Violada colegiala

Esta es una historia de la primera vez que lo hice, lo único malo es que me violaron cruelmente.

VIOLADA COLEGIALA

Esta es una historia de la primera vez que lo hice, lo único malo es que me violaron cruelmente.

Yo me llamo Tatiana y tenía pocos años cuando esto me sucedió. Cursaba 2º de secundaria. Vivo en un pueblo de México llamado Santa Cruz que está a pocos minutos de la playa, allí vivo con una tía la cual es muy buena gente. Vivo con ella porque mis padres murieron en un accidente, y en la escuela yo era una excelente estudiante. Nunca me había interesado otra cosa mas que mi estudio, pero una tarde después de clase nos reunieron en el patio para informarnos la llegada de nuevos profesores y a mí no me importó mucho pero me di cuenta de que uno de ellos me estaba mirando no con morbo sino con una mirada como risueña.

Era tarde, así que llegué a mi casa con el recuerdo de me había gustado aquel hombre. Me di cuenta de que mi tía no estaba así que me dirigí a mi cuarto, allí me levante la falda, saqué mi ropa interior que estaba muy apretada en ese instante y me empecé a quitar la camisa. Me desabroche y empecé a acariciar mis senos con mucha delicadeza mientras en mi mente recorría la imagen de aquel hombre.

Sentí un calor muy rico y me empecé a tocar mis labios exteriores. Estaban muy húmedos. Tomé un lápiz de la maleta y justo cuando le lo iba a meter escuché la voz ronca de mi tía que había llegado, así qué me vestí y salí. Era la primera vez que me iba a masturbar y no lo había logrado. Al día siguiente fui a la escuela normalmente y allí estaba él con un jean y una camisa que me permitía ver su gran cuerpo. La primera clase que tuvimos con él éste se presentó formalmente, se llamaba Oscar y me acerqué para preguntarle algo. Sólo quería verlo de cerca, y cuando él se iba a ir yo crucé mi pierna para que pudiera ver mi ropa interior, a lo que él me sonrió y se fue al descaso. Fui al baño y cuando entre sentí que alguien me había seguido por lo que decidí abrir para ver quien era y cuando lo vi a el me sonrió y me empujó al baño. Allí me empezó a abrazar y con fuerza acercó su boca a mi oreja y me dijo "te deseo penetrar hasta que llores". Empezó a tocar mi muslo y a subir su mano.

Sonó el timbre y logré salir del baño asustada. Todavía recordaba sus palabras y la forma en que intento ultrajarme. Él se fue al salón y no sabía que hacer pues si decía que él había intentado violarme no me creerían, puesto que no tenía pruebas.

Por fin se había terminado la jornada así que me dirigía hacia mi casa que era un poco alejada, pero esto me daba tiempo para pensar que hacer, y en mi mente decidí decirle a mi tía ella me entendería

De repente sentí que alguien me tapaba la boca con un pañuelo y no sé que me pasó, perdí el conocimiento y me caí. Al despertar le hallé en una cama; no me habían violado al parecer, estaba vestida como si nada, pero cuando él salió me di cuenta que estaba atada a la cama y él me empezó a hablar de que tenía que pensar en mi vida y que pasaría si yo perdiera el curso escolar por un suspenso.

Luego sacó una botella de tequila y me tomó por la cabeza intentando darme un poco pero cerré mis labios fuertemente, a lo que él se enfureció tanto que me tiró del cabello tan duro que lloré, luego me pegó una bofetada en mi cara que me dolió mucho. Me volvió a poner la botella en la boca y me obligó a tomar gran parte de la botella de un solo sorbo. En ese instante solo sentí un ardor gigantesco en mi garganta y pasaron como 5 minutos cuando me empecé a sentir mareada. Él me desato e intenté escapar al levantarme de la cama pero me caí fuertemente al suelo, y él me levantó poniendo mi cuerpo de nuevo en la cama pero esta vez boca abajo, estando tan borracha que no podía moverme con coordinación. Sentí que él me empezaba a tocar mis piernas por la parte de atrás, bajó sus manos y me quitó delicadamente los zapatos. Subió sus manos y llegó a mis muslos, allí los apretó con fuerza y continuó subiendo cuando metió sus manos debajo de mi falda de cuadros y la levantó sobre mi espalda, apretándome con sus dos manos las nalgas con fuerza. A pesar de que no se había quitado los pantalones acercó sus genitales a mi culo mientras me decía en la oreja: "nunca te han rajado tu culo de niñita de esta manera, ¿verdad?". Me dio la vuelta con brusquedad, mi pelo me cubrió la cara y él lo quitó con una mano. No lograba verlo bien. Él cogió su dedo gordo y empezó a acariciar mis mejillas, luego tocó mis labios diciéndome: "por aquí pasara mi pene". Se acercó y me besó con furia. Puse mis manos en su pecho con toda mi fuerza y logré que él dejara de besarme pero a cambio me dio otra bofetada y un golpe en el abdomen que me dolió más que antes.

Mis lágrimas salieron y entre mis labios intentaba decir que estaba en esos días de la menstruación pero él me levantó la falda y vio a través de mis interiores mi toalla higiénica. Él bajó su mano hasta su bota, sacó un cuchillo grandísimo y de dos cortadas me quito mi ropa interior, viéndome mi cosita con sangre y con una mirada rara miró mis senos, tocándolos con tanta fuerza con sus manos que del dolor empecé a gritar y casi no sentía el alcohol. Me rasgó la camisa y me cogió me tiró sobre una pared, del golpe me partió un labio y caí al suelo llorando, me miró el coño con sangre del periodo y se bajó los pantalones. Sacó su pene, era enorme e intentó metérmelo pero en ese instante yo apreté mis piernas y no lo dejé.

Él metió sus manos entre mi entrepierna haciendo demasiada fuerza y logrando abrirla me metió la cabeza del pene sentí como un estremecimiento dentro de mí, algo se rompía, él me dijo: "tu himen se rasga dando paso a mi pene", y sentí como él lo introdujo duramente. Sentía mucho dolor lloré más pero él no le importó y así me violó sin importarle nada de nada. Me bombeó a pesar de mis esfuerzos y me penetró hasta que noté como algo burbujeaba en mi interior. Se pasó toda la tarde violándome, me dio a conocer el orgasmo no deseado y luego me dejó ir bajo sello de silencio.

Siguió haciéndome suya durante meses, pervirtiéndome y corrompiéndome sin parar, enseñándome todas las depravaciones que se podían cometer con una chica hasta que un grito mío alertó a un vecino que avisó a la policía. Él fue detenido y yo llevada a un hospital. Ahora estoy curada y felizmente comprometida. Nunca olvidaré lo que me hizo aquel hombre que parecía tan amable y simpático.