Violada (2)
Una chica es violada por dos desconocidos en un sótano (continuación).
(Continuación del relato "Violada(1)"
Estaba sola en ese sótano, completamente desnuda sobre la silla de ginecólogo, con los muslos chorreando semen y la boca reseca, y lo peor de todo, tenía los pezones pinzados y el dolor empezaba a hacer mella en mi cansado cuerpo. Así que, aunque todavía temblaba de miedo, no pude evitar quedarme dormida.
Desperté al oír las ya conocidas voces de mis secuestradores. La puerta se abrió y aparecieron ellos desnudos, esta vez traían unas cuerdas acolchadas. Toño fue el primero que se acercó a mi, me quitó las pinzas y bajo sus labios hacia mis pezones chupándolos fuertemente.
-¿Qué tal zorrita, nos has echado de menos?- dijo el viejo reflejando en su voz el exceso de alcohol que llevaba en su cuerpo- Yo a ti sí, mira lo dura que tengo la polla, no he dejado de pensar en como iba a probar ese coño durante todo este tiempo.
Mientras hablaba se agarró su pene con las manos mostrándomelo todo empalmado de nuevo.
Sus manos comenzaron a acariciar mis muslos ascendiendo hasta mi sexo, me metió un dedo, luego otro y otro, hasta cuatro, los metía y los sacaba, pasaba la mano desde mi clítoris hasta mi ano, preparándome con mis propios jugos. Yo, con todas esas caricias y teniendo en cuenta lo bien que estaba trabajando mis tetas el otro hombre, empecé a excitarme a pesar de la vergüenza y humillación que estaba sufriendo.
Los dedos de Esteban pronto dieron paso a su polla. Me la clavó hasta el fondo con un golpe seco, esta vez ya no sentí dolor, pues estaba húmeda. El muy cabrón empezó a bombear lentamente, gozando con cada embestida, debido al grosor de su pene juraría que hasta sentí entre mi vagina cada una de las venas que lo rodeaban. La cara del viejo era una máscara de la más absoluta lujuria.
-¡¡Joder zorra, como me pones!!. ¡¡Venga Toño chúpale bien las tetas que parece que le está gustando!! Se nota que esta tía ha nacido para recibir pollas.
La lengua de Toño empezó a ascender por mi cuello, me mordió el lóbulo de la oreja mientras me susurraba: "Pero que pedazo de guarra estas hecha, sigue así putita y verás lo bien que te vamos a tratar". Sus manazas tomaron mis dos tetas y las amasaron con firmeza, con sus dedos pellizcándome los pezones.
Esteban sacó su polla de mi coño llena de mis jugos, restregó su glande por mi clítoris y por mis labios vaginales hasta llegar a mi ano. Intento meterme la punta, yo me puse tensa, era virgen por ese agujero y nunca quise probar el sexo anal, me daba miedo el dolor que me podía producir, y más con un pene de ese grosor.
-Anda Toño deja de sobarle las tetas y ayúdame a preparar el culito de esta puta.
-Espera, dame un segundo, voy arriba a por algo que ayude.
-¡¡¡¡Por favor!!- sollocé mientras veía como el más joven salía del sótano- no me la meta por el culo, no creo que pueda soportarlo. Haré todo lo que me pidan, ¡¡¡pero eso no!!!
-Mira zorra, estoy harto de ver a niñatas como tu que temen que les claven la polla por el culo y luego disfrutan como nunca. Te la voy a clavar lo mismo que he hecho con tu coño. Depende de ti el que te duela o el que te corras del gusto. Relájate, será mejor para ti.
Toño vino con un bote de vaselina, untó una buena cantidad en su mano y empezó a meterme varios dedos por mi estrecho ano para conseguir dilatarlo. Esteban con una mano se masturbaba mientras con la otra acariciaba mi coño.
Así estuvieron unos minutos, yo me iba relajando poco a poco. Tenía asumido que esto no hacía mas que empezar y que era mejor seguir el consejo del viejo. Así que simplemente me deje llevar, dejé que mi cuerpo tomara las riendas y empecé a gemir.
-Muy bien zorrita, quiero oír tus gemidos. No hay cosa que mas me guste que encular a una perra en celo.
Cuando consideraron que mi esfínter estaba lo suficientemente dilatado, Toño se apartó y volvió a colocarse cerca de mi cara y Esteban empezó a metérmela. Los primeros centímetros costaron un poco, pero una vez metido el glande el resto entro con facilidad. Noté dolor, pero pude soportarlo. Cuando ya me la tenía completamente clavada empezó a bombear con un ritmo más rápido y profundo.
