Violada por un amigo
Era amigo de la familia y abuso de ella.
Pablo y Marta eran una pareja feliz pero convencional, vivían en un pequeño pueblo de montaña de la provincia de Gerona; gozaban de un mediano nivel de ingresos que eran obtenidos por un bar que regentaban. Rozando la treintena él y veinticuatro ella, no tenían hijos, y podrían haber pasado completamente desapercibidos, como tantas y tantas parejas; cine, pub y charlas con los amigos llenaban sus momentos de relajación. En fin lo que se dice una pareja sin vicios, pero tal carencia también posibilitaba la necesidad secreta de ambos de rozar los límites de lo permitido, para salir de la monotonía en que habían sumido sus vidas.
Tanto él como ella eran de mediana estatura, él moreno, de semblante agradable ; ella en cambio despuntaba con más brío en el terreno físico, una cara de niña adornada por una imponente cabellera castaña ondulada que le llegaba hasta la cintura, además de una cadera que sin ser exagerada era terriblemente sensual; y si a ello le añadimos un par de turgentes pechos y el hecho de su innata coquetería en el vestir y provocar al personal, pues siempre iba con un botón desabrochado de más o con una minifalda ajustada, compensaba de buen grado su no exagerada estatura. Ambos desde hacía tiempo tenían una gran amiga, que podría ser denominada como "la amiga de la familia", una señora separada con una cincuentena de años a sus espaldas pero que contrarrestaba con un talante juvenil y una ropa igualmente de fresca.
Esta señora, María, hacía en parte de confidente de la pareja, por uno y otro lado, y podría ser considerada de ayuda su presencia si no escondiese el verdadero objetivo de esa falsa amistad, que no era otro que el enamoramiento que profesaba por Pablo.
Sin embargo la ilusión por poseerlo no podía durar eternamente y en uno de esos encuentros conoció a Antonio; ni que decir tiene que la palabra amor no tiene cabida en esa relación, si más no, denominémosle necesidad fisiológica unida al cansancio de intentar poseer lo imposible. En ese estado María se encontraba en inferioridad para poder discernir entre la conveniencia de una y otra relación.
Antonio, que no era manco de reflejos, se abalanzó ante esta situación con la intención de sacar cuanta tajada pudiera del evento. Sacado de un libro de picaresca del presente siglo, poseía cualquier cualidad que un elemento de su calaña podía adquirir para su fácil desenvolvimiento en la calle.
El barrio chino de la gran ciudad había sido hasta la fecha, y en secreto para María, su lugar de descanso; cocinero, camarero de lúgubres bares de alterne, portero de cuchitriles musicales, así iba tirando para llegar al pago, con retraso por supuesto, de la humilde pensión, y para pagarse las copas de brandy y los bocadillos que lo mantenían.
Pero eso si, tenia un don varonil que agradaba a las "damas", era un hombre de cincuenta y poco más, fornido, con una media melena canosa y una pelambrera en el pecho para echar para atrás a la más atrevida; un don Juan casposo , que por supuesto olfateaba de lejos a la viuda o separada necesitada de vaciarse el monedero.
La tal señora María entró de lleno en el decorado que Antonio le había preparado, y él que de varonil nadie le iba a la zaga sabía utilizar todas las técnicas lastimeras habidas y por haber; no tardaron en congeniar, y al poco el pobre Antonio fue recogido en la casa de la Señora María. No tardó en presentarlo en sociedad, que se resumía en Pablo y Marta, eso sí, una vez adecentado con una camisa y pantalón más acorde a la actual moda. Pablo y Marta encendida arroparon al nuevo inquilino con el cariño que el hecho de desear lo mejor para su amiga, obligaba.
El tiempo fue pasando, mejor dicho las semanas, y lo que al principio fueron mieles se fueron trastocando a medida que Antonio fue declarando su fondo, que no era otro que un hombre poco cuidadoso con su limpieza ni su imagen, de enfado fácil, y de codo más ligero todavía.
