Violada por el Sr. Q.
El Sr. Q., respetado abogado y amigo de mi marido, se aprovecha de mi debido a nustra mala situación económica (con foto)
Mi marido (Juan Carlos) se encontraba ya hace seis meses sin trabajo, yo por supuesto gatita regalona no había trabajado nunca, deje mis estudios de derecho sin terminar para casarme y hasta el momento no había habido necesidad de hacerlo.
Mi días normales habían transcurrido con tranquilidad hasta entonces y disfrutando de una buena situación económica debido al trabajo de mi marido, mi día normal era el café con las amigas, mi sesión diaria en el gimnasio que mantenía mi cuerpo en muy buena forma y satisfacer a mi marido en lo que fuera, a él le gustaba mucho el sexo oral así que me había convertido en una experta ternerita mamona. A pesar que debo confesar que me costó bastante al principio chuparselo, por mi rígida educación y mi falta de experiencia, Juan Carlos me había desvirgado y hasta esa fecha era el único hombre que yo conocía íntimamente.
A mí me encantaba partir mojándome bien la lengua con saliva y luego dejarla escurrir lentamente por su glande, para luego metérmelo suavemente en la boca y comérmelo a besos mientras Juan Carlos (mi marido) me comía la conchita a besos, si un clásico 69. Así seguíamos hasta mi primer orgasmo, sólo entonces yo lo dejaba que me penetrara, aunque lo que más le gustaba a él era que yo me sentara en el borde la cama mientras él separaba frente a mi, allí debía seguir lamiéndole el glande, besándole sus testículos o derechamente chupándole la verga hasta que el eyaculaba dentro de mi boca, para él era fascinante que yo le mostrara todo su semen llenado mi boca y juguetera con mi lenguita, muchas veces nos besábamos y compartíamos su leche con nuestras besos, sólo después podía tragármelo.
Bueno, los estoy distrayendo, el caso es que la situación estaba muy mala en la casa, sin plata, con los acreedores que nos llamaban todos los días y ambos con un humor de diablos que nos hacía pelear frecuentemente. Pese a que siempre he considerado que es el hombre quien debe mantener el hogar me vi obligada a buscar trabajo.
No sabiendo como partir, me dirigí donde un amigo de ambos y ex compañero de la universidad mio, para no comprometerlo sólo lo llamaremos Señor Q. un prestigioso abogado, un tipo atlético, muy alto, ex jugador de Rugby.
Me levanté temprano, me depilé las piernas para usar falda y me vestí con esmero para parecer una ejecutiva elegante, con Juan Carlos no cogíamos hace más de una semana así que lo que pasó fue inevitable para ambos, al verme tan linda se me acercó aún desnudo y sin mucha resistencia de mi parte me tiro sobre la cama, me subió la falda para poder poner mis piernas sobre sus hombros, me apartó mi tanguita con sus dedos sin sacármela y me metió todo su pene de una sola vez.
uuuuuyyyyy, me hacías tanta falta perrito, él no me contesto, sólo se limitó a bombearme con fuerza, estaba tan caliente que rápidamente sentí su leche llenarme la conchita. A pesar que yo no había disfrutado, me encanta esa sensación caliente llenadome y sentir como su pene late muy dentro mio.
Lo bese agradecida pero le susurre al oído, me la debes. Anda rápido a tu entrevista, quiero cogerte cuando vuelvas con tu conchita aún mojada de mi leche. Obediente no me lavé sólo me puse un protector para que su leche no escurriera por mis piernas y una buena porción de un perfume cítrico para que su aroma cubriera cualquier aroma que emanara de mi conchita.
Primera visita con el Sr. Q.
Apenas llegué, su secretaria me hizo pasar, él fue muy amable y respetuoso mientras le contaba mi drama, me desahogue con él, me escucho en silencio. Juan Carlos ha echo muy mal en no venir antes, tu sabes que yo llevo la cobranza del banco así que debo rematar su casa y embargar sus bienes la próxima semana. Es más, me temo que tiene varios cheques impagos y eso significara un tiempo en la cárcel.
Por favor Q., tu eres nuestro amigo, seguro podrás hacer algo. Su voz sonaba como de hielo, NADA, ABSOLUTAMENTE NADA, me puse a llorar desconsoladamente, Q me abrazo para tratar de calmarme. Calma Marcia, mi pequeña Marcia, se me acaba de ocurrir una solución. Lo mire anhelante sin dejar de cobijarme en sus brazos, me tomo de las caderas y me hizo notar su bulto contra falda, tú eres la solución mi pequeña, lo miré con escepticismo, pero sus manos que parecían garras en mi caderas y la presión de su notorio bulto sobre mi pubis no dejaba lugar a dudas.
Traté de zafarme pero me empujo sobre su escritorio acorralándome contra el , mis piernas ligeramente abiertas y Q entre ellas. Ok, te lo explicaré mejor entonces, es estiró un poco y marco un número telefónico, dejando el aparato con manos libres de manera que yo escuchara.
