Violada por le Sr Q 5: haciendo feliz a mi marido

Mi marido cumple una fantasía y me abre la puerta a las mías.

De acuerdo al plan de mi hermana Helena, apenas llegó Juan Carlos mi marido del trabajo fuimos a verla, Daniel mi cuñado ya había llegado pero salió de inmediato con la excusa que iba comprar algo.

Helena estaba como casi siempre en el último tiempo recostada en su cama, casi sentada gracias a una gran cantidad de cojines, la sábana pulcramente doblada a la altura de sus caderas. Yo noté de inmediato que se había arreglado para nuestra visita y la verdad es que se veía muy bella, tenía puesto una camisa de dormir blanca, muy coqueta y sensual, sin mangas y con un agradable escote, no mostraba nada pero insinuaba mucho, sus senos normalmente grandes, estaban inmensos y se perfilaban claramente, no llevaba sostén y sus negros pezones obscurecidos por el embarazo se traslucían a través de la blanca tela, su prominente barriga estaba cubierta sólo por la delgada tela de su camisa de dormir.

Cuñadito, que rico que aceptó mi invitación, no sea tímido y venga a saludarme. Ella estaba al medio de la cama matrimonial así que Juan Carlos debió arrodillarse sobre la cama para darle un beso en la mejilla, desde mi posición pude ver claramente como Juan Carlos fisgoneaba las tetas de Helena.

Venga siéntese aquí cerquita mio que necesito conversar con usted, pero antes salude a sus sobrinos. Juan Carlos se sentó en la cama enfrentando a Helena y puso su mano sobre la barriga de ella, ella lo tomo de la mano y lo guió acariciando su barriga.

Sin soltar su mano conversaron algunos temas triviales hasta que Helena decidió tirarse a la piscina.

Juan Carlos, cuñado, necesito pedirte un favor muy grande pero no se como empezar.

Dime Helena, en que te puedo ayudar.

Se trata de Daniel, de mi, de Marcia, de ti,...de nosotros, pero no se como empezar.

Pero Helena por favor, nos conocemos hace mucho tiempo además de ser cuñados, además, sabes que yo soy amigo de Daniel desde siempre, dime con absoluta confianza, le paso algo a Daniel.

No, osea si, pucha, me da vergüenza pero en fin, aquí voy.

Juan Carlos estaba expectante. Mira, tu sabes que Daniel y yo nos casamos hace 7 meses.

Por supuesto, si yo fui su testigo en el registro civil.

Bueno, al igual que Marcia, yo me case virgen, pero, mi luna de miel fue bastante más activa que la de ustedes.

Juan Carlos la miró bastante intrigado, ¿no te entiendo, que me quieres decir?

Bueno, tu sabes que Marcia y yo somos además de hermanas muy amigas y conversamos muchas cosas, como la mayoría de las mujeres supongo. Tu sabes que la luna de miel es un momento especial para cualquier mujer, cosas nuevas, sensaciones nuevas, enfrentar los miedos. Por favor no me hagas entrar en detalles que me muero de vergüenza, pero en ese mes experimenté muchas cosas, cosas que ni tu ni Marcia han experimentado aún, como el sexo anal. si no te hagas el que no sabes de que hablo, sé que Marcia y tu lo han intentado sin éxito aún, bueno, en nuestro caso el sexo anal fue natural desde la misma noche de bodas, y eso es sólo un ejemplo de lo que hablo.

Vaya, vaya, cuñadita, me sorprende...y la verdad es que me agrada su confianza al contármelo, pero no entiendo para donde va.

Helena tomo aire profundamente, con eso su pecho y sus pezones que ya estaban erectos, se hicieron mucho más visibles. Juan Carlos la miro embobado por unos segundos.

Bueno, tu sabes que con los mellizos no me he sentido nada de bien y casi desde que llegue de mi luna de miel, debo cuidarme y eso significa nada de sexo. Para mi no ha sido fácil, pasar de un mes extraordinario, donde teníamos sexo a cada rato a la abstinencia total, en mi caso me ayudan los mellizos, los siento y se que debo estar en reposo, pero aún así no es fácil, me muero de ganas y aún pequeñas conversaciones como estas hacen que los pezones se me pongan duros y me moje entera.

Se produjo un silencio muy incomodo.

