Violada por el Sr. Q. (4, mi hermanita Helena)

La culpa me lleva a confesar la verdad a Helena pero me llevo una tremenda sorpresa.

Llevaba ya dos semanas "trabajando" para Q., la rutina con Q. no existía, todos los días debía presentarme a trabajar normalmente con mi uniforme de oficinista, hasta allí mejor para mi, pues me permitía que Juan Carlos no sospechara de mi doble vida. En la oficina Q. decidía que haría conmigo, algunos días, los menos, era efectivamente trabajo de oficina, otras veces sencillamente me enviaba a alguna dirección sin mayores explicaciones, allí alguno de sus muchos clientes o amigos me esperaba para follarme, para ellos yo sencillamente era la prostituta que les enviaba Q. y me trataban como tal. Me cogían a su gusto. Culo, tetas, boca, conchita, se servían sin necesidad de invitación, para eso Q. me pagaba y la verdad es que me pagaba bien.

Otras veces eran reuniones de trabajo en su departamento que se encontraba en el piso superior de la oficina, dos o tres clientes, excepcionalmente cuatro. Yo oficiaba de su asistente personal, servía café, tomaba notas de los acuerdos y finalmente era el postre de la reunión que compartían como buenos amigos que eran.

Nunca, ninguno de los distinguidos empresarios con los que trataba Q. y que yo normalmente conocía de antes por su relación con mi marido, se privó de follarme. Quizás era porque yo era una señora de sociedad, educada en el mejor colegio de monjas de la ciudad y casada con uno de sus pares, que sentían un morbo especial es culiarme, o quizás era como me decía Q., yo efectivamente era muy sensual y les mostraba sin vergüenza lo mucho que gozaba del sexo. Como fuera, todos se retiraban satisfechos y algunos inclusos me invitaban a salir, pero yo nunca acepte, pese a todo, con Q. me sentía protegida y cuidada.

El sexo con mi marido Juan Carlos era cada día mejor para él, yo estaba mucho más desinhibida y como normalmente ya había cogido y disfrutado en mi trabajo, no me esforzaba por alcanzar mi placer sino el de él. Además, la practica hace al maestro, o maestra en mi caso, yo había aprendido rápidamente a satisfacer a los hombres y día a día dejaba a Juan Carlos extenuado y con una sonrisa de oreja a oreja, comenzó a llamarme mujer insaciable y a confesarme sus fantasías más reprimidas, como la hacer un trio con un amigo, verme tener sexo o sencillamente participar en una sesión de sexo grupal.

Pese a que sus fantasías me liberaba de algo de culpa, ésta no me dejaba tranquila y decidir recurrir donde mi hermana Helena, la esposa de Daniel, ella continuaba en cama por su embarazo complicado con los mellizos y además, siempre habíamos sido muy unidas.

Le pedí la tarde libre a Q. quien no me hizo problemas cuando le dije que visitaría a mi hermana. Me costo empezar la conversación, ella me escuchaba en silencio, le conté todo, sin nombres por supuesto, mal que mal, uno de los amigos de Q. que me había follado era su propio marido. No le oculté detalles, como un distinguido abogado me había violado y yo había tenido que aguantar y callar por las deudas de mi marido, como ese distinguido señor me había echo participar en orgías y atender a sus muchos amigos y clientes. Ella nunca me juzgó ni reprochó, sólo me hizo unas pocas preguntas aclaratorias que me costo responder por lo que significaban pero que al final me resultaron liberadoras.

Marcia respóndeme con absoluta honestidad, la primera vez que este tipo te cogió, cuando Juan Carlos estaba al otro lado de la línea telefónica, ¿lo disfrutaste?

 Asentí en silencio

Eso está muy bien Marcia, peor hubiera sido su no lo hubieras echo, pero responderme con palabras, ok, y cuando entre los cinco te dieron durante horas, ¿lo disfrutaste?

 Si respondí con claridad, aunque me duela reconocerlo, fueron momentos muy placenteros y sensuales.

Y a los otros, los del día a día, los que vas a ver a sus oficinas o a los que atiendes en sus reuniones de trabajo, ¿los disfrutaste?

 Helena, lo que me da más culpa es eso, todas, absolutamente todas las veces lo he disfrutado. El ir a la oficina de alguno de nuestros conocidos, el ver como me desviste con la mirada, el sentir sus manos recorriéndome por primera vez, el verlos desnudarse, el conocer y saborear su verga, el sentirlos adentro, el verlos disfrutar y sobretodo el que se corran dentro mio, no lo puedo evitar, cada vez es más rico. Incluso el verlos en actividades absolutamente normales, como comprando en el supermercado con sus señoras, me excita verlos, que nuestras miradas se crucen cómplices, el saber que cuando ellos me ven de la mano de Juan Carlos vestida como toda una dama, no dejan de imaginarme desnuda y disfrutando de su verga.

Me queda más que claro y eso está muy bien, las últimas dos preguntas. Ese distinguido abogado que te violo es nuestro amigo Q. ¿cierto?

 Si, ¿cómo lo sabes.?

Me sonrió; es tiempo de revelar los secretos. dos cosas que me dijiste me lo dejaron absolutamente claro.