Si jefe contestaron al otro lado, necesito un resumen del expediente de Juan Carlos Contreras. De inmediato Jefe; tiene varias deudas con el Banco, tenemos orden de embargar sus bienes y rematar su casa a la brevedad posible, también tiene varios cheques impagos así que lo van a detener de un momento a otro, espere, aquí hay una nota suya que no lo detengamos ni embarguemos sus bienes sin su autorización expresa. Cierto, lo había olvidado, si te lo ordeno cuanto tendrás resultados. Déjeme ver Jefe; el remate de la casa es lo más lento, unos 15 días pues debemos publicar primero, el embargo sale en dos o tres días y la orden de detención la puede tener cumplida hoy en la tarde, eso si Ud. sabe donde ubicarlo y quiere hacerlo. Gracias, prepara los papeles pero no hagas nada hasta que que avise.
Me quede helada, así que el hijo de puta nos tenía en sus manos. Déjame hacer otra llamada querida Marcia. Diga, de inmediato reconocí la voz de mi marido al otro lado de la línea. Hola Juan Carlos, te habla Q., si aquí estoy con Marcia, la verdad es que la situación no se ve nada de bien, a continuación repitió los fríos datos acerca del remate, embargo, cárcel, etc. Pero, pero Q. la voz de mi marido sonaba muy angustiada, ¿puedes hacer algo?. mira es muy difícil, lo he estado conversando con Marcia y se me ocurre una solución.
Me quede aún más helada, Q.. me tenía aún inmovilizaba y con su bulto presionaba mi pubis, pero decirle a mi marido sus intenciones para conmigo me parecía muy extremo. ¿Qué solución se te ocurre Q?. Mi corazón latía muy fuerte. Mira Juan Carlos, tengo un amigo empresario, me debe algunos favores así que creo te puedo conseguir trabajo con él, la renta no será mucha pero te podrá seguir viviendo. Q. me acaricio el pelo y me sonrió como un niño que piensa una maldad. Gracias amigo, eso sería muy bueno, pero como hago para pagar mis deudas ahora, evitar ir a la cárcel y que me quiten la casa. Sin dejar de mirarme ni dejar de habla, Q. bajo lentamente su mano por mi blusa hasta mi seno derecho, comenzó a acariciarlo y amasarlo como si fuera lo más normal del mundo.
Mira Juan Carlos, yo puedo pedirle al banco como una concesión especial que no rematen tu casa y que reprogramen tus deudas, eso sí tienes que tener pagado los cheques pues eso no lo controla el banco y es lo más grave, eso es cárcel segura. Dios, no sabría como agradecerte Q. pero no tengo como pagar los cheques. La mano de Q. soltó mi seno y bajó hasta rozar mi pierna por debajo de la falda. A pesar que Q. sabía la respuesta le pregunto a Juan Carlos, ¿es mucho dinero lo de los cheques?. Juan Carlos digo una cifra de muchos ceros, Q. la repitió lentamente mientas su mano subía por mi pierna hasta mi tanguita, allí se dedicó a acariciar mi monte de venus por sobre mi ropa interior. La verdad es que es mucho dinero Juan Carlos. Lo sé pero necesito desesperadamente una solución. El dedo de Q. levantó el elástico de mi tanguita hasta alcanzar mis labios mayores. Mira Juan Carlos, está contra todas las políticas del banco, pero tu sabes cuanto los aprecio a ambos. El dedo de Q. recorría libremente mi húmedo canal. Yo les haré un préstamo personal, eso sí nadie debe saberlo. ¿harías eso por nosotros Q.?. Por supuesto Juan Carlos, Q. tomó mi tanguita y comenzó a sacármela, para que estas los amigos sino para ayudarnos.
Gracias, gracias amigo. No digas más Juan Carlos, envíame de inmediato tu currículum por internet mientras yo le explico a Marcia sobre su nuevo trabajo, Q. agachado sacaba completamente mi tanguita levantándome suavemente los pies. En esa posición y estando yo con las piernas semiabiertas Q. tenía una vista privilegiada y en primer plano de mi sexo, el que se encontraba húmedo aún con la leche de mi marido y seguramente con los labios entreabiertos y ligeramente hinchados debido a que yo no había llegado al orgasmo. Basta Juan Carlos que me avergüenzas con tus palabras, hago lo que haría cualquier amigo.
Pude ver como Q. lanzaba sus pantalones y sus boxer sobre una silla, desde mi posición sólo le veía de la cintura para arriba, vestía camisa blanca y corbata . Q. aquí tengo mi currículum, le hago unas actualizaciones y y te lo mando, te llamó más tarde. No Juan Carlos, es urgente, prefiero esperar en línea mientras lo modificas. Q. me levanto suavemente me sentó en el borde del escritorio y subió mis piernas hasta dejarlas sobre sus hombros, algo se apoyó sobre mis sexo, como sus manos habían abierto al máximo mis piernas siempre a la altura de sus hombros, esa cosa que se apoyaba sobre mi sexo no podía ser otra cosa que su glande.