Bueno, si para mi es difícil, imagínate para Daniel. yo creo que al pobre le cuesta caminar de tantas ganas que tiene.

jajaja, se rió Juan Carlos, no pretenderá cuñadita que yo lo lleve a .......

No bruto, por supuesto que no. Daniel y yo les teníamos una invitación para cuando yo me mejorara pero voy a tener que anticiparla. Más bien te ofrezco un trato.

Ahora si que me intrigas.

Mira, Daniel y yo participamos durante nuestra luna de miel con un grupo muy reducido de amigos de absoluta confianza y discreción, participamos en actividades sexuales que no son comunes, o al menos nadie las anda publicando, como un trio con otra chica, un trio con otro hombre, intercambio de parejas o derechamente sexo con varias personas al mismo tiempo, ambos a la par.

Vaya, vaya, cuñadita, ahora si que estoy gratamente sorprendido.

No lo tomes a la broma que me da vergüenza, mira Juan Carlos, Marcia me ha constado tus fantasías, que por los demás, son mucho más comunes que lo que la gente se atreve a confesar. Te ofrezco, más bien te pido, que las hagas realidad con Daniel, y te prometo, lo más solemnemente que se pueda, que cualquier cosa que Daniel haga con Marcia, tu la podrás hacer conmigo, cuando me mejore por supuesto. Es más, si existe alguna fantasía tuya que quieras hacer conmigo, aunque Daniel no la haya echo con Marcia, yo desde ya la acepto, a pesar que se que no lo parezco, y mucho menos con esta tremenda barriga, soy muy inquieta en cuestiones sexuales y me encanta probar cosas nuevas.

Juan Carlos se quedó un rato en silencio, me miró buscando aprobación. Le sonreí y me alce de hombros, decide tu le dije, pero agregue: Helena me preguntó y yo le dije que haría lo que tu quisieras. Ya sea que decidas que si o que no, yo estaré de acuerdo.

¿pero tu lo harías?.....Mi amor, por voluntad propia de ninguna manera me metería con otro hombre, pero sabes que yo haría cualquier cosa por complacerte y si eso te da placer, yo estoy dispuesta a intentarlo.

Juan Carlos se quedó un rato más en silencio....Cuñadita, suponiendo que digo que sí, y que pasa de todo entre Daniel y Marcia, ¿cómo sé que usted no se arrepentirá después?.

Helena se acomodó un poco en la cama, abriendo las piernas y recogiendo las rodillas un poco, tomó la mano de Juan Carlos que aún se encontraba sobre su barriga y suavemente la llevo bajo las sabanas, directo a su entrepierna. yo no podía ver nada pero era evidente que ella guiaba la mano de Juan Carlos mientras acariciaba su sexo.

Durante uno o dos minutos en silencio ella guió su mano, la cara de placer de ambos era evidente, Helena retiró su mano pero Juan Carlos la dejó allí abajo. Helena se mordía el labio y decía con una voz muy caliente, despacito..despacito que no puedo, no....no seas malito. no más...por favor.

Bruscamente ella cerro sus piernas aprisionando la mano de Juan Carlos.

Te hice daño preguntó el alarmado.

No, pero tan adentro me da miedo, sácalos un poquito por favor. El plural sácalos me quedó dando vueltas en la cabeza, así que mi maridito no sólo acariciaba su sexo sino que el muy cerdo le había metido los dedos en la conchita, dos por lo menos y profundamente por lo que Helena decía. Juan Carlos se estaba desinhibiendo más rápido de lo que yo había previsto.

Helena se desabrocho dos o tres botones de su camisa de dormir, exhibiendo de esa manera ante Juan Carlos sus enormes tetas. Ven aquí perrito mejor, con suavidad, que con esto del embarazo las tengo muy sensibles.

Juan Carlos no se hizo esperar, casi de inmediato se encontraba lamiendo los pezones de Helena, eso si, sin scar su mano de la entrepierna de ella. Helena mientras tanto le acariciaba la cabeza y le susurraba cosa para calentarlo. Así papito así, suavecito, que rica lengua, me encantaría sentirla en mi conchita, vez lo mojadita que está por ti, imagínate en unos meses más cuando sea tuya, te quiero sentir completamente dentro mio, hasta los coquitos adentro, por delante y por detrás, me encanta por el culito, Daniel me dice que lo tengo muy rico, apretadito, en un tiempo será todo suyo tesoro.