Asiduo del bar de la pareja, pasaba los ratos entre copa y copa, mirando la minifalda de Marta con total descaro, y más aún el escote cuando éste se facilitaba. Al poco, y con la confianza de un "a solas", era sencillo entablar un dialogo en el que no faltaba la grosería por parte de él; a esto Marta no le daba mayor importancia, pero si bien es verdad que un bar no es el mejor escenario para una escuela de buenas costumbres, también es cierto que la confianza por parte de lo que ella consideraba un buen amigo excedía el buen tono; sin embargo ella nunca llegaba a propasar las buenas maneras que le habían enseñado de pequeña. Pero siempre quedaba la justificación fácil de la copa de más, que a él le beneficiaba tanto, para no dar cuenta de sus actos y como mero beneficio en su estomago.
Poco a poco el clima se iba caldeando con su benefactora, María, y de los pequeños insultos se fue pasando a los grandes, y públicos. Tanto fue así que una tarde de verano se presento en el bar, algo normal, pero en este caso una llamada de teléfono de María alertó del principio del problema.
Hola Pablo, ¿que está Antonio ahí?- Sí, acaba de llegar, y parece que va un poco cargado Es que hemos tenido una riña y lo he echado de casa Bueno tranquilízate, ya sabes cuando bebe un poco. No, esta vez se ha pasado, en la calle me ha llamado de todo, desde puta, zorra.- Mira si quieres me acerco y me lo cuentas, ya que Marta se puede quedar aquí en el bar, y ahora además hay poca faena -
Pablo salió hacia la casa de María, estuvieron charlando poco más de una hora, la tranquilizo un poco, y a su regreso, Marta le preguntó:
¿Qué, cómo está? Ahora se ha quedado más tranquila , pero quiere que escarmiente un poco a ver si reacciona, así que me ha pedido a ver si le podemos dejar que se quede en casa unos días , no tiene donde ir; para ver si amaina la tormenta y recapacita, ella me ha dicho que no le quiere perder, y en eso Marta le tenemos que ayudar, es nuestra amiga - Ya lo se , sabes que por María hago cualquier cosa pero también sabes que el señor Antonio cuando bebe es un poco grosero. Mujer no me vengas con chorradas que no eres una niña, ni te has caído del árbol. Sí, pero si me quedo sola con él en casa, no sé, me da algún reparo. Venga no digas tonterías, además si fuera por lo que me temo, claro que es un hombre con sus necesidades pero tú sabes cómo torear esas situaciones sin poner en peligro tu moral, estas casada, además que él no se va a propasar contigo. No si eso ya lo sé, pero en fin. ¡¡¡Ah sí !!! Eso ya me lo advirtió María, que te dijera que si se propasa , le cortes sin miedo pero no te pases, que sigue siendo su pareja ; tú tienes mano izquierda. Bueno venga, díselo, y voy preparando la cena, así que cierra tú el bar.
- Al poco estaba ya Antonio en casa de Marta y Pablo; faltaban más de tres horas aun para que Pablo cerrase el local y Antonio , que no estaba lo ebrio que parecía , conocía la situación, así que no tardó un minuto en intentar aprovecharse de lo que el consideraba una oportunidad.
- Marta se encontraba de espaldas a él en la cocina lavando unos platos en el fregadero, le había dicho que se pusiera cómodo en el sofá, pero él ya se encontraba a medio metro de ella y cuando esta se dio cuenta que así era; al momento notó dos manos posándose en su cintura y agarrando sus pechos.
- ¡¡¡Señor Antonio, no por favor, pare, estoy casada, por respeto !!! Venga zorra demuéstrame cómo te mueves en la cama. ¡¡¡No Don Antonio por favor, déjeme !!!
- Ella pudo al final darse la vuelta para intentar desasirse del abrazo de él , aunque le costó lo suyo por la corpulencia del hombre, entonces él la cogió del cabello y le tiró con fuerza de la melena, dejando su cara dispuesta para ser lamida por su lengua.
