollas fueron a parar a mi culo, ninguna a mi boca, llegó un momento donde tenía tanta sed de sudar que me habría encantado tragarme la leche de algunos de ellos. No puedo contar nada especial de la forma en que se fueron porque simplemente encendieron la luz del móvil, andaron hacia fuera y oí el coche arrancar.

Estaba en el sucio colchón, aún con lefa dentro de mi culo, y con una sonrisa de oreja a oreja fruto de tantas y tantas corridas que había recibido, además de haberme corrido yo como 4 veces esa noche. Las dos últimas fueron sin tocarme, es decir, tanta presión ejercían aquellas pollas en mi próstata y culo que mi rabo empezaba a soltar gotas de leche.

Me acerqué a la otra esquina y cogí mi pantalón, me lo puse. Saqué el móvil y enfoqué a la otra esquina, la del colchón, tenía curiosidad. No os podéis imaginar la lefa que había por el suelo, eran todo charcos y gotas de semen por todos sitios. Vi unos hilos de algo que parecía ser sangre, eso me asustó pensando que podía ser mi cabeza, pero el escozor de mi culo pronto me dijo que no, que al principio me habían roto tan fuerte que algo de sangre se había escapado. Quizás esa misma sangre facilitó las folladas posteriores, quien sabe...

EL FINAL

No hay nada especial en el final de este relato. Al mirar el móvil vi que eran las 00:15 de la madrugada. Es decir, había estado siendo sodomizado por esos animales durante dos horas exactas, y los hijos de puta no paraban de volver a follarme una y otra vez. Creo que cada uno se corrió dos veces dentro de mi, lo que hace que sean 6 enculadas, y la segunda ronda fue mucho peor porque ya se habían corrido antes, mi culo apretaba menos, y les costó más.

Tenía, literalmente, 16 llamadas perdidas y tantos Whatsapp que me daba miedo. Pensaba que igual hasta habían llamado a la policía. Mensajes de mi novia preguntándome si había llegado, mis amigos que donde estaba, mi padre que le había llamado mi amigo preguntando por mi...

Entré al coche y vi que los moros lo habían abierto, no había hecho falta ni forzarlo porque aunque llevaba las llaves en mi pantalón, no lo había cerrado si recordáis. Se habían llevado la comida que me tocaba a mi llevar y la marihuana. También unos discos de musica que había por ahí, una chaqueta que había en el asiento de atrás...

Llamé a mis amigos para inventarme alguna excusa. A mi padre también. A mi novia... Estuve cerca de media hora poniendo orden a todo, muchas mentiras hubo esa noche y al final conseguí hilarlo todo y dejarlo en orden.

Lo único que no conseguí dejar en orden fue mi culo, que se abría y cerraba provocando escalofríos en todo mi cuerpo. Me sentí fatal por haber disfrutado de aquello, me sentía sucio y me había perdido una fiesta muy guapa, pero no podía explicarle a mi culo y a mis huevos que aquello estaba mal, que por qué les había gustado tanto todo eso...

Hacía muchos meses que no me follaban y lo único que tenía claro es que, de una forma u otra, iba a volver a las andadas muy pronto.