Violado a los 40. Nunca es tarde para empezar
Es la narración de una experiencia vivida. Real en un 80% y 20% fantasia.
Hola hoy quiero compartir con todos ustedes la experiencia vivida por mí un año atrás. Mi nombre es Miguel, tengo 40 años, me considero muy macho y un soy un heterosexual genuino, soy ingeniero de profesión y trabajo para una compañía petrolera que tiene uno de sus campos a dos horas de la ciudad. Para cumplir con mi trabajo normalmente viajo los lunes y regreso los viernes a casa, de regreso casi siempre me vengo acompañado con uno o varios compañeros que también se desplazan hacia la ciudad.
Un viernes cualquiera salí del trabajo rumbo a la ciudad y nadie se presentó, por lo que toco emprender viaje en solitario, cosa que no me preocupaba, ya que diversas ocasiones había sucedido lo mismo, por lo sin más compre unas cervezas y emprendí mi viaje a eso de las 6 de la tarde.
Cuando iba por mitad de camino, a eso de las 7 PM, una camioneta me sobrepaso cerrándome la vía de tal manera que me obligo a detenerme, paso seguido y sin dar tipo a reaccionar tenia un tipo al pie de mi ventana, que con revolver en mano me pedía que me corriera hacia el puesto del copiloto que eso era un atraco, ante esta situación no me quedo otra alternativa que obedecer rápidamente. El tipo tomo el volante y siguiendo la camioneta nos introdujimos en una trocha destapada deteniéndose en un paraje solitario bien distante de la vía principal. Ya en el sitio los dos tipos se abalanzaron sobre mí, pidiéndome que les entregará todo lo que tenia, me registraron de arriba abajo y por supuesto no encontraron mayor cosa, también hicieron lo mismo con el auto y tampoco hallaron nada; ante tal frustración uno de ellos (un tal Luís) lleno de ira se acerco e insultándome me dijo que me iban a violar para que aprendiera andar con plata y diciendo esto miro al otro tipo (un tal Jorge) que al parecer era el jefe y con una sonrisa morbosa este dio su aprobación.
Mi susto y preocupación era cada vez más grande por lo que temía por mi vida pero en ese momento pensé que debía potarme bien con ellos y si pasaba algo que afectara mi hombría nadie se iba a enterar y yo seguiría siendo el mismo.
Luís me tomo con fuerza por el brazo y a empellones me sentó sobre una piedra y sin mas preámbulos se abrió la bragueta de su pantalón y apuntándome con su revolver en la cabeza me dijo que le sacara su verga, yo temblaba de miedo y como pude lleve mis manos al interior de sus calzones y saque una enorme verga de unos 18 cm. Una vez afuera la solté de los nervios y él tomándola entre sus manos empezó a bofetearme con ella y a restregármela por la nariz y boca que hasta ese momento permanecía cerrada y reacia ante sus insinuaciones. Sin embargo, ya pesar del susto sentía que algo me estaba pasando, ese olor a macho, a verga que expedía esa trola empezó como a excitarme, lo que hacia que me relajaba progresivamente, hasta el punto que sin darme cuenta tome su verga en mis manos y empezar acariciarla poco a poco y como autómata empecé a darle besito a ese hermoso palo y ha lamer sus testículos. Poco a poco Luís también se fue relajando a tal punto que soltó el revolver y como pudo se fue quitando la camisa y los pantalones. En ese momento decidí abrir mis labios y muy lentamente empecé a introducirme esa vergota en mi boca, para ese entonces ya Luís empezaba a segregar las primeras gotas de liquido seminal, que sin dudarlo lo fui lamiendo con avidez acrecentando mi excitación y el placer de tener ese trozo de carne caliente en mi boca se regaba por todo mi cuerpo hasta empecé a sentir un cosquilleo entre mis huevos y mi culito, como pidiendo verga, sensación que nunca antes había experimentado. Luís gemía y gritaba y me pedía que no dejara de chupar, que me tragará toda y más y más; "lo haces muy bien, parece un putica", replicaba esto me daba más animo y seguía en mi tarea.