- ¡¡¡Venga puta hazme algo, y te dejaré tranquila, no puedo aguantar más !!! Por favor déjeme. Vale veré que puedo hacer para aliviarle, pero déjeme.
- Al oír esto la dejó lentamente, y se la llevó al sofá, allí se bajó los pantalones dejando al descubierto un vergajo de dimensiones acordes al cuerpo de su dueño, y en plena erección, chorreando jugos.
- Si me ayudas a vaciarme las pelotas te dejo tranquila, no te cuesta nada. Esta bien, pero que sea rápido, y sobre todo no se lo diga a nadie, y menos a mi marido, por lo que más quiera.
- Entonces ella le cogió con su delicada mano el pollón , y fue descapullando la polla en medio de una laguna de jugos del percherón, que era lo que más parecía por el volumen de su aparato y el tufo a caballo viejo que desprendía.
- Más que fresón, la cúspide de la verga parecía una ciruela , el hombre jadeaba como un animal, hacía rato que deseaba vaciarse las pelotas y no era de los que se aguantaba para que la hembra disfrutase, así que no tardaría en expulsar lo que llevaba dentro; a esto la masajeaba la cabellera con una mano , ya que ella se había inclinado para propiciar el masaje del miembro. En un ultimo arrebato de ardor, recogió la mata de cabello de Marta por la nuca y con la fuerza de su brazo arremetió con su cabeza hacia sus partes, ella que vio la jugada se apoyó con sus brazos en el sofá para imposibilitar la introducción del pollón en su boca.
- ¡¡¡Trágatela puta ¡!! No por favor, estoy casada
- Al ver que la corrida iba a caer fuera de la boca de ella él reaccionó con rapidez , levantó la cabeza de ella con su mano asida a la cabellera , y con la otra le cruzó la cara con una sonora bofetada. Luego no tuvo más que hacer, ni siquiera obligarla otra vez a hundirse en su verga, fue ella la que acurrucó lo mejor que pudo la polla en su boca y con la mano se dispuso a maniobrar el pollón para extraer el jugo.
- Puso sus labios alrededor del glande y su mano fue descapullando el mástil; pero él le puso la mano por detrás de su cabeza con la intención de evitar otro arrebato de evadirse por parte de ella. - - Al minuto de fricción la cintura de él, por decir algo ya que poseía un vientre generoso, se arqueó, el vergajo se amplió en grosor y amplitud al máximo, como señal de la salida del esperma , y al momento Marta notaba su boca repleta de un jugo espeso y caliente, y una fuerte presión por parte de la mano de él en su cabeza. - -
-¡¡¡OHHHHH !!! ¡¡¡Traga zorra, trágatelo todo !!!
- Ella se encontró con la boca repleta de esperma, y sin poder evadirse por la presión de él, así que no le quedó otro remedio que ir tragándose paulatinamente todo, tal era la cantidad que le había regalado el semental.
- Cuando a él le pareció que acabó de succionar dejó libre la cabeza de ella, ella la levantó mientras se tragaba lo que le quedaba en la boca, y le miró a él.
- Señor Antonio no vaya a creer que soy una cualquiera, esto no se lo hago a nadie, ni a mi marido, le suplico que no salga de aquí. No te preocupes mamona, el cornudo de tu marido no va a saber nada por mí, lámeme la polla , la quiero reluciente, venga.
- Marta empezó a limpiar con su lengua todo el vergajo desde la raíz de los huevos hasta la punta, para terminar la faena descapulló la verga y pasó la punta de la lengua por el borde del glande, dejando la polla húmeda pero limpia . Antonio le entregó un pañuelo de papel.
- Límpiate esa boca, a mí me gusta la limpieza, y ves a hacer la cena que esto me ha abierto el apetito.