No sé como Juan Carlos se aguantaba, la voz de Helena sonaba muy sensual. Me levanté y con mi mano recorrí el brazo de Juan Carlos hasta llegar a su mano, efectivamente le tenía dos dedos en la conchita a mi hermana, pero sólo se los metía hasta la mitad del dedo, acaricié su mano en señal de aprobación, él se volteó y me dio un rico beso en la boca, luego se volvió para besar a Helena en la boca. Ella le respondía, imaginaba sus lenguas jugueteando.

Juan Carlos se incorporó ala lado de Helena y dio un largo suspiro, tenía la cara roja. Cuñadita me tiene completamente convencido, pero, no me puede dejar así.

Helena le sonrió con picardía. ¿y que quiere tesoro?, sabes que yo no puedo, mis tetitas tampoco te las puedo dar porque me duelen cuando me excito, ¿el culito?, mmmm, me encantaría, pero ni siquiera puedo ponerme de lado, mucho menos boca abajo. ¿qué puedo hacer por usted mi tesoro?, la mano de Helena acariciaba la verga de Juan Carlos por sobre el pantalón.

Juan Carlos le puso su paquete bien cerca de su boca. Helena bromeando me llamó, mira Marcia, tu marido quiere que se la chupe, ¿que hago?

Me acerqué por detrás de Juan Carlos y lo abracé, acaricié primero su pecho y luego bajé hasta su verga, metí la mano por dentro de su pantalón, tenía una muy buena erección y la punta ya se encontraba mojada por los líquidos preseminales.

Hermanita, si no se la chupas tu, me la voy a comer yo, Me fascina chuparsela. Le mordisqueaba el lóbulo de la oreja mientras yo misma le desabrochaba el pantalón y se lo bajaba hasta la rodilla junto con su boxer, prácticamente le estaba poniendo el sexo de mi marido en la boca de mi hermana.

Helena jugueteó un rato con su verga, la acariciaba con sus mejillas, un suave lenguetazo en la base, un profundo beso en cada bola, un mordisqueo suave, luego le pasaba la lengua de abajo hacia arriba, sin tocar la cabeza, volviéndolo loco, Helena definitivamente sabía como excitarlo.

Juan Carlos le acariciaba la cabeza y trataba de empujarla para que ella se lo chupara, ya vencido le suplicó, mamita no seas mala, chúpamela, chúpamela.

Helena le sonrió, y con la misma facilidad que había evitado besar su glande ahora lo consentía, lo chupaba como si fuera un helado, dándole lenguetazos, luego se lo metía en la boca, succionándolo, lograba metérselo casi entero mientras sus mejillas se hundían, luego lo sacaba completamente sin dejar de chuparlo y al hacerlo su boca emitía un ruido muy característico, POP. Luego volvía a la carga jugueteando con su lengua alrededor del glande para volver a chuparselo y continuar con esa dulce tortura de tenerlo siempre al límite del placer. Yo conocía a Juan Carlos y sabía que en esas condiciones no duraría mucho.

Helena se quejó que le dolía el cuello al tener que estar de costado para mamarle la verga a Juan Carlos, así que él se sacó completamente los pantalones y subiéndose a la cama y poniendo una pierna a cada lado de Helena se acuclilló un poco frente a ella, de esta manera le ponía la verga en la boca sin necesidad que ella tuviera que doblar el cuello.

Helena le acariciaba las bolas con su mano izquierda y con el dedo índice de la misma mano le exploraba el canal que esta entre su escroto y su ano, seguro que la muy perra sabía que eso vuelve loco a los hombres. Con la mano derecha sujetaba la verga de Juan Carlos masturbándolo y controlando la profundidad con que el pene se le metía en la boca. En esa posición, más que Helena

chuparselo, era Juan Carlos que se follaba la boca de mi Hermana. Mientras que ella se ayudaba con la suavidad de su lengua para incrementar el placer de él.