La primea: "A pesar de lo mojada que estaba, nada me había preparado para lo que sentí, era como una gran pelota caliente que me penetraba, eso no podía ser el glande del tipo, tenía que ser otra cosa. Abrí mis ojos como plato y él advirtió mi sorpresa pues sonriendo me dejo una de las piernas sobre su hombro y con la mano libre me ayudo a incorporarme para ver al intruso. Un largo cilindro obscuro grueso, lleno de venas que parecían que reventarían de un momento a otro, terminaba en una cabeza grande como mi puño pero con forma de callampa, de un color violáceo, era efectivamente su verga, mucho más grande y gruesa que la de mi marido"

La segunda: "comenzó a meter y sacar su verga de mi vagina, lo hacia a su ritmo, buscando su placer, no buscaba para nada el mío, sólo se concentraba en él, sacaba su glande hasta afuera para volver a penetrarme hasta los huevos, cada vez más rápido, en silencio pero con muchas ganas y fuerza, muy a pesar mío, cada vez que esa gran cabeza se retiraba me provocaba oleadas de placer y cada vez que me penetraba mi placer se incrementaba, me mordía los labios para no gemir, sin quererlo mis caderas se sincronizaron con la de él, cada vez que él se retiraba yo me apartaba y cada vez que él me penetraba yo me empujaba hacia él, para hacer la penetración más profunda, más rica, cómo disfrutaba esas tremendas bolas golpeándome al encontrarnos. No se cuanto duró pero a mi me pareció una eternidad, hasta que su cabeza comenzó a latir y a escupir una gran cantidad de leche caliente muy dentro mío, pensé que se orinaba dentro de mi por la cantidad de leche, mi vagina respondió de inmediato al envite, como boca de niña golosa se habría y cerraba sobre esa sabrosa verga, succionado ese líquido caliente y enviándolo hasta el centro de mi, ese orgasmo me recorrió entera y sólo pude disfrutarlo en silencio"

La miré más que intrigada. Ella me sonrió coqueta y me dijo con picardía, hermanita, tu no eres la única que conoce a Q. yo también he disfrutado de esa maravillosa verga y de lo bien que coge, y debo confesarte que fueron muchas, muchas veces.

Plop, yo pensé que tu te habías casado virgen al igual que yo.

Por supuesto dijo Helena, tu que te crees, yo era una señorita de las monjas y sólo en la noche de bodas me entregue a mi marido.

¿a ver?, le dije yo, no te entiendo, tú te casaste virgen hace siete meses. ella asintió. Estuviste un mes en luna de miel con tu marido en el extranjero, ella volvió a asentir. volviste y a los pocos días te diste cuenta de tu embarazo y debido a lo mal que te has sentido hace ya 6 meses que no has tenido sexo. Helena volvió a asentir con una sonrisa muy pícara. ¡HA No!, me los tendrás que explicar.

Tranquila mujer, te explicaré todo y con lujo de detalles como tu lo has echo, pero antes una última pregunta y sin mentirnos, en la primera orgía que participaste, ¿estaba Daniel mi marido, se la chupaste, te dio por el culo, también te la metió por la conchita, y todo eso te lo hizo más de una vez?

Esas son varias preguntas, traté de bromear para disimular mi vergüenza. Si le dije con timidez, si a todo, Daniel estaba allí y fue uno de los más activos, no sólo me penetró por cada agujero que tengo, sino que también lo hizo varias veces.

¡BIEN! grito Helena para mi desconcierto, ¡ESE ES MI MACHO!

En vez de recriminarme me abrazó con ternura, Marcia, Hermanita, Daniel me lo contó todo en su momento, y para tu tranquilidad, me dijo que maravillosa en la cama, que había disfrutado cada cogida que te había dado y que estaba seguro que tu también las habías disfrutado. Ven, que tenemos mucho que hablar.

Conversamos todas la tarde, mi culpa desapareció como por encanto al escuchar su aventuras, mucho más intensas que las mías. efectivamente se había casado virgen, su luna de miel había sido eso sí, muy intensa, Daniel era muy creativo y demandante, y desde la primera noche que cogían sin parar, en las más diversas posiciones y por ambos lados, la misma noche de bodas Daniel la había desvirgado por delante y por atrás. Mamar ella lo sabía bastante bien y hace tempo, los tres meses antes de la boda habían sido para ella de mamada diaria, sólo así se había logrado conservar virgen hasta la noche de bodas.

Justo a la semana de la boda, ya sin inhibiciones con su marido y seguramente por alcohol que había bebido, permitió que él la vendara, amordazara y le amarrara las muñecas a la cama, esa extraña posición la llenó de lujuria y disfruto más que nunca que la cogiera así sin verlo, apenas Daniel había acabado la cogió de los tobillos y poniendo sus piernas en los hombros le puso un par de cojines bajo el culo y poniéndose de cuclillas sobre ella volvió a penetrarla vaginal mente. Le extrañó un poco su recuperación tan rápida pero no se lo cuestionó, se sentía tan rico. Cuando la tomaron de las caderas y una segunda verga buscó y penetró su culo, se dio cuenta de la realidad, la verga que tenía en la vagina tampoco era la de Daniel.

Trato de gritar pero la mordaza se lo impedía, trato de sacárselos de encima pero tenía las muñecas amarradas a la cama y se encontraba doblada, con sus pies a la altura de los hombros del tipo que tenía encima suyo y que le tenía su verga encajada hasta las pelotas, con cada movimiento desesperado de ella sólo lograba que el tipo de encima se le encajara más profundamente.

Tranquila mi amor, escuchó la voz de Daniel a la altura de su cabeza, esta fiesta es para usted. Daniel la acaricio en la cara y le sacó la venda de los ojos y la mordaza, Helena pudo ver a quienes se la estaban cogiendo, dos amigos del colegio, casados con excompañeras, miró hacia el costado y allí estaban ellas, desnudas, una le chupaba la verga a Daniel y la otra estaba cogiendo con Q. Ese fue el comienzo, el resto de su luna de miel fue una orgía continua, cogió con todos los hombres y con las mujeres también, la mayoría de las veces con más de uno al mismo tiempo. Si, a ambos les había gustado el intercambio y el sexo grupal y efectivamente no cogía hace meses así que le hacía mucha falta, pero no podía, sin embargo ella me ayudaría con Juan Carlos.