- Paso cerca de una hora, mientras Marta se encontraba en la cocina preparando la cena, y Antonio se había servido unas copas generosamente, cogió entre las películas de vídeo y puso una de las que la pareja tenía celosamente guardadas para situaciones de sábado por la noche, "la ninfómana y los sementales".
- Al poco se encontraba con el pollon que le apretaba el pantalón, con ganas de repetir la sacudida anterior, se quitó el pantalón y se empezó a masajear el miembro, se levantó y marchó hacia la cocina con sigilo. Esperó que Marta , que con el ruido del extractor , no escuchó nada, estuviera de espaldas a él para entrar y abalanzar sus noventa kilos sobre el cuerpo de la chica.
- Le cogió por la cabeza y la empujó , amorrándola al fregadero, al tiempo que le pegaba con su pie a las piernas de ella , para abrirlas, le levantó la falda , y con la misma mano , porque la otra la tenía aguantándole la cabeza para inmovilizarla, le bajó las bragas, tomando un cuchillo de cortar que había al lado para romperlas del todo y que no impidieran la obertura de piernas.
- Le pasó la mano por el coño, un conejo peludillo, suave como su dueña, y le introdujo uno y después otro dedo; sin querer ella eso la humedeció; se puso detrás y embistió con el vergajo , introduciéndole en dos sacudidas todo el aparato , hasta los testículos.
-¡¡¡AHHHH!!! Qué daño. No te quejes zorra que te gustara.
- Dejó de presionarle la cabeza , y cogiéndola por las caderas empezó a bombear con el vergajo dentro de ella. Sin querer , estaba húmeda , y el dolor se estaba transformando en algo soportable pero aún alejado del gusto con que algunas veces, no todas , su marido le regalaba. Al poco, Antonio se paró, sacando el pollón.
- No te muevas. ¿Qué me va a hacer? Tú eres virgen por el trasero , ¿verdad? Qué pretende Señor Antonio, por ahí nunca he hecho nada, no pensará. Tú no te muevas
- Se acercó a la nevera , la abrió y tomó un tarro de mantequilla abierto, a esto ella se fue a dar la vuelta, pero él la cogió del brazo poniéndola en la misma posición anterior, y pegándole un azote en las nalgas. Cogió con dos dedos y extrajo una generosa cantidad de mantequilla embadurnando el pollón, luego extrajo con uno y fue a introducirlo en el ano de Marta, al sentirlo ella volvió a moverse, él la tomó de la cabellera de nuevo , hundiéndole la cabeza en el fregadero, y empezando a azotar las nalgas de ella hasta dejarlas rojas como un tomate.
- Toma golfa así aprenderás a obedecerme Por qué me hace esto Señor Antonio, nunca he hecho nada por detrás, me hará daño, usted tiene una cosa muy gorda, déjeme, yo le haré con la boca, como antes Voy a hacer de ti una buena yegua para ser montada, ya verás; te tengo que adiestrar , luego me suplicarás que te lo haga, obedéceme y no te tendré que azotar.
- Poco después Marta se quedó inmóvil esperando lo que Antonio fuera a hacer , él después de meterle abundante mantequilla , apuntó su verga , tomó las caderas de ella y arremetió con fuerza; ella se mordía el labio para no chillar, después de varias arremetidas , la verga de Antonio se encontraba en las entrañas de Marta, y empezó el bombeo para descargarse.
- Eso fue notado por Marta como un alivio, ya que lo peor había pasado, sólo deseaba que él se vaciase lo mas pronto posible, cosa que no tardó en llegar. Entre espasmos , y con la dejadez de todo el peso de su cuerpo sobre ella , notó como él había acabado. La sacó toda grasienta y humeante, con una mezcla fétida de jugos y grasa.
- Arrodíllate y límpiamela. Don Antonio mi marido esta a punto de venir , yo se la limpio pero vístase pronto Tú quieres que no le diga nada a tu marido; lo puta que eres, seguro que no lo sabe. No, por favor, no le diga nada, sea usted bueno. ¡Venga limpia y calla ! ¿Con la boca ? Je , je, ya lo harás y pronto, pero hoy te dejo que lo hagas con una servilleta, eso sí, luego me pasas la lengua para dejármela lustrosa.