El ver a Juan Carlos disfrutando tanto me llevó de inmediato a recordar cuantas veces yo había estado en la misma posición de Helena y con cuantos hombres distintos. El último había sido un amigo de Q. hace casi una semana, había comenzado por cogerme por el culo, luego de que recuperó sus fuerzas por la conchita y finalmente de postre me había recostado en el sillón de su amplia oficina y me había cogido por la boca, al igual que Juan Carlos lo hacía con Helena. Recordé claramente lo mucho que lo había disfrutado el tipo, como le temblaban las piernas al terminar en mi boca y como me había llenado de halagos al retirarme, recalcando que ninguna mujer le había dado tanto placer como yo con mi boca he insistiéndome en que volveríamos a hacerlo Me llenó de placer el sólo echo de ver a Juan Carlos disfrutado tanto, de esa forma también me sentía menos culpable por el placer que sentía yo cuando cogía con Q. o con alguno de sus muchos amigos.

Con un garabato que le salió del alma, Juan Carlos se retiró un poco hacia atrás y sujetándose la verga con una mano apuntó su eyaculación a las tetas de Helena, sobretodo al profundo canal que tenía entre ambas tetas. Que rico verlo así, gozando sin restricciones y no importándole que las tetas sobre las que se corría eran de mi hermana y muchos menos que yo estuviera viéndolo.

Juan Carlos resoplaba y respiraba con dificultad, a duras penas se sostenía en pie, se dejó caer de espaldas en la cama a los pies de Helena, las piernas abiertas y exhibiéndonos impúdicamente a ambas sus bolas y su verga semi erecta, de la que aún manaban unas pequeñas gotas de semen. Para que entendiera claramente que no había oposición de mi parte a lo que había echo, me agache y le bese un rato las bolas y su verga, luego jugué con mi lengua en la puntita, haciendo hilitos con su semen y mi saliva, finalmente succionado su glande hasta dejarlo limpiecito.

Ya, ya los tortolitos nos espetó Helena, yo soy una mujer casada y además embarazada, no me hace bien ver estos espectáculos, vayanse a su casa cochinos. su tono de broma era evidente.

Juan Carlos se incorporó, canchero creo que es la palabra que mejor lo describiría ene se momento, muy seguro de si mismo., le tomo ambas tetas a Helena y se las acarició. Mi cuñadita, una respetable señora casada, con unas tetas muy ricas y que además chupa muy rico, toda una experta con el pico en la boca, quien lo diría al verla tan dama.

Jajaja, lo toreó Helena, como crees que ésta niñita de las monjas mantuvo su virginidad hasta la noche de bodas: Helena le hizo un obsceno gesto con la mano que representaba gráficamente como si estuviera mamando una verga. Risas de todos, Helena en una actitud muy coqueta y provocativa agregó: Cochino no más, mira como me dejaste las tetitas, límpiame.

Juan Carlos asumiendo un tono sumiso pero siempre en broma le pidió perdón y utilizando su mano como espátula recogió el semen que pudo para luego meterle la mano entre las piernas a Helena y limpiarse en la mata de pelos que Helena tenía en su conchita, ella por supuesto lo seguía tratando de cochino y asqueroso.

Así entre risas y bromas Juan Carlos se vistió, yo le insistí en que nos fuéramos, pues quería arreglarme un poco y prefería conversar bien con él respecto a lo que íbamos a hacer, él se despidió con un beso en la boca de Helena y le prometió volver a visitarla. Helena le dijo que encantada, pero que en su grupo existía una regla que ella consideraba muy buena y que en nuestro caso se aplicaría casi lo mismo, lo nuestro era un juego de matrimonios y como tal, siempre que Daniel quisiera coger conmigo, Juan Carlos debería estar presente y cada vez que Juan Carlos quisiera jugar con Helena, yo debería estar presente. Así nos evitaríamos malos entendidos y cuidaríamos la relación de pareja. Ambos estuvimos de acuerdo.

Con Juan Carlos nos fuimos caminando hasta nuestra casa que quedaba relativamente cerca, le insistí en si estaba seguro de lo que quería hacer por si le quedaba alguna sombra de duda pero fue en vano, estaba muy seguro de si mismo y debo agregar que además muy caliente con la situación. Al llegar a la casa vaya sorpresa, Daniel se había venido en auto y nos estaba esperando, una sonrisa de oreja a oreja, una botella de champaña en una mano y una caja de bombones en la otra, si realmente parecía que fuera a una cita.

Continuara