Mis gemidos se hicieron más fuertes y Toño me desató los brazos, tenía las muñecas entumecidas, me las froté con las manos hasta que la sangre volvió a circular entre ellas. Tomé la polla de Toño con mi mano derecha y me la metí en la boca mientras con la izquierda le masajeaba los huevos. Mi lengua y mi mano iban acompasadas, mi mano bajaba hasta su base y detrás iba mi lengua, me la metía en la boca, succionaba, trazaba la línea de sus venas con mis labios, me detenía en el glande y lo besaba, así una y otra vez.
Esteban seguía enculándome, la metía y sacaba constantemente, pero se veía que al viejo le gustaba jugar y noté como empezó a metérmela de nuevo en el coño. Así empezó un mete saca coño-ano que hizo que mi orgasmo llegará inmediatamente. Me corrí como nunca antes lo había echo, mi cuerpo tembló ante el placer que sentía. Nunca me habían follado de esa manera.
-Muy bien puta, lo estás haciendo muy bien.
El primero en correrse fue Toño, me pilló en uno de los momentos en que tenía su polla fuera de la boca, así que me lleno de semen toda la cara y el pelo, pues fue una eyaculación tremenda, tomó mi cara entre sus manos y recogió el semen esparcido para luego restregármelo por las tetas, yo chupe su mano, me metí sus dedos en mi boca y después le limpié el pene.
Se comprende que la visión de Toño corriéndose en mi cara hizo que Esteban se excitase así que cuando estaba a punto de eyacular sacó su polla de mi culo y se corrió en todo mi coño y vientre. Lógicamente, también tuve que limpiarle la polla con mi boca.
Después de aquel polvazo, me soltaron las piernas y me dejaron bajar de la silla de ginecólogo. Me llevaron a la cama y nos tumbamos los tres par descansar un rato. No dijimos ni una sola palabra, tan sólo esperamos a que nuestras respiraciones se tranquilizasen.
Al cabo de uno minutos vi como Toño se levantaba e iba hasta el rincón donde había dejado las cuerdas. Yo ya ni pensaba siquiera, era una marioneta en manos de estos dos hombres y dejaría que me hiciesen lo que quisieran.
En el techo habían enganchadas tres argollas, Toño pasó las cuerdas entres ellas y quedó con la forma de una especie de columpio. Con los ojos le hizo una señal a Esteban, y éste, todavía tumbado a mi lado me dio un fuerte azote en el culo y me dijo:
-Ven putita, vamos a seguir jugando.
Yo me levanté como una autómata y me acerqué a la zona del columpio. Primero me ataron las manos y me dejaron suspendida de puntillas, luego pasaron una cuerda entre cada uno de mis muslos, cuidando que la parte acolchada sujetara todo mi peso, y me subieron, dejándome con las piernas bien abiertas y mis dos agujeros a la altura de sus pollas.
Toño se colocó detrás de mí y me empezó a sobar las tetas de nuevo. Las amasó, pellizcó mis pezones y empezó a estirarlos. Esteban fue a por las pinzas, me acarició el coño y me las colocó en ambos pezones, pero esta vez las pinzas llevaban una cadena que pasaron por detrás de mi cuello de manera que mis pezones quedaran en todo momento estirados. Eso me produjo bastante dolor, pero a la vez me excité y empecé a mojarme de nuevo.
Los dos empezaron a pajearse para volver a tener sus penes duros, y cuando lo consiguieron fui por primera vez en mi vida doblemente penetrada. La posición de las cuerdas proporcionaba bastante movilidad, me sostenían a su antojo mientras me iban perforando el coño y el culo. Cada uno iba a su ritmo y yo no podía parar de gemir, realmente me estaba gustando. No paraban de decirme groserías al oído: " Puta ". " Zorra ", " Vaya coño que tienes ", "¿ Te gusta como te meto la polla? " o " No voy a parar hasta que te taladre ". Perdí la cuenta del número de veces que me corrí. En el último de los orgasmos ya casi no tenia fuerzas ni para gemir.
Se corrieron casi al mismo tiempo, llenado mis agujeros con su leche, dejándome sucia y humillada, pero a pesar de todo eso, goce como una perra.
Después volvimos a descansar y ya en la cama me follaron de nuevo una y otra vez, una y otra vez. Al amanecer, me sacaron del sótano, me duché y me vestí, cuando salí del baño me estaban esperando, me vendaron los ojos, me subieron a un coche y me dejaron en el mismo punto del parque donde me secuestraron. Después se fueron sin decir una sola palabra.
Cuando llegué a casa completamente conmocionada, encontré en el felpudo de la puerta un sobre, lo abrí y leí la nota que en él había: " Hemos gozado contigo como con ninguna otra, has sido la mejor puta que hemos tenido y sabemos que a ti también te ha gustado. Si quieres repetir, te esperamos en el parque el martes que viene. Toño y Esteban ".
Por supuesto que repetí, pero eso ya es otra historia.
(Espero que os haya gustado el final de mi relato, cualquier comentario enviármelo a mi email)