- Ella hizo todo cuanto le mandó, se vistieron y Marta puso la mesa. Al poco llegó Pablo. Cenaron como si nada hubiera pasado.
Qué , cómo se encuentra, Antonio, ¿ha descansado, lo ha tratado bien mi mujer? Sí, me he echado un poco en el sofá, tienes una mujer formidable, joven y guapa. Venga Don Antonio no exagere, soy una mujer del montón. (Dijo Marta) No de verdad te lo digo Pablo , te envidio. Ya verá cómo a la Señora María se le pasa el enfado. No, no creo tiene mucho carácter, a propósito espero no molestar en tu casa. ¡¡¡Qué va hombre!!! Quédese los días que quiera, ahora no hay mucha faena en el bar, yo lo llevo solo, usted descanse aquí, además el sofá se puede abrir, es un sofá-cama. Hablando de sofá cama , se lo voy a preparar para cuando usted quiera irse a dormir (añadió Marta)
- Y así acabo el día , a la mañana siguiente Pablo se levantó, se aseo y marchó para abrir el negocio. Antonio que dormía desnudo , enseguida se percató de la marcha de Pablo, se levantó del sofá-cama y se fue a la habitación donde dormía Marta.
- Esta al principio le había costado conciliar el sueño por lo sucedido el día anterior, pero al final se dejó llevar por el cansancio, así que no notó cóomo Antonio se había metido dentro de las sabanas, se colocó encima de golpe dejando caer todo su peso encima del desnudo cuerpo de ella.
- No hay que decir que ella se llevó un sobresalto al caerle de espaldas el cuerpo velludo de aquel hombre, pero al despertar no tardó en apreciar la situación que se estaba dando , que no era otra que una continuación de los sucesos precedentes. - - Él le puso la mano en el vientre de ella , levantándoselo; era difícil por la barriga de él , introducirle el vergajo de no haberse levantado un poco ella, para así facilitar la introducción.
- Le apuntó el pollón y se lo introdujo , no sin algo de dolor al principio por parte de ella; al poco él se agarró de los hombros de Marta y fue arremetiendo una y otra vez .
- Al poco rato el frenesí de Antonio fue aumentando, y eso resultó ser una advertencia para Marta que no tardaría en vaciarse, así que esta le dijo.
- Señor Antonio no irá a vaciarse dentro, ¿verdad? Y qué importa eso, perra. Es que no tomo nada, hacemos la marcha atrás mi marido y yo, y ahora es peligroso. Mejor, me encanta pasar riesgos. Pero Don Antonio , no me vaya a hacer eso. ¡¡¡Calla y muévete puta !!! ¡¡¡Que me voy yaaaaaaa!!! ¡¡¡No Don Antonio no me haga esto!!! ¡¡¡Joder no te callarás !!!, límpiame la polla, venga.
- Y sacándosela cogió por la melena a Marta y acercó la cara de ella a sus partes; ella sumisa fue limpiando con su lengua los restos de semen que chorreaba el vergajo del semental.
- Luego él se tumbó boca arriba, y ella se levantó para disponerse a hacer un café para que éste repusiera el desgaste sufrido.
Enseguida le hago un café , Don Antonio, desea una tostada con mantequilla. Sí, vete a la cocina y házmelo, y rápido, zorrilla que a ti te queda mucho que tragar todavía; ¡¡¡todas sois unas zorras !!! No diga eso Don Antonio, yo no soy lo que aparento, y la Señora María es una buena persona , de veras. Tu y ella sois dos zorras, pero tú más, porque eres joven y se te puede adiestrar todavía. Te aseguro que vas a mamar un buen montón de pollas ; y ella , je, si supieras lo zorra que es no dirías eso, pero es igual, cuando me canse de follarte la llamaré para tirármela a ella también, lárgate a la cocina, ¡¡¡venga!!!