A estas alturas Jorge el otro tipo, que hasta el momento solo observaba y tomaba tragos de ron, se acerco y le dijo a Luís que era su turno que él también quería que se la chupara. Ante esta orden Luis se me acerco al oído y muy despacito me dijo, "bueno me toco darte por el culito" era tal mi excitación que sin pensarlo dos veces accedí complacido y en menos de nada me quite los pantalones y como pude me puse en cuatro patas dejando mi culito virgen a su disposición. Acomodado en esa posición Luís se puso atrás y Jorge se me coloco al frente. Jorge era un negro de gran talla, como de 185 de estatura y 95 kg de peso y con cara de pocos amigos, sin embargo, en ese momento no fue agresivo y antes por el contrario me pidió suavemente que le bajara los pantalones, cosa que hice sin chistar, ya que mi curiosidad por esa otra verga era enorme y porque por encima se le notaba un bulto de grandes proporciones, y realmente no me equivoque porque debajo de su bóxer se revelaba una verga más grande que la de Luís. Ya con más confianza y experiencia metí la mano en su bóxer y sin titubear saque esa enorme trola negra, muy dura, como de 22 cm y de una cabeza gruesa, ya muy húmeda por la excitación. Su olor a macho me alborotaba más y más, por lo que sin más preámbulos la engullí vorazmente, tragándomela sin compasión, casi con desespero, no me cabía en la boca pero no importaba se hacia todo lo posible para satisfacer a este machote. Entretanto Luis, me acariciaba y me lubricaba el culito con gran maestría, le echaba mucha saliva y metiendo el dedo una y otra vez me fue dilatando poco a poco, primero uno solo y después dos y por último lo esperado, Luís me coloco la cabeza de su verga en el ojote de mi culito y empujando lentamente me introdujo su cabeza en ese momento sentí morirme por el dolor que esto me causaba, momentáneamente me saque la verga de Jorge de mi boca y le pedí el favor que fuera lento ya que mi culito era virgen y eso me iba a doler, cosa que él convino y por supuesto yo agradecí y me abrí lo que más pude, para que me la pudiera enterrar sin problema y fue así como mm a mm se fue metiendo hasta el fondo, abriendo mi culito y sentido como esa enorme verga caliente perforaba mis entrañas y muy dentro de mi el placer ara tan grande que el dolor fue insignificante; una vez dentro empezó a entrar y salir suavemente aumentando su ritmo a medida que seguía. Yo entretanto, sin soltar la verga de Jorge que seguía chupando con frenesí le ayudaba impulsado hacia atrás con fuerza para sentirla más a fondo. Jorge también gemía y arrojaba sin cesar en mi boca, gran cantidad de líquido seminal la que tragaba y relamía con ambición y placer.
Estaba en el momento cumbre de lo impensable para un heterosexual como yo, y era estar poseído por dos enorme vergas, era totalmente delirante, los tres estábamos extasiados de la dicha y con el ritmo de los movimientos entramos en resonancia, cada vez que Luís se impulsaba hacia delante yo me iba hacia atrás para sentir más ese palo y liberando un poco la verga de jorge en mi boca y este me la empujaba hasta la garganta, lo que aumentaba el placer. Además para completar la dicha Luís me abrazaba por la cintura para afianzarse mas, pero de paso rozaba mi verga que también estaba al borde del colapso. Este ritmo frenético nos llevo a lo esperado, sentía el latir de cada una de las vergas dentro de mi y los gemidos y la hinchazón me hacían presagiar que estábamos a punto de estallar y casi al unísono sentí esos torrentes de lecha calienta en cada uno de mis huecos; Jorge literalmente bombardeaba gran cantidad de leche en mi boca a tal punto que casi me ahoga y se me desbordaba por las fisuras de mis labios, sin embargo, yo no dejaba de succionar, en tanto, que Luís escurría su enorme palo en mi culito y sentía como ese torrente de leche caliente caía en mis entrañas, una o otra vez, era una sensación indescriptible e interminable y para completar la dicha Luís que seguía aferrado a mi cintura inconcientemente apretaba mi verga que por supuesto también descargo con furia todo su contenido prostático.
Extasiados y exhausto quedamos tendidos en el piso y en silencio, solo jorge nos alcanzaba la botella de ron, la cual bebíamos con generosidad, hasta acabar con ella. Habíamos hecho una amistad tacita y finalmente Jorge y Luis se cambiaron y sin mediar palabras, pero agradecidos con sus miradas se despidieron y tomaron rumbo desconocido. Yo me quede allí solo, en la oscuridad, meditando un rato largo, adolorido y un poco sangrando, pero feliz, había perdido mi virginidad anal y mi orgullo varonil, pero lo disfrute cada momento, el placer vivido esa noche era inigualable, incomparable a cualquier otra relación hetero, incluso estando con dos mujeres. La verdad y aunque me cueste decirlo es que: MACHOS no saben de lo que se pierden!!.
Después de esto a pesar de seguir siendo heterosexual, he buscado furtivamente otra relación homo y sin quererlo encontré otra inesperada y que en otra ocasión les estaré contando.