Por el auricular algo explicaba Juan Carlos respecto a su currículum. Q. deslizaba su glande por entre mi canalcito buscando la entrada. Estaba perdida, Q. me follaría allí mismo, mientras mi marido le daba las gracias por el auricular, Cerré mis ojos, Q. me podría violar, pero nada me obligaría a verlo y mucho menos a disfrutarlo, me concentré en pensar en una visita al ginecólogo, creo que no hay nada más desagradable que eso para mi. Juan Carlos aún seguí su monólogo por el auricular mientras Q. al fin lograba su objetivo y lograba que su glande me penetrara.
A pesar de lo mojada que estaba, nada me había preparado para lo que sentí, era como una gran pelota caliente que me penetraba, eso no podía ser el glande de Q. tenía que ser otra cosa. Abrí mis ojos como plato y Q. advirtió mi sorpresa pues sonriendo me dejo una de las piernas sobre su hombro y con la mano libre me ayudo a incorporarme para ver al intruso. un largo cilindro obscuro grueso, lleno de venas que parecían reventarían de un momento a otro, terminaba en una cabeza grande como mi puño pero con forma de callampa, de un color violáceo, era efectivamente la verga de Q., mucho más grande y gruesa que la de mi marido. Por el auricular se sentía el frenético tecleo de Juan Carlos.
Q. me beso en la boca, más que besarme me tapo la boca con su labios mientras me sujetaba fuertemente de las caderas y con un suave pero firme empujón me metía su verga hasta los mismos huevos. Me creí morir, no me dolió en lo más mínimo, tampoco lo disfrute, fue la sensación nueva de sentirse absolutamente llena, empalada creo que es el termino correcto, mi vagina recibía al intruso en todo su esplendor, su verga llenaba todos mis espacios, tocaba al mismo tiempo cada una de las paredes y todos mis pliegues internos, sus bolas peludas acariciaban mis labios, tu tallo rozaba mi clítoris, si puedo describir de alguna manera esa nueva sensación, es sentirse mujer, 100% mujer, plena y satisfecha.
¿Que hacen?, la voz de Juan Carlos me volvió a la realidad. No te preocupes amigo, le mostraba a Marcia algo de su nuevo trabajo, por cierto amigo, te felicito por tu mujer, es muy receptiva, creo que ni ella misma sabía lo capaz que era, si bien se nota su falta de experiencia, estoy seguro que podré capacitarla muy bien para que haga un trabajo de lujo. Gracias, gracias, amigo. Yate mande el documento. Ok, ya lo recibí espera en línea que voy a enviárselo a mi amigo y lo llamó de inmediato por la otra línea. no cuelgues.
Por el auricular se escuchaba nada, pero estaba segura que Juan Carlos estaba allí, nervioso, esperando la respuesta salvadora de su amigo.
Q. comenzó a meter y sacar su verga de mi vagina, lo hacia a su ritmo, buscando su placer, no buscaba para nada el mio, sólo se concentraba en él, sacaba su glande hasta afuera para volver a penetrarme hasta los huevos, cada vez más rápido, en silencio pero con muchas ganas y fuerza, muy a pesar mio, cada vez que esa gran cabeza se retiraba me provocaba oleadas de placer y cada vez que me penetraba mi placer se incrementaba, me mordía los labios para no gemir, sin quererlo mis caderas se sincronizaron con la de él, cada vez que é se retiraba yo me apartaba y cada vez que el me penetraba yo me empujaba hacia él, para hacer la penetración más profunda, más rica, cómo disfrutaba esas tremendas bolas golpeándome al encontrarnos. No se cuanto duró pero a mi me pareció una eternidad, hasta que su cabeza comenzó a latir y a escupir una gran cantidad de leche caliente muy dentro mío, pensé que se orinaba dentro de mi por la cantidad de leche, mi vagina respondió de inmediato al envite, como boca de niña golosa se habría y cerraba sobre esa sabrosa verga, succionado ese líquido caliente y enviándolo hasta el centro de mi, ese orgasmo me recorrió entera y sólo pude disfrutarlo en silencio.
Q. se retiro satisfecho y orgulloso, yo sólo atine a besarlo en la boca, con ese beso silencioso le decía lo buen amante que era, nos manteníamos en silencio, reponiéndonos, yo aún con las piernas en sus hombros. Lentamente de mi vagina comenzó a escurrir su leche, Q. abrió un cajón de sus escritorio y enfoco con su cámara, su leche ya bajaba por mi ano y mojaba mi falda cuando el finalmente tomo la foto. Juan Carlos esperaba al otro lado de la línea ignorante de todo.