- Después de desayunar él la hizo tumbarse en la cama, sobre él , quedándole la cabeza a la altura de sus partes.
- ¡¡¡Mámame la polla, venga!!! Don Antonio, ¿quiere decir que ya esta recuperado ? A ver si le sienta mal, con mi marido no hacemos estos excesos. Tu marido es un cornudo, voy a hacer que el coño se te irrite, pero para que aprecies que pienso en ti , también quiero alimentarte bien, así que por la mañana desayunaras de lo mejorcito, leche caliente, ¿te apetece zorrilla? Lo que usted mande Don Antonio, ya puestos , deseo que lo pase bien , no me gusta el esperma pero supongo que eso a usted le da lo mismo Por supuesto, tú mama bien mi polla si no quieres que te tenga que señalar ese bonito cuerpo que tienes, ¡¡¡así que mama!!!
- Y Marta tomó entre sus manos el vergajo, aplicándose en la mamada, pues sabía , como antes que el no satisfacerle podía provocarle más de un azote , y como mujer atenta y servicial para con una persona mayor, (ante todo era la educación), no le importó humillarse ante aquel hombre tan macho que requería sus servicios de hembra; de forma que como mejor pudo fue descapullando la verga y masajeando el paquete de testículos, lamiendo por el borde de la roja seta, metiendo la punta de la lengua entre los resquicios de las ingles, limpiando el sudor de aquel verraco .
- Él , no contento con ello se dio la vuelta y se puso a cuatro patas abriéndose las nalgas , ella al principio se quedó parada.
- Chúpame el agujero del culo . ¿Cómo dice?, eso es una guarrada, Don Antonio.
- Él , volviendo la cabeza con mirada desafiante.
¿Cómo dices ? ¿He oído bien ? tú harás lo que yo te mande, o ¡¡¡quieres que te enseñe cómo se hace !!!
- El tono no era nada simpático, y Marta supuso que un no por su parte lo único que haría es retrasar la lamida con las consecuencias que podría traerle, que no serían otras que una lección de fuerza por parte de él; así que optó por cerrar los ojos y aplicarse a la labor; al principio lamiendo suavemente, después , y superado el asco inicial, pasó a posar la boca en el agujero y atender solícita a los mandatos del macho.
- ¡¡¡Méteme la lengua dentro, puta!!! ¡¡¡Ahhh!!!, ¡¡¡más adentro!!!
- Al cabo de unos instantes , que a Marta le parecieron eternos , Antonio le mandó que se pusiera boca arriba y se arrastrara por debajo de él, quedando su cabeza a la altura de su verga, para poder así meterle el pollón hasta la garganta.
- Dejándose llevar , y con las lamidas de ella, empezó a descargar los borbotones de espeso esperma en la garganta de la muchacha, apoyando sus caderas sobre la cabeza de ella, en una postura que la ahogaba literalmente. Pasaron unos segundos interminables hasta que él optó por levantarse y dejarla respirar.
- Ella estaba completamente congestionada por el peso del hombre, y una vez libre del abrazo destapó la situación con un ataque de llanto que fue duramente reprimido por las bofetadas del hombre.
- Pasó el día , y otros dos más en la misma situación . Marta estaba extenuada por el vigor de aquel hombre que no se cortaba por ningún principio moral, y que había conseguido hacer de ella una yegua anhelante de sus mandatos, como a él le gustaba decir, aunque no era otra cosa más que el temor por parte de ella a que contrariándole le pudiera enfadar y éste se descargase a base de azotes; que por otra parte eran administrados en sitios que no le dejasen marcas. - - Ella no se rebelaba ante éstos, sino sumisa esperaba que el hombre se descargase de los nervios lo más pronto posible; incluso como producto de su reprimida educación anhelaba que el hombre vaciase sus testículos , pues creía que él no era dueño de sus actos.